EL ESCAPULARIO VERDE

EL ESCAPULARIO VERDE 
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ANVERSOREVERSO
   El escapulario verde es un sacramental que la Santísima Virgen nos entregó por medio de Sor Justina Bisqueyburu, contemporánea de Santa Catalina Labouré (a quien la Virgen le entregó la Medalla Milagrosa). Ambas son Hijas de la Caridad. Sor Justina fue muy favorecida por la Santísima Virgen con varias apariciones y murió en olor de santidad en el año 1903. Las dos apariciones tuvieron lugar en la Capilla del Convento Superior de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl de la Rue Du Bac, en París. 
   La Hermana Justina Bisqueyburu nació el 11 de noviembre de 1817, en el pueblo de Mauleon, en los bajos Pirineos de Francia. Pasó sus primeros años con la hermana de su madre. Su vida en ese momento era simple, como la de cualquier niña de su edad. Cuando cumplió los 22 años, Justina se unió a las Hermanas de Caridad de San Vicente de Paúl - una Orden muy popular y extendida en Francia en ese momento, y fundada en los grandes principios de espiritualidad y caridad del gran 'Monseñor Vicente', que era como a él se le refería. El Monasterio de la Orden estaba en la Rue du Bac, en París - una calle bulliciosa en el corazón del sector comercial de la ciudad. Poco después de su llegada al Monasterio, Justina comenzó a experimentar gracias místicas y manifestaciones sobrenaturales.
   El 28 de enero de 1840, durante su retiro de noviciado, estando orando en silencio en la Capilla del convento, se le apareció, sobresaltándola, la Santísima Virgen María. La Madre de Dios tenía un vestido largo de seda blanca dejando al descubierto sus pies. Encima del vestido tenía un manto del más pálido azul. Su cabello caía suavemente sobre sus hombros y no estaba cubierto por un velo. La Hermana observó que las manos de la Santísima Virgen estaban dobladas hacia su pecho y sosteniendo el Inmaculado Corazón, del cual salían llamas resplandecientes. La Madre de Dios no dijo nada. Esta visión se repitió al final del retiro de la Hermana Justina y en otras cinco ocasiones durante el curso de su noviciado en el monasterio. En cada ocasión, la Santísima Virgen no decía nada y los detalles de cada visión eran idénticos.
   Después de tomas sus primeros votos, la religiosa Justina fue enviada al pueblo de Blangy, para trabajar allí con las Hermanas de su Orden. Al poco tiempo, las Hermanas se reunieron para celebrar el Nacimiento de la Santísima Virgen María. Ese día, encontrándose en oración meditando la celebración, la Hermana Justina tuvo de repente una nueva visión, pero esta vez, diferente a las ocasiones anteriores. La Santísima Virgen también vestía una larga túnica blanca, cubierta por un manto azul pálido, y en sus manos sostenía su Inmaculado Corazón, resplandeciente con intensas y deslumbrantes llamas que salían de él, pero tenía algo diferente: en su mano izquierda sostenía lo que parecía ser un Escapulario o insignia de alguna clase. A diferencia de otros Escapularios, este tenía un sólo cuadrado de tela en lugar de los dos usuales. El cuadrado de tela estaba atado con cordones verdes. En él, se veía una imagen de la Virgen tal como se le había aparecido a la Hermana Justina en sus anteriores visiones, sosteniendo en su mano derecha su Inmaculado Corazón. Al dar vuelta la imagen, la Hermana vio "un Corazón ardiendo con rayos más deslumbrantes que el sol y tan transparente como el cristal." El Corazón estaba perforado por una espada y rodeado por una oración en forma oval, y en la parte superior de óvalo, una Cruz de oro. En la oración se leía:
"Inmaculado Corazón de María, ruega por
nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte."
   Durante esta visión se le dio a conocer por una revelación interior el significado de esta aparición. La Santísima Virgen nos hacía entrega de un nuevo medio para alcanzar gracias: el Escapulario del Inmaculado Corazón. Este escapulario sería un poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen Fe, y que por medio de él, la Santísima Virgen obtendría para ellas, mediante su Hijo, la gracia de una buena muerte. Se le hizo también saber, a la religiosa, el deseo de la Madre de Dios de que el escapulario fuese propagado por todas partes para que estas gracias particulares, lleguen a todas las almas que abracen esta devoción.
   En apariciones subsiguientes la Virgen se apareció de la misma forma, insistiendo en que se propagara la devoción a este escapulario. Finalmente, los Escapularios se empezaron a fabricar y a ser distribuidos por las Hermanas en París, luego por toda Francia y fuera de ella. Con este fin, las Hermanas habían recibido la aprobación formal y el impulso necesario de Su Santidad, Papa Pío IX, en 1870.
   El fin específico de este escapulario es la invitación a orar, a recurrir al Inmaculado Corazón de María con confianza y pedir, sobre todo, por los pecadores. Hay que recitar, nos dijo Sor Justina, por lo menos una vez al día la jaculatoria del reverso.
   Este escapulario ha sido dado por Nuestra Señora, particularmente como un don para los enfermos. Se le puede poner en sus ropas, en su cama o en su habitación. Si la persona a quien se le aplica no dijera la jaculatoria, el que le haya proporcionado el escapulario, puede decirla por el enfermo. Los prodigios que ha producido atestiguan la bendición y el cumplimiento de la promesa de la Virgen a todos los que lo lleven y digan la jaculatoria: “Hará grandes conversiones, particularmente para alcanzar la buena muerte a los pecadores y a los que no tienen fe”.

   El Escapulario Verde no requiere ninguna fórmula particular de investidura sino solo la bendición de algún sacerdote católico.
   Si hay alguien en la familia o algún amigo se encuentra alejado de Dios, nuestra Santísima Madre nos dio una forma de convertirles por medio de este escapulario. Ella le dijo  sor Justina: "Esta insignia santa de mi Inmaculado Corazón ha de ser un gran medio para la conversión de almas...". Si la persona que nosotros queremos que se beneficie de este escapulario no quiere llevarlo consigo, este se puede colocar en cualquier sitio de su habitación, y nosotros nos encargamos de rezar diariamente la jacularoria: "INMACULADO CORAZÓN DE MARIA, RUEGA POR NOSOTROS AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE"."Con el uso del escapulario se obtienen las gracias más grandes, pero éstas vienen en proporción directa con el grado de confianza que el usuario tenga en mi."

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