01/VI SAN CAPREO, Abad

01 de Junio
SAN CAPREOAbad

  Cuando hubieres de orar, entra en tu aposento
y, cerrada la puerta, ora en secreto
a tu Padre, y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

(Mateo, 6, 6).

   San Capreo tenía tanto amor por la oración que, para entregarse a ella más libremente, dejó el mundo y se retiró a la soledad. Todas sus delicias eran platicar con Jesús. El brillo de sus virtudes no tardó en atraerle discípulos. Entre otras personas a quienes condujo a la perfección cuéntase a San Honorato, que fue después obispo de Arlés. El Señor le envió a San Hilario, a San Maximino y a San Miguel para advertirle que se preparase a morir. Mas, en seguida se está preparado para morir cuando se ha dejado el mundo y se ha servido a Dios durante la vida. Murió el santo en el año 430, en la isla de Lerins.


MEDITACIÓN SOBRE LAS TRES DISPOSICIONES
REQUERIDAS PARA LA ORACIÓN MENTAL
  
 I. ¿Quieres gustar la dulzura que hay al conversar con Dios en la oración? Evita las reuniones mundanas: la voz de este divino Esposo no se hace oír en las plazas públicas; habla al corazón sólo en la soledad. Huye de los hombres y de sus vanas conversaciones y encontrarás a Dios en la oración. Habla a mi corazón, divino Maestro mío; en adelante estará sordo para todas las creaturas para no escucharos más que a Vos.
   
II. Sosiega el tumulto de tus pasiones, si quieres orar a Dios con atención y recibir sus santas inspiraciones. Mientras tu alma esté turbada por las tempestades que en ti excitan el odio, el amor, el deseo de hacerte notar, no experimentarás jamás las dulzuras de la oración; ahora bien, ¿quieres un secreto para domar pronto tus pasiones? Ama la soledad. Las pasiones son vencidas sin lucha cuando la soledad secunda a la gracia. (Casiodoro).
      
III. Acostúmbrate poco a poco a pensar en Dios: mantén tu espíritu recogido lo más que puedas, y no te costará mucho trabajo orar a Dios sin distracción. Para lograrlo, es menester que toda tu vida sea casi una oración continua. Ah señor, es tan dulce y tan consolador conversar con Vos en todo tiempo; en todo lugar puedo yo gozar de esta dicha y no hago caso de ella; cuando haya gustado la dulzura de la conversación con Dios, la sociedad de los hombres me disgustará. Desolada está la tierra, porque no hay quien reflexione en su corazón. (Jeremías).

La devoción
Orad por vuestro obispo.

ORACIÓN
   Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del santo abad Capreo nos haga agradables a vuestra Majestad, y que obtengamos por sus oraciones las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.

31/V SANTA PETRONILA, Virgen

31 de Mayo

SANTA PETRONILA, Virgen


   Fue santa Petronila una doncella romana, a quien el Príncipe de los apóstoles poco después de entrar en Roma convirtió a la fe juntamente con toda su familia. Y porque la engendró para Jesucristo por el bautismo, ella le amaba y le tenía una tierna devoción, y se llamaba hija de san Pedro, aunque no según la carne, sino según el espíritu. Deseaba esta santa virgen padecer mucho por Jesucristo que por su amor había muerto en la cruz, y el Señor le dio por cruz e1 lecho del dolor, donde estuvo por muchos años herida de perlesía en todos los miembros de su cuerpo. Visitábanle con frecuencia san Pedro y otros fieles de Roma, y como le dijesen que por qué sanando él a tantos enfermos y siendo piadoso para todos, para solo ella era cruel; levántate, pues, Petronila, dijo,  sírvenos a la mesa. Levantóse la santa como si nunca hubiese estado enferma, y después de haber servido a la mesa, con asombro de todos, les dijo san Pedro: "no es eso lo que le conviene, sino estar enferma"; y así volvió a hallarse paralítica como antes, hasta la muerte del santo apóstol y luego sanó de todas sus enfermedades. Salió tan aventajada en la virtud, que como dicen las actas, con sola su voluntad sanaba de repente a los enfermos. Enamoróse ciegamente de ella un caballero noble romano, llamado Flaco, quien con gente de guerra vino a casa de Petronila para llevársela por esposa. Rospondióle la hermosísima virgen: «aguarda tres días, y al cabo de ellos vengan las doncellas que me acompañen a tu casa» Con esta respuesta quedó Flaco contento, y ella que había ofrecido su virginidad a Jesucristo, gastó los tres días en perpetua oración y ayunos, suplicándole con muchas lágrimas y grande, afecto que la librase de aquel peligro, y no permitiese que ella contra su voluntad perdiese lo que le había prometido y tanto deseaba conservar. Vino al tercer día a su casa un santo sacerdote llamado Nicomedes, díjole misa y dióle el santísimo Sacramento; y en recibiéndole se inclinó sobre su cama y dio su espíritu a Dios. Vinieron aquel día las doncellas que Flaco enviaba para acompañarla y llevarla a su casa, y hallándola muerta, en lugar de celebrar las bodas, celebraron sus exequias. El cuerpo de la santa fue sepultado en la vía Ardeatina y después trasladado con gran solemnidad a la basílica del príncipe de los apóstoles san Pedro en tiempo del Papa Paulo, primero de este nombre.

REFLEXIÓN

  Dichosa y bienaventurada virgen, muy amada del Señor después de haber sido probada como la plata y purificada como el oro en el crisol de la enfermedad. Acontece con harta frecuencia que esos trabajos que humillan al hombre y rinden el cuerpo, son el mejor remedio para sanar el alma; porque entonces vemos claramente y mejor que con todas las meditaciones, la brevedad y fragilidad de nuestra vida y la nada de nuestro ser y la vanidad de las cosas del mundo. ¿A cuántos ha sido ocasión de perderse la salud, o la posesión de los demás bienes temporales, en que el mundo cifra la humana felicidad? Mas cuando la salud está quebrantada, empieza a entrar el hombre dentro de si, y a acordarse de Dios en quien solamente puede hallar su   verdadera, sólida y eterna dicha.

ORACIÓN
   Óyenos, Señor y salvador nuestro, para que la espiritual alegría con que celebramos la festividad de tu bienaventurada virgen Petronila, vaya acompañada de verdadera devoción.. Por J. C. N. S. Amén.
   


*Flos Sanctorum de la Familia Cristiana, P Francisco De Paula Morell, S. J., Ed. Difusión, S. A., Buenos Aires, 1943.

31/V FIESTA DE MARÍA REINA

31 de Mayo

FIESTA DE LA REALEZA DE MARÍA


   La realeza de Cristo es dogma fundamental de la Iglesia y a la par canon supremo de la vida cristiana.
   Esta realeza, consustancial con el cristianismo, es objeto de una fiesta inserta solemnemente en la sagrada liturgia por el Papa Pío XI a través de la bula QUAS PRIMAS del 11 de diciembre de 1925. Era como el broche de oro que cerraba los actos oficiales de aquel Año Santo.
   La idea primordial de la bula podría formularse de esta guisa: Cristo, aun como hombre, participa de la realeza de Dios por doble manera: por derecho natural y por derecho adquirido. Por derecho natural, ante todo, a causa de su personalidad divina; por derecho adquirido, a causa de la redención del género humano por El realizada.
   Si algún día juzgase oportuno la Iglesia -decía un teólogo español en el Congreso Mariano de Zaragoza de 1940- proclamar en forma solemne y oficial la realeza de María, podría casi transcribir a la letra, en su justa medida y proporción claro está, los principales argumentos de aquélla bula.
   Y así ha sido. El 11 de octubre de 1954 publicó Pío XII la encíclica AD CAELI REGINAMResulta una verdadera tesis doctoral acerca de la realeza de la Madre de Dios. En ella, luego de explanar ampliamente las altas razones teológicas que justifican aquélla prerrogativa mariana, instituye una fiesta litúrgica en honor de la realeza de María para el 31 de mayo. Era también como el broche de oro que cerraba las memorables jornadas del Año Santo concepcionista.
   El paralelismo entre ambos documentos pontificios y aun entre las dos festividades litúrgicas, salta a la vista.
   La realeza de Cristo es consustancial, escribíamos antes, con el cristianismo; la de María también. La realeza de Cristo ha sido fijada para siempre en el bronce de las Sagradas Escrituras y de la tradición patrística; la de María lo mismo.
   La realeza de Cristo, lo insinuábamos al principio, descansa sobre dos hechos fundamentales: la unión hipostática -así la llaman los teólogos, y no acierta uno a desprenderse de esta nomenclatura- y la redención; la de María, por parecida manera, estriba sobre el misterio de su maternidad divina y el de corredención.
   Ni podría suceder de otra manera. Los títulos y grandezas de Nuestra Señora son todos reflejos, en cuanto que, arrancando fontalmente del Hijo, reverberan en la Madre, y la realeza no había de ser excepción. La Virgen, escribe el óptimo doctor mariano San Alfonso de Ligorio, es Reina por su Hijo, con su Hijo y como su Hijo. Es patente que se trata de una semejanza, no de una identidad absoluta.
   "El fundamento principal -decía Pío XII-, documentado por la tradición y la sagrada liturgia, en que se apoya la realeza de María es, indudablemente, su divina maternidad. Y así aparecen entrelazadas la realeza del Hijo y la de la Madre en la Sagrada Escritura y en la tradición viva de la Iglesia. El evangelio de la maternidad divina es el evangelio de su realeza, como lo reconoce expresamente el Papa; y el mensaje del arcángel es mensaje de un Hijo Rey y de una Madre Reina.
   Entre Jesús y María se da una relación estrechísima e indisoluble -de tal la califican Pío IX y Pío XII-, no sólo de sangre o de orden puramente natural, sino de raigambre y alcance sobrenatural trascendente. Esta vinculación estrechísima e indisoluble, de rango no sólo pasivo, sino activo y operante, la constituye a la Virgen particionera de la realeza de Jesucristo. Que no fue María una mujer que llegó a ser Reina. No. Nació Reina. Su realeza y su existencia se compenetran. Nunca, fuera de Jesús, tuvo el verbo "ser" un alcance tan verdadero y sustantivo. Su realeza, al igual que su maternidad, no es en Ella un accidente o modalidad cronológica. Más bien fue toda su razón de ser. Predestinóla el cielo, desde los albores de la eternidad, para ser Reina y Madre de misericordia.
   Toda realeza, como toda paternidad, viene de Dios, Rey inmortal de los siglos. Pero un día quiso Dios hacerse carne en el seno de una mujer, entre todas las mujeres bendita, para así asociarla entrañablemente a su gran hazaña redentora. y este doble hecho comunica a la Virgen Madre una dignidad, alteza y misión evidentemente reales.
   Saliendo al paso de una objeción que podría hacerse fácilmente al precedente raciocinio, escribe nuestro Cristóbal Vega que, si la dignidad y el poder consular o presidencial resulta intransferible, ello se debe a su peculiar naturaleza o modo de ser, por venir como viene conferido por elección popular. Pero la realeza de Cristo no se cimenta en el sufragio veleidoso del pueblo, sino en la roca viva de su propia personalidad.
   Y, por consecuencia legítima, la de su Madre tampoco es una realeza sobrevenida o episódica, sino natural, contemporánea y consustancial con su maternidad divina y función corredentora. Con atuendo real, vestida del sol, calzada de la luna y coronada de doce estrellas vióla San Juan en el capítulo 12 del Apocalipsis asociada a su Hijo en la lucha y en la victoria sobre la serpiente según que ya se había profetizado en el Génesis.
   Y esta realeza es cantada por los Santos Padres y la sagrada liturgia en himnos inspiradísimos, que repiten en todos los tonos el "Salve, Regina".
   Hable por todos nuestro San Ildefonso, el capellán de la Virgen, cantor incomparable de la realeza de María, que, anticipándose a Grignon de Monfort y al español Bartolomé de los Ríos agota los apelativos reales de la lengua del Lacio: Señora mía: Dueña mía, Señora entre las esclavas, Reina entre las hermanas Dominadora mía y Emperatriz.
   Realeza celebrada en octavas reales, sonoras como sartal de perlas orientales y perfectas como las premisas de un silogismo coruscante, por el capellán de la catedral primada don José de Valdivielso cuando, dirigiéndose a la Virgen del Sagrario, le dice:
   Sois, Virgen santa, universal Señora
de cuanto en cielo y tierra ha Dios formado;
todo se humilla a Vos, todo os adora
y todo os honra y a vuestro honrado;
que quien os hizo de Dios engendradora,
que es lo que pudo más haberos dado,
lo que es menos os debe de derecho,
que es Reina universal haberos hecho.
    Los dos versos finales se imponen con la rotundidez lógica de una conclusión silogística.
   En el 2º concilio de Nicea, VII ecuménico, celebrado bajo Adriano en 787, leyóse una carta de Gregorio II (715-731) a San Germán, el patriarca de Constantinopla, en que el Papa vindica el culto especial a la "Señora de todos y verdadera Madre de Dios".
   Inocencio III (1198-1216) compuso y enriqueció con gracias espirituales una preciosa poesía en honor de la Reina y Emperatriz de los ángeles.
   Nicolás IV (1288-1292) edificó un templo en 1290 a María, Reina de los Angeles.
    Juan XXII (1316-1334) indulgenció la antífona "Dios te salve, Reina", que viene a ser como el himno oficial de la realeza de María.
   Los papas Bonifacio IX, Sixto IV, Paulo V, Gregorio XV, Benedicto XIV, León XIII, San Pío X, Benedicto XV y Pío XI repiten esta soberanía real de la Madre de Dios.
   Y Pío XII, recogiendo la voz solemne de los siglos cristianos, refrenda con su autoridad magisterial los títulos y poder reales de la Virgen y consagra la Iglesia al Inmaculado Corazón de María, Reina del mundo. Y en el radiomensaje para la coronación de la Virgen de Fátima, al conjuro de aquellas vibraciones marianas de la Cova da Iria, parece trasladarse al día aquel, eternamente solemne, al día sin ocaso de la eternidad, cuando la Virgen gloriosa, entrando triunfante en los cielos, es elevada por los serafines bienaventurados y los coros de los ángeles hasta el trono de la Santísima Trinidad, que, poniéndole en la frente triple diadema de gloria, la presentó a la corte celeste coronada Reina del universo... "Y el empíreo vio que era verdaderamente digna de recibir el honor, la gloria, el imperio, por estar infinitamente más llena de gracias, por ser más santa, más bella, más sublime, incomparablemente más que los mayores santos y que los más excelsos ángeles, solos o todos juntos; por estar misteriosamente emparentada, en virtud de la maternidad divina, con la Santísima Trinidad, con Aquel que es por esencia Majestad infinita, Rey de reyes y Señor de señores, como Hija primogénita del Padre, Madre ternísima del Verbo, Esposa predilecta del Espíritu Santo, por ser Madre del Rey divino; de Aquel a quien el Señor Dios, desde el seno materno, dio el trono de David y la realeza eterna de la casa de Jacob; de Aquel que ofreció tener todo el poder en el cielo y en la tierra. El, el Hijo de Dios, refleja sobre su Madre celeste la gloria, la majestad, el imperio de su realeza, porque, como Madre y servidora del Rey de los mártires en la obra inefable de la redención, le está asociada para siempre con un poder casi inmenso en la distribución de las gracias que de la redención derivan..."
  • Por esto la Iglesia la confiesa y saluda Señora y Reina de los ángeles y de los hombres.
  • Reina de todo lo creado en el orden de la naturaleza y de la gracia.
  • Reina de los reyes y de los vasallos.
  • Reina de los cielos y de la tierra.
  • Reina de la Iglesia triunfante y militante.
  • Reina de la fe y de las misiones.
  • Reina de la misericordia.
  • Reina del mundo, y Reina especialmente nuestra, de las tierras y de las gentes hispanas ya desde los días del Pilar bendita.
  • Reina del reino de Cristo, que es reino de "verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz".
   Y en este reino reinado de Cristo que es la Iglesia santa es Ella Reina por fueros de maternidad y de mediación universal y, además, por aclamación universal de todos sus hijos.
   En este gran día jubilar de la realeza de María renovemos nuestro vasallaje espiritual a la Señora y con fervor y piedad entrañables digámosla esa plegaria dulcísima, de solera hispánica, que aprendimos de niños en el regazo de nuestras madres para ya no olvidarla jamás:
   "Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; Dios te salve...
                                                                                     FILIBERTO DÍAZ PARDO. (1)

*Año Cristiano, Biblioteca de Autores Crisitianos.
  • BIBLIOGRAFÍA:
    • Enc. Ad caeli Reginam: AAS 45 (1954) 6355, y Quas primasib., 17 (1925) 599s.
    • Estudios Marianos vol.17, año 15 (Madrid 1956). Estudios fundaramentales sobre la realeza de María.
    • La Royauté de Marie pendant les neuf premiers siècles: Rech. Sc. Rel. p.129s. 315s (1930).
    • Crónica Congreso Mariano N. (Zaragoza 1940).
    • GRUYTER, DE, De Beata Maria Regina (Bosccduci 1934).
    • MORINEAU, S. M. M., La souveranité de Notre-Dame (París 1937). 
    • ROSCHINI, O. S. M., La Madre de Dios según la fe y la teología (Madrid 1955).
    • SANTONICOLA; A., La regalita di Mana (Pompei 1938).
    • BARRÉ, A., C. S. SP., Mane, Reine du monde: Bull. Soc. Franc.. Et. Mar. (1937).
    • ALDAMA, J. A. DE, Consideraciones sobre la realeza de Nuestra Señora: Est. Ecles. 30 (1956) p.459s.

30/V SANTA JUANA DE ARCO, Virgen

30 de Mayo

SANTA JUANA DE ARCOVirgen
 
Bienaventurados los que padecen persecución por la
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
(Mateo, 5,10).

 
   Nacida en Domrémy en 1412, Juana de Arco, hija de un humilde campesino, fue inspirada por voces sobrenaturales y, a la edad de 17 años, persuadió al rey de Francia, Carlos VII, a que la pusiese al frente de un ejército contra los invasores ingleses. Después de varias victorias, seguidas de la consagración de Carlos VII en Reims, Juana fue capturada por los borgoñones y entregada a los ingleses, que la hicieron quemar viva el 31 de mayo de 1431. Fue canonizada en 1920.

MEDITACIÓN
EL SECRETO PARA SER FELIZ
EN ESTE MUNDO
   
I. ¿De dónde proviene que encuentras la vida penosa y fastidiosa? Es porque deseas muchas cosas que no puedes tener, y porque tienes aversión al estado en el que estás. No quieres ser pobre, estar enfermo o ser despreciado; cuando esto te acaece, caes en la desesperación: quisieras estar siempre sano, ser siempre rico, siempre estimado; si esto te falta estás triste. ¡Ah! si supieses padecer las pruebas de la vida no desear lo que no tienes, ¡cuán dichoso serias! Desgraciados ante los ojos de los ignorantes, los santos no pueden ser sino dichosos. (Salviano).
   
II. ¿Acaso no es ser feliz en esta vida tener las promesas de la vida eterna? Los que sufren tienen estas promesas, porque Nuestro Señor les ha asegurado que serán consolados en el cielo; por el contrario. Él condena al rico malo que gozó toda suerte de bienes en este mundo. ¡Dichosos del siglo: cuidado, vuestra dicha es el triste presagio de la desdicha eterna que os espera en la otra vida!
   
III. Jesucristo ha venido a este mundo a enseñamos el secreto para ser felices, no sólo en la otra vida sino aun en ésta. Para ello, nos ha recomendado el amor a los sufrimientos. Los santos lo han imitado, y han vivido muy contentos en medio de las tribulaciones de este mundo. Estás en un error, hermano mío, si quieres regocijarte en el mundo, y vivir después con Jesucristo en el cielo. (San Jerónimo).

 La paciencia
Orad por los afligidos.

ORACIÓN
   Escuchadnos, Señor, Dios Salvador nuestro, y haced que, así como nos regocijamos con la fiesta de vuestra bienaventurada virgen Juana, obtengamos provecho, en nuestra inteligencia, de estos sentimientos de piedad y de devoción.  Por J. C. N. S.  Amén.




*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

29/V SANTA MARÍA MAGDALENA MAGDALENA DE PAZZI, Virgen

29 de Mayo
SANTA MARÍA MAGDALENA MAGDALENA DE PAZZI
Virgen

 
 Si alguno quiere venir en pos de Mí,
que se renuncie a sí mismo,
  que tome su cruz cada día y que me siga.
(Lucas, 9, 23).
 
   Santa María Magdalena de Pazzi, aun en la flor de la edad, obtuvo, a fuerza de insistencia, de sus padres, el permiso para entrar en el monasterio de las carmelitas de Florencia. Mostró, desde el comienzo, una virtud consumada. Tan admirable era su oración, que pasaba a veces ocho días en éxtasis. Éstas y otras gracias extraordinarias fueron tachadas de ilusiones, y la santa fue sometida, durante cinco años enteros, a las más rudas pruebas. Finalmente, Dios devolvióle la calma y la consoló con su divina presencia. Recibió el don de milagros y de profecía, y murió en el año 1607, a la edad de 41 años.

MEDITACIÓN SOBRE
LA VIDA DE SANTA MARÍA
MAGDALENA DE PAZZI
   
I. Esta santa amó a Dios desde que tuvo suficiente razón como para conocerlo. Aislábase para orar; pasaba horas enteras ante el Santísimo Sacramento; su Bienamado sin cesar estaba presente en su memoria. ¿Has comenzado tú a amar a Dios? ¡Des de hace ya mucho tiempo lo conoces y muy poco lo has amado!
   
II. Ella despreció todas las ventajas temporales que le aseguraban sus hermosas cualidades, y desde que conoció la vanidad del mundo, apresuróse a dejarlo, protestando que estaba dispuesta a soportar todos los suplicios antes que permanecer en él. Mira tú las grandezas, las riquezas y los placeres con los ojos de la fe, y no tendrás sino desprecio por lo que el mundo adora. Pon los ojos en el cielo, allí es donde debes poner todas tus esperanzas. He aprendido a pisar la tierra y no a adorarla, no me es lícito poner en las cosas inanimadas las esperanzas de mi vida. (San Clemente de Alejandría).
   
III. La oración continua de esta santa era la fuente de todas sus virtudes. Hacíala amar a Dios únicamente, y despreciar todo lo que no fuera Dios. Tú no podrás formarte alta idea de Dios, porque no piensas en Él, porque no conversas con Él. Gusta de la oración, ella te desasirá de la tierra y te unirá por entero a Dios; haz tu jaculatoria el lema de esta santa: ¡Sufrir o morir!

La castidad
Orad por los que están afligidos.

ORACIÓN
   Oh Dios, amador de la virginidad, que habéis abrasado de vuestro amor y adornado con vuestros dones celestiales a vuestra bienaventurada virgen María Magdalena, haced que honrando su memoria, imitemos su pureza y su castidad. Por J. C. N. S. Amén.






    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    DOMINGO DE PENTECOSTÉS

     DOMINGO DE PENTECOSTÉS


    Estación de S. Pedro

    Doble de 1ª cl. con Octava. privilegiada - Ornamentos rojos
    IntroitoSap. I, 7 
     INTROITUS Sap. I, 7 -  Spiritus Domini replevit orbem terrarum, alleluia: et hoc quod continet omnia, scientiam habet vocis, alleluia, allelulia. – Ps. 67, 2  Exsurgat Deus, et dissipentur inimici ejus: et fugiant, qui oderunt eum, afacie ejus. V. Gloria Patri.Introito - El Espíritu del Señor llenó el orbe de la tierra, aleluya; este, que todo lo contiene, posee la ciencia de la voz, aleluya, aleluya. Salmo. Levántese Dios, y sean dispersos sus enemigos; y huyan de su presencia los que le aborrecen. V. Gloria al Padre
    Oración-Colecta
      ORATIO - Deus, qui hodierna die corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisti; da nobis in eodem Spiritu recta sapere, et de ejus semper consolatione gaudere. Per Dominum nostrum.   R. Amen       Oh Dios, que enseñaste en este día a los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo; haz que, guiados por este mismo Espíritu, saboreemos la dulzura del bien, y gocemos siempre de sus consuelos. Por nuestro Señor Jesucristo... en unidad del mismo Espíritu Santo.  R. Amen.
    Epístola
    EPISTOLA Lectio Actuum Apostolorum (II, 1-11)  - Cum complerentur dies Pentecostes, erant omnes discipuli pariter ineodem loco: et factus est repente de caelo sonus, tamquam advenientis spiritus vehementis, et replevit totam domum ubi erant sedentes. Et apparuerunt illis dispertitiae linguae tamquam ignis, seditque supra singulos eorum: et repleti sunt omnes Spiritu sancto, et coeperunt loqui variis linguis, prout Spiritus Sanctus dabat eloqui illis. Erant autem in Jerusalem habitantes Judaei, viri religiosi ex omni natione, quae sub caelo est. Facta autem hac voce, convenit multitudo, et mente et mente confusa est, quoniam audiebat unusquisque lingua sua illos loquentes. Stupebant autem omnes, et mirabantur, dicentes: Nonne ecce omnes isti,l qui loquuntur, Galilaei sunt? Et quomodo nos audivimus unusquisque linguam nostram, in qua nati sumus? Parthi, et Medi, et Aelamitae, et qui habitant Mesopotamiam, Judaeam, et Cappadociam, Pontum, et Asiam, Phrygiam, et Pamphyliam, Aegyptum, et partes Libyae, quae est circa Cyrenen, et advenae Romani, Judaei quoque, et Proselyti, Cretes, et Arabes: audivimus eos loquentes nostris linguis magnalia Dei.   Lección de los Actos de los Apóstoles - Al cumplirse, pues, los días de Pentecostés (50), estaban todos los discípulos en un mismo lugar; y vino de pronto un ruido del cielo, como de viento que soplaba impetuoso, llenando toda la casa en donde estaban. Y se les aparecieron como lenguas de fuego que se repartieron y pusieron sobre cada uno de ellos; y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar varias lenguas, según el Espíritu Santo les dictaba. Residían a la sazón en Jerusalén Judíos piadosos de todas las naciones del mundo. Divulgado este suceso, acudió mucho gentío, y quedaron pasmados al ver que cada uno oía hablar a los Apóstoles en su propia lengua. Todos estaban atónitos y maravillados, diciendo: ¿Todos estos que hablan, no son Galileos? Pues ¿cómo les oímos nosotros hablar a cada uno en nuestra lengua nativa? Partos, Medos y Elamitas, los que moran en la Mesopotamia, en Judea y Capadocia, en Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en tierras de la Libia que confina con Cirene, y los que han venido de Roma, Judíos y Prosélitos, los Cretenses y Árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
    Salmodia
           Allelúja, allelúja. V. (Ps. 103, 30– Emitte Spiritum tuum, et creabuntur: et renovabis faciem terrae. Alleluia   Aleluya, aleluya. V. Envía tu Espíritu, y serán criados, y renovarás la faz de la tierra. Aleluya (Aquí se arrodillan).
    Secuencia
       1 -  Veni, Sancte Spiritus, 
    Et emitte caelitus 
    Luces tuae redium.   2 - Veni, pater pauperum, 
    Veni, dator munerum, 
    Veni, lumen cordium
       3 - Consolator optime, 
    Dulcis hospes animae, 
    Dulce refrigerium. 
       4 - In labore requies 
    In aestu temperies, 
    In fletu solatium.
       5 - O lux beatissima, 
    Reple cordis intima, 
    Tuorum fidelium. 
       6 - Sine tuo numine, 
    Nihil est en homine, 
    Nihil est innoxium.
       7 - Lava quod est sordidum, 
    Riga quod est aridum, 
    Sana quod es saucium.
       8 - Flecte quod est rigidum,  
    Fove quod est frigidum, 
    Rege quod est devium.
       9 - Da tuis fidelibus, 
    In te confidentibus, 
    Sacrum septenarium.
       10 - Da virtutis meritum, 
    Da salutis exitum, 
    Da perenne gaudium. 
    Amen Alleluia. 
       1 - Ven, oh Espíritu Santo, y envíanos del cielo un rayo de tu luz.   2 - Ven, oh Padre de los pobres, dispensador de las gracias y luz de nuestras almas.
       3 - Oh Consolador incomparable, dulce Huésped del alma, y saludable refrigerio.
       4 - Tú alivias el trabajo, calmas nuestros ardores y eres consuelo en el llanto.
       5 - Oh Luz beatísima, colma en lo más profundo el corazón de tus fieles.
       6 - Sin tu divino socorro no hay nada en el hombre que no le sea nocivo.
        7 - Lava lo que está manchado, riega lo que está árido y haz lo enfermo sano.
       8 - Doblega nuestra obstinación, enciende nuestra frialdad, y endereza nuestros caminos.
       9 - Concede a tus creyentes, que en Ti confían tus siete sagrados dones.
       10 - Dales el premio de una vida virtuosa, y en un feliz término dales el gozo eterno.
       Así sea.
    Evangelio
    USequéntia sancti Evangélii secúndum Joanem. 14, 23-31. - 
    In illo témpore: Dixit Jesus discipulis suis: Si quis diligit me, sermonem meum sevabit, et Pater meus diliget eum, et ad eum veniemus et mansionem apud eum faciemus; qui non diligit me, sermones meos non servat. Et sermonem quem audistis non est meus, sed ejus, qui misit me, Patris, Haec locutus sum vobis, apud vos manens. Paraclitus autem Spiritus Sanctus, quem mittet Pater in nomine meo, ille vos docebit omnia quaecumque dixero vobis. Pacem relinquo vobis. Pacem relinquo vobis, pacem meam do vobis; non quomodo mundus dat, ego do vobis. Non turbetur cor vestrum, neque formidet. Audistis quia ego dixi vobis: Vado, et venio ad vos. Si diligeretis me, gauderetis me, gauderetis utique quia vado ad Patrem, quia Pater major me est. Et nunc dixi vobis priusquam fiat: ut cum factum fuerit, credatis. Jam non multa loquar vobiscum. Venit enim princeps mundi hujus, et in me non habet quidquam. Sed ut cognoscat mundus quia diligo Patrem, et sicut mandatum dedit mihi Pater, sic facio.
    Credo.
      Continuación del Santo Evangelio según San Juan - En aquel tiempo:  Dijo Jesús a sus discípulos: Todo el que me ame, guardará mis mandamientos, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos mansión dentro de él. El que no me ama, no guarda mis preceptos. Y la doctrina que habéis oído, no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Estas cosas os he dicho estando con vosotros. Mas eñ Consolador, el Espíritu Santo, que os enviará el Padre en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo cuanto Yo os he dicho. La pax os dejo, mi paz os doy; no os la doy Yo como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón, ni tema. Habéis oído lo que os he dicho: Me voy, y vuelvo a vosotros. Si me amaseis, ciertamente os alegraríais de que me vaya al Padre; porque el Padre es mayor que Yo (en cuanto hombre). Y ahor os lo digo antes que suceda, para que lo creáis, cuando sucediere. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues viene el príncipe de este mundo (Satanás); pero en Mí no tiene parte alguna. Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y que como me ha mandado el Padre, así hago.-   Credo.   
        OFFERTORIUM Ps. 67, 29-30 - Confirma hoc, Deus, quod operatus es in nobis: a templo tuo, quod est in Jeruslem, tibi offerent reges munera, alleluia.   Ofertorio -  Confirma, oh Dios, lo que has obrado con nosotros desde tu templo, que está en Jerusalen; los reyes te ofrecerán sus tributos, aleluya.i
    Oración-Secreta
        Munera, quaesumus, Domine, oblata sanctifica: et corda nostra Sancti Spiritus ilustratione emunda. Per Dominum... in unitate ejusdem Spiritus Sancti.   Te rogamos, Señor, santifiques los dones ofrecidos, y purifica nuestros corazones con la luz del Espíritu Santo. Por nuestro Señor Jesucristo... en unidad del mismo Espíritu Santo   
    Prefacio de Pentecostés
        Vere dignum et justum est, aequum et salutare nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. per Christum Dominum nostrum. Qui ascendens super omnes caelos, sedensque ad dexteram tuam, promissum Spiritum Sanctum (hodierna die) in filios adoptionis effudit. Quapropter profusis gaudiis, totus in orbe terrarum  mundus exsultat. Sed Quia supernae Virtutes, atque angelicae Patestates, hymnum gloriae tuae concinunt, sine fine dicentes:      Sanctus, Sanctus, Sanctus, etc.  Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar ¡Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Por Cristo Nuestro Señor. El cual, subiendo a lo más alto de los cielos y estando a tu diestra, derramó (en este día sobre los hijos de adopción el Espíritu Santo prometido. Por lo cual el mundo entero se regocija con indecibles alegrías. Y aun las Virtudes del cielo y las Potestades antgélicas cantan un himno a tu gloria, diciendo:: Santo, Santo, Santo, etc.   
    Communicantes de Pentecostés
         Communicantes, et diem sacratissimum Pentecostes celebrantes, quo Dpiritus Sanctus Apostolis innumeris linguis apparuit: sed et memoriam venerantes, in primis gloriosae semper Virginis Mariae, Genitricis Dei et Domini nostri Jesu Dhristi : sed et ...   Unidos en una misma comunión, y celebrando el día sacratísimo de Pentecostés en el que el Espíritu Santo se apareció a los Apóstoles en forma de muchas lenguas de fuego, veneramos la memoria en primer lugar de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Dios y Señor nuestro Jesucristo:; y también...    
    Hanc igitur de Pentecostés
        Hanc igitur oblationem servitutis nostrae, sed et cunctae familiae tuae, quam tibi offerimus pro his quoque, quos regenerare dignatus es ex aqua, et Spiritu sancto, tribuens eis remissionem omnium peccatorum, quaesumus, Domine, ut placatus accipias: diesque nostros in tua pace disponas, atque ab aeterna damnatione nos eripi, ...      Te suplicamos, pues, Señor, que te dignes aceptar aplacado esta oblación de tus siervos, que es también la de toda tu familia la Iglesia; te la ofrecemos asimismo por los neófitos que te has dignado regenerar con el agua y con el Espíritu Santo, dándoles el perdón de sus pecados. Dispón en tu paz los días de nuestra vida, y manda que seamos preservados de la eterna condenación...   
    COMMUNIO Factus est repente de caelo sonus, tamquam advenientis spiritus vehementis, ubi erant sedentes, alleluia: et repleti sunt omnes Spiritu Sancto, loquentes magnalia Dei, alleluia, alleluia. 
       Comunión. - Sobrevino de repente un estruendo del cielo, como viento impetuoso en la casa donde estaban sentados, aleluya; y fueron todos llenos de Espíritu Santo, comenzando a hablar las maravillas de Dios, aleluya, aleluya.
    Oración-Postcomunión

    POSTCOMMUNIO - Sancti Spiritus, Domine, corda nostra mundet infusio: et sui roris intima aspersione foecundet. Per Dominum nostrum Jesum Christum... in unitate ejusdem Spiritus Sancti.Oh Señor, que la infusión del Espíritu Santo purifique nuestros corazones, y los fecunde penetrándolos con su divino rocío. Por Nuestro Señor Jesucristo... en unidad del mismo Espíritu Santo.

    28/V SAN GERMÁN, Obispo y Confesor

    28 de Mayo

    SAN GERMÁN, Obispo y Confesor

    Era peregrino, y me hospedasteis;
    estaba desnudo, y me vestisteis;
    estaba enfermo, y me visitasteis;
    estaba en prisión, y vinisteis a Mí.
    (Mateo, 25, 35-36).

       San Germán, obispo de París, tenía tanta compasión por los pobres prisioneros que, no pudiendo obtener su liberación de los hombres, pedíala a Dios y rompía sus cadenas mediante sus plegarias. Su casa estaba sin cesar invadida por una muchedumbre de desventurados, a quienes servía de padre. Siempre tenía varios pobres a su mesa, donde nada veíase que no fuese simple y frugal. Fue advertido del día de su muerte y lo hizo escribir en la cabecera de su lecho. Puesto que tú no sabes el día de la tuya, piensa en ella todos los días.

    MEDITACIÓN SOBRE
    LAS OBRAS DE MISERICORDIA

    I. Estás obligado a hacer obras de misericordia: no es sólo un consejo que Jesucristo te da, es un mandamiento que te impone; y si no lo observas, no hay paraíso para ti. En el día del juicio, te salvarás por haber practicado las obras de misericordia, o te condenarás por haberlas descuidado; porque todo lo que haces o rehúsas a tu prójimo, a Jesucristo mismo es a quien lo haces o lo rehúsas. Da poco para recibir mucho, da un pedazo de pan para recibir el paraíso. (San Pedro Crisólgo).

    II. Da ropa a los pobres que carecen de ella; tú estás cubierto de oro y de seda, da por los menos lo que tienes en exceso para cubrir los miembros de Jesucristo; visita a los enfermos, sobre todo a los pobres, y ayúdalos cuanto puedas. Vete a las cárceles, ocúpate de los desdichados que gimen en ellas: si son inocentes, merecen que les tengas piedad; si son culpables, acaso tú lo seas más que ellos. Si hubiera de encarcelarse a todos los que han ofendido a la majestad de Dios, el mundo no seria más que una dilatada prisión.

    III. Si tu pobreza no te permite asistir con tus bienes a esas tres clases de personas, hazles una caridad espiritual: visita a los presos, consuela a los pobres y a los enfermos; agradece a Dios el que no haya permitido que te veas reducido al estado en que los ves. En fin, graba bien en tu espíritu este pensamiento: Espera en vano misericordia aquél que, a su vez, no usó de misericordia. (San Pedro Crisólogo).

    La práctica de las obras de misericordia
    Orad por los prisioneros.

    ORACIÓN

       Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Germán, vuestro confesor t pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    27/V SAN BEDA EL VENERABLE, Confesor

    27 de Mayo

    SAN BEDA EL VENERABLE, Confesor
     
     Si alguno me ama, observará mi palabra,
    lo amará, y vendremos a él,
    y haremos en él nuestra morada.
    (Juan, 14, 23).

     
       San Beda, apodado el Venerable, desde la edad de siete años fue confiado a San Benito Biscopio para que él lo educara. Fuera del tiempo del Oficio divino, plúgole siempre estudiar, enseñar o escribir, dedicándose sobre todo a la composición de comentarios sobre las Sagradas Escrituras. El día de su muerte, el niño que le servía de secretario le recordó que aún le faltaba componer una frase para acabar su tratado sobre el Evangelio de San Juan. Dictóla el santo y, terminada su obra, recitando el Gloria Patri expiró. Corría el año 735.

    MEDITACIÓN
    ACERCA DE
    TRES CLASES DE LIBROS
       
    I. No leas libros malos, ni siquiera inútiles; éstos hacen perder el tiempo, aquellos inspiran impiedad o impureza. Quieres aprender de ellos a hablar bien, y aprendes a vivir mal. Muchos libros hay en los que aprenderás la ciencia y el talento unidos a la virtud. ¿No los lees? Un mal libro es un tentador continuo, un demonio doméstico; échalo de tu casa; de lo contrario él echará de ella la virtud.
       
    II. Lee la vida de los santos; al decirte lo que ellos han hecho, te enseñarán lo que tú debes hacer. Te desafío a leer la vida de un santo sin experimentar el deseo de llegar a ser tú mismo un santo. En fin, no dejes pasar ningún día sin hacer alguna lectura espiritual: es el alimento de tu alma; hablas a Dios en la oración. Él te habla en la lectura espiritual: escúchalo, y pon de inmediato en práctica lo que hayas leído. Que tus lecturas o tus oraciones sean continuas; ora dirígete a Dios, ora escucha su palabra. (San Cipriano).
       
    III. Lee a menudo en el libro de tu conciencia. Todos los otros libros serán inútiles si no conoces éste. Estudia tus inclinaciones, tus defectos, conócete a ti mismo. Este libro será abierto el día del juicio; ¿podrás darlo a conocer sin temor? ¡Cuán pocos hay que se conozcan a sí mismos! Mira en el examen de cada día, y en el examen preparatorio a la confesión, las faltas que has cometido; trae a tu memoria los años transcurridos, y borra con tus lágrimas los pecados escritos en este libro de tu conciencia, no sea que se lo condene a ser quemado. Levántate contra ti mismo en el tribunal de tu conciencia. (San Agustín).

    La lectura espiritual
    Orad por vuestros enemigos.

    ORACIÓN
       Oh Dios, que ilustráis a vuestra Iglesia por la ciencia del bienaventurado Beda, vuestro confesor y doctor, conceded a vuestros servidores ser siempre ilustrados por sus méritos. Por J. C. N. S. Amén.






      *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

      26/V SAN FELIPE NERI, Confesor

      26 de Mayo

      SAN FELIPE NERI, Confesor

      Hazte ejemplo y modelo de los fieles,
      en el hablar, en la manera de obrar con el prójimo,
        en la caridad, en la fe, en la castidad.

      (1 Timoteo, 4, 12).

         La perfecta caridad que caracteriza a los verdaderos servidores de Dios, ha hecho de este santo una de las más brillantes luminarias de la Iglesia. Su celo por la gloria de Dios y por la salvación del prójimo lo movió a fundar la congregación de los Padres del Oratorio, de la que fue el primer superior general. Tan abundantes eran los consuelos que recibía del cielo, que le hacían exclamar: Señor, basta; moriré de dicha si no moderas mi gozo. Murió en 1595, a la edad de 80 años.

      MEDITACIÓN
      SOBRE TRES VIRTUDES
      DE SAN FELIPE NERI
         
      I. Es admirable el amor que este santo profesaba a Dios; a la edad de veintitrés años abandona sus libros para dedicar todo su tiempo a la oración: abundantes lágrimas derramaba al celebrar la misa; incesantemente su corazón ardía en actos de amor a Dios. ¿Por qué señales conocerías tú el amor que tienes a Dios? ¿Acaso en tus frecuentes coloquios con Él? Amable Jesús, tanto nos gusta conversar con nuestros amigos, ¿de dónde proviene que tan rápido nos aburramos conversando contigo en la oración? ¡Oh Dios amabilísimo!exclamaba nuestro Santo, nos mandáis que os amemos: ¿por qué, pues, nos dais un solo corazón, y tan estrecho?
         
      II. Su austeridad era prodigiosa, sus ayunos casi continuos; trabajaba todo el día y pasaba la noche en oración. Practiquemos las mortificaciones que importa el estado en el que Dios nos ha puesto. Suframos, primeramente, con paciencia, aquello que no podemos evitar; además, mortifiquémonos nosotros mismos, pero ocultamente, no sea que las alabanzas de los hombres vengan a ser la única recompensa.
         
      III. San Felipe ha reunido en su persona el celo de la vida activa con la dulzura de la vida contemplativa. En todo tiempo mantenías e unido a Dios, y no cesaba de aliviar las necesidades corporales y espirituales del prójimo. Convertía a los pecadores con sus conversaciones y predicaciones. ¿De dónde procede que nada hagas tú por Dios? Es que no lo amas. El amor de Dios nunca está ocioso; donde esté, hace grandes cosas; el amor que no obra no es verdadero amor. (San Gregorio).

      El amor de Dios
      Orad por la Congregación del Oratorio.

      ORACIÓN
         Oh Dios, que habéis elevado al bienaventurado Felipe, vuestro confesor, a la gloria de vuestros san tos, haced, por vuestra bondad, que celebrando su fiesta con alegría, aprovechemos el ejemplo de sus virtudes. Por J. C. N. S. Amén.
         


      *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

      24/V MARIA AUXILIADORA

      24 de Mayo

      MARÍA AUXILIADORA


      MARIA SANTÍSIMA,
      NUESTRA AUXILIADORA


         Cuando San Juan se llegó a Éfeso, y desde allí regía la Iglesia de Asia, fundada por él, María Santísima, en memoria del testamento de Cristo siguió al discípulo predilecto, al hijo predilecto.
         De todas partes la gente venía a María. Los paganos, atraídos por la fama de su sabiduría y virtudes y no hay duda de que muchos de éstos, o por la eficacia persuasiva de sus palabras, o sólo por aquélla luz divina que iluminaba toda su persona, se convirtiesen a la fe de Cristo. Los creyentes, para venerar a la Madre del Salvador, al ver, a María se hacían la ilusión de ver a Jesús; en las facciones de la Madre resplandecía la belleza del Hijo. Muchas jóvenes partieron de la casa de María con el propósito de consagrar a Dios su virginidad; los vacilantes se confirmaron en la fe; los débiles cobraron ánimo, prontos a medirse con los perseguidores y sufrir el martirio; los perezosos se animaron a una santa actividad; los tibios se sintieron enfervorizados; todos se separaron de Ella mejorados. Porque -aseguran los santos padres- bastaba fijar los ojos en el rostro de María para sentir en el corazón deseos del bien, propósitos de virtud, llama de caridad.
         María Santísima recibe entre sus brazos a esta Iglesia recién nacida, la alimenta, la calienta con su afecto, la defiende de sus enemigos y la lleva a aquélla plenitud de vida, a aquel desarrollo de fuerzas que la harán la Reina de los pueblos. Así actúa la Auxiliadora en el plan de Dios.

      Historia de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia Antigua.

         Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa "La que trae auxilios venidos del cielo". Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia). En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquélla imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien". En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La "Viren es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte". San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda".

      La batalla de Lepanto.

         En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el viento. Pero luego - de manera admirable - el viento cambió de rumbo, batió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS.

      El Papa y Napoleón.
         El siglo pasado sucedió un hecho bien lastimoso: El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas. El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: "Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados", vio con desilusión que, en los friísimos campos de Rusia, a donde había ido a batallar, el frío helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Y al volver se encontró con que sus adversarios le habían preparado un fuerte ejército, el cual lo atacó y le proporcionó total derrota. Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios.

      San Juan Bosco y María Auxiliadora.
         El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Sma. Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora.
         Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía repetir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese título, que ésta devoción ha llegado a ser una de las más populares.
         San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.

      ORACIÓN
         Oh Dios omnipotente y misericordioso que en la Santísima Virgen María Auxiliadora estableciste maravillosamente una continua ayuda para defensa del pueblo cristiano; concédenos propicio que luchando en esta vida al amparo de tal protección, en la hora de la muerte podamos alcanzar la victoria sobre el maligno enemigo. Por J. C. N. S. Amén.

      INTRODUCCIÓN

      Acerca de la Santa Misa