LA PRIMERA MISA EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES*
PRIMERA MISA EN BUENOS AIRES
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Este cuadro, de José Bouchet, uno de los fundadores del arte argentino, reproduce un momento también fundacional en la vida de la ciudad.
La primera misa en Buenos Aires representa el sentido misional de la conquista, en la que se amalgaman los valores espirituales de España con la América indígena.
Tiene un sentido alegórico, amén de descriptivo, pero con una licencia artística y pictórica que lo lleva a no describir la realidad de los hechos. Estéticamente valiosa es, desde el punto de vista histórico, puramente imaginativa. En efecto: un conjunto central de conquistadores españoles participa con recogimiento de la supuesta primera misa. Los españoles que aparecen en el cuadro no son guerreros de mandoble, sino una mezcla de soldados y modestos labriegos que habían venido desde Asunción en busca de nuevos horizontes y de fortuna mediante el trabajo honrado. Ya habían concluido los absurdos sueños de El Dorado y del Rey Blanco. Las realidades geográficas los impulsaban a buscar fortuna mediante la labor cotidiana. Una valerosa mujer, Ana Díaz, los acompaña. Una india representa, tal vez en opinión del artista, la simbiosis de las dos razas(1). A su vez, el fundador, capitán general Juan de Garay, vizcaíno valeroso y querido por su gente, de pie, erecto y firme, oye la misa con humildad. Mientras, a lo lejos, el artista supone entre nubes el perfil de la futura Buenos Aires. Los vivos colores de la paleta de Bouchet, el equilibrio de la escena, su grandiosidad en medio del silencio y de la soledad del ambiente a orillas del río como mar le dan un carácter imponente. La ciudad quedaba fundada. Por Juan José Cresto |
- * Tomado de un artículo aparecido en la Revista de "La Nación", el domingo 27 de marzo de 2005. La nota es nuestra.
- (1) Juan de Garay, había venido desde Asunción con 63 compañeros, de los cuales solamente 10 eran españoles, habiendo participado algunos de ellos en 1936 de primera fundación del malogrado don Pedro de Mendoza. Eran cabezas de familia, de tal modo que el total de individuos que venían a instalarse rondaban los 300. Hubo fundaciones de ciudades, que son hoy prósperas capitales de provincias, que se iniciaron con menos de un centenar de pobladores. Garay vino en el barco «San Juan de Buenaventura», a la vez que su yerno, Hernando Arias de Saavedra, lo hizo por tierra con un pequeño grupo, trayendo el primer arreo de vacunos.
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