MES DE MARÍA, DÍA XXXI

MES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN 
MEDITACIONES PARA LOS
DIFERENTES DÍAS DEL MES


DÍA 31
María en su trono de gloria. Intercesión poderosa.
María en su trono de gloria. 
Intercesión poderosa.
María reina en los cielos, en trono de luz superior al de todos los Santos, y sólo inferior al de la Trinidad Beatísima y al de la humanidad Santa de su Divino Hijo. Ora allí e intercede por nosotros sus devotos, a fin de facilitarnos reinar en su compañía.
No se te haga difícil, alma mía, ni creas imposible llegar al punto donde has visto llegar a la celestial Señora, y recorrer paso tras paso los caminos que Ella recorrió. María no cesa de ayudarte desde el cielo, y su oración poderosísima como de Reina, y bondadosísima como de Madre, no cesa un momento de interceder por ti, No es el tesoro de las gracias, pero es su privilegiada Tesorera: no es la fuente, pero es el caño por donde se derrama el Corazón amorosísimo de su Hijo Jesús. Dada ha sido a los cristianos primeramente por ejemplo; después y para siempre por abogada. Ama a sus hermanos, hijos de Adán como Ella, y no se olvida de los que dejó gimiendo y suspirando en el lugar que lo fue también un día de su destierro. Ama además a su Hijo. y quiere para Él la mejor y más numerosa corona de bienaventurados.¡Cuántos y cuán valiosos motivos para que sea constante y enérgica la intercesión de María por ti!
Hazte, pues, digno con tus obras de su soberana adopción. No todo el que dice solamente: ¡Señor! ¡Señor! entrará en el reino de los cielos, ha dicho Jesucristo: lógico es, pues, deducir que no bastará clamar: ¡Señora! ¡Señora! para merecer su protección. Debe justificarse con la conducta obediente y reverencial el dictado de hijos con que nos honramos con respecto a María: otro modo de proceder sería irrisión y escarnio de su carácter de Madre. La ley de Dios y los ejemplos de María, he aquí la norma de vida que te ha de acreditar verdadero devoto suyo acá en vida y a ser eterno compañero suyo en la patria inmortal.
¡Alma mía! ¡Alma mía! Mira en los cielos a tu Madre que te aguarda, y te convida y te señala el camino para subir allá.

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