30/IX SAN JERÓNIMO, Presbítero y Doctor

 30 de septiembre

SAN JERÓNIMOPresbítero y Doctor


Del mismo modo que fuimos aprobados de Dios
para que se nos confiase su Evangelio, 

así hablamos, no para agradar a los hombres, 
sino a Dios, que sondea nuestros corazones.

(1 Tesalonicenses, 2, 4)

   La vida de San Jerónimo, hombre rico de Panonia que se hizo bautizar en Roma y fue ordenado sacerdote en Antioquía, no es sino una serie ininterrumpida de trabajos emprendidos por la gloria de Dios. Secretario del Papa San Dámaso, enseñó Sagrada Escritura y dio de ella, en latín, su famosa traducción conocida con el nombre de Vulgata, que aprobó el Concilio de Trento. Fue también el azote de las herejías. Su austeridad, sus continuos ayunos y su celo por la conversión de las almas, nos enseñan la virtud y el Evangelio más elocuentemente aun que sus palabras. Murió en el año 420, cerca de los 80 años de edad.

MEDITACIÓN
SOBRE SAN JERÓNIMO
   
I. Este santo Doctor abandonó la lectura de los autores profanos, por quienes tenia una especie de pasión, a fin de entregarse de lleno al estudio de los Libros santos. ¿Hasta cuándo perseguirás en tus estudios sólo tu agrado y tu interés? Mira hacia dónde tienden tus vigilias y tus trabajos, y trata de santificarlos mediante la rectitud de tus intenciones. Acuérdate siempre que hay que atribuir a la virtud más valor que a la ciencia. Ama la ciencia, pero prefiere a ella la caridad. (San Agustín)
   
II. San Jerónimo dejó la Ciudad eterna, en la que era colmado de honores, y fue a buscar, en la soledad de Belén, un refugio contra los peligros del mundo. Examina las ocasiones que tienes de ofender a Dios, y abandónalas. En el desierto es donde Jesucristo y un gran número de santos después de Él triunfaron de sus ataques. La gloria del desierto es triunfar del demonio que venció a nuestros primeros padres en el paraíso terrenal. (San Euquerio).
   
III. El pensamiento del juicio fue lo que movió a este gran santo a retirarse a la soledad y a imponerse las más rudas mortificaciones. Es menester que el sonido de aquélla trompeta terrible que deberá citarte ante el tribunal de Dios resuene continuamente en tus oídos. ¿Estás pronto a dar cuenta de tu vida? Piensa en ello a toda hora durante el día, tiembla, como lo hacía este santo; abandona los placeres y abraza la cruz. Cuando el sonido de la trompeta haga temblar la tierra y a los que la habitan, tú estarás gozoso. (San Jerónimo).

El pensamiento del juicio
Orad por la educación

cristiana de la juventud.

ORACIÓN
    Oh Dios, que os dignasteis conceder a la Iglesia un admirable intérprete de las Sagradas Escrituras en la persona de vuestro confesor San Jerónimo, ayudadnos, en consideración de sus méritos, a llevar a la práctica la que enseñó con su palabra y sus actos. Por J. C. N. S. Amén.

29/IX SAN MIGUEL, Arcángel

29 de Septiembre

SAN MIGUELArcángel

Se trabó un gran combate en el cielo:
Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón

(Apocalipsis, 12, 7)

   San Miguel, el príncipe de los ángeles y el protector de la Iglesia, siempre ha defendido el honor y la gloria de Dios tanto en la tierra como en el cielo. Fue él quien echó del paraíso a Lucifer y sus cómplices. La Iglesia celebra esta fiesta en su honor, y Francia, que lo ha elegido por protector, a menudo ha experimentado los venturosos efectos de su protección. Luis IX creó en su honor la célebre Orden de San Miguel; Rusia también lo tuvo en gran veneración.

MEDITACIÓN
SOBRE SAN MIGUEL

I. Lucifer se había rebelado contra Dios: tal vez se negaba a adorar el misterio de la Encarnación, que Dios había revelado de antemano a sus ángeles. Imita el celo de este arcángel cuando se trata de los intereses de Dios: declárate abiertamente en contra de los impíos. Cuando el mundo con sus placeres o el demonio con su orgullo te ataquen, diles con San Miguel: ¿Quién como Dios?" Mundo, placeres, honores, riquezas, ¿Pueden acaso tus recompensas compararse a las que Dios me reserva? ¿Quién como Dios?
   
II. La humildad y la sumisión procuraron a San Miguel una gloria eterna, y el orgullo precipitó a Lucifer en los abismos infernales. ¡Temblad, soberbios! la vanidad es la que ha perdido a la más hermosa de todas las creaturas. Humillémonos y temamos comparecer ante Dios que hasta en los ángeles ha encontrado corrupción. ¡Cayeron los astros del cielo, y yo, lombriz, no tiemblo!
   
III. Debes honrar a San Miguel, porque es el príncipe de la Iglesia que debe un día asistir al examen de toda tu vida. ¿Qué dirás? ¿qué harás en ese tremendo día? No podrás esperar ayuda alguna ni de tu riqueza ni de tu ciencia. Sólo tus buenas obras abogarán a tu favor ante el Juez supremo. ¿Bastarán para asegurarte una gloria eterna? Llegará ese día en el que un corazón puro valdrá más que palabras hábiles, una buena conciencia más que una bolsa llena de oro. (San Bernardo).

La devoción a San Miguel
Orad por la Iglesia

ORACIÓN
    Oh Dios, que reguláis con infinita sabiduría los diversos ministerios de los ángeles y de los hombres, dignaos concedernos como protectores en la tierra a esos espíritus bienaventurados que no cesan en el cielo de ofreceros sus servicios y homenajes. Por J. C. N. S. Amén.

28/IX SAN WENCESLAO Duque, Mártir

28 de septiembre

SAN WENCESLAO DuqueMártir

Porque son vírgenes,
siguen al Cordero doquiera que vaya.

(Apocalipsis, 14, 4)

   San Wenceslao, duque de Bohemia, tan grande respeto tenía por el Sacramento del Altar, que personalmente preparaba el pan y el vino destinados al santo Sacrificio, y por la noche se levantaba para ir descalzo, aun en pleno invierno, a visitar las iglesias de su capital. Nada le dolía tanto como ver que se derramase la sangre de sus súbditos. Atacado un día por Radislao, príncipe vecino, le propuso, para evitar efusión de sangre, dirimir sus diferendos mediante un combate singular. Al lanzarse sobre él su adversarío, vio a dos ángeles que lo defendían, y, cayendo a los pies del santo, le propuso la paz. Su hermano Boleslao atrajo al duque a su casa y lo mató alevosamente cuando iba a la iglesia a oír misa, el 28 de septiembre del año 938, a la edad de 31 años.

MEDITACIÓN SOBRE LA MANERA
DE VIVIR SANTAMENTE EN EL MUNDO
   
I. Para vivir santamente en el mundo, hay que observar los mandamientos y evitar todo lo que pueda ofender a Dios. ¿Te atreverías a decir que ello es imposible, cuando ves a San Wenceslao practicar en el trono las más eminentes virtudes, y conservar intacta su virginidad hasta la muerte? ¿Cómo te conduces con respecto a Dios? ¿No es verdad acaso que el menor de tus cuidados es el de agradarle? Piensas en hacer fortuna, en vivir cómodamente, y no piensas en servir a Dios y conquistar su amistad. Que en adelante tu única ocupación consista en hacer la voluntad del Señor.
   
II. Obra en todo siguiendo a tu conciencia; es un secreto monitor que te recordará tus deberes. Si nadie te reprocha el infeliz estado en que vives, tu conciencia te lo advertirá. De tiempo en tiempo escucha lo que te dice. No busques en hacerte de gran reputación en el mundo, sino más bien trabaja por contentar a Dios y a tu conciencia. Nada haré según la opinión del mundo y sí todo según mi conciencia. (Séneca)
   
III. Para vivir santamente en el mundo, también es preciso cumplir nuestros deberes para con el prójimo. Tienes parientes, amigos y servidores; debes ocuparte de ellos. Dios te lo manda. Si se condenan como consecuencia de tu debilidad en corregirlos, o de los escándalos que les das, responderás de ello ante Dios. Haz toda clase de esfuerzos para ganar la estimación de las personas virtuosas; en cuanto a los impíos, el aborrecimiento con que te persiguen constituye tu gloria: él es una prueba de tu virtud; porque no te pareces a ellos te aborrecen. Torturad, perseguid, condenad: vuestra injusticia es la prueba de nuestra inocencia. (Tertuliano) 

La preocupación por el personal de servicio
Orad por las personas constituidas en dignidad

ORACIÓN
    Oh Dios, que, al conceder al bienaventurado Wenceslao la palma del martirio, lo habéis trasladado de un trono terrenal a la gloria del cielo, dignaos, por su intercesión, preservarnos de toda adversidad y hacernos participar de su gloria. Por J. C. N. S. Amén.

MISA DEL DOMINGO DÉCIMO SÉPTIMO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

 DOMINGO 17º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS


(Semidoble - Ornamentos verdes )
 
   La lectura en Maitines del libro de Tobías suele coincidir más o menos con este Domingo, y por eso útil nos será estudiar paralelamente el Breviario y el Misal, conforme lo venimos haciendo en todos los Domingos.
   Tobías parece que vivió en tiempo de Salmanasar, hacia fines del siglo VIII antes de J. C., cuando los israelitas del Norte fueron deportados a Asiria. Viéronse entonces descuajados de su suelo natal y puestos en un ambiente pagano; pero eso no obstante, Tobías permaneció siempre fiel a su Dios y a las santas leyes patrias, aun en medio de rudas pruebas, lo mismo que el santo Job. Hasta llega a decir de él el sagrado Texto que, aun cuando era el más joven de toda la tribu de Neftalí, "nada de pueril se notó en su conducta, pues, siendo aún niño, observaba todas las cosas conforme a la Ley de Dios".
   Luego casó con una de su misma tribu, llamada Ana, y tuvo un hijo al que impuso su propio nombre, "enseñándole desde su niñez a temer a Dios y a abstenerse de todo pecado". Cautivo Tobías en Nínive, era el sostén y paño de lágrimas de sus hermanos desterrados, ejercitando con ellos todo género de obras de misericordia.
   Pero Dios, por lo mismo que le amaba, quiso probarle, para aquilatar así su virtud, y quedó de pronto ciego, viendo sus ojos quemados por excrementos de golondrinas, bajo cuyo nido se había quedado descansando. "Mas ni aun entonces se contristó contra Dios, antes quedó inmóvil en su santo temor, dando gracias al Señor todos los días de su vida. Acostumbraba decir: "Somos hijos de santos, Y esperamos una vida que Dios ha de dar a los que jamás pierden su fe en Él."
   A su hijo, entre otros muchos, dábale estos sapientísimos con sejos: "Hijo mío, ten a Dios presente todos los días de tu vida, cuídate muy bien de consentir jamás en pecado. Da de tus bienes en limosna, y no apartes tu cara de ningún pobre... lo que no quieras te hagan, no lo hagas a otro."
   He ahí el precepto del amor de Dios y del prójimo, del amor práctico que la Epíslola y el Evangelio nos inculcan. Practicándolo podremos exclamar algún día con el viejo Tobías, a1 recobrar la vista del cuerpo y atisbar con los ojos sobrenaturales del alma la dicha del reino mesiánico: "Oh Jerusalén! Con luz espléndida brillarás, y todos los confines de la tierra te adorarán. Naciones de muy lejos vendrán ti y, trayendo presentes adorarán en ti al Señor... Todas las plazas serán pavimentadas con piedras blancas y puras, y se cantará en tus calles: ¡Aleluya!...".
   Tal es la Jerusalén celestial, y aun el reino de Dios en la tierra, la Iglesia santa, católica, apostólica y romana. "Quien la bendice será bendito." Todos sin excepción son llamados a ella para "formar un solo cuerpo" el cual va animado de "un solo Espíritu " que es el mismo Espíritu Santo, infundido el día de Pentecostés: "Todos tenemos una misma esperanza, una fe, un bautismo". (Ep.).
   
Cristo Jesús, su divino fundador y cabeza, que el día de su Ascensión puso a sus enemigos por peana de sus pies, a modo de los antiguos vencedores, "sea bendito en los siglos de los siglos". (Ep.).
   
El párroco celebra hoy la misa por sus feligreses.

IntroitoPs 118, 137 y 124
    INTROITUS Justus es, Dómine, et rectum judícium tuum; fac curo servo tuo secúndum misericórdiam tuam. Ps. Beáti immasculáti in via: qui andant in lege Dómini V. Gloria Patri.   Introito - Justo eres, Señor y rectos tus juicios; obra en tu siervo según tu misericor dia. Ps. Dichosos los que viven sin mancilla, los que andan en la ley del Señor. - V. Gloria al Padre.
Oración-Colecta
   ORATIO - Da, quaesumus, Dómine, pópulo tuo diabólica vitáres contágia: et te solum Deum pura mente sectári. Per Dóminum.    R. Amen       Rogámoste, Señor, concedas a tu pueblo, que evitando las asechanzas del diablo(1), te siga a Ti, único Dios con corazón puro. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.   R. Amen.
Epístola
   Descríbese la unidad de la familia cristiana, unidad basada en la identidad del Espíritu que vivifica todos los miembros del Cuerpo místico de Jesucristo. Uno es el Señor, una la fe, uno el bautismo, uno el Cielo. 
EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Ephésios (4, 1-6)  - Fratres: Obsecro vos ego vinctus in Dómino,  ut digne ambulétis  vocatione qua vocati estis, cum omni humilitate, et mansuetudine, cum patientia, subportantes invicem in caritate, solliciti servare unitatem spiritus in vinculo pacis. Unum corpus, et unus spiritus, sicut vocati estis in una spe vocationis vestrae. Unus Dominus una fides unum baptisma. Unus Deus, et Pater omnium, qui super omnes, et per omnia, et in omnibus nobis. Qui est bendictus in saecula saeculórum. Amen.   Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los EfesiosHermanos: Ruégoos yo, prisioneroen el Señor, que andéis cual conviene a la vocación a que habéis sido llamados, con toda humil dad y mansedumbre, con paciencia, so brellevándoos unos a otros en caridad, esforzándoos en guardar la unidad del espíritu con el vínculo de la paz. Sólo hay un cuerpo y un espíritu, como también fuisteis llamados a una sola esperanza(2) de vuestra vocación. Uno sólo es el Señor, una la fe, uno el Bautismo. Un Dios y Padre de todos, que está sobre todos, y por todas las cosas, y en todos nosotros. El cual es bendito en los siglos de los siglos. Amén.
    GRADUALE (Ps. 32 ) Beáta gens, cujus est Dóminus Deus eórum; pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi. V- Verbo Dómini caeli firmáti sunt: et spíritu oris ejus omnis virtus eorum. Alleluia, alleluia. V.(Ps. 101) - Dómine, exáudi oratiónem meam: et clamor meus ad te pervéniat, Alleluia.   Gradual - Feliz el pueblo que tiene al Señor por su Dios; el pueblo a quien escogió para su heredad. La palabra del Señor creó los cielos, y por el espíritu de su boca a todos los astros de él.
Aleluya, aleluya - V.  Señor, escucha mi oración, y llegue a Ti mi clamor. Aleluya. 
Evangelio
      Hay que amar a Dios ante todo y sobre todo, y al prójimo como a un hijo muy querido de Dios. A esto es a lo que se llama caridad; lo que no es esto, es beneficencia, altruismo, filantropía, o sea, la descristianización de la caridad sublime de Cristo, opuesta diametralmente a la caridad laica, que asiste al hombre por el hombre, ¿y de qué manera?
USequéntia sancti Evangélii secúndum Mathaeum (22, 34-46)
   In illo témpore: Accesérunt ad Jesum pharisaei: et interrogavit eum unus ex eis legis doctor temptans eum: Magister quod est mandatum magnum in lege? Ait illi Iesus diliges Dominum Deum tuum ex toto corde tuo, et in tota anima tua, et in tota mente tua. Hoc est maximum et primum mandatum. Secundum autem simile est huic diliges proximum tuum sicut te ipsum. In his duobus mandatis universa lex pendet, et prophetae. Congregatis autem Pharisaeis interrogavit eos Iesus dicens: Quid vobis videtur de Christo? cuius filius est? Dicunt ei: David. Ait illis: Quomodo ergo David in spiritu vocat eum Dominum, dicens: Dixit Dominus Domino meo sede a dextris meis, donec ponam inimicos tuos scabillum pedum tuorum? Si ergo David vocat eum Dominum quomodo filius eius est? Et nemo poterat respondere ei verbum neque ausus fuit quisquam ex illa die eum amplius interrogare.

Credo.
  Continuación del Santo Evangelio según Credo.  En aquel tiempo: Llegáronse  a Jesús los fariseos, y le preguntó uno de ellos que era doctor de la ley, para tentar le: "Maestro, ¿cuál es el Mandamiento más grande de la ley?" Jesús le dijo: "Amarás al Señor tu Dios, de todo tu corazón y de toda tu alma, y de todo tu entendimiento. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas(3)." Y reunidos los fariseos, preguntó les Jesús: "¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?" Dícenle: "De David." Replicóles: "Pues, ¿cómo David, en espíritu, le llama Señor, diciendo: 'Dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi derecha, hasta que ponga tus enemigos por peana de tus pies?' Pues, si David le llama 'Señor,' cómo puede ser hijo suyo?" Y ninguno e pudo responder palabra: ni nadie desde aquel día se atrevió a hacerle más preguntas.
    OFFERTORIUM Orávi Deum meum ego Dániel dicens: Exáudi, Dómine, preces servi tui: illúmina fáciem tuam super sanctuárium tuum: et propítius inténde pópulum istum, super quem invocátum est nomen tuum. Deus.   Ofertorio -  Yo, Daniel, rogué a mi Dios, diciendo: Oye, Señor, los ruegos de tu siervo: brille tu rostro sobre tu santuario: y atiende propicio a este pueblo, sobre el cual ha sido invocado tu nombre, oh Dios. 
Oración-Secreta
    Majestátem tuam, Dómine, supplíciter deprecámur: ut haec sancta, quae gérimus, et a praetéritis nos delíctis éxuant, et futúris. Per Dominum.    Suplicamos, Señor, humildemente a tu Majestad, que estos santos misterios que celebramos, nos purifiquen de las culpas pasadas y futuras. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.  
Prefacio de la Santísima Trinidad
    Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:   Sanctus, Sanctus, Sanctus...   Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro:: Santo, Santo, Santo, etc.
   COMMUNIO  Vol véte, et réddite Dómino Deo vestro omnes, qui in circúitu ejus affértis múnera: terribili et ei, qui aufert spíritum principum: terribili apud omnes reges terrae. 
   Comunión. - Haced votos y cumplidlos, para honrar al Señor Dios vuestro, todos los que traéis ofrendas a su presencia: al Dios terrible que abate el orgullo de los príncipes; al que es terrible para todos los reyes de la tierra.
Oración-Postcomunión
     Sanctificatiónibus tuis, omnipotens Deus, et vítia nostra curéntur, et remédia nobis aetérna provéniant. Per Dóminum   Haz, oh Dios omnipotente, que con éstos tus santos Sacramentos sean curados nuestros vicios y se remedie nuestra salvación eterna. Por Nuestro Señor Jesucristo.




  • (1)   La influencia contagiosa del demonio se propaga hoy de una manera alarmante, sobre todo por medio de las absurdas prácticas teosóficas y de la "new age" (nueva era), tras las cuales corren inquietos muchos hombres, afectando hambre y sed de espiritualismo. Por no someterse humildemente ante la sabiduría de Dios, que se nos revela por medio de la Iglesia, el mundo actual es víctima de los engaños del demonio.
  • (2) Todos los que esperamos algo bueno para la vida venidera, esperamos una sola y misma cosa: el Cielo, la bienaventuranza eterna.
  • (3) Así es, toda la religión está contenida en la ley del amor; por eso dice San Pablo: "La plenitud de la Ley estriba en el amor"; y por eso, también dice San Agustín: "Ama y haz lo que quieras", indicando que, quien de veras ama a Dios y al prójimo por Él, no puede obrar mal, no puede extraviarse; pues amar y errar es una contradicción. Por eso, lo que el mundo llama con tanta frecuencia "amor", no es tal amor, sino pasión; puesto que extravía los corazones, ofusca la inteligencia y aparta a los hombres del querer de Dios.
  • (4) Oculto y todo como está Jesucristo en la Eucaristía, es temible para el demonio, terrible también para los impíos que lo desprecian y para los que se atreven a recibirlo sacrílegamente.

27/IX SANTOS COSME Y DAMIÁN, Mártires

27 de septiembre

SANTOS COSME y DAMIÁNMártires

Curad enfermos, resucitad muertos,
limpiad leprosos, 
lanzad demonios,
 dad gratuitamente lo que gratuitamente habéis recibido.

(Mateo, 10, 8)

   Los dos hermanos, Cosme y Damián, originarios de Arabia, fielmente observaron este consejo divino. Médicos, cuidaban gratuitamente a los enfermos, y su fe, mucho más aun que su ciencia, obraba curaciones maravillosas, espirituales y corporales. Cuando estalló la persecución de Diocleciano, fue imposible para hombres tan eminentes y distinguidos escapar a las investigaciones. Fueron detenidos por orden de Lisias, gobernador de Cilicia, y, después de diversos tormentos, fueron decapitados, sin duda en el año 303.

MEDITACIÓN
CADA CUAL EN SU POSICIÓN
DEBE TRABAJAR POR EL CIELO


I. Cada cual quiere descollar en su posición; para lograrlo no hay trabajo que se ahorre; si no alcanza para ello el día, se trabaja durante la noche. En cambio, en la profesión de cristiano, ¡cuán raro es este celo! ¡Cuántos hay, asimismo, que tienen miedo de parecer cristianos; que retroceden, no delante de las amenazas de un perseguidor, sino ante los sarcasmos de cristianos como ellos! ¡Extraña ceguera! ¡El artesano ejerce públicamente su oficio por humilde que sea, y no se avergüenza de su dignidad de cristiano! Nadie reconoce en ti a un cristiano. (Tertuliano)
   
II. Debes cumplir tus deberes de estado cristianamente, es decir, de la manera como Dios lo quiere. Para esto, ofrece a Dios, por la mañana, el trabajo de todo el día, protestando que por obedecerle vas a trabajar. Si eres fiel a esta práctica, te cuidarás durante el día de no manchar con el pecado el trabajo que has consagrado al Señor.
   
III. No te contentes con ofrecer tus acciones a Dios, esfuérzate por hacer todos los días alguna cosa por Él, con la única mira de agradarle. Trabaja en la gloria de Dios o en el alivio de los pobres: no hay profesión ni oficio que no nos brinde ocasiones para ello. Da a los pobres a fin de darte a ti mismo: lo que les des no lo perderás, lo que les rehúses pasará a mano de otro. (San Pedro Crisólogo).

La caridad
Orad por los pobres.

ORACIÓN
    Haced, os lo suplicamos, Dios omnipotente, que honrando el nacimiento al cielo de vuestros santos mártires Cosme y Damián, nos veamos libres por su intercesión de todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S. Amén.



  • Patronos de la Asociación de Médicos Católicos de Buenos Aires y de otras agrupaciones similares.

26/IX SAN JUAN DE BREBEUF, SAN ISAAC JOGUES y COMPAÑEROS, Mártires del Canadá

 26 de septiembre

SAN JUAN DE BREBEUFSAN ISAAC JOGUES y COMPAÑEROSMártires del Canadá


   La evangelización del Canadá comienza en los primeros años del siglo XVII. Llegó entonces a aquellas tierras -y las exploró en sucesivos viajes- Samuel de Champlain, seguido de un tropel de aventureros, con el propósito de fundar un establecimiento permanente bajo la soberanía francesa para dedicarse al lucrativo comercio de pieles, Así se fundaron primeramente Port-Royal (Annápolis) en Nueva Escocia y Quebec en las orillas del río San Lorenzo; poco más tarde, Trois-Rivieres y Montreal.   Aquellos aventureros del primitivo Canadá francés eran, en su mayor parte, de confesión calvinista. No obstante, en 1615, Champlain hizo venir algunos franciscanos recoletos, que comenzaron a predicar el Evangelio, y uno de ellos, fray José Le Caron, adentrándose por las enormes selvas deshabitadas que cubrían la región de los lagos, alcanzó el país de los indios llamados hurones, De este modo iba a quedar señalado el primer objetivo de las misiones canadienses.
   Las tierras de la orilla meridional del San Lorenzo y del Ontario estaban habitadas por las temibles tribus iroquesas. Los algonquinos vivían en la otra orilla, En medio de estas dos grandes familias indígenas rivales se hallaban aisladas otras tribus de pieles rojas, numéricamente menos importantes; entre ellas, los hurones. Todos los indígenas de aquellos parajes practicaban la vida nómada, como corresponde a los pueblos cazadores. Los hurones, aunque sin abandonar la vida errante, cultivaban temporalmente algunas parcelas y se hallaban iniciados en la evolución al sedentarismo, propio de la vida agrícola. Por eso, ellos parecieron el objetivo inmediato más propicio a la obra misional.
   Cuando en 1623, llamados por los misioneros franciscanos, llegaron al Canadá los primeros jesuitas, uno de los cuales era el gran apóstol San Juan de Brébeuf, se aplicaron con todo ardor a la misión de los hurones, región que Brébeuf alcanza en 1626, después de vencer incontables dificultades que oponían el clima, la tierra y los indios.
   Entre tanto, Richelieu había decidido quebrantar el poderío de los hugonotes en Francia, que se sublevaron y resistieron con las armas en La Rochela y en Provenza, hasta ser sometidos por la fuerza (1627-1629). Un apéndice de esta lucha tocaba al Canadá. En 1627 Richelieu anuló los privilegios comerciales de los hugonotes de Quebec y fundó la Compañía de los Cien Asociados, para la explotación colonial de Nueva Francia. Los calvinistas de La Rochela habían llamado en su auxilio a Inglaterra, que, en efecto, hizo la guerra al Gobierno de Luis XIII. De tal manera, una expedición militar inglesa se apoderó de Quebec en 1629 e hizo prisioneros, sin distinción, a católicos y hugonotes, Entre los prisioneros se hallaban los padres jesuitas de la misión.
   Pero en 1632 Francia recobra el Canadá (tratado de Saint-Germain-en-Laye). Los jesuitas vuelven a la obra interrumpida y ahora con mayor denuedo, dirigidos por el padre Paul Le Jeune, primero, y luego por los padres Jerónimo Lalemant y Paul Ragueneau, como superiores. Se abre en Quebec un "seminario" para la formación cristiana de los niños y jóvenes indígenas, que serían allí reunidos: intento vano o prematuro, porque los niños pieles rojas huyen pronto al campo, incapaces de acomodarse a la vida sedentaria y ordenada de aquel centro escolar. Se diseminan los misioneros por las tierras de los hurones, fundándose una serie de "casas" o bases de actividad apostólica (San José, San Ignacio, San Luis, Santa María, esta última cuartel general de la misión en plena selva). Allí pondrán de relieve el temple y celo misionero un grupo de jesuitas, que tienen que vencer los obstáculos de la naturaleza inclemente y sobreponerse a la animosidad de los indios hostiles y al recelo de los que se titulan amigos.
   En este medio se acrisolan y fortalecen las almas heroicas del padre Brébeuf, el fundador de la misión huronesa, y de sus compañeros. Día a día, obscuramente, sin actos ostentosos que exhibir, aislados en las inmensidades de bosques y praderas que el hombre blanco ignora (porque están lejanas las factorías de los traficantes), ellos cumplen el mandato divino del apostolado con espíritu ignaciano. Cientos de kilómetros recorridos de poblado en poblado, de campamento en campamento, para llevar a todas las gentes la voz del Evangelio, tras ardua preparación. Ha sido preciso estudiar sobre el terreno las costumbres de los indígenas, adaptarse a ellas, conocer su lengua y modos de expresarse, el mundo de sus representaciones mentales, para que disciernan la nueva religión que se les predica y los ritos mágicos o supersticiones que practican. El sentido de la eficacia de la Compañía de Jesús está presente en los métodos misionales. Se trata de reducir a los salvajes a la vida sedentaria; para convidarles a ello habrá que derrochar paciencia y generosidad. El padre Le Jeune, en su Relación de 1634, advirtió cuán inútil era intentar la conversión de los nómadas y cuán impensable la sedentarización de los indígenas sin un gran esfuerzo de caridad, ayudándoles. a trabajar la tierra.
   El sufrimiento físico, las epidemias y la muerte violenta acechan a los misioneros a toda hora; pero la muerte no puede acobardar a quienes han de tener talla de mártires. En uno de aquellos días de su continua azarosa existencia, el padre Brébeuf ha hecho voto formal y ofrenda de su vida: "Dios mío y salvador mío, ¿qué podré ofrecerte a cambio de todo lo que Tú has sufrido por mí? Quisiera alejar de Ti el cáliz e invocar tu nombre... Mi Señor Jesús, yo hago voto solemne de no rechazar de mi parte la gracia del martirio si, en tu bondad infinita, un día cualquiera me la llegaras a conceder a mí, tu indigno servidor... Y en consecuencia, Jesús mío, yo te ofrezco alegremente desde hoy mi sangre, mi cuerpo y mi alma, de suerte que yo pueda morir sólo por Ti, si Tú me concedes esta gracia, Tú que te has dignado morir por mí. Hazme capaz de vivir de tal manera que Tú puedas finalmente otorgarme esta muerte".
   Eran éstos los deseos más sublimes del padre Brébeuf y de los otros compañeros de la Compañía de Jesús, deseos que un día no lejano se verían cumplidos. Sentio me vehementer impelli ad moriendum pro Christo. También el padre Isaac Jogues había suplicado: "Señor, dame a beber abundantemente el cáliz de tu pasión"; y una voz interior le advirtió que su súplica había sido escuchada. Jesús, su amigo, aceptó pronto la oblación ofrecida. juzgó digna de coronarse con la palma del martirio la vida de aquellos soldados de su milicia, que no sólo habían probado virtudes heroicas en la resistencia al sufrimiento del cuerpo, sino también en la práctica de la humildad, de la obediencia y de la caridad.
   Cuando la hora trágica del exterminio llegó para el pueblo de los hurones, a su lado pereció un grupo de jesuitas que no quiso rehuir el peligro anunciado, ni abandonar a sus ovejas. Precisamente esa hora terrible se descargó sobre las misiones del país hurón cuando su estado, en apariencia floreciente, hacía concebir lisonjeras esperanzas a los misioneros.
   Los iroqueses habían desencadenado desde 1642 una guerra implacable, armados por los colonos holandeses establecidos en Nueva Amsterdam, la factoría de la desembocadura del río Hudson (más tarde Nueva York). Las tribus algonquinas y huronesas, aliadas de los franceses, padecieron un feroz ataque. Bajo la amenaza que se cernía, el padre Jogues se ofreció a llevar un mensaje a Quebec desde la misión de Santa María. La flotilla en que viajaba fue capturada por los iroqueses y el padre Jogues y el hermano Renato Goupil, que le acompañaba, quedaron prisioneros. Goupil perdió la vida el 29 de septiembre de 1642, a manos de un indio enfurecido, al verle cómo predicaba a sus verdugos; Jogues soportó un cautiverio de trece meses, durante los cuales padeció bárbaras crueldades, verdadero primer martirio no consumado entonces con la entrega de la vida, pero sus manos mutiladas constituyeron vivo testimonio del sacrificio exigido a aquellos apóstoles. Rescatado en 1643 por un capitán holandés y tras una corta estancia en Francia, el padre Jogues vuelve en 1644 al Canadá, donde prosigue su labor de misionero en Montreal. Dos años después se le pide que lleve a cabo una gestión de paz entre los iroqueses. El recuerdo de las torturas sufridas no le hizo vacilar: "Sí, reverendo padre -escribe a su superior-, yo quiero únicamente lo que Dios quiere, aun a riesgo de mil vidas".
   Pero no era aquella su hora. El martirio le aguardaba más tarde, cuando fue destinado a tantear, con el hermano Juan Lalande, la evangelización de los iroqueses, aprovechando la transitoria calma conseguida aquel año. El padre Jogues se llenó de alegría: "Me tendría por feliz si el Señor quisiere completar mi sacrificio en el mismo sitio en que comenzó". Allí, en efecto, le fue dado sufrir en su cuerpo torturas salvajes, hasta que el 18 de octubre de 1646 era degollado. Al día siguiente se consuma el martirio de Lalande, ejemplo de vida humilde y callada al servicio de la obra misional.
   Los iroqueses habían aniquilado primeramente a los algonquinos. Tras la pausa de 1646, volvieron a la guerra. En 1648 alcanzaron el país hurón. El 4 de julio de aquel año arrasaron la misión de San José, donde el padre Antonio Daniel, el dulce amigo de los niños, sufrió la muerte; asaeteado por las flechas de los indios, fue rematado a tiros de arcabuz. En la primavera del siguiente año el paso desolador de los iroqueses arrollaba las misiones de San Ignacio, San Luis y Santa María. El padre Brébeuf y el padre Gabriel Lalemant, hechos prisioneros por los salvajes, padecieron atroz martirio, cuyos detalles espeluznantes se resiste a describir la pluma. Por fin, el 7 de diciembre de 1649 le tocaba el turno a la misión de San Juan Bautista, donde el padre Carlos Garnier fue muerto en la refriega, mientras exhortaba a los cristianos a recibir la muerte con alegría Su compañero de misión, el padre Natalio Chabanel, había dejado poco antes San Juan Bautista para dirigirse a San José. Las últimas palabras que de él sabemos son éstas: "Esta vida vale poco; en cambio, la felicidad del cielo no me la podrán arrebatar los iroqueses". Pero no fueron los indios enemigos y feroces los que consumaron su martirio. Al padre Chabanel le fue dado probar, junto al dolor físico de la agonía, la hiel amarga del "martirio del corazón", porque fue precisamente un hurón apóstata quien le ocasionó la muerte.
   La corona de aquellos héroes de la fe se adornó luego con la veneración de las gentes del Canadá y con los celestiales favores alcanzados por su mediación. De este modo, el 29 de junio de 1930 estos ocho santos mártires de la primitiva iglesia canadiense fueron solemnemente canonizados.
 VICENTE PALACIO ATARD    



*Año Cristiano, Tomo III, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1966.

26/IX SAN CIPRIANO Y SANTA JUSTINA, Mártires

26 de septiembre

SAN CIPRIANO y SANTA JUSTINAMártires

Yo me voy, y vosotros me buscaréis,
y moriréis en vuestro pecado.

(Juan, 8, 21)

   Santa Justina de Antioquía rehusó casarse con un joven pagano. Fue éste a consultar a un mago célebre, llamado Cipriano, sobre los medios que debía emplear para vencer a la doncella. Cipriano empleó todos los secretos de su arte; pero el demonio le confesó que ningún poder tenía sobre los cristianos. Esta respuesta lo convirtió; hasta llegó a ser obispo de Antioquía. Padeció con Santa Justina garfios de hierro, azotes y pez hirviendo; finalmente fueron decapitados.

MEDITACIÓN
SOBRE EL APLAZAMIENTO
DE LA CONVERSIÓN

 I. No difieras tu conversión de día en día: Dios, que promete perdonar al arrepentido, no ha prometido esperar al pecador que difiere su conversión. La vida es tan incierta que una pronta conversión es absolutamente necesaria; porque de esta conversión depende una eternidad de dicha o de infortunio. El negocio de la salvación es tan importante, que no debe ser dejado para mañana. El día de mañana no pertenece al cristiano. (Tertuliano) 

II. Pero aun cuando estuvieras seguro de llegar a extrema vejez, no seria ello razón para diferir hasta entonces tu conversión. En efecto, el cuerpo debilitado por la edad y la enfermedad no buscará sino el descanso, los malos hábitos se habrán convertido en segunda naturaleza; acaso Dios retire las gracias que hoy menosprecias. Sin duda que el perdón está prometido al que se arrepiente; ¿pero pretenderás hacer entonces penitencia?
   
III. Esperas para convertirte el momento de tu muerte: pero ¿quién te ha dicho que no morirás de muerte repentina e imprevista? ¿Quién te ha asegurado que conservarás el uso de tu razón? Suponte que goces en ese supremo momento del pleno uso de tus facultades, ¿qué clase de penitencia es la que consiste en dejar el pecado cuando ya no se lo puede cometer? Imita a aquel cortesano que, después de haber leído la vida de San Antonio, dijo a uno de sus amigos: "Voy a servir a Dios; ahora mismo comienzo y en este lugar; si no quieres imitarme, por lo menos no te opongas a mi resolución".

La penitencia
Orad por la conversión de los pecadores.

ORACIÓN
    Haced, Señor, que experimentemos los efectos incesantes de la protección de vuestros bienaventurados mártires Cipriano y Justina, puesto que no cesáis de mirar con bondad a los que favorecéis con tan poderoso socorro. por J. C. N. S. Amén.

25/IX SAN FERMÍN, Obispo y Mártir

 25 de septiembre

SAN FERMÍNObispo y Mártir

Ya es hora de despertarnos.
(Romanos, 13, 11)

   San Fermín se asoció a los trabajos de San Honesto de Nimes, apóstol de Navarra. Una vez consagrado obispo, predicó el Evangelio en Albi, en Agen, después en Auvernia, en Anjou, en Beauvais, y por último en Amiens, donde estableció su sede. Mucho hubo de sufrir por la fe y, después de crueles torturas, fue decapitado, alrededor del año 287 aproximadamente, por orden del prefecto Rictio Varo. Uno de los sucesores de San Fermín, llamado el Confesor, hizo edificar una iglesia sobre su tumba en San Acheul.

MEDITACIÓN
LA VIDA DEL HOMBRE
ES UN SUEÑO

I. Nuestro sueño no es a menudo sino una ilusión continua y si es imagen de la muerte, no lo es menos de nuestra vida. Durmiendo tememos lo que no hay que temer de modo alguno. Nos parece ver espectros, ladrones, naufragios, que carecen de realidad. Eso es lo que hacemos durante nuestra vida: tememos la pobreza, la deshonra, la enfermedad, los sufrimientos. ¡Pobre durmiente! despierta, e iluminado por las luces de la gracia y de la fe, verás que el pecado es lo único que hay que temer. Todo lo que pasa nada es. (San Gregorio).
   
II. Durante el sueño no tememos lo que hay que temer. Si un enemigo viene a degollarnos. no experimentamos ningún espanto porque no lo vemos. Así le sucede al pecador: no teme ni a Dios, ni a la muerte, ni al pecado, ni al infierno, porque no los ve. Tranquilo respecto a lo por venir, no teme sino el mal que ve y que siente, no piensa sino en lo presente, lo por venir no le inspira ninguna inquietud.
   
III. Los pecadores no se despiertan, en su mayoría sino en la hora de su muerte; ven entonces que sus temores fueron infundados y sus placeres llenos de ilusiones; pero es demasiado tarde para abrir los ojos. Salgamos, pues, desde ahora de nuestro sopor; trabajemos a fin de que no se nos puedan aplicar aquellas palabras del rey profeta: Los dichosos del siglo han dormido su sueño y no han encontrado nada en sus manos.

El pensamiento de la muerte
Orad por los agonizantes.

ORACIÓN
    Dios omnipotente. mirad nuestra debilidad; ved cómo el peso de nuestros pecados nos abruma. y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Fermín, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S. Amén.

EL MISMO DÍA: EL SANTO NIÑO DE LA GUARDIA, Mártir.

25/IX EL SANTO NIÑO DE LA GUARDIA

25 de septiembre
EL SANTO NIÑO DE LA GUARDIA

ALTAR DE CONMEMORACIÓN Y CULTO AL NIÑO ASESINADO EN LA GUARDIA, TOLEDO.LORENZANA SOLICITÓ A FRANCISCO DE BAYEU QUE, ADEMÁS, CONFECCIONARA LOS FRESCOS QUE HAY EN LA CATEDRAL DE TOLEDO CONMEMORANDO EL ASESINATO Y MARTIRIO DEL PEQUEÑO SAN CRISTÓBAL.

   El Santo Niño de la Guardia, era un inocente chiquillo de tres a cuatro años, de nombre Cristóbal, hijo de Alonso de Pasamontes o Alonso Martín de Quintanar y de Juana la Guindera, quien, según algunos era ciega.
   Entre febrero y marzo de 1489, atrayéndolo con engaños, varios judíos lo raptaron y escondieron en la Hoz de La Guardia, dehesa próxima a la ribera del Algodor. Los raptores, como se acercaba la semana en que los cristianos conmemoraban la crucifixión de Jesús, pensaron que era buena ocasión para repetir en aquélla indefensa criatura la pasión de Cristo. Se trasladaron, en efecto, los verdugos a una de las cuevas que se abren en el accidentado terreno del término de La Guardia, en carreocaña o carrocaña (e. d. carrera o camino de Ocaña), amparados en el secreto de la noche del Viernes Santo de 1489, a la luz de una candela, y tapada la boca de la caverna con una manta o una capa, realizaron en el niño toda clase de perfidias. La sentencia inquisitorial condenatoria de uno de los cómplices, el mozo judío Yucé Franco, zapatero de Tembleque, nos describe que extendieron los brazos y piernas del niño en dos palos puestos a manera de cruz, le azotaron, escupieron y abofetearon, poniéndole una corona de hierbas espinosas en la cabeza, que también le colocaron las espaldas y plantas de los pies. Finalmente, le vaciaron toda la sangre del cuerpo, y, abriéndole el pecho, le sacaron el corazón guardándolo en salmuera. 
   Durante el crimen ritual, usaron una hostia consagrada, que, rescatada del equipaje de Yuce en el momento de su detención, se conserva  aún en el Convento de Santo Tomás, en España, dentro de un envase a modo de relicario.
   Todos los participantes confesaron por separado la misma historia, con los mismos detalles y la misma narración de los hechos. Si la historia de Yuce fuese falsa, esta sincronía "telepática" no hubiera podido conseguirse ni con la más larga y dolorosa jornada de tortura y dolor.
   Los relatos coincidía también con los registros que se tenían del estado del cuerpo del niño y la disposición de sus espantosas heridas.
   Este crimen dio pie al inicio de un espectacular juicio del Santo Oficio, cuyo jurado sería integrado por altísimos representantes de la cultura y la intelectualidad española, hombres nobles y de carácter intachable, todos ellos miembros de la Universidad de Salamanca. Ávila se convirtió en el epicentro de las crónicas de entonces. Las muchedumbres siguieron atentamente el desarrollo del caso y al saberse sus escalofriantes detalles, hubo varios intentos de revueltas antijudías  que, afortunadamente para ellos, lograron ser detenidas por dictados reales.
   El crimen, como bien lo señaló el sabio judío I. Loeb, no es uno de tantos crímenes rituales que durante la Edad Media se atribuyó a los judíos, a quienes se acusaba de muerte de niños cristianos. El caso del Santo Niño es muy distinto
   Su culto comenzó muy temprano, pues ya en las visitas eclesiásticas a partir de 1501 hallamos referencias a los santuarios constituidos en los lugares donde el tierno niño padeció o fue enterrado y La Guardia le tomó por Patrón, celebrando fiesta solemne así en el día de los Santos Inocentes como el 25 de marzo o en la semana de quasimodo (primera de Pascua); sólo desde 1580 se votó para que su fiesta se celebrase en adelante el 25 de septiembre de cada año. También las autoridades religiosas dieron reiteradas pruebas de devoción hacia el mártir; así el cardenal Siliceo, que en 1547 alegaba en abono de su Estatuto de limpieza la crucifixión de aquél, y el cabildo de la Iglesia primada, que en 1613 pedía a varios cardenales y a la Congregación de Ritos licencia para rezar al inocente mártir a lo menos en todo el arzobispado toledano. Al arzobispo Alonso de Fonseca se debe el encargo del antiguo retablo que se puso en la cueva de la crucifixión, así como a Lorenzana el haber mandado pintar, de la diestra mano de Bayéu, el martirio del niño en los claustros de la iglesia capitular. Consta asimismo de la admiración que le profesaron monarcas como Fernando V, Carlos I y Felipe II. 
   El Papa Pío VII canonizó al niño asesinado como San Cristofer, autorizando su culto en la Iglesia de Toledo. Existe un altar en su honor y el pueblo de La Guardia guarda su memoria hasta nuestros días. Su tragedia y su alma se recuerdan como la del "Santo Niño de La Guardia".
   Se le atribuyen muchísimos milagros, como la devolución de la vista a su madre ciega, las cuatro curaciones obradas con ciertas personas de Alcázar de Consuegra al comenzar el 1492; un tullido, una mujer con la boca torcida hacía más de dieciocho años, un sordo total y una pobre ciega, aparte de otros mil prodigios referentes a niños quebrados y enfermos de todas clases cuya curación detallan los rótulos que sobre cada caso penden del santuario de La Guardia.
   Hoy se conservan en la Ermita unos versos compuestos por Don Diego Gracian, secretario de Carlos V, en un viaje del emperador a la ermita; estos versos escritos en latín, traducidos dicen así:

"Pasado con el cuchillo el tierno pecho,

saliéndole la sangre apresurada,
dijo el Niño: si en tanto amor estrecho
buscas mi corazón, furia malvada,
búscale al otro lado, no al derecho".

   Dichos versos datan, de febrero de 1539, en que el "Emperador visitaba la Ermita".
   Tras la crucifixión y muerte, le arrancaron el corazón; y ello sucedió el 31 de marzo de 1491. Y Benito García de las Mesuras partió para Zamora donde se encontraba la Sinagoga más importante de Castilla, pero al pasar por Avila fue detenido.
   Son muchos los milagros del Santo Niño de la Guardia, y existen testimonios de los mismos, que han consolidado la fe de sus devotos.

24/IX NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED

 24 de septiembre

NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCED

23/IX SANTA TECLA, Virgen y Mártir

23 de septiembre

SANTA TECLAVirgen y Mártir



   En el año 48 llegaron a Iconio San Pablo y San Bernabé, en su segundo viaje misional. Iconio, ciudad floreciente todavía, tenía en el comienzo del cristianismo una importante colonia judía. Un poco antes de entrar en ella -dice una de las más antiguas leyendas hagiográficas del cristianismo-, los dos apóstoles encontraron un hombre, que se postró delante de ellos y los invitó a hospedarse en su casa. Se llamaba Onesíforo. Pablo le siguió, y al llegar a la puerta, todos le recibieron con este saludo: "Bienvenido seas, servidor del Dios verdadero". El apóstol entró, partió el pan, dobló las rodillas y habló acerca de la continencia y la resurrección. Este relato no tiene nada de inverosímil, puesto que Onesíforo pudo conocer a San Pablo en sus años de Tarso.   Diariamente -continúa la leyenda- Pablo predicaba en la casa de un amigo con las puertas abiertas. Y había enfrente una casa grande y rica, y en la casa una joven hermosa, que no se cansaba de escuchar su palabra. Día y noche se la veía clavada a la ventana, sin pestañear, sin comer, sin moverse un instante. Tenía el nombre de Tecla, vivía con su madre Teoclia y con frecuencia iba a visitarla un joven, llamado Tamiris, a quien había sido prometida en matrimonio. Alarmada por la actitud de su hija, que seguía junto a la ventana en actitud de éxtasis, Teoclia llamó a Tamiris con urgencia, pero ni la venida del joven pudo sacarla de aquel extraño arrobamiento. En consecuencia, Pablo fue denunciado como embaucador y hechicero. Se le condenó y se le llevó a la cárcel. Tecla entonces salió de su casa, y soltando los aros de oro que rodeaban sus brazos, se los dio al portero. A la puerta de la cárcel se acordó de que llevaba un espejo de plata para comprar al carcelero. Entró rebosante de alegría, y sentada a los pies del prisionero, escuchaba horas y horas las grandezas de Dios. El amor de Tamiris se trueca en odio, la misma madre se hace acusadora de su hija delante del gobernador; Pablo es flagelado y desterrado; en la playa se enciende una inmensa hoguera para castigar a su discípula, pero Tecla se salva milagrosamente, huye en busca del hombre que le había enseñado la ciencia de la vida, e iluminada por la promesa de las bienaventuranzas, recorre el mundo presa de una embriaguez divina.
   ¿Qué hay de verdad en todo esto? Es difícil contestar, pero es un hecho que la figura de la virgen de Iconio ilumina y perfuma las primitivas comunidades cristianas. Se relatan sus visiones, sus raptos, sus viajes; se habla de su belleza y su sabiduría; se la presenta como la personificación viviente de la doctrina predicada por San Pablo. No obstante, parece como si la realidad se perdiese en el laberinto de la fábula. Desde principios del siglo II corre la novela de Los viajes de Pablo y Tecla, urdida con piadosos discursos, esmaltada de prodigios extravagantes, henchida de sucesos inverosímiles. Se dice que San Juan, que dirigía aún las iglesias asiáticas, protestó; y Tertuliano asegura en su libro De baptismo, cap. 17, que su autor, un sacerdote, fue despojado de su dignidad. Más tarde, San Jerónimo, coloca entre los apócrifos los viajes de Pablo y Tecla y toda la fábula del león bautizado" (De viris illustribus, VII). No obstante, el apócrifo recorre el mundo en todos los lugares orientales, y la imagen de Tecla sigue brillando esplendorosa en el amanecer del cristianismo. Los mártires la invocan en las llamas, su sabiduría es celebrada en todo el Oriente, y los Padres de la Iglesia griega cantan sus virtudes y sus triunfos. "A ella -dice San Metodio en el Banquete de las diez vírgenes- la más bella y florida de las coronas, porque brilló sobre todas en el heroísmo de la virtud", y el mismo San Jerónimo, que catalogaba su leyenda entre los apócrifos, cree que había en ella algo de verdad, puesto que, al terminar su carta a Eustoquio, evoca el día de la partida, "en que María avance hacia el alma triunfadora y Tecla se apresure radiante para abrazarla", y en su Crónica, en el año 376, recuerda que Melania llegó a Jerusalén, "donde sus virtudes hicieron de ella una nueva Tecla". Por la vida de San Martín sabemos que el Santo recibía frecuentemente la visita de Inés, Tecla y María, así como de los apóstoles Pedro y Pablo.
   El centro del culto de la "protomártir semejante a los apóstoles", estaba en Meriamlik, cerca de Selefkie o Seleucia. La basílica de la Santa, uno de los más concurridos santuarios de la antigüedad, era una construcción monumental, magníficamente decorada. Bajo el templo se encontraba la gruta en que Tecla habría terminado su vida antes de desaparecer tras de la roca, que se cerró para ocultar su cuerpo. Lo propio de este culto es que en él falta la tumba. San Basilio, en el libro de los Milagros, nos habla de las impresiones de los peregrinos del siglo V. "Uno ensalza el esplendor de las fiestas, otro la inmensa multitud de los visitantes, otro el gran número de los obispos, otro la elocuencia de los oradores, otro la belleza de la salmodia, otro la concurrencia de los fieles a los oficios de la noche, otro la magnificencia de las ceremonias, otro la piedad de los asistentes, o los apretujones de la multitud, o el calor sofocante, o el oleaje de los que entran y salen, los gritos, las disputas, el desorden y hasta las disputas por ocupar los primeros puestos durante la celebración de los santos misterios." Entre los milagros que nos cuenta el obispo de Seleucia hay algunos que nos recuerdan casos parecidos de los templos paganos, como este que antaño se había atribuido a Asclepios: "Una madre presenta ante la Santa a su hija, que estaba a punto de perder un ojo; la lleva al parque de las aves, y mientras la niña juega con ellas, un ganso le pica en el ojo enfermo. Hubo gritos y lamentos, pero pronto pudo verse que el ave había hecho reventar un abceso, con lo cual la paciente sanó rápidamente".
   El poder de la Santa atraía peregrinos de todas las regiones del Imperio. Allí se postró Gregorio de Nacianzo; allí se presentó muchas veces Tarasio, corresponsal de San Isidoro de Pelusio; allí llegó también, en 415, la monja española Eteria, que oró junto al martyrium, y mandó luego que la leyesen las actas de la Santa. Jerusalén tenía también su iglesia de Santa Tecla, situada en Bethfagé; la tenían también Antioquía y Constantinopla, y en Chipre había cinco localidades con el nombre de Hagia-Thekla, con ferias el 24 de septiembre, que era, según los calendarios orientales más antiguos, el día de su fiesta. En 1320, el brazo de la Santa, lo único que había quedado al desaparecer detrás de la roca, fue trasladado de Armenia a Tarragona, cuya catedral está consagrada a su memoria. De aquí el culto que se le rinde en el Levante español. Un primitivo de la escuela levantina, tal vez Jacomart, representa a San Martín hablando con Nuestra Señora, con Santa Tecla y Santa Inés, inspirándose en el relato de Sulpicio Severo.

JUSTO PÉREZ DE URBEL, O. S. B.       



*Año Cristiano, Tomo III, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1966.

23/IX SAN LINO, Papa y Mártir

23 de septiembre
SAN LINO, Papa y Mártir

(78 d.C.)

Los enemigos del hombre serán
las personas de su misma casa.

(Mateo, 10, 36)

   San Lino, sucesor inmediato de San Pedro, tenia una fe tan viva, que echaba a los demonios y resucitaba a los muertos. Expidió un decreto ordenando que las mujeres llevasen velo en la iglesia. Su constancia en la fe le valió el titulo de mártir. Murió hacia el año 78.

MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES
DE ENEMIGOS DEL HOMBRE

I. El hombre tiene enemigos invisibles; son los demonios. Por medio de sus sugestiones malas se esfuerzan por arrastrarlo a su pérdida eterna. Sírvense del atractivo del oro y de los placeres, de la pompa, de los honores, en una palabra, de las creaturas para inclinarnos al mal. Cuántas veces habría ya caído yo en las redes de este espíritu maligno, si mi ángel bueno no hubiese desviado mis pasos de ellas. ¿Le he agradecido este beneficio?

II. Nuestros servidores, nuestros parientes y nuestros amigos a menudo son nuestros más crueles enemigos. El amor carnal y desordenado que nos profesan, nos hace mayor mal que el odio de los demonios. Ellos se oponen a los designios de Dios sobre mí, y sus caricias a menudo tienen más poder para apartarnos del bien y empujarnos al mal, que las amenazas y los suplicios de los tiranos. ¿Parientes crueles, amigos infieles, por qué queréis la pérdida de aquellos a quienes amáis? ¡La perfidia ajena nos ha perdido, nuestros parientes nos han dado muerte! (San Cipriano)

III. Tú mismo eres el más cruel de tus enemigos. Tu cuerpo hace guerra a tu espíritu, tu espíritu la debe hacer a tu cuerpo. Tu cuerpo quiere gozar de los placeres y de los bienes de esta vida, y tu alma suspira por los bienes de la eternidad. Este combate debe durar mientras dure la vida. Cuídate de ti, y no te engañes: la concupiscencia morirá sólo cuando mueras tú, y es preciso combatirla siempre. La concupiscencia puede ser debilitada en esta vida, no puede ser destruida. (San Agustín).

La fortaleza
Orad por las vírgenes.

ORACIÓN
    Oh Dios, que habéis dotado al bienaventurado pontífice Tomás con una insigne misericordia para con los pobres, dignaos, por su intercesión, derramar las riquezas de vuestra misericordia sobre todos los que os invocan. Por J. C. N. S. Amén.

INTRODUCCIÓN

Acerca de la Santa Misa