18 DE AGOSTO
Cuarto día de la Octava de la Asunción
Semidoble.- Ornamentos blancos.
No perdamos de vista a la Virgen, Madre y Señora nuestra. Es verdad que en cuerpo y alma subió a los cielos; pero con ello no hemos perdido una madre cariñosa. Sigue mirando por sus hijos de la tierra, y es además << la omnipotencia suplicante >>, porque puede ante Dios todo cuanto quiere. ¿Quién podrá desesperar teniendo tan buena y tan poderosa madre? Confíe el justo; confíe también el pecador, y acuda a ella, exponiéndole sus miserias. Es madre, y por lo mismo, no le causan repugnancia sus propios hijos.
El cuerpo virginal de María no conoció la corrupción y fue trasladado al cielo. La armonía soberana que rige todas las obras del Altísimo, exigía la Asunción en cuerpo y alma de la Virgen Inmaculada. Para admitirla basta tener un poco de corazón, como ya lo decía el gran Benedicto XIV.
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