NOVENA EN SUFRAGIO DE LAS AFLIGIDAS ALMAS DEL PURGATORIO

NOVENA  EN SUFRAGIO DE LAS AFLIGIDAS ALMAS DEL PURGATORIO

Dia Primero: 
   Por la señal de la Santa Cruz, etc. 
   Acto de contrición: Señor mío, Jesucristo, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo y espero, a quien amo y quisiera haber siempre amado sobre todas las cosas; me pesa una y mil veces me pesa de haberos ofendido, por ser vos quien eres, bondad infinita; pésame también porque merecí las terribles penas del Purgatorio y ¡ay! tal vez las eternas llamas del infierno. Propongo firmemente nunca mas pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos ayudado de vuestra divina gracia. ¡Oh! tenga yo, Jesús mío, la dicha de confesarme bien, enmendar mi vida y perseverar hasta la muerte. Os lo pido por esas benditas almas, por Vuestra Sangre preciosa y por los dolores de vuestra afligidísima Madre. AMEN.   

ORACIÓN AL PADRE ETERNO
  (Para todos los días de la Novena



   Padre Celestial, Padre Amorosísimo, que para salvar a las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen Purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor; ¿ Como? ¿ Dejaríais sufrir largo tiempo a esas almas en el Purgatorio, habiendo costado tanto a Jesucristo y siendo vuestras amadísimas hijas? ¿ Permitiríais que fuese malograda  Sangre de tan grande valor?
   Compadeceos, pues de esas pobrecitas Almas, y libradlas de aquellas horrorosas llamas. Compadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo os ofrezco todas las obras buenas que haga en este novenario. ¡ Ay! De poquísimo, de ningún valor son en verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo Divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes de cuantos justos han existido sobre la tierra. Miradnos  a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión, y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de gloria. AMEN.    

MEDITACIÓN

Existencia del Purgatorio  
   Punto Primero.- Es un articulo de fe que las almas de los mueren con alguna culpa venial, o sin haber satisfecho plenamente a la Justicia Divina por los pecados ya perdonados, está detenidas en un lugar de expiación llamado Purgatorio. Así lo enseña la Santa Madre Iglesia, columna infalible de la verdad; así lo confirma la más antigua y constante tradición de todos los siglos; así lo aseguran unánimemente los santos Padres griegos y latinos, Tertuliano, San Cirilo, San Cipriano, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, San Agustín, y tantos otros; así lo han definido los sagrados concilios de Cartago, de Florencia, de Letrán, y de Trento, dirigidos por el Espíritu Santo. Y aunque la Iglesia no lo enseñase así, ¿no lo dice  bastante la misma razón natural? Supongamos que sale de este mundo un alma con algún pecado venial; ¿ Que hará Dios con ella? ¿ La arrojara al infierno, y siendo su hija y esposa amadísima la confundirá con los réprobos y espíritus infernales? Eso repugna a la Justicia y Bondad Divinas. ¿ La introducirá en el cielo? Eso se opone igualmente a la y pureza infinita del Creador; pues solo aquel cuyas manos son inocentes, y cuyo corazón este limpio, subirá al monte del Señor.Nada manchado puede entrar en aquel reino purismo. ?¿Qué hará, pues Dios de aquella alma? Ya nos lo dice por Malaquias: La pondré como en un crisol, esto es un lugar de penas y tormentos, de donde no saldrá hasta que haya plenamente satisfecho a la Justicia Divina. ¿ Crees tu eso cristiano? Creas o no creas, te burles o no te burles, la cosa es y será así. Negar al Purgatorio, solo poner en duda deliberadamente su existencia es ya pecado grave. ¿ Crees tú esta verdad, y con esa indiferencia miras tan horribles penas? ¿ Crees en el Purgatorio, y con tus culpas amontonas tanta leña para arder en el más terrible fuego?  
Medita un poco sobre lo dicho.  
   Punto Segundo.- Es también un articulo de fe que nosotros, podemos aliviar a aquellas almas afligidísimas. Sí; en virtud de la comunión de los santos, hay plena comunicación de bienes espirituales entre los bienaventurados que triunfan en el cielo, los cristianos que militamos en la tierra, y las almas que sufren en el Purgatorio. En virtud de esa plena comunicación de bienes, podemos con mucha facilidad y mérito nuestro, bajar al Purgatorio con nuestros sufragios, y a imitación de Jesucristo después de su muerte, librar a aquellas almas, y alegrar al cielo con un nuevo grado de gloria accidental, procurando nuevos príncipes y moradores a aquella patria felicísima. ¡Oh, admirable disposición de la sabiduría Divina! ¡Oh! ¡ Que dicha y felicidad la nuestra! Viéndose Dios  obligado a castigar a aquellas sus hijas muy amadas, busca medianeros que intercedan por ellas, a fin de conciliar así el rigor de la Justicia con la ternura de su Misericordia infinita. Y nosotros somos estos dichosos medianeros y corredentores; de nosotros depende la suerte de aquellas pobres almas. Haz, pues, amado cristiano, con fervor este santo Novenario. No faltes a el ningún día; ¿Quién sabe  si abrirás el cielo a alguno de tus parientes o amigos ya difuntos? ¿ Y seréis tan duro e insensible que les niegues este pequeño sacrificio, pudiéndoles hacer ese gran favor a tan poco costo?
   Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Almas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.  
EJEMPLO
   Entre las muchas apariciones que confirman el dogma del Purgatorio, y lo adeptos que son a Dios los sufragios que ofrecemos por los difuntos, es muy notable la que tuvo el gran caudillo de los ejércitos de Dios, Judas Macabeo. Había este piadoso general derrotado a Gorgias, aunque no sin perdida de muchos soldados que murieron en la batalla, y conociendo, por las alhajas que se le encontraron ocultas en los vestidos, que habían muerto en castigo de un robo cometido en el templo de Jammia, exhorto al ejército a que rogase por aquellos infelices. Hizo una cuestación, y reuniendo doce mil dracmas de plata, las envío a Jerusalén para que se ofreciesen sacrificios en sufragio de aquellas pobres almas. Conducta admirable que el Espíritu Santo alabó con estas memorables palabras: Santa y saludable cosa es rogar por los difuntos, para que se les perdone el reato de sus pecados. Conducta que le alcanzo de Dios una insigne victoria, pues habiendo sucedido a Gorgias el soberbio Nicanor, y venido con un crecidísimo ejercito, y gran numero de caballos y elefantes, la víspera, cansado Judas, se queda dormido; cuando he aquí que se le aparecen el profeta Jeremías y el sumo Sacerdote Onías, ya difuntos, y presentándole una espada muy preciosa, le dicen: Recibe esta espada como prenda que Dios te envía: con ella abatirás a los enemigos de mi pueblo Israel. Armado con esta visión y armado con esta espada divina, embistió con un pequeño ejercito al enemigo y mato a treinta y cinco mil, siendo uno de los principales el mismo Nicanor.  

ORACIÓN  

A Jesucristo sudando sangre en el Huerto.
   ¡Oh Jesús amantísimo, alegría de los ángeles y gloria del cielo! ¡Cómo os contemplo anegado en un mar de amargura en el huerto de Getsemani! ¡Ay!, responde San Agustín, rogabais y sudabais sangre por las horribles penas que habían de sufrir las Almas en el Purgatorio. ¡Y que no pueda yo consolaros, oh Dios mío, y regocijar a la celeste Jerusalén, librándolas de tan terribles tormentos! A lo menos aceptad, oh Padre celestial, la tristeza y agonía que Jesús sufrió por ellas y por mí. Sí; por mí esta su alma triste hasta la muerte; por mi culpa bajo un ángel del cielo a consolarle; mío este sudor, mía esta Sangre preciosa que baña la tierra. Yo os la ofrezco, oh Dios de amor, aceptadla en expiación de mis culpas y sufragio de  las Almas. Y pues es Sangre de valor infinito, dejad caer una gota sobre mi corazón, y quedaran borradas mis culpas. Caiga una gota siquiera en el purgatorio y se apagaran sus horribles llamas.
   ¡Ay!, no merecemos tan gran favor; pero que os mueva el afecto con que os saludamos, diciendo cinco Padre Nuestro, cinco Ave Marías y un Gloria Patri.  
OBSEQUIO  
   En sufragio de las Santas Almas, tomar la generosa resolución de hacer el Novenario cada día.  

ORACIÓN A LAS ALMAS EN EL PURGATORIO  

   Esposas muy queridas del Señor, que encerradas en la cárcel del Purgatorio sufrís indecibles penas, careciendo de la presencia de Dios, hasta que os purifiquéis, como el oro en el crisol de las reliquias que os dejaron las culpas; ¡con cuanta razón desde aquellas voraces llamas clamáis a vuestros amigos pidiendo misericordia! Yo me compadezco de vuestro dolor, y quisiera tener caudal suficiente para satisfacer deuda tan crecida; y aunque más pobre que vosotras mismas, os ofrezco y aplico cuantas indulgencias pudiera ganar en este día, y cuantas obras de supererogación hiciere (diga el tiempo que quiera), a excepción de aquellas que por alguna necesidad particular aplicare.
   Pero siendo tan pobres mis méritos para satisfacer por vosotras a la Justicia Divina, apelo a la piedad de los Justos, a los ruegos de los Bienaventurados, al tesoro inagotable de la Iglesia, a la intercesión de María Santísima y al precio infinito de la Sangre de Jesucristo. Conceded Señor a esas pobres Almas el deseado consuelo y descanso. Pero también confío, Almas agradecidas, que tendré en vosotras poderosas medianeras que me alcancen del Señor gracia con que deteste mis culpas, adelante en la virtud, sojuzgue mis pasiones y llegue a la eterna bienaventuranza. AMEN.   

Día Segundo  

   Por la señal de la santa cruz, etc.

   Señor mío Jesucristo, etc. (Acto de contrición) 

   Padre celestial, etc. 

MEDITACIÓN


Sobre la pena de sentido en general
   Punto Primero.- Ven, mortal; tu que vives como si después de esta vida no te quedase nada que temer, ni que esperar; ven; penetra con el espíritu en aquellos horrendos calabozos donde la Justicia Divina acrisola las Almas de los que mueren con algún pecado venial; mira si fuera del infierno, pueden darse penas mayores, ni aun semejantes a las que allí se padecen. Considera todos cuantos dolores han sufrido los enfermos en todos los hospitales y lugares del mundo; aquellos dolores de cabeza y de vientre tan agudos, aquellos tan rabiosos de costado y de muelas, aquellas convulsiones y contorsiones espantosas de miembros, aquellas llagas y postemas insoportables, aquellos dolores y males de corazón tan vivos que han acabado con la vida de tantas personas; ¿igualarían todos estos males reunidos a  los dolores que padece un alma en el Purgatorio? No dice San Agustín, pues estos exceden a todo cuanto se pueda sentir, ver o imaginar en este mundo. Añadid a todos estos males, los suplicio y tormentos que la crueldad de los Nerones, Dioclecianos, Decios y demás perseguidores de la Iglesia inventaron contra los cristianos. Aquellas tenazas y garras de hierro con que les despedazaban las carnes, aquellas parrillas con que les asaban vivos, aquellas catastas y eculeos con que les descoyuntaban los miembros, aquellas ruedas de navaja y puntas de hierro, aquellas prensas y maquinas  con que los martirizaban; todo este horrible aparato de dolores y tormentos acerbísimos ¿no igualaría al Purgatorio? Tampoco, dice San Anselmo, pues la menor pena de aquel lugar de expiación es más terrible que el mayor tormento que se pueda imaginar en este mundo. Pues, ¡ qué penas serán aquellas! ¡Ah! Son tales, dice San Cirilo de Jerusalén, que cualquiera de aquellas almas querría mas ser atormentada hasta el día del juicio con cuantos dolores y penas han padecido los hombres desde Adán hasta la hora presente, que no estar un solo día en el Purgatorio sufriendo lo que allí se padece. Pues todos los tormentos y penas que se han sufrido en este mundo, comparados con los que sufre un alma en el Purgatorio, pueden tenerse por consuelo y alivio. Solatio erunt. ¡Ah! ¡Quién no tiembla!
   Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Almas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena. 
   Punto Segundo.- ¿Y quienes son esas Almas tan horriblemente atormentadas en el Purgatorio? ¡Ay! ¡Que  motivo tan grande este para hacernos temblar! Son  obra maestra de la mano del Omnipotente, y vivas imágenes de su divinidad; son amigas, hijas, y esposas amadísimas de Señor; ¡y no obstante son tan severamente castigadas! Dios las amo desde la eternidad, las redimió con la sangre de sus venas, ahora las ama con un amor infinito, como que están en su gracia y amistad divina; ¡ y no obstante son sufren penas imponderables!  ¡Ay! ¡Purgatorio! ¡Purgatorio! ¡Qué claramente nos manifiestas la justicia y santidad de Dios! ¡Que horror debes inspirarnos al pecado! Pues si con tanto rigor trata Dios a sus estimadísimas esposas por faltas ligeras, ¿cómo serás tratado tu, pecador, tu que vives abandonado al arbitrio de las pasiones?  Si en el árbol verde hacen esto, en el seco ¿qué harán? Si el hijo y heredero del cielo es así castigado por faltas que a muchos parecerán virtudes, ¿cómo serás tratado tu, pecador y enemigo de Dios, por vicios y pecados tan horrendos y abominables? Piénsalo bien y enmienda tu vida.
   Medita, etc.

EJEMPLO

   Refiere Tomás de Cantimprato que a un hombre muy virtuoso, pero que a causa de una larga y terrible enfermedad, estaba muy deseoso de morir, se le apareció el Ángel del Señor y le dijo: “Dios  ha aceptado tus deseos; escoge pues: o pasar tres días en el Purgatorio y después ir al cielo, o ir al cielo sin pasar por el Purgatorio, pero sufriendo un año mas de aquella terrible enfermedad”. Eligió lo primero: murió y fue al Purgatorio. No había pasado aun un día, cuando el Ángel se le presento de nuevo. Apenas le vio, exclamo: No es posible que tu seas el Ángel bueno, pues me has engañado así. Me decías que solo estaría tres días en este lugar, ¡y hace ya tantos años que estoy sufriendo aquí las más horribles penas! – Tú eres quien te engañas, contesto el Ángel: Todavía no ha pasado un día; tu cuerpo esta aun por enterrar; si prefieres sufrir un año esta enfermedad, Dios te permite aun, salir del Purgatorio y volver al mundo.- Si, Ángel santo, replico; no solo esta enfermedad durante un año, sino cuantas penas, dolor  y males haya en el mundo sufriré gustoso, antes que padecer una sola hora las penas del Purgatorio”. Volvió, pues a la vida y sufrió con admirable alegría un año mas de aquella enfermedad, publicando a todos lo terrible que son las penas del Purgatorio.  

ORACIÓN

A Jesús preso por nuestro amor

   ¡Oh Padre celestial! No me espanta el ver a vuestras amabilísimas Esposas presas y tan severamente castigadas en el Purgatorio. Las infelices ofendieron un día a vuestra divina Majestad, y pisaron vuestra ley santísima. Lo que me pasma  es ver entregado por el traidor Judas y preso como un facineroso por hombres vilísimos e inhumanos ¿a quién? A Jesús, centro de vuestras complacencias infinitas. ¡Ah! Le veo con una soga al cuello, tirado por tierra, atadas sus manos, cargado de oprobios y de cadenas. Mas por otra parte ¡oh dichosas cadenas! Ellas son  mi esperanza, y serán el consuelo y alivio de las benditas almas del Purgatorio. Sí. Padre de clemencia; usad con ellas y conmigo de misericordia; y pues Jesús se deja prender por darnos libertad, aceptad las ignominias, injurias y golpes cruelísimos que padece por nuestro amor. Aceptadlas en remisión de nuestras culpas y sufragios de nuestros hermanos difuntos y dadles la libertad, que con ansia esperan, para alabaros eternamente en el cielo. Amen.
  Para mas obligar al Señor, digamos cinco Padre Nuestros, cinco Ave Marías y un Gloria Patri.
OBSEQUIO   Asistir mañana y todos los días que se pueda, al santo sacrificio de la Misa en sufragio de las Almas del Purgatorio.

Dia Tercero: 
   Por la señal de la Santa Cruz, etc. 
   Acto de contrición: Señor mío, Jesucristo, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo y espero, a quien amo y quisiera haber siempre amado sobre todas las cosas; me pesa una y mil veces me pesa de haberos ofendido, por ser vos quien eres, bondad infinita; pésame también porque merecí las terribles penas del Purgatorio y ¡ay! tal vez las eternas llamas del infierno. Propongo firmemente nunca mas pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos ayudado de vuestra divina gracia. ¡Oh! tenga yo, Jesús mío, la dicha de confesarme bien, enmendar mi vida y perseverar hasta la muerte. Os lo pido por esas benditas almas, por Vuestra Sangre preciosa y por los dolores de vuestra afligidísima Madre. AMEN.   
ORACIÓN AL PADRE ETERNO
  (Para todos los días de la Novena
   Padre Celestial, Padre Amorosísimo, que para salvar a las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen Purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor; ¿ Como? ¿ Dejaríais sufrir largo tiempo a esas almas en el Purgatorio, habiendo costado tanto a Jesucristo y siendo vuestras amadísimas hijas? ¿ Permitiríais que fuese malograda  Sangre de tan grande valor?
   Compadeceos, pues de esas pobrecitas Almas, y libradlas de aquellas horrorosas llamas. Compadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo os ofrezco todas las obras buenas que haga en este novenario. ¡ Ay! De poquísimo, de ningún valor son en verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo Divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes de cuantos justos han existido sobre la tierra. Miradnos  a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión, y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de gloria. AMEN.    
MEDITACIÓN  
Sobre el fuego del Purgatorio  
   Punto Primero.- Considera, amado cristiano, el tormento que causa  a las Almas el fuego abrasador del Purgatorio. Si el fuego de este mundo, creado para servicio del hombre, y efecto de la bondad divina, es ya el más terrible de todos los elementos; si es ya tal su virtud que consume bosques, abrasa edificios, calcina mármoles durísimos, hace saltar piedras y murallas espantosas, derrite metales y ocasiona horrendos terremotos, ¿Qué será el fuego del Purgatorio, encendido por un Dios santísimo y justísimo, para con el demostrar el odio infinito que tiene al pecado? Es tal, dice San Agustín, que el fuego de este mundo, comparado con él, no es mas que pintado. ¡Tanquam ignis depictus! Dios mío, que expresión. Las llamas que vomitan los Vesubios, las que devoraron a Roma y tantas otras ciudades, el fuego de Babilonia, el que Elías hizo bajar del cielo, hasta el diluvio de llamas que en tiempo de Lot, llovió sobre las nefandas ciudades de Sodoma y Gomorra, todo es fuego pintado en comparación del que atormenta a las Almas del Purgatorio.  Tamquam ignis depictus. Ahora bien; si tener el dedo en la llama de una vela, seria para nosotros insoportable dolor, ¿qué tormento será para aquellas Almas estar sepultadas en un fuego que es, dicen Santo Tomas y San Gregorio, igual en todo, menos en la duración al del infierno? Sí; escuchadlo almas tibias y estremeceros. Con el mismo fuego se purifica el elegido y arde el condenado; con la única diferencia que aquel saldrá cuando haya  satisfecho por sus culpas, y este arderá allí eternamente. ¿Y en esas abrasadoras llamas quieres tu caer por tu tibieza? ¡Oh ceguera! ¡ Oh locura sin igual!
Medita un poco sobre lo dicho.  
   Punto Segundo.- Considera cuales son las faltas por las que Dios infinitamente bueno y misericordioso castiga a sus amadísimas esposas con tanto rigor, y veras que son faltas leves, y a veces un solo pecado venial. ¡ Oh! ¡ Y que mal tan grave debe ser este delante de Dios, cuando es tan severamente castigado en el Purgatorio. En efecto; el pecado venial es leve, si se le compara con el mortal, pero en si es mayor mal que la ruina de todos los imperios y que la destrucción del universo es un mal tan espantoso, que excede en malicia a todas las calamidades del mundo; es un mal tan grande, que si cometiéndolo, pudieses convertir a todos los pecadores, sacar a todos los condenados del infierno, librar a todas las Almas del Purgatorio, aun entonces no debieras cometerlo, pues todos estos bienes no igualarían la malicia del pecado más leve, porque aquellos son males de la criatura, y este es un mal y una ofensa hecha al mismo Creador. ¿ Puedes oír esto sin horrorizarte y sin mudar de conducta? Pero ¡ay! ¿ Que es tu vida, sino una serie no ininterrumpida de pecados? ¡ Pecados cometidos con los ojos, con los oídos, con la lengua, con las manos, con todos los sentidos! ¡ Cuantas culpas por la ignorancia crasa y olvido voluntario de tus obligaciones!... ¡ Cuantas indiscreciones por la distracción de tu espíritu, por la violencia de tu genio, por la temeridad de tus juicios, por la malicia de tus sospechas! ¡ Cuantas faltas por no querer mortificarte, ni sujetarse a otro, por tu ligereza en el hablar! ¡Ay! llora, cristiano, tu ceguedad; y a la claridad del fuego espantoso del Purgatorio, comprende por ultimo cuan grande es cometer un pecado venial. Pero ¡ ay! Es un mal tan grande; ¡y tu, lejos de llorarle, lo cometes sin escrúpulo, a manera de pasatiempo y diversión!...
   Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Almas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.  
EJEMPLO  
   Nada hace tan sensible la malicia del pecado venial como las muchas almas, de que consta por varias y autenticas apariciones, que han expiado en el Purgatorio faltas, según nuestro modo de hablar muy ligeras.
   Unas fueron condenadas a el por haber hablado en una iglesia sin necesidad, como una niña de siete años, según refiere Cesáreo; otras, como la hermana de San Pedro Damiano, por haber escuchado con gusto una canción profana. Murió Vitalina, noble doncella romana, tenida por Santa Mónica en tan buena opinión que encomendaba a su hijo Agustín en sus oraciones; y a pesar de esto, se apareció muy triste a San Martín obispo, diciéndole: Estoy ardiendo por haberme lavado dos o tres veces la cara con demasiada vanidad. Un religioso fue al Purgatorio por no haber hecho inclinación de cabeza al decir Gloria Patri al final de los salmos; otros por estarse a la lumbre mas de lo ordinario en tiempo de invierno; allá fue a parar San Severino por ciertas negligencias en el rezo divino; un niño de nueve años por no haber devuelto unas frioleras que había tomado;  muchos años estuvo en aquel fuego un padre  de familia por haber descuidado la buena educación de sus hijos; San Valero por haber favorecido demasiado a un sobrino suyo; y así de muchos otros.  
ORACIÓN   
A Jesús Conducido De Tribunal En Tribunal  
   ¡Oh Padre amantísimo! Cuando considero las innumerables ofensas que cada día cometo contra vuestra soberana Majestad,  cuando me veo siempre iracundo, soberbio, vengativo, falto de virtudes y lleno de defectos y vicios, no puedo menos de temblar al postrarme a vuestros pies. ¿Y como me atreveré yo a interceder por las afligidas Almas, siendo yo merecedor  de penas mas graves que las suyas? No obstante me anima vuestro benignísimo y pacientísimo Hijo. ¡Ah! Si le veis cargado de cadenas y conducido de tribunal en tribunal, es por mi amor; si, a pesar de ser juez de vivos y muertos, oye las más injustas acusaciones y falsos testimonios, si le veis insultado, escupido y abofeteado, es por mi amor. Aceptad, pues, oh Padre amantísimo, la paciencia inalterable de mi dulce Redentor; aceptad  su silencio, humildad y mansedumbre asombrosos. Estas virtudes confunden y condenan es verdad, mi altivez, mis impaciencias e ímpetus de ira y de venganza; mas, por tan sublime santidad, perdonareis a las pobres Almas del Purgatorio, y purificándome de mis defectos y manchas, me transformareis todo en vos.
   ¡Oh! concédeme estas gracias, Jesús mío benignísimo; y para mas obligaros diremos cinco Padre nuestros, cinco Ave Marías y un Gloria Patri.  
OBSEQUIO  
   Mañana procuraremos sufrir con paciencia, así los trabajo que Dios nos envíe, como las molestias del prójimo, en sufragio de las benditas Almas del Purgatorio.  

Día Cuarto  

   Por la señal de la santa cruz, etc.
   Señor mío Jesucristo, etc. (Acto de contrición
   Padre celestial, etc. (Oración para todos los días

MEDITACIÓN

Sobre la pena de daño
   Punto Primero.- Por horrorosos que sean los tormentos que padecen las almas en el purgatorio, por espantosas que sean las llamas en que se abrasan, no igualaran jamás la pena vivísima que sienten al verse privadas de la vista clara de Dios. En efecto; aquellas constituyen la pena de sentido, esta la de daño; aquellas son limitadas; esta infinita; aquellas privan a las almas de un bien accidental, cual es el deleite; por esta carecen de un bien esencial a la bienaventuranza, en el cual consiste la felicidad del hombre, y es la posesión beatífica de Dios. Ahora no comprendemos esta pena; pero ella es atroz, incomprensible, infinita. ¡Ah! ¡Pobres Almas! Vosotras conocéis a Dios, no con un conocimiento oscuro, como nosotros, sino con una luz clara y perfectísima; veis que es el centro de vuestra felicidad, que contiene todas las perfecciones posible, y en grado infinito; sabéis que si cayera en el infierno una sola gota de aquel océano infinito de delicias que en si encierra, bastaría para extinguir aquellas llamas y hacer del infierno el paraíso más delicioso. Comprendéis todo esto perfectísimamente, y así os lanzáis hacia aquel bien infinito con mas fuerza que una enorme peña desgajada de la montaña se precipita a lo profundo del valle; ¡ y no obstante no le podeís abrazar, ni poseer! ¡Que pena! ¡Que tormento!
   Absalón, privado de la vista de su padre David, vive desconsoladísimo; nada le alegra: ni riquezas, ni amigos, ni delicias; continuamente suspira por verle, hasta llegar a elegir la muerte antes de verse mas tiempo privado de su presencia, siendo su padre un simple mortal; ¡que será, pues, para vosotras el veros privadas de Dios, y con El de todo bien, de todo consuelo y felicidad! Preciso fuera sentirlo, para formarse una idea cabal y completa de estado tan horriblemente angustioso.  
   Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Almas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena. 
   Punto Segundo.- Si tan horrible pena sienten las almas, viéndose privadas del hermosísimo rostro de Dios, ¿Cuál debería ser tu desconsuelo, oh pecador, que vives privado de su gracia y amistad?
   Las Almas benditas del Purgatorio no poseen aun a Dios, es verdad; pero están seguras de poseerle algún día, porque son amigas, hijas, y esposas muy amadas. Pero tu, infeliz, sabes que, viviendo como vives, no poseerás jamás a Dios. Sabes que desde el momento en que te rebelaste contra Él perdiste su gracia, y con ella la rica herencia de la gloria. ¡Ah! ¿Cómo dices: Padre Nuestro, que estas en los cielos? Te engañas: Dios ya no es tu padre, ni tu señor, ni tu rey. ¿Sabes quien es tu padre y señor? ¡Ay de ti! Es el demonio: Vos ex patre diabolo estis. A el te entregaste pecando, él es tu compañero inseparable; tú eres su esclavo. Si Dios rompiera el hilo delgado de tu vida, ¡ay! El demonio se apoderaría de ti y arrastraría su presa al fuego del infierno. ¡Ay! ¿Crees esto, pecador, y no obstante duermes tranquilo? Dios todopoderoso es tu enemigo, tiene firmada contra ti la sentencia de condenación eterna; ¡y tu, lejos de borrarla con una buena confesión, juegas, ríes, te diviertes,, pasas días, meses, años y la vida entera en el pecado! ¡Oh deplorable ceguedad! ¡Oh insensibilidad mas que de bruto irracional!  
   Medita, etc.

EJEMPLO   

   Refieren varios autores que estando un religioso carmelita descalzo en oración, se le apareció un difunto con semblante muy triste y todo el cuerpo rodeado de llamas.”¿Quién eres tu? ¿Qué es lo que quieres?, preguntó el religioso.- Soy, respondió el pintor que murió días pasados, y deje cuanto había ganado para obras piadosas.-¿Y cómo padeces tanto habiendo llevado una vida tan ejemplar?, volvió a decirle el religioso.- ¡Ay!, Contestó el difunto; en el tribunal del supremo Juez se levantaron contra mi muchas almas, unas que padecían terribles penas en el Purgatorio, y otras que ardían en el infierno, a causa de una pintura obscena que hice a instancias de un cabalero. Por fortuna mía se presentaron también muchos santos, cuyas imágenes pinté, y dijeron para defenderme que había hecho aquella pintura inmodesta en mi juventud, que después me había arrepentido y cooperado a la salvación de muchas almas, pintando imágenes de santos; y por ultimo, que había empleado lo que había ganado a fuerza de muchos sudores, en limosnas y obras de piedad. Oyendo el Juez soberano estas disculpas, y viendo que los santos interponían sus meritos, me perdono las penas del infierno, pero me condeno a estar en el Purgatorio mientras dure aquella pintura. Avisa, pues al caballero NN, que la eche al fuego; y ¡Ay! De el si no lo hace. Y en prueba de que es verdad lo que digo, sepa que dentro de poco tiempo morirán dos de sus hijos. Creyó, en efecto el caballero la visión y arrojó al fuego la imagen escandalosa. Antes de dos meses se le murieron dos hijos, y él reparó con rigurosa penitencia los daños ocasionados en las Almas.

ORACIÓN

A Jesús Tratado como loco y Propuesto a Barrabas    

   ¿Qué decíais, oh Ángeles del cielo, cuando visteis a la Majestad y Sabiduría infinita tan vilmente despreciada en casa de Herodes y en pretorio de Pilatos? ¿Como? ¡Vos, oh Jesús mío, vestido de ropa blanca y tenido por loco! ¡Vos rey de los cielos y tierra, conducido así por las calles de Jerusalén, cargado de oprobios e ignominias! ¡Vos, el hijo de Dios, pospuesto al más vil facineroso! Pero ¡ay de mí! ¡yo  también os he tratado de necio prefiriendo las locas máximas del mundo a vuestra ley sapientísima! ¡Yo también ingrato, os he abandonado y pospuesto a un vil interés, a un sucio deleite, a un puntillo de honra por un miserable ¡qué dirán! ¡Ay!, merecía estar privado por siempre de vuestra presencia amabilísima, pero, ya que por mí sufristeis escarnios tan crueles, tened compasión de mí y de las pobres Almas del Purgatorio. Sí, Jesús mío; por esas vuestras ignominias curad mi loca vanidad y soberbia; por aquel grito tremendo que oísteis en casa del Juez, gritando todos a una voz: Crucificadle, crucificadle, haced que yo crucifique mis pasiones, para que, junto con las Almas del Purgatorio, logre un dia alabaros eternamente en la gloria. Amen.  
   Para mas obligaros,  os saludamos con cinco Padre Nuestros, cinco Ave Marías, y un Gloria Patri.  

Día Quinto  

   Por la señal de la santa cruz, etc.
   Señor mío Jesucristo, etc. (Acto de contrición
   Padre celestial, etc. (Oración para todos los días 
MEDITACIÓN
Remordimiento de un alma en el purgatorio  
   Figúrate, cristiano que esto meditas, a un alma que haya llevado en este  mundo una vida enteramente semejante a la tuya; que haya vivido tibia, inmortificada, distraída en los ejercicios de piedad como tú, sin tener horror mas que al pecado mortal y al infierno. Supongamos, no obstante que haya tenido la dicha, (no sabes si tú la tendrás) de hacer una buena confesión, morir en gracia, e ir al Purgatorio. ¿Qué pensara en aquel horrible fuego entre penas y tormentos tan espantosos? ¡Ay! Dos pensamientos la afligirán sobremanera.
   Primer Pensamiento.- Pude  librarme de estas penas y no quise. Sí; ¡yo misma he encendido estas llamas! ¡Yo soy la causa  de estas penas atrocísimas! Dios no hace mas que ejecutar la sentencia que yo en el mundo pronuncié contra mi misma. ¡Que medios no me había proporcionado para ahorrarme estos tormentos! Caricias, amenazas, beneficios, todo lo había agotado, gracias singularísimas de inspiraciones, buenos ejemplos, libros piadosos, padres vigilantes, celosos confesores, maestros y predicadores fervorosos, remordimientos continuos, todo lo había empleado. Mas que locura tan grande la mía! Por no privarme de un frívolo pasatiempo, por ir a bailes, por divertirme o jugar con tal compañía, por no abstenerme de una mirada, de un vil gusto, de una vana complacencia, por hablar de los defectos del prójimo, me sujete voluntariamente a tantas penas y tormentos! Me lo decían todos los años, me lo  predicaban y repetían! ¡mas yo no hacia caso!... ¡Dichoso San Pablo, primer ermitaño, dichosas Gertrudis, Escolástica, y tantos otros Santos que, habiendo satisfecho a la Justicia divina en el mundo, subió al cielo sin pasar por el Purgatorio! ¡Yo podía hacer lo que vosotros, pero no quise! ¡Oh locuras mundanas, oh conversaciones frívolas, oh pasatiempos, oh vanidad, y que caro me costáis ahora! ¡Oh amarga memoria! ¡Estoy sufriendo penas y tormentos acerbísimos; y yo los he querido! ¡Podía evitarlos fácilmente, y no quise!
   Medita, etc.
   Segundo Pensamiento, que aflige, oh cristiano, al alma tibia que vivió enteramente como tu vives. Yo quería librarme ahora del Purgatorio, y no puedo. ¡Oh si pudiera yo ahora volver al mundo! Dirá cada una de aquellas Almas, ¡ con que gusto me sepultaría en los desiertos con los Hilariones y Arsenios! Haría penitencias más espantosas que las de un Ignacio en la cueva de Manresa, que las de un Simeón estilista y de un San Pedro de Alcántara;  pasaría noches enteras en oración, como los Antonios, Basilios y Jerónimos; me arrojaría en estanques helados y me revolcaría entre espinas, como los Benitos y los Franciscos; haría...
   ¡Ah pobres infelices almas! No era necesario nada de esto; con mucho menos podíais apagar esas abrasadoras llamas, sin hacer mas de lo que hacíais cada día, pero haciéndolo con perfección, evitabas estos tormentos. Sí; los mismos Sacramentos, pero recibidos con mejores disposiciones, las mismas Misas, pero oídas con mas recogimiento y atención; las mismas devociones, pero practicadas con mas fervor; las mismas mortificaciones, ayunos y obras de misericordia pero hechas con menos ostentación, únicamente por agradar a Dios, no solo os hubieran librado de estas penas, sino también asegurado a vosotras y a muchas otras Almas la posesión del reino de los cielos.  
   Ahora, no os canséis, vuestros deseos son inútiles; ya no es tiempo de merecer, ya ha llegado para vosotras aquella noche intimada por San Juan, en la que nadie puede hacer obra alguna meritoria; ahora es necesario sufrir, y sufrir penas inexplicables, y sufrirlas sin merito alguno. ¡Y yo lo he querido! ¡Pude fácilmente evitar estos tormentos, y no quise! ¡Quisiera poder evitarlos ahora, y no puedo! ¡Dichoso cristiano que oyes esto! Tu tienes tiempo todavía; no es aun llegada para ti aquella noche tenebrosa. ¿No tomaras la seria resolución de confesarte bien, de enmendar tu vida?
Medita, etc.  
EJEMPLO
   Estaba Santa Brígida en altísima contemplación, cuando fue llevada en espíritu al Purgatorio. Allí vio, entre otras, a una noble doncella, y oyó que se quejaba amargamente de su madre,  por el demasiado amor que le había tenido: “!Ah!, en vez de reprenderme y sujetarme, ella me proporcionaba modas, novios; me excitaba a ir a los bailes, saraos, teatros, y hasta me engalanaba ella misma. Es verdad que me enseñaba algunas devociones,  pero ¿qué gusto podían dar estas a Dios, yendo mezcladas con tanto galanteo y profanidad? No obstante, como la misericordia del Señor es tan grande, por aquellas pocas devociones que hacia, Dios me concedió tiempo para confesarme bien, y librarme del infierno. Pero ¡ay! ¡que penas estoy padeciendo! Si lo supieran mis amigas ¡qué vida tan distinta llevaría! La cabeza, que antes ataviaba con dijes y vanidades, esta ahora ardiendo entre llamas vivísimas; las espaldas y brazos que llevaba descubiertos, los tengo ahora cubiertos y apretados con hierros de fuego ardentísimo; las piernas y pies, que adornaba para el baile, ahora son atormentados horriblemente;  todo mi cuerpo, en otro tiempo tan pulido y ajustado, ahora se halla sumergido en toda clase de tormentos”.
   Contó la Santa esta visión a una prima de la difunta, muy entregada también a la vanidad, y esta cambio de vida en términos que, entrando en un convento de muy rigurosa observancia, procuró con rigidísimas penitencias reparar los desordenes pasados, y auxiliar a su parienta, que estaba padeciendo tanto en el Purgatorio.  
ORACIÓN  

A Jesús  Azotado en la Columna  

   ¡Oh Jesús amabilísimo! ¡Vos desnudo y azotado por mí! ¡Vos la inocencia y santidad infinitas, despedazado por mi amor con innumerables azotes! ¡Ay! ¡que extraño es que se paguen caros en el Purgatorio los gustos del pecado, si así pagáis Vos en vuestro purísimo cuerpo las sensualidades del mío! ¡Ay infeliz de mí! Yo soy quien he pecado; yo merecía ese castigo tan humillante y riguroso; y no obstante, lejos de mortificar mis apetitos y de castigar con penitencias una carne impura, no busco sino delicias y regalos.
   Mas no será así en adelante, dulcísimo Jesús. Caiga sobre mi corazón una gota de esa sangre preciosa, y arrepentido abrazare la mortificación, y quedaré todo encendido en vuestro santo amor. Y vos, Padre celestial, ya que vuestro hijo santísimo satisfizo sobreabundantemente a vuestra justicia divina, perdonad mis culpas, usad de clemencia con las benditas Almas del purgatorio, aceptad en sufragio de ellas todo cuanto yo sufriere en este día, aceptad la cruel flagelación de Jesús y los dolores de su Madre Santísima. Amen.
OBSEQUIO

   Mañana, no comer fuera de las horas acostumbradas, o hacer alguna mortificación corporal en sufragio de las benditas Almas del Purgatorio. 
Dia Sexto: 
   Por la señal de la Santa Cruz, etc. 
   Acto de contrición: Señor mío, Jesucristo, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo y espero, a quien amo y quisiera haber siempre amado sobre todas las cosas; me pesa una y mil veces me pesa de haberos ofendido, por ser vos quien eres, bondad infinita; pésame también porque merecí las terribles penas del Purgatorio y ¡ay! tal vez las eternas llamas del infierno. Propongo firmemente nunca mas pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos ayudado de vuestra divina gracia. ¡Oh! tenga yo, Jesús mío, la dicha de confesarme bien, enmendar mi vida y perseverar hasta la muerte. Os lo pido por esas benditas almas, por Vuestra Sangre preciosa y por los dolores de vuestra afligidísima Madre. AMEN.   

ORACIÓN AL PADRE ETERNO
  (Para todos los días de la Novena

   Padre Celestial, Padre Amorosísimo, que para salvar a las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen Purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor; ¿ Como? ¿ Dejaríais sufrir largo tiempo a esas almas en el Purgatorio, habiendo costado tanto a Jesucristo y siendo vuestras amadísimas hijas? ¿ Permitiríais que fuese malograda  Sangre de tan grande valor?
   Compadeceos, pues de esas pobrecitas Almas, y libradlas de aquellas horrorosas llamas. Compadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo os ofrezco todas las obras buenas que haga en este novenario. ¡ Ay! De poquísimo, de ningún valor son en verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo Divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes de cuantos justos han existido sobre la tierra. Miradnos  a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión, y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de gloria. AMEN.    
MEDITACIÓN  
Paciencia y Resignación de las Benditas Animas del Purgatorio.   
   Punto Primero.- Es verdad que las Almas del Purgatorio padecen imponderables penas, y sin merito, pero las padecen con una paciencia y resignación admirables. Conocen a Dios con luz perfectísima, le aman con purísimo amor, y desean ardentísimamente poseerlo, pero al ver sus faltas, bendicen y adoran la mano justa y amorosa que las castiga. ¡Oh! ¡ y con cuanta más resignación que los hermanos de José, exclaman: Merito baec patimur! Con mucha razón nos castigáis, Señor; pues cuando pecamos no temimos vuestro poder y justicia, frustramos los designios de vuestro amor y sabiduría, despreciamos vuestra majestad y grandeza, y ofendimos vuestras perfecciones infinitas. Justo es que seamos castigadas. Hombres sin conocimiento de la verdadera religión fueron agradecidos a sus bienhechores; Faraón hizo a José virrey de Egipto, porque le interpreto un sueño misterioso. Asuero elevó a Mardoqueo a los primeros empleos de la Persia, porque le descubrió una conspiración; hasta los osos y otras fieras indómitas agradecidas defendieron a sus bienhechores; y nosotras, creadas a vuestra imagen y semejanza, redimidas con vuestra Sangre, honradas con bienes de fortuna y exaltadas con tantos dones de la gracia,, ingratas ¡ay! Os abandonamos en vida. Sí; purificadnos en este fuego; ¡por acerbas que sean nuestras penas, bendecidnos y ensalzaremos vuestra justicia y misericordia infinita! Justum es,  domine, et rectum judicium tuum.  
   Todavía más: es tanta la fealdad del pecado,  por leve que sea, que si Dios abriera a esas almas las puertas del cielo, no se atreverían a entrar en el manchadas como están, sino que suplicarían al Señor las dejara purificarse primero en aquellas llamas. No de otra suerte que una doncella escogida por un gran monarca, si el día de las bodas apareciera una llaga asquerosa en su rostro, no se atrevería a presentarse en la corte, y suplicaría al Rey que difiriese las bodas hasta que estuviera perfectamente curada. ¡Oh pecado! Por leve que parezcas, ¡qué mal eres tan grave, cuando las mismas almas preferirían los horrores del Purgatorio a entrar en el cielo con la menor sombra de tu mancha!  
Medita un poco sobre lo dicho.  
   Punto Segundo.- Mira cristiano, si puede darse locura mayor que la tuya... Te reconoces deudor de la justicia divina de horribles penas por los pecados enormes que cometiste en la vida pasada, y por las innumerables faltas en que al presente caes todos los días; que no basta confesarte; que la absolución borra, si, la culpa, más, no condonando toda la pena, es preciso satisfacer a la justicia divina en este o en el otro mundo; y no obstante, jamás te cuidas de hacer penitencia.
   Ahora podías expiar tus culpas fácilmente y con mucho más merito tuyo: una confesión bien hecha, una misa bien oída, un trabajo sufrido con paciencia, una ligera mortificación, una limosna, una indulgencia, un vía crucis hecho con devoción, podía excusarte espantosos suplicios, y tú todo lo descuidas, todo lo dejas para la otra vida. ¡Ay! ¿Has olvidado, por ventura cuan horribles son y cuanto duran aquellos tormentos? ¿No sabes que, según afirman ciertos autores, fundados en revelaciones muy respetables, varias de aquellas almas han estado siglos enteros en el Purgatorio, y otras estarán allí hasta el juicio final?
¡Insensato! Las Almas, dice San Cirilo de Jerusalén, mejor querrían sufrir hasta el fin del mundo todos los tormentos de esta vida que pasar una sola hora en el Purgatorio; y tu quieres mas arder siglos enteros en el Purgatorio, que mortificarte en esta vida un solo momento. ¡Oh espantosa locura!  
   Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Almas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.  
EJEMPLO  
   Había en Bolonia una viuda noble,, que tenia un hijo único y muy querido. Estando divirtiéndose un día con otros jóvenes, paso un forastero y les interrumpió el juego.  Le reprendió ásperamente el hijo de la viuda, y resentido el forastero, saco un puñal, se lo clavo en el pecho y echó a huir calle abajo con el puñal ensangrentado en la mano, y se metió en la primera casa que encontró abierta. Allí suplico a la señora que por amor de Dios le ocultase; y ella, que era la madre del joven asesinado, le escondió en efecto. Entre tanto llego la justicia buscando al asesino; y no hallándole allí, “sin duda, dijo uno de los que les buscaban, no sabe esta señora que el muerto es su hijo, pues si lo supiera, ella misma nos entregaría al reo, que indudablemente debe estar aquí”. Poco falto para que muriese la madre de sentimiento al oír estas palabras. Mas luego, cobrando animo y conformándose con la voluntad divina, no solo perdono al que había matado a su único y estimado hijo, sino que le entrego todavía una cantidad de dinero y el caballo del difunto para que huyese con mas prontitud; y después le adopto por hijo. Pero ¡cuan agradable fue a Dios esta generosa conducta! Pocos días después estaba la buena señora haciendo oración por el alma del difunto cuando de pronto se le apareció su hijo, todo resplandeciente y glorioso, diciéndole: “Enjugad, madre mía, vuestras lagrimas y alegraos, que me he salvado. Muchos años tenia que estar en el Purgatorio,  pero vos me habéis sacado de el, con las virtudes heroicas que practicasteis perdonando y haciendo bien al que me quito la vida. Mas os debo por haberme librado de tan terribles penas, que por haberme dado a luz. Os doy las gracias por uno y otro favor; adiós, adiós madre mía, adiós; me voy al cielo donde seré dichoso por toda la eternidad”.  
ORACIÓN   
A Jesús coronado de espinas.      
   ¡Oh amabilísimo Redentor mío! ¡Los pecadores se coronan de rosas, los reyes de la tierra se ciñen  coronas de diamantes y perlas, y Vos, Rey inmortal de los siglos estáis coronado de espinas! ¡Oh! ¡ Si esa vuestra corona se clavase en mi cabeza, para arrancar de una vez mi soberbia y malos pensamientos! ¡Oh! ¡Si a lo menos una de esas espinas atravesara mi conciencia, y no me dejara reposar hasta que hubiese mudado de vida! Señor, no quiero ya mas coronarme  de flores en este mundo, sino de espinas por vuestro amor.
   Y Vos, Padre misericordioso, aceptad en sufragio de las pobres Almas del Purgatorio, aquellas befas, humillaciones y dolores acerbísimos que sufrió vuestro amable Hijo cuando le coronaron de espinas. Por aquellas asquerosas salivas que recibía, por aquellos escarnios con que le ultrajaban, por aquella sangre que corría de su cabeza santísima, a fuerza de los cruelisimos golpes que sobre las espinas le daban, por aquel dolor que atravesó el angustiado corazón de su Madre. Aliviad os lo suplico, a las afligidas Almas del Purgatorio, y concédeles pronto la corona incorruptible de la gloria. Y para alcanzar de Vos esta gracia diremos cinco Padre nuestros, cinco Ave Marías, y un Gloria Patri.  
OBSEQUIO  
   En sufragio de las Almas del Purgatorio, aplicar los cien días de indulgencia que se pueden ganar cada vez diciendo devotamente: Jesús, José y Maria, os doy el corazón y el alma mía.  

Día Séptimo  


   Por la señal de la santa cruz, etc.

   Señor mío Jesucristo, etc. (Acto de contrición

   Padre celestial, etc. (Oración para todos los días

MEDITACIÓN


Descuido de los mortales en aliviar a las Almas del Purgatorio.

   Punto Primero.- Pobres Almas. ¡Están padeciendo tormentos y penas inexplicables, no pueden merecer, ni esperar alivio sino de los vivos; y estos, ingratos, no se cuidan de ellas! Tienen en el mundo tantos hermanos, parientes y amigos, y no hallan, como José un Rubén piadoso que las saque de aquella profunda cisterna. Sus tinieblas son más dolorosas que la ceguedad de Tobías y no encuentran un Rafael que les dé la vista deseada, para contemplar el rostro  hermosísimo de Dios. Se abrasan en más ardiente sed que el criado de Abraham, y no hallaron una oficiosa Rebeca que se las alivie. Son infinitamente mas desgraciadas que el caminante de Jericó y el paralítico del evangelio, mas no encuentran un samaritano u otra persona compasiva que las consuele. ¡Pobres Almas! ¡Que tormento tan grande será para vosotras este olvido de  los mortales! ¡Podrían tan fácilmente aliviaros y libertaros del Purgatorio, bastaría una misa, una comunión, un vía crucis, una indulgencia que aplicasen, y nadie se cuida de ofrecérosla!  
   ¿ Y quines son esos ingratos? ¡Ah! Son vuestros mismos parientes y amigos, vuestros herederos, vuestros hijos mismos. Ellos se alimentan y recrean con los bienes que les dejasteis; y ahora desconocidos no se acuerdan ya de vosotras. Tal vez por haberlos estimado y  complacido demasiado, por haberlos enriquecidos con usuras y otros modos ilícitos,  ardéis en esas llamas; y los ingratos se divierten ahora, sin compadecerse ni acordarse de vuestras penas...  ¡ Pobres Almas! Con cuanta más razón que David podes decir: Si un extraño que jamás hubiera recibido favor de mi mano, si un enemigo me tratara así, por sensible que me fuera podría soportarlo con paciencia; ¡pero tú, hijo mío, que me debes tantos beneficios,, y te sustentas y regalas con el sudor de mi rostro; Tu hija mía por quien pasé tantos dolores y noches tan malas, tu esposo,, tu esposa mía, que tantas pruebas de mi amor recibisteis, siendo objetos de mis desvelos y blanco de mis incesantes favores, que tu me trates así, que descuidando los sufragios que tanto te encargué, me dejes en este fuego sin querer socorrerme. ¡ Ah! ¡esta si que es ingratitud y crueldad superior a toda ponderación!  
   Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Almas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena. 
   Punto Segundo.- ¡Pobres Almas! Pero más pobres e infelices  seremos nosotros, si no las socorremos. Acuérdate, gritan de cómo he sido yo juzgado, porque así mismo lo serás  tú. A mi ayer, a ti hoy. Tú,  también serás del numero de los difuntos, y tal vez muy pronto. Y por rico y poderoso que seas, ¿qué sacaras de este mundo? Lo que nosotros sacamos, y nada mas: las obras. Si son buenas, ¡qué consuelo! Sí malas, ¡qué desesperación! Cómo tu hayas con nosotros, harán contigo.- ¿Lo oyes? Si ahora eres duro e insensible con las benditas Animas, duros e insensibles serán contigo los mortales, cuando tu hayas dejado de  existir. Y no es este el parecer de un sabio; es el oráculo de la sabiduría infinita que nos dice por San Mateo: Con la misma medida que midiereis, seréis medidos. Sí; del mismo modo con que nos hubiéramos portado con las almas de nuestros prójimos, se portaran los mortales con nosotros; ¡Ay de aquel que no hubiese usado de misericordia,  porque le espera, dice el apóstol Santiago un juicio  sin misericordia! ¿Y tiemblas tu, heredero y testamentario, insensible para con los difuntos? Si lleno de indignación, el Juez supremo arroya al infierno al que niega la limosna a un pobre, que tal vez era enemigo de Dios por el pecado, ¿con cuanta justicia y rigor condenara al que niegue a sus amadísimas esposas los sufragios de los bienes que le pertenecían?  
   Medita, etc.

EJEMPLO    


   Derrotado por Cayano, el ejercito de Mauricio, y hecho prisioneros gran número de soldados, Cayano pidió al emperador una moneda, y no de valor muy subido, por el rescate de cada prisionero. Mauricio se negó a darla. Cayano pidió entonces una de menor valor, y habiéndola rehusado también, exigió por ultimo una ínfima cantidad;  la que no habiendo podido lograr tampoco, irritado el bárbaro mando a cortar la cabeza a  todos los soldados imperiales que tenia en su poder. Más ¿qué sucedió? Pocos día después Mauricio tuvo una espantosa visión. Citado al tribunal de Dios,  veía gran multitud de esclavos que arrastraban pesadas cadenas, con horrendos gritos pedían venganza contra él. Oyendo el Juez Supremo tan justas quejas, se vuelve a Mauricio y pregunta: “¿Dónde quieres mas ser castigado: en esta, o en la otra vida?

   ¡Ah! Benignísimo Señor, responde el prudente emperador, prefiero ser castigado en este mundo. Pues bien, dijo el Juez, en pena de tu crueldad, con aquellos pobres soldados, cuya vida no quisiste salvar a tan poco precio, uno de tus soldados te quitara la corona, fama y vida, acabando con toda tu familia”. En efecto, pocos días después se le insurreccionó él ejercito, proclamando a Focas por emperador. Mauricio fugitivo se embarcó en una pequeña nave con algunos pocos que le seguían; mas en vano, furiosas las olas lo arrojan a la playa, y llegando los partidarios de Focas le atan a el, y cuantos le seguían y los llevan a Eutropia en donde, ¡oh padre infeliz! Después de haber visto con sus propios ojos la cruel carnicería que hicieron de sus cinco hijos, fue muerto ignominiosamente, y no pasó mucho tiempo sin que el resto de su familia sufriese la misma desgracia.  
   ¡Ah! Cristianos que oís esto: no son unos pobres soldados, son vuestros propios hermanos y vuestros propios padres los que han caído prisioneros de la justicia divina. Este Dios misericordioso pide por su rescate una muy pequeña moneda, de gran valor, es verdad,  pero muy fácil de dar. ¿Y seréis tan duros que se la neguéis? ¿ Tan insensible seréis a la felicidad de las Almas y a vuestros propios intereses?  

ORACIÓN

A Jesús  llevando la Cruz a cuestas    
   ¡Oh dulcísimo Jesús, y que sensible habrá sido a tu corazón mi olvido e indiferencia para con las Almas del Purgatorio; pues tanto las amas por una parte, y por otra eres tan caritativo, que cuando subías a la montaña del Calvario olvidaste tu dolor acerbísimo para consolar a aquellas pobres mujeres que lloraban tu suerte! Aplaque, pues,! Oh Padre celestial, tu ira la caridad inmensa de tu Hijo santísimo. Acepta esos dolorosos pasos que da, oprimido por el peso enorme de la cruz,  acepta esas tres lastimosas caídas, junto con los  escarnios, el sudor y sangre que derrama por nuestro amor. Yo te lo ofrezco todo, en remisión de mi poca paciencia en los trabajos, y en sufragio de las pobres Animas del Purgatorio. ¡Ah! Compadécete de sus lagrimas; enjúgalas, oh Padre clementísimo, y haz que dichosas participen cuanto antes de la gloria de tu rostro divino en la patria celestial. Amen.
   Digamos cinco Padre nuestros, cinco Ave Marías, y un Gloria Patri para alcanzar del Señor esta gracia.  
OBSEQUIO
   El mayor sufragio que reclaman las benditas Almas, el más necesario para nosotros y el más adepto a dios es hacer una buena confesión, sin callar pecado alguno al confesor.

Día Octavo: 
   Por la señal de la Santa Cruz, etc. 
   Acto de contrición: Señor mío, Jesucristo, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo y espero, a quien amo y quisiera haber siempre amado sobre todas las cosas; me pesa una y mil veces me pesa de haberos ofendido, por ser vos quien eres, bondad infinita; pésame también porque merecí las terribles penas del Purgatorio y ¡ay! tal vez las eternas llamas del infierno. Propongo firmemente nunca mas pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos ayudado de vuestra divina gracia. ¡Oh! tenga yo, Jesús mío, la dicha de confesarme bien, enmendar mi vida y perseverar hasta la muerte. Os lo pido por esas benditas almas, por Vuestra Sangre preciosa y por los dolores de vuestra afligidísima Madre. AMEN.   
ORACIÓN AL PADRE ETERNO
  (Para todos los días de la Novena
   Padre Celestial, Padre Amorosísimo, que para salvar a las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen Purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor; ¿ Como? ¿ Dejaríais sufrir largo tiempo a esas almas en el Purgatorio, habiendo costado tanto a Jesucristo y siendo vuestras amadísimas hijas? ¿ Permitiríais que fuese malograda  Sangre de tan grande valor?
   Compadeceos, pues de esas pobrecitas Almas, y libradlas de aquellas horrorosas llamas. Compadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo os ofrezco todas las obras buenas que haga en este novenario. ¡ Ay! De poquísimo, de ningún valor son en verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo Divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes de cuantos justos han existido sobre la tierra. Miradnos  a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión, y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de gloria. AMEN.    
MEDITACIÓN  
Paciencia y Resignación de las Benditas Animas del Purgatorio.   
   Punto Primero.- Supongamos cristiano piadoso, que movido por estas meditaciones, haces una sincera y dolorosa confesión, y ganando la indulgencia plenaria de este santo novenario, sacas un Alma de la horrenda prisión del Purgatorio. ¡Ay! ¡ y que grande será tu dicha! Si perseveras, ¡qué galardón tan grande recibirás en el cielo! Si los reyes de la tierra, siendo miserables mortales, recompensan con tanta munificencia al que libra a uno de sus vasallos de un gran peligro, o expone generosamente su vida sirviendo a  los  apestados; ¿Cómo pensarais vosotros que premiara el Señor al que libre a una o más almas de las abrasadoras llamas del Purgatorio? Decid padres y madres: si aquel hijo, que es la niña de vuestros ojos, cayere en él rió, o en el fuego, y un hombre generoso os le sacara y presentara vivo, ¿cómo se lo agradecerías? Si vosotros fueseis ricos y potentados, y el pobre, ¿cómo le premiarías? Ahora bien: ¿ que tiene que ver el cariño del padre más amoroso con el amor que Dios profesa a aquellas almas que son sus hijas y esposas muy amadas? ¿Qué son todos los peligros y males de este mundo, comparados con las espantosas penas del Purgatorio? ¿Y que comparación hay entre el Poder y la generosidad de un miserable mortal, y el poder y la generosidad infinita de Dios, que promete un inmenso premio de gloria por la visita hecha a un preso, a un enfermo, o por un vaso de agua a un pobre por su amor? ¡Ah, cristiano! No dudo decir que miro como asegurada tu salvación, si logras sacar a una sola  Alma del Purgatorio. ¿Y no harás lo posible por lograrlo?  
Medita un poco sobre lo dicho.  
   Punto Segundo.- No pienses, alma cristiana, ser esta una reflexión piadosa; es una promesa formal de Jesucristo, verdad eterna que no puede faltar a su palabra. ¿No nos dice en el Sagrado Evangelio?: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia
   Fundado en estas palabras infalibles, hasta ahora dice el Padre San  Gregorio “Yo no sé que se haya condenado ninguno que haya usado de misericordia con el prójimo”. ¡Ah! Dios quiere mucho a las almas;  todo cuanto se hace por ellas lo mira, agradece y premia como si a El mismo se le hiciera; En verdad os digo que todo cuanto habéis hecho con uno de esos pequeños hermanos míos, lo habéis hecho conmigo. ¡Ah! Dichosos cristianos; si socorréis a las pobres Almas del Purgatorio, “venid, os dirá un día nuestro liberalísimo Juez; venid, benditos de mi padre celestial. Aquellas pobres Almas tenían hambre, y vosotros comulgando las habéis alimentado con el pan de vida de mi sacratísimo Cuerpo; morían de sed y oyendo o haciendo celebrar misa, les habéis dado a beber mi sangre preciosísima, estaban desnudas y con vuestras oraciones y sufragios las habéis vestido con una estola de inmortalidad; gemían en la más triste prisión, y con vuestros meritos e indulgencias las habéis sacado de ellas. Y no es precisamente a las Almas a quines habéis hecho estos favores; a Mí me los habéis hecho: Mihi fecistis: pues todo cuanto hicisteis por ellas, yo lo miro por tan propio como si lo hubieses hecho para Mí mismo. Por lo tanto, venid, benditos de mi Padre celestial, a recibir la corona de gloria que os esta preparada en el cielo”. ¿Y no querríais, cristianos, lograr tanta dicha? Pues en vuestra mano está.  
   Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Almas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.  
EJEMPLO     
   Tenia una pobre mujer napolitana una numerosa familia que mantener, y a su marido en la cárcel, encerrado por deudas. Reducida a la ultima miseria, presentó un memorial a un gran señor, manifestándole su infeliz estado y aflicción; pero con todas las súplicas no logro mas que unas monedas.
   Entra desconsolada en una iglesia,  y encomendándose a Dios siente una fuerte inspiración de hacer decir con aquellas monedas una misa por las Almas, y pone toda su confianza en Dios, único consuelo de los afligidos. ¡Caso extraño! Oída la misa, se volvía a casa, cuando encuentra a un venerable anciano que llegándose a ella le dice: ¿Qué tenéis mujer? ¿Qué os sucede? La pobre le explico sus trabajos y miserias. El anciano consolándola le entrega una carta y le dice que la lleve al mismo señor que le ha dado las monedas. Este abre la carta, y ¿cuál no es su sorpresa cuando ve la letra de su amantísimo padre ya difunto? ¿Quién os ha dado esta carta? –No lo conozco, respondió la mujer, pero era un anciano muy parecido a aquel retrato; solo que tenia la cara mas alegre. Lee de nuevo la carta, y observa que le dicen: “Hijo mío muy querido, tu padre ha pasado del purgatorio al cielo por medio de la misa que ha mandado celebrar esa pobre mujer. Con todas veras la encomiendo a tu piedad y agradecimiento; dale una buena paga, porque esta en grave necesidad”. El caballero, después de haber leído y besado varias veces la carta, regándola con copiosas lagrimas de ternura: “Vos, dice a la afligida mujer, vos con la limosna que os hice, habéis labrado la felicidad de mí estimado padre; yo ahora haré la vuestra, la de vuestro marido y familia. En efecto,  pago las deudas, sacó al marido de la cárcel,  y tuvieron siempre de allí en adelante cuanto necesitaban, y con mucha abundancia.  
   Así recompensa Dios, aun en este mundo, a los devotos de las benditas Almas.  
ORACIÓN   
A Jesús Clavado en la Cruz
   ¿De que trabajos puedo quejarme, OH Jesús dulcísimo, cuando os contemplo clavado en la cruz, desamparado de vuestro Padre celestial,  padeciendo la más cruel sed y agonía por mi amor? ¿Cómo no esperaré cuando por todas esas llagas abiertas, como por tantas otras llamas o volcanes de amor,  pedís misericordia y perdón? Sí; aliéntate pecador; pronto esta Dios a borrar culpas pasadas, alentaos también vosotras almas benditas del Purgatorio; ya se acerca la hora de vuestro rescate y de vuestra libertad. Mañana con las comuniones que se os ofrecerán, será el dichoso día de vuestra redención. ¡Oh! Haced que así sea, dulcísimo Jesús, moved el corazón de estos fieles para que no nieguen este sufragio a las almas, apagad la sed ardentísimas que tienen esas almas de veros, de reinar con vos y bendeciros por siglos infinitos. Amen.
Cinco Padre nuestros, cinco Ave Marías y un Gloria Patri para alcanzar estas gracias del Señor.  
OBSEQUIO  
   Hacer limosna en sufragio de las Almas del Purgatorio.  

Día Noveno  

   Por la señal de la santa cruz, etc.
   Señor mío Jesucristo, etc. (Acto de contrición)
   Padre celestial, etc. (Oración para todos los días)

MEDITACIÓN

Descuido de los mortales en aliviar a las Almas del Purgatorio.
   Punto Primero.- Ved aquí el día feliz; hoy, con las numerosas comuniones y sufragios que los  fieles han ofrecido al Señor, no solo en esta, sino en tantas otras iglesias y hogares, muchas de aquellas almas, ayer tan afligidas y desgraciadas, han pasado a ser dichosos habitantes y príncipes felicísimos de la Corte Celestial. Ya ven cara a cara la hermosura y majestad infinita; ya poseen a Dios, que contiene en si cuanto hay de amable, de grande, delicioso y perfecto. Su entendimiento ya no puede experimentar ni más alegría, ni más suavidad, ni dicha. ¡Ay! ¡Si pudieses, amado cristiano, penetrar hoy en aquella dichosa patria y contemplar el transporte de aquellos Bienaventurados! ¡Que enhorabuena, que abrazos se dan tan amorosos! ¡Que cánticos entonan en acción de gracias al Dios de las misericordias y a los generosos cristianos que las han sacado del Purgatorio! ¡Oh! ¡Cómo dan por bien empleadas las penas que en este mundo padecieron! ¡Oh! ¡Con cuanta alegría esta diciendo cada una de ellas: Dichosas confesiones y comuniones, dichosas las misas que oía, las limosnas, oraciones, penitencias y obras buenas que yo practicaba; dichosas las burlas y escarnios que yo sufria por ser devota! ¡Y con que magnificencia pagáis, Señor, hasta los sacrificios más pequeños e insignificantes que hice por vuestro amor! ¿No quisieras cristiano tener tú la misma suerte? Pues pelea contra las pasiones; que sin pelear no se alcanza victoria;  sin pena no hay felicidad.  
   Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Almas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena. 
   Punto Segundo.- ¡Y que dicha, cristiano, la tuya, si has logrado librar del Purgatorio a alguna de aquellas Almas! El cielo debe a tus sufragios el nuevo regocijo y la nueva gloria accidental que ahora experimenta. Y aquellas Almas dichosas te deben la libertad,, y con ella la posesión de una felicidad infinita. ¿Qué suplicas pues, tan fervorosas no harán a Dios por ti? ¿En que necesidad podrás encontrarte que no cuiden de socorrerte? ¿Qué empeño pondrán en conseguirte las gracias necesarias para vencer las tentaciones, adquirir las virtudes y triunfar de los vicios? Y si alguna vez te vieres en peligro de pecar y de caer en el infierno ¡con cuanto más celo que el pueblo de Israel lo hizo a favor de Jonatas, dirán al Señor!: ¿Y permitiréis OH, gran Dios, que se pierda eternamente un cristiano que me ha librado a mí de tan horribles penas? ¿No prometisteis que alcanzarían misericordia con el prójimo? ¿Y consentiríais ahora que cayese en el infierno aquel que con sufragios me abrió las puertas del cielo? ¡Ah dichoso cristiano! ¡cuánto envidio tu dicha! Persevera, y tienes segura la palma de la gloria.  
   Medita, etc.

EJEMPLO

   Santa Gertrudis, aquella esposa tan regalada del Señor, había hecho donación de todos sus meritos y obras buenas a las pobres almas del purgatorio; y para que los sufragios tuviesen mas eficacia y fuesen más adeptos a Dios, suplicaba a su divino Esposo le manifestase porque alma queria que satificiese. Se lo otorgaba su Divina Majestad, y la Santa multiplicaba oraciones, ayunos, cilicios, disciplinas, y otras penitencias, hasta que aquella alma hubiese salido del Purgatorio. Sacada una, pedía al Señor le señalara otra; y así logro librar a muchas de aquel horrible fuego. Siendo ya la santa de edad avanzada, le sobrevino una fuerte tentación del enemigo, que le decía: “!Infeliz de ti! ¡Todo lo has aplicado a las almas del purgatorio,  y no has satisfecho todavía por tus pecados! Cuando mueras, ¡qué penas y tormentos te aguardan!” No dejaba de atormentarla este pensamiento, cuando se le apareció Cristo Señor nuestro, y la consoló diciendo: “Gertrudis, hija mía muy amada; no temas por los sufragios que tu ofrecisteis a las Almas del Purgatorio, me fueron muy agradables; tú no perdistes nada; pues en recompensa no solo te perdono las penas que alli habias de padecer, sino que aun aumentare tu gloria de muchísimos grados. ¿No había prometido yo dar el ciento por uno, pagando a mis fieles servidores con medida buena, abundante y apretada? Pues mira,  yo haré que todas las almas libertadas con tus oraciones y penitencias te salgan a recibir con muchos Ángeles a la hora de la muerte, y que, acompañada de este numeroso y brillante cortejo de bienaventurados, entres en el triunfo de la gloria”.  

ORACIÓN

A las Benditas Almas Libertadas del Purgatorio
por los Sufragios Ofrecidos Durante el Novenario    
   ¡Oh almas dichosas y felices, a quines nuestro dulcísimo Jesús acaba de admitir hoy en su patria celestial! Os felicitamos y damos en nombre de toda la iglesia mil enhorabuenas por esta dicha tan grande. Unimos nuestra alegría con la vuestra, y con la de los Ángeles y Serafines; juntamos nuestras acciones de gracia con los cánticos y alabanzas que vosotras entonáis al Creador por tan inestimable beneficio. Sí, Almas santas y dichosas; alegraos: ya se han acabado para vosotras las penas y tristezas, las aflicciones y trabajos, los peligros y tentaciones de esta miserable vida. Solo os queda una eternidad de descanso, de alegrías, de delicias y de bienaventuranza infinita. ¡Que dicha también la nuestra, si con estos sufragios os hemos acelerado la posesión de tanta gloria! Sí, triunfad en el cielo; pero no hagáis como hizo aquel ingrato copero de Faraón con José; no olvidéis a vuestros pobres hermanos, que militamos aún en este valle de lagrimas; echad una mirada compasiva sobre nosotros; mirad de cuantos y cuan fieros enemigos nos vemos rodeados! Ahora que sois tan poderosas delante de Dios, interceded por nosotros, para que siendo fieles y constantes en su servicio podamos en vuestra compañía alabarle y glorificarle un día eternamente.
   Cinco Padre nuestros, cinco Ave Marías y un Gloria Patri alas cinco llagas de Cristo Señor nuestro en sufragio de las benditas Almas del Purgatorio.  
OBSEQUIO
   Formar una firme resolución de ofrecer todas nuestras obras satisfactorias en sufragio de las pobrecitas Almas.

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