01/V SANTOS FELIPE Y SANTIAGO EL MENOR, Apóstoles

01 de Mayo

SANTOS FELIPE Y SANTIAGO EL MENOR,
Apóstoles


SAN FELIPE
SANTIAGO EL MENOR

  A vosotros os he llamado amigos; porque os he hecho
saber cuanto oí de mi Padre.

(Juan, 15, 15).

   Tanto San Felipe cuanto Santiago tuvieron el honor de ser apóstoles de Jesucristo, de predicar su Evangelio y de morir por la fe. Felipe fue quien llevó a Natanael a Jesucristo. Después de la Ascensión trasladóse a Escitia, donde fue crucificado después de haber convertido a gran número de bárbaros.
   Santiago, primo del Señor, fue tan venerado entre los judíos, que se tenían éstos por dichosos con sólo tocar el borde de su manto. Fue precipitado desde lo alto del templo de Jerusalén porque predicaba a Jesucristo.

MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE LOS
APÓSTOLES FELIPE y SANTIAGO
 
   
I. Estos santos tuvieron el honor de ser llama dos al apostolado, de predicar el Evangelio y derramar su sangre por Jesucristo. Obedecieron al llamado de Dios, correspondieron a sus gracias e imitaron los padecimientos de su Maestro. Dios te llama a ti desde hace tiempo, oyes su voz y, sin embargo, no le obedeces. Muchas ocasiones te proporciona de trabajar y de sufrir por Él, ¿cómo las aprovechas? Si los bienaventurados pudiesen en el cielo tener algún pesar, provendría de haber perdido muchas ocasiones de acrecentar su corona sufriendo por Jesucristo.
   
II. Apenas convertido San Felipe, ya quiso hacer participar a Natanael de su dicha llevándole a Jesús. ¿Puedes de algún modo trabajar tú en la salvación a el prójimo? Hazlo. Comparte con tus amigos, tus parientes y domésticos, los buenos sentimientos que Dios te inspira. ¿No es acaso lo contrario de lo que haces? ¿No escandalizas a tu prójimo con tus palabras y tu mala vida?
   
III. Santiago era tenido por santo aun por aquellos mismos que lo mataron; sus oraciones, su austeridad, su modestia, y tantas otras virtudes le valieron el sobrenombre de Justo. ¿De qué estima gozas tú ante los hombres? ¿Qué se dice de ti? Pregúntalo a tus amigos; oye aun lo que te reprochan tus enemigos, para corregirte. Mas, antes que nada, considera cuál es tu situación al respecto frente a Dios. Si los hombres no te condenan, tal vez lo hace tu con ciencia, porque nadie puede huir de sí mismo. (San Bernardo).

El deseo de la santidad
Orad por la propagación
de la fe.

ORACIÓN
   Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo en la festividad de San Felipe y Santiago, vuestros Apóstoles, haced, os lo suplicamos, que al mismo tiempo que nos regocijamos con sus méritos aprovechemos sus ejemplos. Por J. C. N. S. Amén.



*
Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)
(1)Patronos principales del Uruguay y Titulares de la Iglesia Catedral de Montevideo.

DOMINGO TERCERO DESPUÉS DE PASCUA

TERCER DOMINGODESPUÉS DE PASCUA

(Doble - Ornamentos blancos)

  Han pasado tres semanas de alegría. Ahora la Resurrección marcha rápida hacia la definitiva exaltación del Cristo, hacia la Ascensión... Hoy empezamos a pensar ya en la separación, y nuestra alegría se empaña con un halo de suave melancolía. Comenzamos levantando al Cielo gritos de Júbilo: "Cantad con júbilo a Dios, toda la tierra, entonad salmos a su Nombre". Pero San Pedro nos recuerda luego que somos extranjeros y peregrinos que todavía no hemos llegado a la Patria conquistada por la sangre de Cristo (Epístola), y que, por tanto, debemos trabajar, caminar y vivir con espíritu de los que se han revestido de Cristo. Reconociendo nuestra debilidad, pedimos a Dios que nos conceda, a todos los que llevamos el nombre de cristianos, la gracia de rechazar cuanto se oponga a este nombre y de seguir cuanto con él conviene (Oración). El primer peregrino es el mismo Cristo, que nos habla ya en el Evangelio de su próxima partida. Pronto va a privarnos de su presencia para poder enviarnos el Espíritu Santo, en el cual encontrarán los Apóstoles, y todos los nacidos y resucitados en Cristo, el valor necesario para llevar dignamente el nombre cristiano.

IntroitoPs. 55, 1-2
 INTROITUS -  Jubilate Deo, omnis terra, alleluia: psalmum dicite nomini ejus, alleluia: date gloriam laudi ejus, alleluia, alleluia, alleluia. - Ps. Ibid. 3. Cicite Deo, quam terribilia sunt opera tua, Domine: in multitudine virtutis  tuae mentientur tibi inimici tui. Gloria.Introito - Cantad con júbilo a Dios, toda la tierra, entonad salmos a su Nombre, aleluya. Glorificadle y alabadle, aleluya, aleluya, aleluya.- Decid a Dios: ¡cuán estupendas son tus obras, oh Señor! Tan grande es tu poder, que serás glorificado por tus mismos enemigos. Gloria al Padre, 
   Oración-Colecta
  ORATIO - Deus qui errantibus, ut in viam possit redire justitiae, veritatis tuae lumen ostendis: da cunctis qui christiana professione censentur, et illa respuere, quae huic inimica sunt nomini, et ea quae sunt apta, sectari. Per D. N.   R. Amen       Oh Dios, que muestras a los que yerran la luz de  tu verdad, para que puedan volver al camino de la justicia, concede a cuantos profesan la fe cristiana, que se aparten de todo lo que va contra este nombre, y .sigan todo lo que es conforme a él. Por nuestro Señor, etc.    R. Amen.
Epístola
   Ante la persecución de Nerón, que ya había estallado en la Iglesia, San Pedro exhorta a los cristianos a la paciencia, a la sumisión humilde y a una vida ejemplar, para así desramar a los enemigos y honrar la Religión.
   EPISTOLA Lectio Epistolae beati Petri  Apostoli  (I, 2, 11-19)  - Carissimi: Obsecro vos tamquam advenas, et peregrinos abstinere vos carnalibus desideriis, quae militant adversus animam, conversationem vestram inter gentes habentes bonam: ut in eo, quod detrectant de vobis tamquam de malefactoribus, ex bonis operibus vos canside rantes, glorificent. Deum in die visitationis. Subjecyi igitur estote omni humanae creatutrae propter Deum: sive regi, quasi praecellenti: sive ducibus, tamquam ab eo missis ad vindictam malefactorum, laudem vero bonorum: quia sic est voluntas Dei, ut benefacientes obmutescere faciatis imprudentium hominunm ignorantiam: quasi liberi, et non quasi velamen habentes malitiae libertatem, sed sicut servi Dei. Omnes honorate: fraternitatem diligite: Deum timete: regem honorificate. Servi, subditi estote in omni timore dominis, non tantum bonis, et modestis, sed etiam dyscolis. Haec est enim gratia: in Christo Jesu Domino nostro.    Lección de la Epístola del Apóstol S. Pedro - Carísimos: Os ruego como a extranjeros y peregrinos(1), que os abstengáis de los deseos carnales que combaten contra el alma. Observando buena conducta entre los gentiles, para que así, como ahora murmuran de vosotros, como de malhechores, considerándoos por vuestras buenas obras, glorifiquen a Dios en el día de visita. Someteos, pues, a toda humana creatura por Dios: ya sea al rey como soberano que es; y a a los gobernantes como enviados por Él para venganza de los malhechores y para alabanza de 1os buenos. Porque ésa es la voluntad de Dios, que, haciendo bien, hagáis enmudecer la ignorancia de los hombres imprudentes. Portaos como libres, y no teniendo a libertad a manera de velo para encubrir la  malicia, mas, como siervos de Dios; dad honor al Rey. Siervos(2), sed obedientes a los señores con todo respeto, no sólo a los buenos y moderados, sino aún a los de recia condición. Porque esto es lo que agrada a Dios, en Jesucristo, Señor nuestro. 
   Salmodia
   Allelúja, allelúja. V. (Ps. 110, 9) Redentionem misit Dominus populo suo. Alleluia. V. Luc. 24, 46 Oportebat pati Christum, et resurgere a mortuis: et ita intrare in gloriam suam. Alleluia   Aleluya, aleluya. V. Aleluya, aleluya. El Señor envió redención a su pueblo. Aleluya. Convenía que Cristo padeciese y resucitase de entre muertos, y que así entrase en su gloria. Aleluya. 
Evangelio
   Jesús anuncia a sus discípulos, un poco enigmáticamente, su próxima partida de este mundo y su resurrección, así como la situación futura de la Iglesia militante, para la cual, aparentemente, Jesús desaparece un tiempo de su vista, pero para volver a mostrarse a cada uno, al fin de la breve peregrinación de la vida. Esta breve peregrinación, entre oscuridades y trabajos, resulta a veces triste y pesada, pero pasa veloz, y brilla ante los ojos del buen cristiano la luz perpetua y el gozo eterno que hacen olvidarlo todo.
   USequéntia sancti Evangélii secúndum Joanem. 16, 16-22 - In illo témpore: Dixit Jesus discipulis suis: Modicum, et jam non videbitis me; et iterum modicum, et videbitis me; quia vado ad Patrem. Dixerunt ergo ex discipulis ejus ad invincem: Quid est hoc, quod dicit nobis: Modicum, et non videbitis me; et iterum modicum, et videbitis me, et: quia vado ad Patrem? Dicebant ergo, quid esr hoc, quod dixit<. Modicum? nexcimus quid loquitur. Cognovit autem Jesus quia volebant eum interrogare et dixit eis: De hoc quaeritis inter vos, quia dixi: Modicum et non videbitis me, et iterum modicum et videbitis me. Amen, amen dico vobis, quia plirabitis et flebitis vos: mundus autem gaudebit, vos autem contristabimini, sed tristitia vestra vertetur in gaudium. Mulier cum parit, tristiam habet, quia venit hora ejus; cum autem pepererit puerum, jam non meminit pressurae, propter gaudium, quia naus est homo in mundum. Et vos igitur nunc quidem tristitam habetis, iterum autem videbo vos et gaudebit cor vestrum, et gaudium vestrum nemo tollet a vobis.   Credo. U Continuación del Santo Evangelio según San Juan (16,, 16-22) - En aquel tiempo: dijo Jesús a sus discípulos: "Un poco y ya no me veréis: y otro poco y me veréis; porque voy al Padre." entonces algunos de ellos se dijeron unos a otros: "¿Qué es esto que nos dice: 'Un poco y no me veréis, y otro poco y me veréis; porque voy al Padre?" y decían, "¿Qué es esto que nos dice? '¿Un poco?' No sabemos lo que quiere decir(3)." Entendió Jesús que le querían preguntar, y les dijo: "Disputáis entre vosotros de esto  que he dicho: 'Un poco y no me veréis, y otro poco y me veréis' En verdad, en verdad os digo: que vosotros lloraréis y gemiréis, mas el mundo se gozará, y vosotros andaréis tristes, mas vuestra tristeza se trocará en gozo(4). La mujer , cuando pare, está triste, porque viene su hora; mas cuando ha dado a luz un niño, ya no se acuerda del apuro, por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. Así pues, también ahora, vosotros tenéis  tristeza; mas otra vez os he de ver, y se gozará. vuestro corazón, y ninguno os arrebatará. vuestro gozo."   Credo.   
    OFFERTORIUM Ps. 145, 2.  Lauda, anima mea, Dominum: laudabo Dominum in vita mea, psallam Deo meo quamdiu ero, alleluia.   Ofertorio -  Alaba, alma mía, al Señor; alabaré al Señor durante mi vida : entonaré himnos a mi Dios. mientras yo viva. Aleluya.
Oración-Secreta
    His nobis, Domine, mysteriis conferaatur, quo terrena desideria mitigantes descamus amare caelestia. Per Dominum nostrum.    Danos, Señor, con es tos misterios, la gracia de que, mitigando los deseos terrenales, aprendamos a amar las cosas celestiales. Por Nuestro Señor, etc.    
Prefacio propio de Pascua
    Vere dignum et justum est, aequum et salutare: Te quidem, Domine, omni tempore, sed in hac potissimum die (in hoc potissimum) gloriosius praedicare, cum Pascha nostrum immolatus es Christus. Ipse enim verus es Agnus, qui abstulit peccata mundi. Qui mortem nostram moriendo destruxit, et vitam resurgendo reparavit. Et ideo cum Angelis et Archangelis, cum Thronis et Dominationibus, cumque omni militia caelestis exercitus, hymnum gloriae tuae canimus, sine fine dicentes:   Sanctus, Sanctus, Sanctus, etc.   Verdaderamente es digno y justo, de bido y saludable, que en todo tiempo, Señor, te alabemos; pero principalmente con mayor magnificencia en éste, en que Jesucristo inmolado es, nuestra Pascua. Porque El es el verdadero Cordero que quita los pecados del mundo. El cual muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, reparó nuestra vida. Por esto, con los Ángeles y Arcángeles, con los Tronos y Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, can tamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo, etc.
   COMMUNIO  Mdicum, et  non videbitis me, alleluia: iterum modicum, et videbitis me, quia vado ad Patrem, alleluia, alleluia.   Comunión. - Un poco y no me veréis," aleluya; "otro poco y me veréis, porque voy al Padre." Aleluya, aleluya. 
Oración-Postcomunión
     POSTCOMMUNIO - Sacramenta quae sumpsimus, Domine, et spritualibus nos instaurent alimentis, et corporalibus tueantur auxiliis. Per Dominum nostrum Jesum Christum.   Los Sacramentos que hemos recibido, oh Señor, te rogamos nos fortalezcan como Alimentos Espirituales que son, y nos defiendan, sirviéndonos de auxilios para el cuerpo. Por Nuestro Señor, 


  • (1) Extranjeros y peregrinos somos, en efecto, en el orden espiritual, ya que no tenemos aquí ciudad ni patria permanentes.
  • (2) Siervos, aquí quiere decir criados, vasallos, súbditos y todo lo que expresa sumisión a alguna autoridad legítimamente constituida, a la cual, por Dios, debemos someternos en lo que no va en contra de nuestra conciencia, aunque el mandatario sea duro y autoritario.
  • (3) Bajo esta forma un poco enigmática les anunciaba Jesús a los Apóstoles su próxima muerte y resurrección y sus apariciones. Equivalía a decirles: "No me veréis, porque estaré muerto y enterrado; pero en seguida me volveréis a ver, porque habré resucitado". A nosotros nos parece muy claro, porque conocemos los acontecimientos.
  • (4) Los buenos cristianos deben vivir en una santa y saludable tristeza, con respecto a las locas alegrías de los mundanos, tristeza que a menudo impone el cumplimiento austero del deber; pero esta tristeza será pasajera y se convertirá en gozo eterno después de la muerte, al revés de lo que acaecerá a los mundanos. El ejemplo gráfico de la parturienta explica el pensamiento del Señor.

30/IV SANTA CATALINA DE SIENA, Virgen

30 de Abril

SANTA CATALINA DE SIENAVirgen
Donde está vuestro tesoro,
allí también estará vuestro corazón.

(Lucas, 12, 34).

   Santa Catalina de Siena tomó el hábito de Santo Domingo a la edad de 18 años. Sus austeridades, ya extraordinarias cuando vivía en la casa paterna, fueron desde entonces ilimitadas. Acaecióle, una vez, ayunar desde el Miércoles de Cenizas hasta la fiesta de la Ascensión, sin tomar alimento alguno fuera del espiritual de la Santa Eucaristía. Para recompensarla, Jesucristo imprimió en su cuerpo virginal los sagrados estigmas de su Pasión, le comunicó una inteligencia maravillosa de las Sagradas Escrituras, y se sirvió de ella para volver de Aviñón a Roma al Papa Gregorio XI, con lo que puso término a los males que desolaban a la Iglesia. Murió en 1380.  
  
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE
SANTA CATALINA
   
l. El corazón de Santa Catalina ardía del fuego del amor de Jesucristo. Abrasaban las llamas de este amor en su celo por la salvación de las almas, en su compasión por los pecadores, los pobres y los enfermos y tu corazón ¿a quién pertenece? ¿A las riquezas y a los placeres? Entonces es insensible al lamento de los pobres y a las inspiraciones del amor divino. ¡Señor! haced que os ame a Vos solo, y si amo algo más que lo haga por Vos. Dadme un corazón que Os ame. (San Agustín).
   
II. Presentóle el Señor dos coronas, una de oro y otra de espinas, y la Santa eligió la de espinas, diciéndole que quería reproducir en ella la Pasión de su divino Maestro y gozarse en las penas y sufrimientos. Tú, en cambio, quieres en esta vida rosas y placeres; pronto se marchitarán las rosas y te quedarán espinas para toda la eternidad; porque es difícil gozar los bienes de este mundo y los del cielo. (San Jerónimo).
   
III. El pensamiento continuo de la presencia de Dios la hizo salir victoriosa de todas sus tentaciones. Recogíase interiormente pensando en la Pasión de Jesucristo, en los castigos de los condenados y en su propia nada; estas consideraciones tornábanla insensible a las persecuciones de los hombres y hacíanla invencible a los asaltos del demonio. Piensa en Dios y en las verdades eternas, y nada temas ni desees en este mundo. Ahora no piensas sino en la tierra, por que tu tesoro y todas tus esperanzas están en la tierra y no en el cielo. Tu corazón y tu espíritu estarían en el cielo si allí estuviese tu tesoro. (San Euquerio).

Meditar sobre la Pasión
Orad por vuestro obispo. 

ORACIÓN
   Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y haced que la fiesta de la bienaventurada Catalina, vuestra virgen, al mismo tiempo que regocija nuestra alma, la enriquezca con sentimientos de una tierna devoción. Por J. C. N. S.
  

*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

29/IV SAN PEDRO DE VERONA, Mártir

 29 de Abril

SAN PEDRO DE VERONA, Mártir

Estad vosotros apercibidos, porque a la hora que
menos penséis ha de venir el Hijo del hombre.

(Mateo, 24, 44).

   San Pedro de Verona renunció desde su infancia a los errores de los cátaros. Las promesas y amenazas de sus padres fueron impotentes para hacerlo vacilar en la constancia de su fe. Entró en la orden de Santo Domingo, y vivió en ella con tanta inocencia que se asegura que jamás cometió ningún pecado mortal. Ardientemente pedía a Dios la corona del martirio. Sus deseos fueron escuchados. Nombrado inquisidor de la fe, se atrajo el odio de los herejes, y uno de ellos, que lo acechó en el camino de Como a Milán, le hendió la cabeza con un mandoble de espada, en 1252.   

MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA Y
MUERTE DEL PECADOR
   
I. El pecador vive en tinieblas y en ceguera. Las pasiones oscurecen en él las luces de la razón y de la fe. No consulta como a regla de su conducta, sino su placer, su interés y los deseos de su corazón desordenado. Si siguiese las luces de la razón, ¿se expondría acaso a suplicios eternos por placeres tan breves y tan vanos? ¿Si se comportase según las luces de la fe, buscaría por ventura con tanto afán las riquezas, que son tan grande obstáculo para la salvación de muchos?
   
II. El pecador recobra en el momento de la muerte estas hermosas luces de la razón y de la fe que durante su vida se habían oscurecido. Entonces la razón le hace ver cuán insensato fue en trabajar toda la vida para amontonar riquezas perecederas, para hacerse de amigos que no quieren o no pueden socorrerlo. La fe le representa, en todo su horror, los suplicios del infierno en los cuales no quiso pensar cuando gozaba de perfecta salud. Despabílase entonces del profundo adormecimiento en el que vivió; abre los ojos a esta horrible realidad que no quiso prever.
   
III. En esta diferencia que existe entre la muerte y la vida del pecador, hay sin embargo un punto en que concuerdan: ha vivido como impío, muere como impío. Los santos mueren santamente, porque han vivido santamente; los malvados perseveran en el crimen en el momento de la muerte porque en él perseveraron durante la vida. ¿Quieres saber cómo morirás? Mira cómo vives.


La constancia
Orad por las órdenes religiosas.

ORACIÓN
   Dios omnipotente, haced benignamente que imitemos con un celo digno de Vos la fe del bienaventurado Pedro, vuestro mártir, quien, por la propagación de esta misma fe, mereció recibir la palma del mar tirio.  Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

28/IV SAN PABLO DE LA CRUZ, Confesor

28 de Abril

SAN PABLO DE LA CRUZConfesor
No me he preciado de saber otra cosa entre vosotros,
sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

(1 Corintios, 2, 2).

   San Pablo de la Cruz mostró, desde su tierna infancia, un amor ardiente por Jesús crucificado. Ya sacerdote, obtuvo de Benedicto XIII permiso para constituir una comunidad destinada a honrar muy especialmente la Pasión del Salvador, y se retiró al Monte Argentaro, en la Toscana. Allí puso los cimientos de la congregación de los Pasionistas. La Santísima Virgen en persona indicóle el hábito que quería tomasen los nuevos religiosos; un manto negro, adornado con las insignias de la Pasi6n. Tuvo el con suelo de ver a su orden muy floreciente, y murió en Roma en el año 1775. Fue beatificado y en seguida canonizado por Pío IX.  

MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE
SAN PABLO DE LA CRUZ
   
I. No podía San Pablo de la Cruz oír hablar de los sufrimientos del Salvador sin deshacerse en un mar de lágrimas. ¡Y a nosotros, esos sufrimientos nos dejan con los ojos secos y el corazón frío! ¿De dónde procede esta diferencia? ¡Ah! es que San Pablo de la Cruz meditaba largamente sobre el misterio de la Pasión, mientras nosotros no nos dedicamos a esta meditación sino por contados y breves instantes. Que aquel a quien se clavó por ti en la cruz permanezca para siempre clavado en tu corazón. (San Agustin).
    
II. Aun antes de ser ordenado sacerdote, San Pablo de la Cruz disciplinábase a menudo, ayunaba todos los viernes no tomando ese día otra bebida que vinagre mezclado con hiel. ¿Y qué hacemos nosotros para honrar los sufrimientos de Jesucristo? ¿Qué sacrificios nos imponemos para imitarlo? ¿Tan si quiera soportamos con paciencia los males que no podemos evitar? ¡Qué vergüenza para nosotros bus car las comodidades de la vida, mientras vemos a nuestra Cabeza coronada de espinas!
   
III. San Pablo de la Cruz murió escuchando la lectura de la Pasión según San Juan. ¡Qué consuelo será para nosotros, en nuestro lecho de muerte, si podemos recordar entonces que hemos honrado con nuestra meditación y nuestros sufrimientos la Pasión de nuestro amabilísimo Salvador! ¡Con qué confianza miraremos la señal de nuestra redención! ¡Con qué amor apretaremos a nuestros labios moribundos a Dios crucificado por nuestra salvación! ¡Con qué gozo uniremos nuestra muerte a la suya! Que estos pensamientos reanimen nuestro fervor. En la cruz está la salvación, en ella la protección contra nuestros enemigos, la fuerza del alma, el gozo del espíritu, la consumación de la virtud, la perfección de la santidad. (Imitación de Cristo).

El recuerdo frecuente de la Pasión
Orad por los agonizantes.

ORACIÓN
   Oh Señor Jesucristo, que, para honrar el misterio de la Cruz, habéis enriquecido a San Pablo de la Cruz con una caridad incomparable, y habéis querido por su ministerio hacer florecer en la Iglesia una nueva familia religiosa, concedednos, por su intercesión, que meditemos sin cesar en vuestra Pasión aquí en la tierra, a fin de hacernos dignos de cosechar sus frutos en el cielo.   Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

27/IV SAN ANTIMIO, Obispo y Mártir

27 de Abril

SAN ANTIMIO, Obispo y Mártir
El demonio, cuando profiere una mentira,
habla como quien es, por ser de suyo
mentiroso y padre de la mentira.

(Juan, 8, 44).

 San Antimio era obispo de Nicomedia, cuando el emperador Diocleciano envió unos soldados para que se apoderaran de su persona. Lo encontraron los soldados y le preguntaron si conocía a Antimio; él los condujo a su casa, dióles un espléndido festín y, después, declaróles que era el hombre a quien buscaban. Los soldados quisieron salvarle valiéndose de una mentira, pero el santo obispo rehusó este favor; tanto los instó que, por fin, lo condujeron ante el emperador. Éste lo hizo decapitar. Corría el año 303 de nuestra era.    
  
MEDITACIÓN
SOBRE LA MENTIRA

I. Nunca se debe mentir, bajo ningún pretexto; pues siempre la mentira es pecado que nos asemeja al demonio, padre de la mentira, y borra de nuestra alma la cualidad de hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, que es la Verdad misma. Hemos de sufrir la muerte, como San Antimio, antes que consentir en una mentira, por leve que parezca. Una mentira no es cosa de poca importancia, pues ofende a Dios infinito y omnipotente. No mires como leve nada que ofenda a Dios. (Salviano) .
   
II. Perjudicas a tu prójimo cuando le hablas contra tu pensamiento; lo engañas, introduces, en cuanto de ti depende, la discordia en la sociedad. Si todos los hombres fuesen mentirosos, ¿a qué extremos no llegaríamos? Injurias a Jesucristo, que es testigo de tu mentira, pues los cristianos, al decir de San Agustín, no sólo son los miembros de Jesucristo, sino que deben ser también los órganos de su voz. ¿Dices tú muchas mentiras? Examínate sobre este punto.
  
III. Hay personas cuya vida es una mentira continua; engañan a todo el mundo mediante su hipocresía. ¡Oh! ¡cuán raros son aquellos que quieren parecer lo que son! Dios te ve tal cual eres; en vano te ocultas a los ojos de los hombres, Dios es tu juez. Al final todo se descubrirá, se conocerán tus imposturas, a luz plena se verá la verdad. Se puede ocultar la verdad por un poco de tiempo, no se la puede hacer desaparecer, la iniquidad puede triunfar por un instante, pero no reinar siempre. (San Agustín).   


Huir de la mentira
Orad por la conversión
de los pecadores.

ORACIÓN
   Dios todopoderoso, mirad nuestra flaqueza, ved cómo nos agobia el peso de nuestros pecados y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Antimio, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

26/IV SANTOS CLETO Y MARCELINO, Papas y Mártires

26 de Abril

SANTOS CLETO Y MARCELlNOPapas y Mártires
Haced, pues, penitencia y convertíos,
a fin de que se borren vuestros pecados.

(Hechos de los Apóstoles, 3,19).

   San Cleto, discípulo de San Pedro, murió mártir después de un pontificado de doce años. Fue el primer Papa que utilizó en sus cartas la fórmula: Salud y bendición apostólica.
   San Marcelino, 
sucesor de San Cayo, gobernó a la Iglesia con tanto celo como sabiduría. "Junto con otros tres cristianos, Claudio, Cirino y Antonino, fue decapitado", por confesar la fe de Cristo, después de haber sufrido calumnias e innúmeras angustias, bajo la persecución de Diocleciano(1).   
  
MEDITACIÓN
SOBRE LA DESCONFIANZA
EN UNO MISMO
   
I. Nada hay más frágil que el hombre; abandonado a su debilidad, es capaz de cometer los mayores crímenes. San Pedro prometió al Salvador que habría de morir antes que abandonarlo y, por unas  palabras de una sirvienta, por tres veces renegó de su divino Maestro. ¿Qué más apto para hacernos temblar y para inspirarnos una saludable desconfianza en nosotros mismos? ¿Si han caído las columnas de la Iglesia, qué no nos sucederá a nosotros, que somos débiles como cañas? Señor, he caído por mi propia flaqueza; sólo por vuestra bondad me he levantado. (San Agustín).
   
II. Si has caído en alguna falta, aunque fuese el más horrible de todos los crímenes, no te desanimes por ello; la bondad de Dios sobrepuja infinita mente a tu malicia. Vuelve a tu Padre; Él te espera, te llama y está preparado para recibirte; antes te cansarías de ofenderle que Él de perdonarte.
   
III. ¿Quieres corregirte de tus faltas? Prevé y huye de las ocasiones en las cuales has sucumbido; si no lo haces, las mismas causas producirán los mismos efectos. Examina tu vida y verás que las ocasiones y las compañías peligrosas son las que, todos los días, te hacen recaer en los mismos pecados. Un piloto no se acerca sino temblando al escollo donde antes naufragó; un convaleciente no se atreve siquiera a tocar el fruto que lo enfermó; solamente el pecador busca las ocasiones en las que se perdió. ¿Qué necesidad hay de ir a tal parte, donde cada día es preciso vencer o perecer? (San Jerónimo).

La desconfianza en uno mismo
Orad por el Papa.

ORACIÓN
   Pastor eterno, considerad con benevolencia a nuestro rebaño y guardadlo con protección constante por vuestros bienaventurados mártires y soberanos pontífices Cleto y Marcelino, a quienes constituisteis pastores de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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    (1) Para la última parte de la noticia biográfica de San Marcelino, hemos traducido directamente de la Lección V (II Nocturno), 26 de abril del Breviario Romano (N. del T.)

    25/IV SAN MARCOS, Evangelista

    25 de Abril

    SAN MARCOS, Evangelista

    Tú, entre tanto, vigila en todas las cosas, soporta las
    aflicciones, desempeña el oficio de evangelista,
    cumple tu ministerio.
    (2 Timoteo, 4, 5).

       San Marcos, discípulo e intérprete de San Pedro, escribió el evangelio a ruego de los fieles de Roma y según las enseñanzas que poseía de San Pedro en persona. Lo aprobó éste y ordenó su lectura en las iglesias. Llevando, pues, su evangelio, partió San Marcos para Egipto, y fue el primero que anunció a Jesucristo en la ciudad de Alejandría, donde fundó una de las iglesias que más florecieron. Fue martirizado el día de Pascua, mientras celebraba el Santo Sacrificio de la misa. Algunos días antes un ángel le había mostrado su nombre escrito en el libro de la vida. Acaeció su muerte alrededor del año 74 de la era cristiana.   

     MEDITACIÓN SOBRE  LAS
    LAS MÁXIMAS DEL EVANGELIO
    Y LAS MÁXIMAS DEL MUNDO

    I. El Evangelio es el testamento de Jesucristo, el documento auténtico en el que nos manifiesta su voluntad. Nos instituye sus herederos, a condición de que cumplamos fielmente sus mandamientos. Leamos, pues, el Evangelio, no sea que los olvidemos. Meditemos las verdades eternas que contiene; una sola, bien comprendida, bastaría para nuestra santificación.

    II. El mundo también tiene su evangelio, completamente opuesto al de Jesucristo. El Señor nos ordena despreciar las riquezas y llevar nuestra cruz, y perdonar a nuestros enemigos; el mundo aconseja buscar las riquezas, huir de la cruz, y vengarse de los enemigos. Cristo recomienda la humildad y la mortificación; el mundo, buscar los honores y los placeres. Examina qué espíritu te guía: ¿es el de Jesucristo o el del mundo?

    III. No trates de convencerte de que los preceptos del Evangelio son para religiosos y no para laicos. No hay dos Evangelios como no hay dos paraísos, uno de los cuales estaría destinado para los religiosos que hacen penitencia, y el otro para los seglares que no hacen nada para salvarse. Dios en su Evangelio habla para todos los cristianos; cuando manda algo, todos están obligados a obedecerle. Aun debieras observar todos sus consejos, en la medida en que te sea posible, porque sería despreciar a Dios no seguir sus advertencias. Mas, ¡ay! los cristianos de nuestro tiempo se contentan con creer en el Evangelio, sin tomarse el trabajo de practicarlo. Siempre tienen el Evangelio en los labios, y su vida está en completo desacuerdo con el Evangelio. (San Cipriano). 

    La fe
    Orad por la conversión de África.

    ORACIÓN

       Oh Dios, que habéis honrado a San Marcos con el ministerio de la predicación del Evangelio, haced que siempre saquemos fruto de sus enseñanzas y que nos proteja con sus oraciones. Por J. C. N. S.



    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    24/IV SAN FIDEL DE SIGMARINGA, Mártir

    24 de Abril

    SAN FIDEL DE SIGMARINGA, Mártir

     

    Os intimamos, hermanos, en nombre de Nuestro 
    Señor Jesucristo, a que os apartéis de cualquiera de 
    vuestros hermanos que proceda desordenadamente.
    (2 Tesalonicenses, 3, 6).

       Desde su infancia, este santo estuvo adornado de todos los dones de la naturaleza y de la gracia. En cargado por una familia noble de acompañar a tres jóvenes en un viaje a través de varios estados de Europa, trató de inspirarles el amor a la religión y el gusto a la piedad, más con sus ejemplos que con sus palabras. Algunas injusticias que no pudo impedir en el ejercicio de su profesión de abogado lo impulsaron a huir de los peligros del mundo. Se hizo capuchino y obró tantas conversiones que los calvinistas resolvieron deshacerse de él. Cayó bajo sus puñales asesinos invocando los nombres de Jesús y de María, el 24 de abril de 1622.    

    MEDITACIÓN
    SOBRE LAS BUENAS
    Y MALAS COMPAÑÍAS

    I. Huye de las malas compañías; insensiblemente se insinúa el vicio e insensiblemente desaparece el amor a la virtud. Acaso resistas en un principio, pero terminarás siendo arrastrado. Te familia rizarás con el vicio y no te avergonzarás ni de decir, ni di hacer lo que dicen o hacen los demás. ¡Desdichado! ¿Acaso tu misma experiencia no te ha demostrado ya cuán peligrosas son las malas compañías? Mira las faltas ajenas como una vergüenza, nunca como un ejemplo. (San Euquerio). 

    II. El demonio no tiene instrumento más poderoso para perder un alma que un mal compañero; es el intérprete de su voluntad y el ejecutor de sus órdenes. Inficiona el entendimiento con sus máximas dañinas; arrastra la voluntad con sus ejemplos perniciosos. Es como un pájaro, a quien el demonio mantiene en su trampa, que busca atraer otros a ella. Opón tú a sus máximas y a sus ejemplos las máximas del Evangelio y los ejemplos de los santos. 

    III. Abandona lo antes posible esa mala compañía; huye de los habitantes de Sodoma, o, de lo contrario, prepárate a perecer con ellos. Rompe con esa amistad peligrosa; por más santo que te creas, te asemejarás a quien frecuentas. Conversa con las almas santas: insensiblemente te inspirarán el amor a la virtud y el horror al vicio.   

    Huir de las malas compañías
    Orad por la Iglesia.

    ORACIÓN

       Oh Dios, que habéis abrasado al bienaventurado Fidel con seráficos ardores de caridad, y que lo habéis coronado con la palma del martirio y con el don de milagros por su celo en la propagación de la fe, os suplicamos en nombre de sus méritos e intercesión, que de tal modo nos confirméis en la fe y en la caridad por vuestra divina gracia que podamos permanecer fieles hasta la muerte en vuestro servicio.  Por J. C. N. S.



    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    23/IV SAN JORGE, Mártir

    23 de Abril
    SAN JORGE, Mártir

    Combate valerosamente por la fe,
    conquista la vida eterna
    para la cual fuiste llamado.
    (1 Timoteo, 6, 12)

       Es un Santo oriental, cuya devoción se extendió del oriente hacia el occidente como los rayos del sol, debido a su noble origen, su atractiva juventud, su brillante inteligencia, su firme devoción, y el gran entusiasmo que irradiaba de sus ojos mientras montaba su caballo presidiendo la guardia real. Finalmente, muchos fueron los suplicios que soportó, con gran valentía, en defensa de su fe cristiana.
       Nació en Capadocia, en el año 280, en una familia noble y cristiana. Su padre, Caratos, murió mártir por su fe cristiana -después de esto su madre lo llevó a su pueblo natal: Ledd, en Palestina. Acudía San Jorge a las reuniones de los primeros cristianos; allí recibió las enseñanzas de los Evangelios y una sólida educación, formándose su carácter- Dotado de una gran bizarría, notables condiciones físicas y de excepcional gallardía, sintió inclinación por la carrera de las armas; se incorporó al ejército del Emperador, llegando en poco tiempo, a ser nombrado capitán de una división.
     ¡Qué hermosa victoria la que este generoso soldado de Jesucristo obtuvo contra los tiranos! Diocleciano, que le había conferido el cargo de tribuno en recompensa de su valor, se lo quitó para castigar su fidelidad a Dios. Fue desgarrado con una rueda erizada de espadas, se le hizo rodar sobre el cuerpo una enorme piedra, se le sumergió en cal viva: salió vencedor en todos estos combates. Pidió entrar en el templo de los ídolos; fue allí conducido y, con una sola palabra, derribó todas las estatuas. Fue, finalmente, degollado, hacia el año 303.


    MEDITACIÓN SOBRE
    EL PERFECTO SOLDADO

    DE JESUCRISTO

    I. San Jorge fue fiel a Jesucristo. El emperador no escatimó promesas, ni amenazas, ni tormentos para relajar su fidelidad; con todo, nada fue capaz de hacerla vacilar. ¿Cómo soportas tú los sufrimientos? ¿Si se pusiese a prueba tu fidelidad, preferirías antes perder bienes, honores y vida, que la fe? ¡Ay! una palabra te espanta, la prosperidad de un día te hace olvidar a Dios. ¿Cómo resistirías la cólera de los tiranos, tú que no puedes resistir las burlas de un amigo? (San Jerónimo) .
       
    II. El santo fue tan valiente como fiel, pues no retrocedió ante los más crueles suplicios cuando se trató de defender la causa de Jesucristo. A ti la menor dificultad te espanta, quieres ser santo, pero a condición de sustraerte a las dificultades que se encuentran en el camino de la santidad. Mucho ardor pones en hacer triunfar tus proyectos y empresas; ¿acaso hay un proyecto, una empresa más importante que la de tu salvación?
       
    III. La perseverancia es la virtud que debe asegurar tu salvación. Olvídate, pues, de las obras pasadas; considera lo que te falta para hacer; piensa en la corona que te espera, en Dios que es testigo de tus trabajos, en la eternidad que es la recompensa de éstos, y no te costará tanto sufrir. ¿Cuál es el santo que ha sido coronado sin pasar por la tribulación? Indaga, y verás que todos han sufrido adversidad. (San Ambrosio).

    La fidelidad a Dios
    Orad por los que son tentados.

    ORACIÓN
       Oh Dios, que para regocijar nuestras almas nos ofrecéis los méritos y la intercesión del bienaventurado mártir Jorge, concedednos, por vuestra gracia, las mercedes que os pedimos por su intermedio. Por J. C. N. S. Amén


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    22/IV SANTOS SOTERO y CAYO, Papas y Mártires

    22 de Abril

    SANTOS SOTERO Y CAYO, Papas y Mártires

    Las aflicciones tan breves y tan ligeras  
    de la vida presente nos producen
    el eterno peso de una sublime
    e incomparable gloria.
    (2 Corintios, 4, 17).

       San Sotero, Papa, gobernó la Iglesia durante tres años y algunos meses, bajo el reinado del emperador Marco Aurelio. Después de haber dictado sabias leyes y dado grandes ejemplos de virtud, magnánima mente padeció el martirio.
       San Cayo, pariente próximo del emperador Dio c1eciano, fue también Sumo Pontífice. Se vio obliga do, para evitar la persecución, a ocultarse en las cata cumbas. Después de doce años de pontificado, recibió la corona del martirio, junto con su hermano Gabino, en el año de Jesucristo, 296.    

    MEDITACIÓN
    SOBRE LA RECOMPENSA DE
    NUESTROS TRABAJOS

    I. Lo que al presente sufrimos es poca cosa en comparación con la recompensa que nos espera. Por tanto, no debemos inquietarnos por los males que nos acaecen. Si comparamos nuestra vida de un momento con la eternidad que la sigue, y que será su premio, nuestras pruebas nos parecerán poca cosa. Todo lo que acaba es corto. (San Agustín).

    II. La recompensa que nos ha sido preparada en el cielo es eterna en duración e infinita en grandeza. ¿Por qué amamos tan ardientemente esta vida, que nos mantiene alejados de una tan completa felicidad? ¿Por qué no buscamos aquello por lo cual adquirimos una felicidad eterna? ¡Que Dios sea el único objeto de nuestros deseos. Él a quien veremos sin fin, a quien amaremos sin disgusto, a quien alabaremos sin fatiga! (San Agustín).

    III. La sola esperanza de poseer a Dios debe ya hacernos dichosos y ponernos contentos desde esta vida. Esta esperanza es la que da a los mártires la fuerza para soportar terribles tormentos, a los penitentes endulza sus lágrimas y austeridades. Contempla, pues, a menudo el cielo, y en viéndolo, di: ¡He ahí el trono que me prepara Dios! Todo pasa, sólo la eternidad perdura. Pasaron nuestros hermanos, pasamos también nosotros y nuestros descendientes nos seguirán. (San Euquerio).

    La paciencia
    Orad por los que sufren.

    ORACIÓN

       Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestros bienaventurados mártires y Soberanos Pontífices Sotero y Cayo, a quienes constituisteis pastores de toda la Iglesia.  Por J. C. N. S.



    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    21/IV SAN ANSELMO, Obispo, Confesor y Doctor

    21 de Abril

    SAN ANSELMOObispoConfesor y Doctor

    El humo de sus tormentos estará
    subiendo por los siglos de los siglos,
    sin que tengan descanso ninguno
    de día ni de noche.

    (Apocalipsis, 14, 11).

       San Anselmo dejó el mundo en la flor de su edad, y entró en el monasterio de Bec. Elegido arzobispo de Cantórbery, con tanta bondad y dulzura dirigió el rebaño confiado a sus desvelos, que ganó el afecto general. Fue su administración, dulce y, sin embargo, de una prudente firmeza, como lo probó defendiendo valientemente los derechos de la Iglesia Romana contra el rey de Inglaterra a quien debía el episcopado. Poco antes de su muerte, impedido por su extrema debilidad de celebrar el Santo Sacrificio, se hizo llevar todos los días a la iglesia para oír Misa. Murió en 1109.    
      
    MEDITACIÓN
    EL PECADO MORTAL
    MERECE PENA ETERNA
       
    I. Es artículo de fe que todo hombre que muere en pecado mortal es condenado al fuego del infierno. Después de millones y millones de años, esas míseras víctimas de la cólera de Dios estarán apenas comenzando recién su suplicio. Implorarán la muerte, mas ella no acudirá en su auxilio. Eternidad, ¡qué espantoso es tu recuerdo! No nos pide Dios sino muy poco para que evitemos esta muerte eterna, y no que remos obedecerle. (San Agustín).
       
    II. Es justo que los pecadores sufran suplicios eternos, puesto que ofendieron a una Majestad infinita. Es preciso que los condenados sufran tormento mientras perduren en estado de culpa; ahora bien, en él permanecerán durante toda la eternidad, porque han muerto en su crimen y en el infierno no hay perdón que esperar. Los condenados conocieron cuan do vivían a qué desgracia se precipitaban pecando, Dios los amenazó con ella para apartarlos del pecado; no obstante, ellos prefirieron ofenderle. ¿No es justo, acaso, que el impío viva siempre para sufrir siempre, puesto que hubiera querido vivir siempre a fin de poder pecar siempre?
       
    III. Los condenados no podrán, mediante ningún sufrimiento, purificarse ni siquiera de un solo pecado mortal. Tanta es la malicia del pecado que si Dios lo castigara según el rigor de su justicia, ni la suma de satisfacciones de todos los hombres, aun cuando sufriesen penas infinitas durante toda la eternidad, podría expiar una sola falta mortal: es un Dios el ofendido, y es un hombre el que satisface. En fin, Dios es justo, y si castiga un solo pecado mortal con una eternidad de penas, es porque el pecado merece este espantoso castigo.   

    El pensamiento del infierno
    Orad por los herejes
    y los cismáticos.

    ORACIÓN
       Oh Dios, que habéis instruido a vuestro pueblo sobre los caminos de salvación por ministerio del bienaventurado Anselmo, haced, os lo suplicamos, que merezcamos tener como intercesor en el cielo a quien en la tierra nos disteis como doctor y guía.   Por J. C. N. S.
      

     ,
    *FUENTE: Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    20/IV SAN TEÓTIMO, Obispo y Confesor

    20 de Abril

    SAN TEÓTIMOObispo y Confesor

    ¿Tan necios sois, que habiendo comenzado
    por el Espíritu, termináis ahora en la carne
    ?
    (Gálatas, 3, 3).

       San Teótimo honró a Dios entre los pueblos bárbaros de la Escitia, a los cuales instruía en la fe, tanto por medio de conversaciones piadosas cuanto por sus predicaciones. Un bárbaro alzó la mano para apoderarse de él y quedó inmóvil en el aire hasta que el Santo hubo hecho oración por él. Esos pueblos, asombrados por su extraordinaria abstinencia, por su dulzura, por su caridad y milagros, llamábanle dios de los romanos. Murió hacia el año 403.    

    MEDITACIÓN
    SOBRE LAS CAUSAS DE NUESTRO
    RELAJAMIENTO EN LA VIRTUD
       
    I. Tengamos cuidado de no relajar nuestro fervor en el servicio de Dios. Dios, a quien servimos, es constante e inmutable; es siempre el mismo, no amengua su amor por nosotros; imitemos esta constancia. Repasemos en nuestro espíritu los años transcurridos: ¿no hemos sido antes más fervientes que ahora? Acuérdate de dónde has caído. Haz tus primeras obras, no sea que otro reciba tu corona. (Apocalipsis).
       
    II. Nuestra relajación tiene, de ordinario, dos causas: la primera, es una excesiva confianza en nuestras buenas obras pasadas. Una vez que hemos confesado los pecados que nos hacían temer el infierno, ya pensamos que podemos vivir seguros. Mas, ¡cuán infundada es nuestra confianza! Aun en el caso de que estuvieras seguro de estar en gracia de Dios, ¿quién te asegura que perseverarás en ella hasta la muerte? Tiembla, y trabaja seriamente en tu salvación. El demonio inspira la tranquilidad a fin de que las almas se pierdan más fácilmente. (San Euquerio).
       
    III. La otra causa de relajamiento en el servicio de Dios es que nos cansamos en el camino de la virtud: las austeridades, las mortificaciones, y esta vida que contraría enteramente a la naturaleza, disgustan al cuerpo. Sublévase el espíritu al pensamiento de una penitencia de acaso cuarenta y cincuenta años. Mas, ¿quién te ha prometido ni siquiera un día de vida? No pienses sino en el día en que vives, en la acción que ejecutas al presente. Hazla bien, y no te atormentes de gusto por un porvenir incierto. Pasemos santamente el tiempo de nuestra vida, ya que tan rápidamente se desliza. Nuestros días pasan veloces; plegue a Dios que pasen bien. (San Cesáreo).

    El fervor
    Orad por el aumento de la virtud

    ORACIÓN
       Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Teótimo, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación.  Por J. C. N. S.


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    19/IV SAN LEÓN IX, Papa y Confesor

    19 de Abril

    SAN LEÓN IX, Papa y Confesor
    Os conjuro que os portéis con toda humildad
    y mansedumbre, con paciencia, soportándoos
    unos a otros con caridad.

    (Efesios, 4, 1-2).

       Tanta era la humildad de San León IX, que confesó públicamente sus pecados para convencer de su indignidad a los que querían elevarlo al sumo pontificado. El efecto fue contrario al que esperaba: se confirmó su elección. Cumplió los deberes de su cargo con celo infatigable y una dulzura que nunca desmintió. Cuando reprendía a alguien por sus faltas, la abundancia de sus lágrimas probaba cuánto compadecía su corazón las miserias de su prójimo. A punto de morir y después de haber recibido la Extremaunción, se hizo llevar ante el altar de San Pedro y rezó allí una hora. Vuelto después al lecho, oyó misa, recibió el Santo Viático y entregó su espíritu. Era el 19 de abril de 1054.
      
    MEDITACIÓN DE CÓMO
    ADVERTIR AL PRÓJIMO
    SOBRE SUS FALTAS

    I. Estás obligado a advertir caritativamente a tu prójimo sus defectos. Si eres su superior, el deber de tu cargo te impone esta obligación; si eres su amigo, la amistad te concede esta libertad; si adviertes a tu hermano, él se corregirá, y tú habrás ganado su alma para Dios. ¿Puedes hacerle mayor servicio? Si descuidas hacerlo, te expones a dejarlo vivir y morir en su crimen, cuando hubieras podido prevenir a ese desventurado. Y tú, ¿cómo recibes las advertencias de tus superiores?

    II. Aunque fastidies al amigo advirtiéndole sus faltas no lo dejes de hacer: es tu deber. Acaso ten gas una opinión demasiado mala de él y es más humilde de lo que piensas. Después de todo, ese pecador es un enfermo a quien se aplican remedios aunque no lo quiera; cuando se cure te agradecerá el servicio que le hiciste. Si él falta a su deber, tú no faltes al tuyo. Considera las obligaciones que pesan sobre ti y no tengas en cuenta a las personas. No perdones a tu prójimo, cuando se trata de salvar su alma. (San Jerónimo).

    III. Pero, si hay motivo para creer que tu advertencia será más bien dañosa que útil, con razón la omitirás o dilatarás para mejor ocasión. A menudo la manera de hacer a alguien incorregible es advertirle sus faltas inoportunamente. Según el refrán popular, hay que dorarle la píldora al enfermo, para que la acepte. ¿Quieres corregir a tu hermano? Adviértele, llora y reza a Dios; reprende entonces a tu hermano, exhórtale, dale buenos consejos, demuéstrale mucha amistad a ese pobre pecador. (San Juan Crisóstomo).


    La caridad
    Orad por los que están en estado de pecado mortal.

    ORACIÓN
       Pastor eterno, mirad con benevolencia a vuestro rebaño y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado Sumo Pontífice León, a quien habéis constituido pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N.S.


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    INTRODUCCIÓN

    Acerca de la Santa Misa