25/V/+2019 DESCUBRIENTO DEL CUERPO DE SANTA FILOMENA

25 de mayo
DESCUBRIMIENTO DEL CUERPO DE SANTA FILOMENA

LÁPIDAS QUE CUBRÍAN EL SEPULCRO DE SANTA FILOMENA EN LA CATACUMBA DE SANTA PRISCILA, HOY GUARDADAS BAJO EL ALTAR LATERAL DERECHO DE LA IGLESIA DE SANTA FILOMENA EN MUGNANO, ITALIA
.

   Las reliquias de Santa Filomena fueron descubiertas al principio del siglo XIX. El 24 de mayo de 1802, durante las excavaciones que se están haciendo continuamente en las Catacumbas romanas, un sepulcro fue traído a la luz. En él había tres losas juntas que cerraban la entrada y en ellas podía verse una inscripción que estaba rodeada de símbolos que aludían al martirio y a la virginidad de la persona ahí enterrada. Los símbolos eran: ancla, tres flechas, una palma y una flor. La inscripción decía:

LUMENA PAXTE CUM FI
   Las escrituras estaban en pintura roja y fueron rodeadas con símbolos cristianos. Después de que un estudio, era evidente que estas losas habían sido puestas desordenadamente, o con demasiada rapidez, o alguien no familiarizado con el latín, las había puesto en orden equivocado. Luego de ordenarse correctamente, leyeron:

PAXTE CUM FILUMENA
(Pax tecum Filumena!)
¡LA PAZ SEA CONTIGO, FILOMENA!


   Cuando, al día siguiente, las losas de piedra fueron quitadas, descubrieron un esqueleto que era de huesos pequeños y notaron a la vez, que el cuerpo había sido traspasado por flechas. Al examinar los restos los cirujanos atestiguaron la clase de heridas que la joven mártir recibió y los expertos coincidieron en calcular que la niña fue martirizada entre la edad de 12 o 13 años. También fue encontrado dentro del lugar del entierro un vaso fino, quebrado a la mitad, cuya pared interna estaba cubierta con sangre coagulada. Era la sangre de la mártir, recogida según la costumbre de los cristianos durante las persecuciones, y puesta con los restos como testimonio de su muerte en el martirio. Esta sangre fue aflojada de los pedazos quebrados del vaso a los cuales estaban adheridos, y puestos cuidadosamente en una urna de cristal. Fue sorprendente ver que estas pequeñas partículas de sangre, tan pronto como cayeron en la urna, brillaban como el oro o la plata pulido, o como diamantes y joyas preciosas, o, eran otra vez resplandecientes con todos los colores del arco iris. (Hasta el presente, se puede observar en algunos momentos de gracia, que estas partículas cambian de color). 

10/05/+2019 SANTOS GORDIANO Y EPÍMACO, Mártires

10 de Mayo
SANTOS GORDIANO Y EPÍMACO,(*)
Mártires

   Después que el impiísmo Juliano el Apóstata fue aclamado por su ejército como emperador en Francia, con la muerte del emperador Constancio, su primo hermano, cobró fuerzas y se vio  señor, luego comenzó a quitarse la máscara de piedad con que antes había favorecido y engañado a los cristianos a los cuales determinó perseguir y deshacer y conservar y ampliar el culto de sus falsos dioses: pero, porque pretendía ser tenido de todos por príncipe manso y benigno, y no quería que los que morían por Cristo fuesen honrados como mártires, y ya la religión se había extendido, y florecía mucho por el mundo, temiendo alguna turbación en el Imperio, por razón de estado pretendió con maña destruir a los cristianos, haciendo presidentes y gobernadores de las provincias a hombres crueles y bárbaros, para tirar la piedra como dicen, y esconder la mano. Entre los ministros que nombró el apóstata para destruir la Iglesia de Cristo, fue uno Gordiano, el cual nombrado vicario en Roma, ejercitaba su crueldad y  derramaba la sangre inocente de los cristianos. Estaba preso con otros muchos un santo presbítero llamado Jenaro. Tuvo con él Gordiano largas pláticas, y finalmente tocándole el Señor el corazón abrió los ojos al rayo de la divina luz, y terminó por abrazar la fe; y en efecto, recibió el bautismo por mano de san Jenaro junto con Marina su mujer, y otros cincuenta y tres de su familia, y entregó a Jenaro un ídolo de Júpiter que tenía en su casa, y le que quebraron y desmenuzaron y echaron en un lugar inmundo. Supo lo que pasaba Juliano, y embravecióse por ver que sus principales ministros se volvían contra él y se hacían cristianos: y quitando a Gordiano el cargo, ordenó al tribuno que le castigase severamente. Mandóle este atormentar y azotar y quebrantar los huesos con plomadas, y como el santo mártir diese gracias al Señor por la merced que le hacía en dar le que padecer por él, el tribuno le condenó a ser descabezado delante del templo de la diosa Tierra y que echasen el cadáver a los perros. Mas el Señor ordenó que los perros hambrientos no tocasen el santo cuerpo, antes con ladridos le guardasen y defendiesen. Cinco días después, un criado de Gordiano y otros cristianos le tomaron de noche y le sepultaron en la vía Latina en una cueva donde antes había sido enterrado san Epímaco, mártir, cuyo martirio también celebra hoy la Iglesia: el cual siendo natural de Alejandría fue preso por el nombre de Jesucristo, y habiendo padecido muchos días excesivos trabajos y molestias en una áspera y dura cárcel y llevádolos con gran paciencia y alegría, al cabo fue mandado quemar y sus huesos y cenizas fueron llevados a Roma por algunos cristianos y puestos en aquel sepulcro en que dijimos que después fue sepultado san Gordiano. Por eso la Iglesia católica celebra junta mente el martirio de estos dos santos en un mismo día.
REFLEXIÓN
   No es para decir la rabia y furor con que los crueles emperadores veían convertirse a la fe a los mismos principales ministros que ponían por perseguidores de los cristianos y defensores de su imperio: mas en esto se echa de ver la maravillosa virtud de la gracia de Cristo que puede hacer que lobos sanguinarios se ofrezcan al sacrificio como inocentes corderos. ¿Quién sino Dios puede obrar tan admirable mudanza en los corazones? Pidámosle pues como el santo Profeta David: ¡Señor! cread en mí un corazón limpio y poned en mi interior un espíritu nuevo y recto. (Ps. L.)

ORACIÓN
   Oh Dios omnipotente, concédenos tu gracia para que los que celebramos la solemnidad de tus bienaventurados mártires Gordiano y Epímaco seamos ayudados en tu presencia por su intercesión. Por J. C. N. S. Amén.

INTRODUCCIÓN

Acerca de la Santa Misa