DOMINGO 22º DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS
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( Semidoble - Ornamentos verdes )
Lo que algunos han llamado rebelión de los Macabeos, es un testimonio magnífico del respeto debido a las cosas divinas, a la Ley de Dios, a su Culto, a su Templo. Dícennos los santos Libros que, viéndose apurado Judas y sabiendo que los romanos eran los amos del mundo, los llamó en su ayuda, llegando el Senado a firmar con el Macabeo un tratado de paz y de alianza, tratado que después fue renovado por Jonatás y luego por su hermano Simeón. Pero muy pronto la guerra civil vino a desgarrar a aquel reino ya medio deshecho, pues dos hermanos enemigos se disputaban la corona. Uno de ellos creyó conveniente llamar en su ayuda a los romanos, los cuales vinieron en efecto, apoderándose Pompeyo de Jerusalén el año 63, con lo cual Palestina vino a ser colonia romana, porque Roma jamás soltaba lo conquistado por sus armas. Con esto, el Senado romano nombró a Herodes rey de los judíos, y éste, más por bienquistarse a sus nuevos súbditos que por devoción, volvió a levantar por vez tercera el Templo de Jerusalén, el mismo en que había luego de entrar triunfalmente Jesús, nuestro divino Salvador. Desde entonces el pueblo judío hubo de pagar tributos a Roma. Así la escena evangélica de la misa enlaza perfectamente con lo anterior, y tuvo lugar en los últimos días de la vida de Jesús, confundiendo el Maestro a sus rabiosos émulos, que no esperaban había de responder con tanto acierto a su insidiosa pregunta de si había o no de pagarse tributo al emperador romano, su señor. Si Jesús respondía que si, se indisponía con el pueblo que llevaba mal resignado el yugo romano; si decía que no, caería sobre Él la furia del fisco. Pero Jesús, con su infinita sabiduría, sin contestar con una evasiva, supo dar la más atinada respuesta al capcioso dilema, trazándonos al propio tiempo un programa de nuestros deberes cívicos y religiosos, los cuales no pugnan entre sí. Al poder secular, que gobierna con la autoridad participada de la de Dios, los pueblos deben tributos metálicos, respeto y acatamiento a sus justas órdenes y leyes*. A Dios se le debe amor, servicio y adoración rendida de cuerpo y alma, se le debe de justicia el culto litúrgico. Nosotros somos la moneda que Dios troquela a su imagen; y Dios reclama esa moneda como el César la suya. El Evangelio y la misma Epístola, estando ya pronto a expirar el año litúrgico, nos traen la memoria de los últimos días del mun do y de cada hombre, y el justo juicio de Dios en el día de Cristo Jesús (Ep.).Pidámosle, pues, la perseverancia final en el bien, que es la gracia de las gracias. "Que nuestra caridad vaya en aumento, procurando llegar a la plenitud de Cristo, a que se verifique en nosotros el ideal, el cual consiste en que se forme en nosotros Cristo". Pongamos nuestra confianza en Jesús "para ese día tremendo en que los mismos cielos y tierra han de temblar", porque, "si Dios se fijase en nuestras iniquidades, ¿quién sería capaz de resistir su mirada?" (Int.). Pero Dios es el apoyo de los que en Él esperan (Alel.) y en el Dios de Israel se encuentra la misericordia (Int., Sec.), y la tendrá para con nosotros, si nosotros la tenemos con nuestros hermanos. En la hora del peligro acudamos al recurso magno de la oración, porque "si invocamos al Señor, Él nos oirá" (Com.). Teniendo en cuenta que la oración eminentemente social y fraternal que Dios escucha con preferencia es la oración litúrgica, la oración de la Iglesia, su Esposa. Por quererla tanto como la quiere, no puede resultar fallida, y la oye, como el rey Asuero oyó la de su esposa Ester cuando quiso salvar a su pueblo (Ofert.). El párroco celebra hoy la misa por sus feligreses. |
Introito. Ps. 129, 3-4.
INTROITUS - Si iniquitátes observáveris, Dómine: Dómine, quis sustinébit? quia apud te propitiátio est, Deus Israël. Ps. ibid., 1-2De profúndis clamávi ad te, Dómine: Dómine, exáudi vocem meam. V. Gloria Patri. | Introito - Si mirases, Señor, nuestros pecados, Señor, ¿quién resistiría tu mirada? Mas en Ti reside la misericordia ¡oh Dios de Israel! - Ps. Del fondo del abismo a Ti clamé, Señor; Señor, oye mi voz. V. Gloria al Padre. |
Oración-Colecta
ORATIO - Deus, refúgium nostrum, et virtus: adésto piis Ecciésiæ tuæ précibus, auctor ipse pietátis, et prǽsta: ut, quod fidéliter pétimus, efficáciter consequámur. Per Dóminum. R. Amen | Oh Dios, refugio y fortaleza nuestra, oye las piadosas plegarias de tu Iglesia, Tú el autor mismo de toda piedad, y haz que consigamos eficazmente lo que con fe te pedimos. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc. R. Amen. |
Epístola
San Pablo expresa a los filipenses el gran amor que les profesa y que de una manera especial se aviva en su corazón estando preso, por la fe de Jesucristo.
EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Philippénses. Philipp. 1, 6-11 | Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Filipenses - Hermanos: Tenemos una firme confianza de que Aquel que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de la venida de Jesucristo. Es justo que yo sienta esto de todos vosotros, porque os llevo en el corazón, y porque sois participantes del gozo que yo tengo en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del Evangelio(1), Porque Dios me es testigo de la ternura con que os amo a todos vosotros en el corazón de Jesucristo. y lo que le pido es que vuestra caridad abunde más y más en la luz y en la inteligencia, para que sepáis discernir lo mejor y seáis sinceros e intachables hasta el día de Cristo(2), colmados de frutos de justicia, por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. |
GRADUALE (Ps. 132, 1-2 | Gradual - ¡Oh, qué bueno es y qué delicioso, vivir los hermanos en santa unión! V. Es como el perfume derramado sobre la cabeza, y que bajó por la larga barba de Aarón. Aleluya, aleluya - V Ños que temen al Señor, esperen en Él; porque es su ayudador y su protector, Aleluya. |
Evangelio
L
USequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum.(Matth. 22, 15-21 In illo témpore: Abeúntes pharisǽi consílium iniérunt ut cáperent Jesum in sermone. Et mittunt ei discípulos suos cum Herodiánis, dicéntes: Magíster, scimus quia verax es, et viam Dei in veritáte doces, et non est tibi cura de áliquo: non enim réspicis persónam hóminum: dic ergo nobis quid tibi vidétur, licet censum dare Cǽsari, an non? Cógnita autem Jesús nequítia eórum, ait: Quid me tentátis, hypócritæ? Osténdite mihi numísma census. At illi obtulérunt ei denárium. Et ait illis Jesus: Cujus est imágo hæc, et superscríptio? Dicunt ei: Cǽsaris. Tunc ait illis: Réddite ergo quæ sunt Cǽsaris, Cǽsari; et quæ sunt Dei, Deo. Credo. | U Continuación del Santo Evangelio según Credo. En aquel tiempo: Los Fariseos se fueron, y se confabularon acerca del modo de sorprender a Jesús en los que hablase. Le enviaron, pues, sus discípulos con algunos herodianos(3), diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios según la verdad, y que no te importa de nadie, porque no miras a la calidad de las personas de los hombres. Dinos, pues, ¿qué te parece, es lícito pagar tributo al César o no?(4) Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Y Jesús les dijo: ¿De quién es esta imagen e inscripción? Y le responden: Del César. Entonces les replicó Jesús: Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios(5). Credo. |
OFFERTORIUM (Esth. 14, 12 et 13 | Ofertorio - Acuérdate de mi, oh Señor, Tú que dominas sobre toda potestad: y pon en mi boca palabras rectas, para que pueda con ellas agradar al príncipe(6). |
Oración-Secreta
Da, miséricors Deus: ut hæc salutáris oblátio et a própriis nos reátibus indesinénter expédiat, et ab ómnibus tueátur adversis. Per Dóminum. | Haz, oh Dios misericordioso, que esta oblación saludable nos lilbre sin cesar de las penas de nuestros propios pecados, y nos defienda de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc. |
Prefacio de la Santísima Trinidad
Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes: Sanctus, Sanctus, Sanctus... | Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro:: Santo, Santo, Santo, etc. |
COMMUNIO (Ps. 16, 6) - | Comunión. - Clamé porque me escuchaste, oh Dios: inclina tus oídos y sigue atendiendo mis ruegos. |
Oración-Postcomunión
Súmpsimus, Dómine, sacri dona mystérii, humíliter deprecántes: ut quæ in tui commemoratiónem nos fácere præcepísti, in nostræ profíciant infirmitátis auxílium: | Habiendo recibido, oh Señor, el regalo de este Sacramento, te rogamos humildemente que sirva de auxilio a nuestra flaqueza esto que Tú nos mandaste hacer en memoria tuya. Por Nuestro Señor Jesucristo. |
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