LITURGIA SACRAMENTAL
1. Iniciación cristiana. 2. El Catecumenado. 3. Rito del Bautismo.
4. Rito de la Confirmación. 5. Rito de la Comunión. 3. Fiestas de precepto.
1. El oficio divino. 2. Días litúrgicos. 3. Fiestas de precepto.
1. El oficio divino. 2. Días litúrgicos. 3. Fiestas de precepto.
4. Misa de precepto. 5. Abstinencia y ayunos.
4. Rito de la Confirmación. 5. Rito de la Comunión. 3. Fiestas de precepto.
1. El oficio divino. 2. Días litúrgicos. 3. Fiestas de precepto.
1. El oficio divino. 2. Días litúrgicos. 3. Fiestas de precepto.
4. Misa de precepto. 5. Abstinencia y ayunos.
1. Iniciación cristiana.
Los Sacramentos son signos sensibles instituidos por Jesucristo para damos la gracia. Producen la gracia, ex opere operato, o sea, por los méritos de Cristo, y no por la santidad del ministro.
El hombre se inicia en la vida cristiana por el Sacramento del Bautismo, que es un Sacramento por el cual nos hacemos cristianos e hijos de Dios. En los primeros siglos de la Iglesia, el Bautismo se administraba en las vigilias de Pascua y Pentecostés, recibiendo a continuación los adultos la Confirmación y la Eucaristía. Con la recepción de estos Sacramentos entraban los catecúmenos, solemne y oficialmente en la Iglesia y terminaba el período de iniciación cristiana.
2. El Catecumenado.
El Catecumenado era un estado al que pertenecían los convertidos a la religión católica, mientras se instruían en las verdades de la fe y se ejercitaban en la práctica de los deberes cristianos.
Estos convertidos se llamaban catecúmenos; eran considerados como cristianos y podían permanecer en ese estado el tiempo que quisiesen. Cuando pedían el Bautismo, si el Obispo los consideraba dignos, se inscribían sus nombres en el libro de los Competentes, al principio de la Cuaresma, y durante este tiempo eran sometidos diversas pruebas y, en días fijos, a distintas ceremonias que constituían el Rito del Bautismo en la disciplina antigua.
3. RITO DEL BAUTISMO
El rito del Bautismo comprende, en un solo acto, las distintas ceremonias con las cuales se administraba en la antigüedad el Bautismo en diversos días.
Sólo nos referimos al rito del Bautismo de párvulos, o sea de los que no han llegado al uso de la razón y parara mayor inteligencia, lo dividiremos en tres partes:
Ceremonias fuera de la Iglesia.
Revestido el sacerdote de sobrepelliz y estola morada, sale al atrio de la Iglesia, donde le esperan los padrinos(1), llevando uno de ellos al infante sobre el brazo derecho. Informado del nombre
que se le ha de imponer, pregunta: ¿Qué pi des a la Iglesia de Dios? -La fe de Cristo contestan los padrinos en nombre del bautizado. La fe de Cristo, ¿ qué te dará? -La vida eterna -responden-. Después de un breve consejo, el sacerdote realiza las ceremonias siguientes:
Ceremonias dentro de la Iglesia.
Ya dentro de la iglesia el sacerdote reza con los padrinos el Credo y el Padrenuestro, y después de un nuevo exorcismo, toca con su saliva las orejas y nariz del bautizado, diciendo: Epheta, que significa abríos, para que en adelante oiga la voz de Dios y sature el ambiente con la fragancia de las virtudes cristianas(5). Exige, por tres veces, del infante, la renuncia de Satanás, de sus pompas y de sus obras, a la que los padrinos contestan en latín: Abtenuncio, que significa renuncio. Y como los atletas antes de bajar a la arena eran ungidos, le unge con el óleo (símbolo de la fortaleza) el pecho y las espaldas, con cuya virtud el cristiano debe salir victorioso en la lucha que diariamente ha de sostener contra sus enemigos.
En este momento el sacerdote cambia la estola morada por la blanca, en señal de alegría, y porque las ceremonias que siguen tenían lugar en la vigilia de la Pascua.
Ceremonias dentro del Baptisterio.
Antes de pro ceder el bautismo se exige al bautizado la profesión de su fe y se le pregunta si libremente quiere ser bautizado. Entonces el niño, sostenido únicamente por sus padrinos; recibe sobre su cabeza el agua bautismal(6) que el sacerdote derrama tres veces en forma de cruz, mientras pronuncia las palabras de la forma: N., yo te bautizo en el nombre del PaXdre, y del HiXjo, y del EspírituXSanto.
A continuación le unge la cabeza con el Santo Crisma para que, como consagrado al Señor, recuerde siempre la dignidad del cristiano; le viste una capita blanca, símbolo de la gracia santificante que ha recibido y debe conservar siempre y le entrega una vela encendida con la que pueda en el último día salir, cual las vírgenes prudentes, al encuentro del Esposo para celebrar con El las bodas eternas(7). Finalmente le despide con estas palabras: Anda en paz y que el Señor sea contigo.
4. RITO DE LA CONFIRMACIÓN
La Confirmación es un sacramento que da gracia y fortaleza para confesar la fe. Puede recibirse el sacramento de la Confirmación desde el momento que el niño está bautiza do, pero la Iglesia manda que no sea el niño confirmado hasta que tenga uso de razón y esté iniciado en la doctrina cristiana.
El rito de la Confirmación comprende las siguientes ceremonias:
Ministro de la Confirmación es el Obispo, pero en caso de urgencia a un enfermo, puede confirmar el Párroco.
5. RITO DE LA COMUNIÓN
La Eucaristía es el Sacramento que contiene real mente a Jesucristo, bajo las apariencias de pan y vino, para que sea alimento de nuestras almas.
Comunión es recibir a todo Cristo Dios y hombre verdadero, tan alto y poderoso como está en los cielos. La Comunión, tanto dentro como fuera de la Misa, la administra el sacerdote. Fuera de la Misa, revestido de sobrepelliz y estola blanca o del color del oficio del día, usa de las siguientes ceremonias:
Advertencias a los comulgantes.
Hay obligación de comulgar todos los años por Pascua de Resurrección. El precepto de comulgar empieza cuando se llega al uso de razón, sobre los siete años. Después de hacer la Primera Comunión, los niños deben seguir estudiando Catecismo, hasta tener conocimiento completo de la doctrina cristiana.
La Iglesia desea que los fieles comulguen con frecuencia.. Para ello sólo se. necesita: a) estar en gracia de Dios, y b) recta intención. La rectitud de intención consiste en que el aquel que comulga no lo haga por rutina, vanidad o fines terrenos, sino por agradar a Dios, unirse más a El por amor y aplicar esta medicina a sus debilidades y defectos.
La Primera Comunión.
Aunque no tiene ceremonias especiales, debe revestirse de gran solemnidad. Los padres, sacerdotes y maestros han de esmerarse en preparar bien a los niños. Suele hacerse en el mismo día la renovación de las promesas del bautismo. En los días que preceden a la Comunión los pensamientos del niño deben ir a Dios. No se les distraiga con la excesiva preocupación del vestido y de otros adornos.
La Comunión de los enfermos.
La Iglesia ha te nido siempre especial cuidado de confortar y alimentar a sus hijos enfermos con la Sagrada Comunión. Durante el trayecto, el sacerdote reza el salmo Miserere. Llegando a la casa, saluda con las palabras: Paz en esta casa, y rocía la habitación del enfermo con agua bendita.
Si la Comunión se da por devoción se siguen las mis mas ceremonias dichas para la Comunión en la Iglesia.
El Viático
Es la Comunión recibida por un enfermo en peligro de muerte. Entre sus ceremonias hay tres muy edificantes:
Preparativos en la habitación del enfermo.
Ordena el Ritual que la habitación del enfermo esté limpia y, en cuanto sea dado, adornada.
Se preparará una mesita cubierta con un mantel blanco; sobre ella una cruz, dos candelabros y un vasito con agua para purificarse los dedos el sacerdote. Esta debe ser echada después al fuego o a tierra. También debe tenerse prevenido un mantel blanco para extenderlo sobre el pecho del enfermo al tiempo de comulgar. |
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LA PENITENCIA
1. La Penitencia.
La Penitencia es un Sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.
Jesucristo instituyó el Sacramento de la Penitencia a modo de un juicio; el confesor es el juez, el penitente es el reo y el testigo a la vez, y los pecados que el penitente confiesa son la materia del juicio. Cuando el sacerdote-juez ha oído los pecados al penitente, es cuando puede juzgar si está en condiciones para que se le perdonen o no los pecados. De aquí que sea necesaria la confesión, pues sólo diciendo sus pecados el penitente es como puede conocerlos el sacerdote. La materia remota del Sacramento de la Penitencia son los pecados que se confiesan. Materia necesaria, que hay obligación de confesar, son los pecados mortales cometidos después del bautismo y aun no confesados. Materia libre, que no es necesario confesa, pero que es suficiente para el valor del sacramento, son los pecados mortales ya confesa dos y los pecados veniales. La materia próxima son los actos del penitente, es decir, la confesión, la contrición y la satisfacción de sus pecados. La forma es la sentencia de absolución que el sacerdote pronuncia: Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
2. Rito de la Penitencia como Sacramento.
El rito de la Penitencia como Sacramento comprende dos partes esenciales: la acusación que hace el penitente de todos sus pecados no perdonados y la absolución que da el sacerdote mientras impone las manos y pronuncia la forma sacramental: Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Así sea.
3. Formulario que puede observar el penitente.
El Ritual no prescribe formulario alguno. Puede el penitente observar el siguiente: Hecho el examen de conciencia y rezado el y Yo pecador se acerca al confesionario y de rodillas hace la señal de la Cruz y saluda con el Ave María Purísima. Recibida la contestación del confesor, el penitente manifiesta el tiempo transcurrido desde su última confesión; si cumplió o no la penitencia que le fue impuesta; si calló por olvido o vergüenza algún pecado en confesiones anteriores. Empieza la acusación diciendo: Me acuso, Padre mío, de...
(Es de aconsejar, para proceder con orden, seguir los Mandamientos aunque sin recitarlos). Terminada la enumeración de sus culpas, dice el penitente: Me acuso de todos mis pecados, de aquellos de o no me acuerdo, como también de todos los de mi vida pasada y, en particular, de los que he cometido contra tal mandamiento. Pido por ellos perdón a Dios, y a vos, Padre mío, penitencia y absolución. Debe escuchar con atención las amonestaciones del confesor y contestar con sinceridad a sus preguntas, y, aceptada la penitencia, reza el acto de contrición, excitándose a dolor, mientras recibe la absolución. Finalmente se retira a cumplir la penitencia.
EXTREMAUNCIÓN
Es capaz de recibir este sacramento toda persona bautizada llegada al uso de razón,. que se halla en peligro de muerte, por enfermedad o vejez.
La Extremaunción quita las reliquias del pecado, da gracia para resistir las tentaciones y sufrimientos, y alguna vez da salud al enfermo si le conviene.
4. Rito de la Extremaunción.
El rito del Sacramento de la Extremaunción es el siguiente:
Materia de la Extremaunción es el Santo Óleo bendecido por el Obispo o por el sacerdote autorizado por el Papa.
Forma, son las palabras que dice el sacerdote cuando unge los sentidos del enfermo: «Por esta santa unción y su piadosa misericordia te perdone el Señor cuanto has pecado por la vista... (por el oído, por el olfato.. por la lengua, por los pasos). Amén.
5. Preparativos en la habitación del enfermo para la Extremaunción.
Según el Ritual, en la habitación del enfermo que ha de recibir la Extremaunción se ha de prepa rar lo siguiente: una mesa cubierta con lienzo blanco, y sobre ella el Crucifijo, una vela encendida, un platito o bandeja con seis bolitas de algodón, otro platito, con una miga de pan, una palangana con agua y su toalla.
El agua con que se lavó el sacerdote las manos y las migas de pan se echarán al fuego.
6. Ritos complementarios.
7. Auxilio a los enfermos.
De que un enfermo reciba o no los últimos sacramentos puede depender su eterna salvación.
Cuiden los que rodean al enfermo y sobre todo las personas de la familia, de que reciba los Sacramentos. Es la mayor obra de caridad que se le puede hacer. Acoja el enfermo con gozo la visita del Sacerdote como de un enviado del buen Dios, y si puede el mismo enfermo pida los auxilios de la religión. En el momento de morir se ha de procurar que no falte al enfermo la asistencia del Sacerdote para que le aplique la Bendición papal, con indulgencia plenaria, y le haga la recomendación del alma.
8. ORDEN SAGRADO
El Sacramento del Orden es un rito sagrado por el cual se confiere a los Ministros de la Iglesia la potestad de ejercer las sagradas funciones y se les concede la gracia para ejercerlas debidamente. El sacramento del Orden tiene siete grados, llamados Órdenes.
No puede un mismo candidato recibir todos los Ordenes en un día. Deben guardarse, entre un Orden y otro, los espacios de tiempo que ordenan los cánones y crea conveniente, el Obispo. Cada Orden tiene un rito propio. Unas Órdenes se llaman Menores y otras Mayores. Menores son: el Acolitado, el Exorcistado, el Lectorado y el Ostiariado. Mayores son: el Subdiaconado, el Diaconado y el Presbiterado. El Presbiterado y el Diaconado son sacramento, pero no los otros Ordenes. El Episcopado no es Orden distinto del Presbiterado, sino un complemento del mismo, y la plenitud del Sacerdocio.
9. Ceremonias.
El Obispo entrega al subdiácono en la ordenación el libro de las Epístolas; sobre los diáconos hace la imposición de manos y le entrega el libro de los Evangelios; y a los presbíteros les entrega el cáliz con vino y la patena con hostia diciendo: «Recibid la potestad de ofrecer sacrificios a Dios y de celebrar Misas por los vivos y difuntos, en el nombre del Señor. Amén.»
La consagración de un nuevo Obispo la hace un señor Obispo, ministrado por otros dos.
10. Descripción de los diversos Órdenes.
La tonsura no es Orden, sino una ceremonia por la que el seglar se hace clérigo y se prepera para las Ordenes.
El ostiario tiene facultad de admitir en el templo al que es digno de estar allí, y de expulsar a los indignos. El lector puede; leer públicamente los libros sagrados y enseñar la Doctrina Cristiana a los fieles. El exorcista está facultado para arrojar los demonios, mediante los exorcismos. El acólito preparar lo necesario para la Misa y ayuda al celebrante. El sub diácono canta la Epístola en la Misa, solemne. El diácono viste al Sacerdote en la Misa solemne, y canta el Evangelio. También está facultado para predicar, bautizar y dar la Comunión. El Sacerdote puede perdonar los pecados, celebrar la Santa Misa y administrar los demás Sacramentos, excepto el del Orden y de la Confirmación, que están reservados a los Obispos. El Obispo tiene la plenitud del Sacerdocio, y puede conferir todos los Sacramentos.
11. EL MATRIMONIO
El Matrimonio es el Sacramento que une al hombre y a la mujer, les confiere gracia para formar juntos una familia y para educar cristianamente a sus hijos.
Dios instituyó el matrimonio en el Paraíso, cuando bendijo a Adán y Eva, diciendo: "Creced y multiplicaos y llenad la tierra". Cristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento. Ministros del sacramento del matrimonio son los esposos que lo contraen. No puede haber matrimonio de cristianos que no sea también sacramento.
El Párroco o delegado.
Sólo la Iglesia puede determinar la forma en que se ha de contraer matrimonio. La Iglesia manda que se celebre ante el Párroco o sacerdote delegado y dos testigos. De no hacerlo así, el matrimonio es nulo. Si no hay Párroco o sacerdote delegado que pueda asistir al matrimonio, se puede celebrar ante dos testigos:
Todos pueden contraer matrimonio, excepto aquellos que tengan impedimento canónico, o sea que la Iglesia se lo ha prohibido porque así lo exige el bien de la sociedad.
El matrimonio es sacramento de vivos, por lo que los que se casan han de estar en gracia de Dios. Es práctica que los novios confiesen y comulguen antes de casarse.
12. Ceremonias del matrimonio.
Comienza el acto con una exhortación a los esposos, recordándoles sus obligaciones. Que críen hijos para el cielo se les dice con estas palabras: «Procuraréis dejar herederos, no tanto de vuestros bienes, cuanto de vuestra fe, religión y virtud». Los casados se han de conformar con los hijos que Dios les dé, sean pocos o muchos.
Ayuda mutua. Luego les dice el sacerdote que se ayuden el uno al otro «a sobrellevar las incomodidades de la vida y flaquezas de la vejez». Por último les dice que se amen y "sean fieles y que se amen entre sí. Se bendicen los anillos y el sacerdote lo pone al marido, y éste a la mujer, significando que el matrimonio no puede romperse.
13. Misa de velaciones.
Es la que se celebra después de la boda, pidiendo a Dios gracias para los recién casados, y estos reciben la. bendición nupcial. Suele ponérseles sobre los hombros un velo blanco, a manera de yugo, para significar que en adelante debe ser la misma suerte de los dos.
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