ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS
(Doble de primera clase - Ornamentos blancos)
Estación en la Basílica Vaticana
La fiesta de la Ascensión es una de las más hermosas del año litúrgico, de una alegría dulce, suave y reposada, con dejos de santa tristeza que la hacen aún más simpática al corazón cristiano y contemplativo. Es la inauguración oficial del Cielo por Jesucristo. Lo conquistó Él con su muerte y resurrección y nos lo brinda a todos como premio regalado de una vida santa, ajustada a su divina Ley. Ir, pues, al Cielo, debe constituir nuestra ambición y nuestro ideal. Con la esperanza de ir a él y de gozar en él de goces inenarrables y eternos, debemos padecer con paciencia y hasta con amor las miserias de la tierra. ¡Arriba, pues, los corazones! ¡a vivir tan limpiamente, que merezcamos ver y amar a Dios para siempre y gozar con Él de la eterna bienaventuranza! |
Introito. Ps. Hech. I, 11
INTROITUS - Viri Galilǽi, quid admirámini aspiciéntes in cælum? allelúja: quemádmodum vidístis eum ascendéntem in cælum, ita véniet, allelúja, allelúja, allelúja. Ps. 46, 2. Omnes gentes, pláudite mánibus: jubiláte Deo in voce exsultatiónis. Glória Patri. | Introito - Varones de Galilea, ¿por qué os asombráis, mirando el cielo? aleluya: como habéis visto a Jesús subiendo al cielo, así vendrá, aleluya, aleluya, alelluya. - Ps. Todas las naciones, aplaudid con vuestras manos: cantad a Dios con voces de regocijo. V. Gloria al padre. |
Oración-Colecta
ORATIO - Concéde, quǽsumus, omnípotens Deus: ut, qui hodiérna die Unigénitum tuum Redemptórem nostrum ad cælos ascendísse crédimus; ipsi quoque mente in cæléstibus habitémus. Per eúndem Dóminum. R. Amen | Rogámoste, suplicantes, oh Dios omnipotente, que a los que creemos que, en este día, subió al cielo tu Unigénito y redentor nuestro, nos concedas la gracia de vivir también con Él espiritualmente en el cielo. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. R. Amen. |
Epístola
Jesús se despide de sus Discípulos, cuarenta días después de su Resurrección, les promete el Espíritu Santo y, a vista de todos y con extrañeza de todos, se remonta majestuosamente al Cielo, desde donde ha de venir, al fin del mundo, "a juzgar a los vivos y a los muertos", como rezamos en el Credo.
EPISTOLA Lectio actuum Apostolorum 1, 1-11. Rimum quidem sermónem feci de ómnibus, o Theóphile, quæ cœpit Jesus fácere et docére, usque in diem, qua, præcípiens Apóstolis per Spíritum Sanctum, quos elégit, assúmptus est: quibus et prǽbuit seípsum vivum post passiónem suam in multis arguméntis, per dies quadragínta appárens eis, et lóquens de regno Dei. Et convéscens, præcépit eis ab Jerosólymis ne discéderent, sed exspectárent promissiónem Patris, quam audístis (inquit) per os meum: quia Joánnes quidem baptizávit aqua, vos autem baptizabímini Spíritu Sancto non post multos hos dies. Igitur qui convénerant, interrogábant eum, dicéntes: Dómine, si in témpore hoc restítues regnum Israël? Dixit autem eis: Non est vestrum nosse témpora vel moménta, quæ Pater pósuit in sua potestáte: sed accipiétis virtútem superveniéntis Spíritus Sancti in vos, et éritis mihi testes in Jerúsalem, et omni Judǽa, et Samaría, et usque ad últimum terræ. Et cum hæc dixísset, vidéntibus illis, elevátus est, et nubes suscépit eum ab óculis eórum. Cumque intueréntur in cælum eúntem illum, ecce duo viri astitérunt juxta illos in véstibus albis, qui et dixérunt: Viri Galilǽi, quid statis aspiciéntes in cælum? Hic Jesus, qui assúmptus est a vobis in cælum, sic véniet, quemádmodum vidístis eum eúntem in cælum. | Lección de los Actos de los Apóstoles. - Mi primer discurso(1), oh Teófilo: Trató de todas las cosas que Jesús comenzó a obrar y a enseñar, hasta el día en que, después de haber instruido por el Espíritu Santo a los Apóstoles que Él había escogido, se subió a los cielos. Mostróse también vivo a sus discípulos, después de su Pasión, con muchas pruebas, apareciéndoseles durante 40 días, y hablándoles del reino de Dios. Y comiendo con ellos, mandóles no saliesen de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual (dijo) oísteis de mi boca: y es, que Juan bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días. Entonces los discípulos reunidos le preguntaban diciendo: ¿Señor, restaurarás en este tiempo el reino de Israel?(2) Y les dijo: No toca a vosotros saber los tiempos o los momentos que tiene el Padre reservados a su propio poder; mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, y en toda la Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. Y al decir esto, viéndole ellos, se fue elevando por los aires, hasta que una nube le ocultó a sus ojos, Y estando atentos a mirar cómo iba subiéndose al cielo, he aquí aparecieron cerca de ellos dos personajes con vestiduras blancas, los cuales dijeron: Varones de Galilea ¿por qué estáis mirando al cielo? Este Jesús, que de entre vosotros se ha subido al cielo, así vendrá, como le habéis visto irse al cielo. |
Salmodia
Allelúja, allelúja. Ps. 46, 6. Ascéndit Deus in jubilatióne, et Dóminus in voce tubæ. Allelúja. Ps. 67, 18-19 Dóminus in Sina in sancto, ascéndens in altum, captívam duxit captivitátem. Allelúja. | Aleluya, aleluya. Subió nuestro Dios en medio de júbilo, y el Señor al son de trompeta. Aleluya. V. El Señor está en el Sinaí en su santuario, y subiendo a lo alto, llevó consigo cautivos a una gran multitud de cautivos. Aleluya.(3) |
Evangelio
Antes de subirse al Cielo, Jesucristo confiere a la Iglesia divinos poderes sobre todo el mundo de las almas, prometiéndole su continua asistencia para que continúe ella, hasta la consumación de los siglos, su obra bienhechora y santificadora. |
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Marcumm. 16, 14-20 - In illo tempore Recumbéntibus úndecim discípulis, appáruit illi Jesus: et exprobrávit incredulitátem eórum, et durítiam cordis: quia iis, qui víderant eum resurrexísse, non credidérunt. Et dixit eis: Eúntes in mundum univérsum, prædicáte Evangélium omni creatúræ. Qui credíderit, et baptizátus fúerit, salvus erit: qui vero non credíderit, condemnábitur. Signa autem eos, qui credíderint, hæc sequéntur: In nómine meo dæmónia ejícient: linguis loquéntur novis: serpéntes tollent: et si mortíferum quid bíberint, non eis nocébit: super ægros manus impónent, et bene habébunt. Et Dóminus quidem Jesus, postquam locútus est eis, assúmptus est in cælum, et sedet a dextris Dei. Illi autem profécti, prædicavérunt ubique, Dómino cooperánte, et sermónem confirmánte, sequéntibus signis. Credo. | U Continuación del Santo Evangelio según San Juan (16,, 23-30) - En aquel tiempo, Estando sentados a la mesa los once discípulos, se les apareció Jesús, les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, por no haber creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo, y predicad el Evangelio a toda criatura(4). El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, se condenará. Y estas señales seguirán a los que creyeren: Lanzarán demonios en mi nombre: hablarán nuevas lenguas; quitarán serpientes, y si bebieren algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los sanarán. Y así, el Señor Jesús, después que les habló, fue arrebatado al Cielo, y está sentado a la diestra de Dios. Mas ellos salieron y predicaron en todas partes, colaborando el Señor con ellos, y confirmando su doctrina con los milagros que la acompañaban. |
Terminado el Evangelio, se apaga el Cirio pascual, para indicar que Jesucristo resucitado a quien estaba en el presbiterio representando desde el Sábado Santo, ha desaparecido de la tierra, con su Ascensión al Cielo. |
OFFERTORIUM - Ascéndit Deus in jubilatióne, et Dóminus in voce tubæ, allelúja. | Ofertorio - Subió Dios en medio de voces de alegría, y el Señor al son de las trompetas, aleluya. |
Oración-Secreta
Súscipe, Dómine, múnera, quæ pro Fílii tui gloriósa Ascensióne deférimus: et concéde propítius; ut a præséntibus perículis liberémur, et ad vitam perveniámus ætérnam. Per eúndem Dóminum. | Recibe, oh Señor, los dones que te ofrecemos para honrar la gloriosa Ascensión de tu Hijo, y concédenos la gracia de vernos libres de los peligros presentes, y de llegar a la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. |
Prefacio propio de la Ascensión
(Hasta la Vigilia de Pentecostés)
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Vere dignum et jústum est, ǽquum et salutáre: nos tibi semper, et ubíque grátias ágere: Dómine sancte, pater omnípotens, ætérne Deus: per Christum Dóminum nostrum. Qui post resurrectiónem suam ómnibus discípulis sui maniféstus appáruit, et ipsis cernéntibus est elevátus in cælum, ut nos divinitátis suæ tribúeret esse partícipes. Et ideo, cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes: | Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, ¡Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios!, por Jesucristo nuestro Señor, El cual, después de su Resurrección, se apareció visiblemente a todos sus discípulos y subió al Cielo ante sus ojos, para hacernos partícipes de su Divinidad. Y por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, entonamos a tu gloria un himno, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo, etc. |
COMMUNIO Psállite Dómino, qui ascéndit super cælos cælórum ad Oriéntem, allelúja. | Comunión. - Cantad salmos al Señor, que ha subido a lo más alto de los cielos, hacia el Oriente, aleluya. |
Oración-Postcomunión
POSTCOMMUNIO - Præsta nobis, quǽsumus, omnípotens et miséricors Deus: ut, quæ visibílibus mystériis suménda percépimus, invisíbili consequámur efféctu. Per Dóminum nostrum. | Dígnate, oh Dios omnipotente y misericordioso, darnos la gracia de experimentar el efecto íntimo e invisible de este Sacramento, que visiblemente acabamos de recibir. Por Jesucristo Nuestro Señor. |
(1) Este "primer discurso" que San Lucas, autor de los "Hechos de los Apóstoles", dice haber compuesto anteriormente, es su Evangelio, el tercero de los sinópticos. "Teófilo" puede ser, o un amigo real suyo, o todo cristiano que "ama a Dios", pues tal significa.
(2) Los Discípulos de Jesús, ni aun el día mismo de la Ascensión habían comprendido que Su reino no era de este mundo ni mucho menos terrenal. Ni se desengañaron de ello hasta la bajada del Espíritu Santo. ¡Muchos cristianos de nuestros días todavía no han caído en la cuenta de esto mismo, por eso se extrañan y hasta se escandalizan de los aparentes fracasos de la Iglesia y de la Religión y de los pueblos cristianos!
(3)Como se ve, la Iglesia parece insistir en que, el día de su Ascensión, el Salvador se llevó consigo al Cielo a los Patriarcas y Profetas que esperaban en el Limbo o seno de Abrahán, y que éste fue su triunfo final y definitivo.
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