30 de Mayo
SAN GENADIO, Obispo y Confesor
El nombre de Genadio comienza a hacerse célebre allá
por el año 890, cuando el rey Alfonso el Magno dio un decreto organizando
la repoblación de las tierras arrancadas al dominio musulmán en las riberas
del Duero. Es entonces cuando aparece Genadio en el valle del Bierzo. Aparece
rodeado de otros doce hombres, vestidos todos ellos con la cogulla monacal.
Llevan libros, aperos, ganados, bueyes, semillas y herramientas. Van en
busca de las antiguas ruinas donde, dos siglos antes, florecieran los grandes
focos de vida monástica creados por San Fructuoso y San Valerio. Los
expedicionarios se detienen primero en San Pedro de Montes. Pasan unos años, y
el monasterio vuelve a surgir lleno de vida y de actividad. Todo ha quedado
transformado en poquísimo tiempo. Ahora todo es allí paz, oración, trabajo,
arte, riqueza, prosperidad. Y a San Pedro de Montes siguen después otros varios
monasterios. Hasta que el nombre del afanoso y emprendedor abad llega a los
oidos del clero de Astorga, el cual le llama a ocupar su silla episcopal. Él
rehúsa la oferta, pero el rey le fuerza a aceptarla. Entonces se traslada a su
nuevo destino, donde sigue la misma vida y los mismos nobles ideales que le habían
hecho feliz en el monasterio. Pero la nueva dignidad no acaba de llenarle; el
recuerdo de su amada soledad le persigue sin descanso. Hasta que un dia renuncia
a la mitra y toma a sumergirse de nuevo en el fecundo silencio de sus
monasterios bercianos. Allí le sorprendió la muerte el año 936.
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