Si alguno quiere venir en pos de Mí,
que se renuncie a sí mismo, que tome su cruz cada día y que me siga. (Lucas, 9, 23).
Santa
María Magdalena de Pazzi, aun en la flor de la edad, obtuvo, a fuerza de
insistencia, de sus padres, el permiso para entrar en el monasterio de las
carmelitas de Florencia. Mostró, desde el comienzo, una virtud consumada. Tan
admirable era su oración, que pasaba a veces ocho días en éxtasis. Éstas y
otras gracias extraordinarias fueron tachadas de ilusiones, y la santa fue
sometida, durante cinco años enteros, a las más rudas pruebas. Finalmente,
Dios devolvióle la calma y la consoló con su divina presencia. Recibió el don
de milagros y de profecía, y murió en el año 1607, a la edad de 41 años.
I. Esta santa amó a Dios desde que tuvo suficiente razón
como para conocerlo. Aislábase para orar; pasaba horas enteras ante el Santísimo
Sacramento; su Bienamado sin cesar estaba presente en su memoria. ¿Has
comenzado tú a amar a Dios? ¡Des de hace ya mucho tiempo lo conoces y muy poco
lo has amado!
II. Ella despreció todas las ventajas temporales que le aseguraban sus hermosas cualidades, y desde que conoció la vanidad del mundo, apresuróe a dejarlo, protestando que estaba dispuesta a soportar todos los suplicios antes que permanecer en él. Mira tú las grandezas, las riquezas y los placeres con los ojos de la fe, y no tendrás sino desprecio por lo que el mundo adora. Pon los ojos en el cielo, allí es donde debes poner todas tus esperanzas. He aprendido a pisar la tierra y no a adorarla, no me es lícito poner en las cosas inanimadas las esperanzas de mi vida. (San Clemente de Alejandría). III. La oración continua de esta santa era la fuente de todas sus virtudes. Hacíala amar a Dios únicamente, y despreciar todo lo que no fuera Dios. Tú no podrás formarte alta idea de Dios, porque no piensas en Él, porque no conversas con Él. Gusta de la oración, ella te desasirá de la tierra y te unirá por entero a Dios; haz tu jaculatoria el lema de esta santa: ¡Sufrir o morir! La castidad Orad por los que están afligidos. ORACIÓN
Oh Dios, amador de la virginidad, que habéis
abrasado de vuestro amor y adornado con vuestros dones celestiales a vuestra
bienaventurada virgen María Magdalena, haced que honrando su memoria, imitemos
su pureza y su castidad. Por J. C. N. S. Amén.
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