17/II/+2019 BEATO JUAN FRANCISCO REGIS CLET, Mártir

17 de febrero
BEATO JUAN FRANCISCO REGIS CLET, Mártir
Cuando un sacerdote o un apóstol muere
desgastado de tanto trabajar por extender
el reino de Dios, ese día la Iglesia ha conseguido
un gran triunfo para la eternidad.
(San Juan Bosco).
  
   Juan Francisco Regis Clet nació en Grenoble (Francia) en el 19 de agosto de 1748.  A los 21 años ingresó en la Congregación de la Misión (Padres Paúles).  Fue ordenado sacerdote en 1773.  Durante 15 años ejerció de profesor de Teología en el Seminario Mayor de Annecy.  Era admirado por su gran bondad y su cultura; le llamaban la "biblioteca viviente".  En 1788, es nombrado Director de Novicios en la Casa Madre, París.  Un año después empezaba la Revolución Francesa.  Fue obligado a salir de Francia y pidió ir a las Misiones de China.
Durante 30 años evangelizó en las provincias inmensas de Kiong-Si, Hou-Pe y Ho-nan, con gran entusiasmo.  Una violenta persecución contra los cristianos le obligó a huir de su pobre casa.  Traicionado por un cristiano apóstata, a cambio de 30 monedas, fue sometido a infinidad de vejaciones y sufrimientos, que soportó sin la menor queja.
   Fue condenado a morir estrangulado.  Atado a una cruz, se cumplió la sentencia el 18 de febrero de 1820.  Casi 50 años más tarde, sus reliquias fueron llevadas a la Casa Madre en París, donde reposan actualmente, frente a las reliquias de su cohermano misionero, San Juan Gabriel Perboyre, martirizado también en China 10 años más tarde (aunque canonizado cuatro años antes, 1996).
   El espíritu misionero de San Francisco Regis Clet forma parte de la rica herencia misionera dejada por San Vicente a sus hijos.  Les proponía como modelo a San Francisco Javier.  El mismo San Vicente quiso ir a China.  No lo pudo realizar, pero exhortó a sus misioneros a ir a ella.
   Francisco Regis Clet, San Juan Gabriel Perboyre y otros muchos compañeros de misión, representan para la Familia Vicenciana el testimonio heroico de su espíritu misionero y su gran amor al pueblo chino.  Siguiendo sus pasos, un buen número de misioneros paúles fueron llegando a China desde Holanda, Bélgica, Polonia, Italia, los Estados Unidos e Irlanda, durante el resto del siglo XIX y principios del XX.Al comienzo de la República China en 1911, la Congregación de la Misión tenía un Seminario Menor en la mayoría de sus 14 vicariatos, así como tres Seminarios Mayores, con un total de 260 estudiantes de Teología y 875 seminaristas menores.  Se llegaron a ordenar de sacerdote 675, de los cuales 450 fueron miembros de la Congregación de la Misión.  Cuando la jerarquía china fue establecida en 1946, varios obispos eran paúles y otros habían sido formados en sus seminarios.
   Con el establecimiento de la República popular la situación de la Iglesia en China se vio totalmente alterada.  Los misioneros extranjeros, acusados de ser enemigos del pueblo, fueron expulsados (1949-52).
   Los paúles chinos, más de 150 permanecieron en China, en la clandestinidad. Como es de suponer, se sabe muy poco de ellos; pero sí lo suficiente para poder asegurar, que han sido fieles a su vocación en medio de toda clase de pruebas y dificultades.
   Hoy hay unos 50 padres paúles en Taiwan y parece que casi una docena más con residencia en la China continental.  Una vez más "la sangre de los mártires se convierte en semilla de cristianos".
   Que el "dueño de la mies", por los méritos de tantos intercesores, como son los 119 mártires que son contados junto con nuestro cohermano el Beato Francisco Regis Clet, favorezca la tan deseada apertura de China a la Verdad de la Iglesia.

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