04/II/+2019 SAN TEOFILO, El Penitente

04 de febrero
SAN TEOFILO, El Penitente 
   Aunque la leyenda de San Teófilo debe considerarse casi con certeza como pura novela, y se la discute seriamente en el "Acta Sanctorum", como clásico ejemplo de historia de pacto con el diablo, en la que se creía firmemente en la antiguedad, merece sin embargo aquí una breve noticia.
   Se describe a Teófilo como "oeconomus" digamos "administrador" -de la iglesia de Adana en Cilicia, un hombre humilde, serio, que al ser elegido obispo rehusa el honor, prefiriendo permanecer en su condición de subordinado. Cuando rehusó aceptar el episcopado, nombraron para la sede a un extranjero quien, por sutiles maquinaciones del demonio y sin ninguna razón, destituyó a Teófilo de su cargo. La injusticia causó resentimiento en Teófilo, quien cavilando sobre sus agravios, llegó finalmente a un completo abandono de todas sus antiguas buenas costumbres. Buscando a toda costa su rehabilitación, consultó a un hechicero judío, el cual lo puso en comunicación personal con Satanás. El diablo le exigió que escribiera un repudio formal de Cristo y su Santísima Madre, debidamente firmado y sellado. Con el cumplimiento de esta condición, el obispo, influenciado por algún encanto diabólico, hizo a un lado sus prejuicios y devolvió su cargo al antiguo administrador. Pero cuando Teófilo hubo alcanzado su propósito, el recuerdo de lo que había hecho no lo dejaba en paz. Con el tiempo, hizo cuarenta días de penitencia en la iglesia de Nuestra Señora, implorando humildemente su intercesión, y Ella, después de una severa reprimenda, obtuvo de su Hijo que tuviera misericordia con el ofensor. Continuó prolongando aun más sus ayunos, y cierta vez se le apareció en sueños la Santísima Virgen. Cuando despertó, se encontró sobre su pecho el pacto que había firmado. Entonces, impulsado por la gratitud y un deseo de proclamar por todo el mundo la compasión de la Madre de Misericordia, hizo confesión pública de todo lo que había sucedido, en la iglesia, ante el obispo, quien personalmente quemó el pacto, a la vista del pueblo.
   
Se dice que esta leyenda se escribió en griego por un tal Eutychian, que manifestaba haber nacido en la propia casa de Teófilo. Véase el Acta Sanctorum, febrero, vol. l. Se tradu jo al latín por Pablo el Diácono en el siglo IX, y desde entonces la historia se ha repetido muchas veces con ligeras variaciones. Roswtha, la monja de Gandersheim (c. 980), produjo una versión métrica en latín (Migne, PL., vol. CXXVII, y XVII, c. 1101). Se encuentra en todas las grandes colecciones de Marienlegenden (véase los Studien de Mussafia en la Sitzungsbe. richte de la Academia de Viena, 1887, 1888, etc., y H.S.D. Ward, Catalogue 01 Romances in rhe British Museum, vol. 11, pp. 595 ss.) y en casi todas las lenguas europeas. 

*FUENTE: VIDAS DE LOS SANTOS, DE BUTLER

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