CATACUMBAS DE ROMA

GALERÍA




A
   En las afueras de Roma, lo largo de la Via Apia, se encuentran las catacumbas de San Calixto y las de San Sebastián. Las catacumbas, son galerías subterráneas de toba en donde los primeros cristianos enterraban a sus muertos. Llamadas Cemeteria hasta el siglo XV, recibieron después la denominación actual por el cementerio de San Sebastián, llamado "ad catacumbas" porque se desarrollaba alrededor de una cabidad (gr. kata, cerca y kumbos, cavidad). Las catacumbas más antiguas son del siglo I y las últimas de fin del siglo IV; a continuación se comenzó a inhumar a los muertos cerca de las iglesias y las catacumbas que contenían las reliquias de los mártires se convirtieron en objeto de devoción, dando lugar a peregrinaciones. Fueron desvastadas principalemente por los godos (537), y también los lombardos (755), luego se las exploró para sacar las reliquias de los santos y los objetos preciosos. Se llevaron gran cantidad de estas reliquias al Panteón. En el transcurso de los siglos siguientes cayeron en el olvido, salvo las de San Sebastián, y en el siglo XV se volvió a visitarlas, emprendiéndose luego metódicamente las excavaciones.
   Las catacumbas se presentan como galerías más o menos amplias, teniendo a veces hasta cinco pisos; en las paredes estaban practicados los nichos(loculi) en donde se colocaban los cadáveres, revestidos de sus ornamentos; la abertura se cerraba después con placas de mármol o barro cocido, sobre las cuales se escribía el nombre del difunto (sobre las más antiguas en griego, luego en latín), frecuentemente con las palabras "in pace". Hay también salas, en donde convergen las galerías, piezas más grandes (cubícula) para varias personas de una misma familia y para las reliquias de los Mártires, que se ponían en un nicho coronado por un arco (arcosolium). Las tumbas han sido vaciadas casi todas por los investigadores, en busca de objetos preciosos y huesos de mártires. Las galerías menos profundas están a 7 y 8 metros por debajo de la superficie del suelo; las más profundas están a 22. El conjunto tiene una largura que se calcula en 876 kilómetros aproximadamente. Las inscripciones y las pinturas más antiguas datan del siglo I. Los frescos representan casi siempre escenas sacadas del Antiguo Testamento y símbolos del cristianismo.


CATACUMBAS DE SAN CALIXTO

CRIPTA DE LOS PAPAS
A
   Las catacumbas de San Calixto se encuentran a la derecha de la Vía Appia Antica, después de la iglesia del "Quo Vadis?"
   Empezaron a existir hacia la mitad del siglo II y forman parte de un complejo que ocupa una extensión de 15 hectáreas, con una red de galerías de casi 20 km. en distintos pisos, y alcanzan una profundidad superior a los 20 metros. En ellas se enterró a decenas de mártires, 16 pontífices y muchísimos cristianos.

   Reciben su nombre del diácono San Calixto, designado a principios del siglo III por el Papa Ceferino como administrador del cementerio. De ese modo, las catacumbas de San Calixto se convirtieron en el cementerio oficial de la Iglesia de Roma.
   En la superficie se ven dos pequeñas basílicas con tres ábsides, llamadas por ello "Tricoras". En la oriental se inhumó probablemente al papa San Ceferino y al joven mártir de la Eucaristía, San Tarcisio.
   El cementerio subterráneo consta de distintas áreas. Las Criptas de Lucina y la zona llamada de los Papas y de Santa Cecilia son los núcleos más antiguos (siglo II). Las otras zonas reciben el nombre de San Milcíades (mitad del s. III), de San Cayo y San Eusebio (finales del s. III), Occidental (primera mitad del s. IV) y Liberiana (segunda mitad del s. IV) con muchas criptas importantes.
   La "Cripta de los Papas" es el lugar más sagrado e importante de estas catacumbas, descubierto por el gran arqueólogo Juan Bautista de Rossi en 1854, y definido por él "el pequeño Vaticano, el monumento central de las necrópolis cristianas". Tuvo su origen hacia fines del siglo II como cubículo privado. Después de la donación de esa área a la Iglesia de Roma, el cubículo fue remodelado y transformado en cripta y se volvió el sepulcro de los papas del III siglo. La cripta, de forma rectangular, contenía cuatro nichos para sarcófagos y seis lóculos en cada lado; en total, dieciséis sepulturas, más una tumba monumental en la pared del fondo.
   En esta cripta fueron sepultados nueve papas y ocho obispos del siglo II. En las paredes están pegadas las lápidas originales, quebradas e incompletas, de cinco papas. Sus nombres están escritos en griego, según la costumbre oficial de la Iglesia de ese tiempo. Sobre cuatro lápidas, junto al nombre del pontífice, está la calificación de epí(scopos) = obispo, porque era el jefe de la Iglesia de Roma; y sobre dos lápidas está la sigla, es decir, la abreviatura MTR = Mártir. Mártir significa testigo. 
   Los nombres de los papas, escritos en las lápidas, son:  
  • San Ponciano (230-235). Murió mártir en Cerdeña adonde había sido deportado y condenado a los trabajos forzados. Para no poner en dificultad a la Iglesia de Roma a causa de su definitiva ausencia, poco después de su llegada a la isla renunció al pontificado. Probablemente el clima malsano, el trabajo enervante en la mina y el mal trato apresuraron el fin de su existencia. Cuando murió, la Iglesia lo consideró un verdadero mártir. Algunos años más tarde sus restos mortales fueron transportados a Roma y sepultados en el cementerio de San Calixto.
  • San Antero (235-236). De origen griego, tuvo un brevísimo pontificado, de 43 días solamente, todos transcurridos en la cárcel.
  • San Fabián (236-250). Era romano y fue elegido papa al morir San Antero.
    Su servicio coincidió con un período de paz religiosa. Fue un gran organizador de la Iglesia de Roma. Dividió la ciudad en siete zonas eclesiásticas confiando a cada una sus "títulos" (= parroquias), su clero y sus catacumbas (cementerios). Murió decapitado durante la persecución
    del emperador Decio.
  • San Lucio I (253-254). Tuvo un pontificado breve: ocho meses en total, transcurridos parcialmente en Civitavecchia, adonde había sido desterrado.
  • San Eutiquiano (275-283). De Luni en Liguria, fue el último de los nueve papas sepultados en esta cripta.
   El papa mártir Sixto II (257-258). Definido por San Cipriano "sacerdote bueno y pacífico", es ciertamente uno de los mártires más ilustres de esta catacumba. Es el mártir por excelencia de las catacumbas. En efecto, estaba presidiendo una liturgia precisamente en este cementerio, cuando fue sorprendido por los soldados del emperador Valeriano el 6 de agosto del año 258 y decapitado en ese lugar, el mismo día, juntamente con cuatro diáconos.


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