M. Roberto Gorostiaga

He peleado el buen combate, he terminado la carrera, he guardado la fe. En adelante me está reservada la corona de justicia, que me dará el Señor, el Juez justo, en aquel día y no sólo a mi sino a todos los que hayan amado su venida. 

(II Timoteo, 4, 6-8 )








 

CABALLERO CRISTIANO EJEMPLAR
INCANSABLE DEFENSOR DE LA FE
Y DE LA VERDADERA MISA, 
INSIGNE PROPAGADOR DE LA DEVOCIÓN
A LA SANTÍSIMA VIRGEN, ARTÍFICE DE LA 
CONSAGRACIÓN DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 
A SU INMACULADO CORAZÓN

Falleció el 10 de mayo de 2003
Lloramos por haber perdido tal luchador, pero se alegra el paraíso de haberlo recibido. ¡Cuán prudentes y dignos de toda alabanza son los hombres que considerando como negocio principal el negocio de la virtud, emplean su vida en obrar el bien y edificar a sus semejantes!
   
El Ingeniero M. Roberto Gorostiaga, había nacido en Buenos Aires, el 28 de octubre de 1922.
Su vida fue la propia de un caballero cristiano, repudiando todo cuanto desdecía de ese nombre y practicando con resolución todo lo que lo honraba. 
   
Fue un gran defensor de la verdadera Fe y de la verdadera Misa. Gracias a él, se instalaron en Buenos Aires la Capilla "María Mediadora de todas las Gracias" y el Oratorio "Primacía y Realeza de Cristo y de María" en los que  siempre se celebró y se sigue celebrando la Misa Tridentina.
Fundador de las Editoriales DICTIO e ICTION, dedicadas a la propagación de la Fe y las buenas letras, también fue director y sostenedor de la revista Roma, denunciando allí las desviaciones de la Fe.
Desde su "Cruzada del Rosario", trabajó denodadamente para conseguir, tal como la Santísima Virgen recomendó en Fátima, el rezo diario del Santo Rosario, para lo cual los fabricaba y repartía gratuitamente.
Consiguió que  se consagrara la República Argentina al Inmaculado Corazón de María Santísima, hecho que se llevó a cabo en Luján, el 30 de noviembre de 1969.
Su accionar "peleando el buen combate", fue continuo y fructífero. Vaya desde aquí nuestro humilde homenaje a quien hoy debe estar gozando de la corona de la gloria celestial.

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Acerca de la Santa Misa