10 de septiembre
BEATO VICENTE de SAN JOSÉ, Mártir del Japón
(1622 d. C.)
(1622 d. C.)
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Vicente de San José, mártir en el Japón, nació en Aiamonte, España, hacia 1597. Emigró a México y entró como hermano no clérigo en la Orden de los Hermanos Menores, distinguiéndose en la observancia de la regla y en el ejercicio fiel de los más humildes oficios. Bello de aspecto y noble en su porte, suscitó admiración entre las mujeres, pero siempre supo defender su castidad con la prudencia y la mortificación. En 1617 se unió a Fray Luis Sotelo y Fray Pedro de Avila en viaje hacia Filipinas. De allí, en 1619, pasó al Japón, a pesar de la prohibición severísima contra los misioneros extranjeros de desembarcar en las islas japonesas. Colaboró celosamente con los sacerdotes y misioneros y sirvió de varias maneras a la comunidad cristiana.
El 7 de septiembre de 1620 fue descubierto en casa de Domingo y Clara Yamada, junto con Fray Pedro de Avila. Fue trasladado a la cárcel de Suzuta, donde faltaba totalmente la higiene y la comida era escasa y mala; permaneció allí cerca de dos años. La presencia de los hermanos de fe y de los sacerdotes aliviaba en gran parte los sufrimientos. El gobernador Gonrocu ordenó su traslado a Nagasaki junto con otros 23 cristianos europeos y japoneses en septiembre de 1622.
Lo que más entristeció a Fray Vicente fue la traición de un apóstata, que conocía el refugio suyo y de Fray Pedro de Avila. El cristiano traidor fue un día donde el Fray Pedro a pedirle que lo escuchara en confesión. El le dijo que primero se preparase para la confesión y regresara. El traidor más bien se apresuró a correr donde el gobernador para advertirle de la presencia de los dos religiosos. Fueron enviados guardias para arrestarlos. Fueron atados estrechamente por los brazos y conducidos a las prisiones de Nagasaki y de Omura, donde ya se encontraba el P. Apolinar Franco y otros dos religiosos franciscanos. Antes de partir para Omura los dos confesores de la fe tuvieron el gusto de poder vestirse con el hábito franciscano y por todo el camino Fray Pedro de Avila predicó la fe en Jesucristo.
Fray Vicente Ramírez de San José fue quemado vivo el 10 de septiembre de 1622. El suplicio fue más duro y la agonía más larga porque la leña que debía arder fue colocada a cierta distancia del poste donde estaba colocado el mártir. Vicente tenía apenas 25 años. Fue beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867.
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