23 de septiembre
SAN CONSTANCIO, Sacristán y limosnero
(Siglo V)
"Tened por cierto el tiempo que empleéis con devoción
delante de este divinísimo Sacramento, será el tiempo
que más bien os reportará en esta vida y más os consolará
en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que acaso
ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la
presencia de Jesús Sacramentado que en todos los
demás ejercicios espirituales del día"
(San Alfonso María de Ligorio)
delante de este divinísimo Sacramento, será el tiempo
que más bien os reportará en esta vida y más os consolará
en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que acaso
ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la
presencia de Jesús Sacramentado que en todos los
demás ejercicios espirituales del día"
(San Alfonso María de Ligorio)
Constancio, era sacristán de la iglesia de San Esteban en Ancona. En su humilde posición fue modelo de eclesiásticos y seglares. Era tan grande su fe que un día que no tenía aceite para las lámparas del altar, les puso agua y, tras una oración, las mechas brillaron todo el día como si tuviesen aceite. San Gregorio Magno en su libro de los "Diálogos" refiere muchos prodigios de este Santo, y dice que si fue grande en milagros, fue más grande aún por su extraordinaria humildad.
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