UN SER SOLO TIENE PODER A SUS OJOS
¡SU MADRE DIVINA, LA VIRGEN MARÍA!
                                                                                                                  de Sara Solá de Castellanos


.
1. Era en aquel tiempo, que indeleblemente
    Marcó en el destino la mano de Dios,
    Cuando promediaba tan gloriosamente
    El año de gracia del noventa y dos
[1].
2. En una mañana templada y hermosa,
    Mañana triunfante, bañada de sol,
    Que desde los cielos colgaba radiosa
    Su espléndido peplo de luz y color.

3. Mirábase inmenso, sereno, grandioso,
    Bordada de plata la clámide azur,
    Pacífico y grande, y maravilloso,
    El mar que Balboa llamara del Sur.
4. El mar que en su canto sublime y pujante
    Cual salmo infinito levanta al Señor.
    El mar que en su acento terrible y gigante
    Remeda soberbio la voz del Creador.

5. El mar que muriendo llegaba a la orilla,
    Besando la playa del viejo Callao,
    Donde altivamente clavaba la quilla,
    Señora de mares, la hispánica nao.

6. ¿Qué mira la gente que se halla en la playa?
    ¿Qué cosa despierta tan gran atención?
    Acaso se avista desde el atalaya
    Surcando las olas pesado galeón? 

7. ¿Qué mira la gente con tanta porfía,
    Qué enciende y aumenta tamaño interés?
    ¿Acaso se acerca con brava osadía
    La nave pirata que manda el Inglés?
[2].
8. Es algo más raro. Algo prodigioso.
    Un grande secreto que guarda la mar.
    Dos arcas que en largo viajar misterioso,
    ¡Tranquilas y unidas se miran llegar!
9. En botes y barcas que salen del puerto,
    Va muy animada la tripulación,
    Que vuelve trayendo con orden y acierto
    Los raros objetos de su admiración.
10. Un arca traía para Salta, un Cristo,
      Y la otra una Virgen de rara beldad
      destinada a Córdoba; con buena fortuna
     fue presto llevada a aquélla Ciudad.
11. Del ilustre Obispo Francisco Victoria
      Que ocupó la Silla del gran Tucumán,
      Las santas reliquias, su noble memoria
      Por todos los tiempos recordando irán
[3].
12. Y para que tengan rendido homenaje
      El Cristo y la Virgen, de toda su grey,
      Que devotamente se lleven en viaje
      A Lima aquel día, lo ordena el Virrey.

13. Por dos largas leguas, esa muchedumbre
      Condujo las arcas en gran procesión,
      A Lima llegando cuando la techumbre
      Del cielo se entolda para la oración.
14. Aquélla gloriosa ciudad de Pizarro,
      La maravillosa beldad del Rimac,
      de fiesta engalana su porte bizarro
       y es ascuas de luces su gran Catedral.
15. Y en ella reciben los altos viajeros,
      El pleito Homenaje de la devoción,
      Y los corazones se rinden enteros
      Bajo el dulce yugo de la adoración.
16. Seráficas almas ardieron en ella,
      La de San Solano, de Santo Toribio,
      De Martín de Forres, de Rosa la bella
      Santa de las Indias, de América lirio.
17. Después hacia Salta, siguiendo su sino[4],
      Portadas en andas, partieron un día,
      Por nobles señores y ricos vecinos,
       Llevando custodia de Caballería.
18. Al pasar por ese lugar fabuloso,
      Del cerro de plata, el gran Potosí,
      Un nuevo homenaje, sencillo y piadoso,
       Los buenos mitayos le rinden allí.
19. Prosiguen el viaje marchando... marchando.
      Por días y días, camino del sur,
      Cincuenta señores en hombros llevando
      Las arcas que envuelven la sombra y la luz.
20. Camina... camina... la gran caravana
      Que tan peregrina cruzada emprendió,
      Buscando la tierra bendita y lejana
      Donde le conduce la mano de Dios.
21. Y treinta y tres días sin tregua viajaron
      Por la misma ruta que Almagro siguió,
      Cuando estas ignotas regiones cruzaron
      Los tercios que al reino de Chile llevó.
22. Y trescientas leguas de tierra marchando,
      A Salta llegaron, lo quiso el Señor,
      El glorioso 15 de septiembre, cuando
      Se alejaba el año del noventa y dos...
[5]
.
1692
.
23. Es fama que supo tamaño portento
      El pueblo de Salta con gran emoción,
      De la caravana saliendo al encuentro
      Le acogen en triunfo con exaltación.
24.Ya tiene este pueblo su Rey Soberano,
      ¡Milagrosamente lo vino a buscar!
      Es dulce su cetro, piadosa la mano
      Del manso Monarca que habrá de reinar.
25. Mas, pasan los días, los meses, los años...
      Y llega el olvido con el desamor.
      ¿En dónde está el culto ferviente de antaño?
      ¿En dónde está el Cristo, el Rey y Señor?
26. En una Capilla oscura y callada,
      De la antigua nave de la Catedral,
      La efigie de Cristo se encuentra olvidada,
      Sin culto, sin luces, sin flores ni altar.
27. De nuevo la negra perfidia del hombre
      Abrió las heridas del dulce Señor,
      Un siglo de sombra, de olvido sin nombre,
      ¡De nuevo el Calvario, después del Tabor!
28. ¡Y llegó la hora! La hora marcada
      Desde los dinteles de la eternidad.
      En aquélla noche por Dios señalada,
      Llenóse de espanto la ingrata ciudad
[6] .
29. Fortuna, opulencia, placeres, riqueza,
      En el Siglo de Oro la ciudad tenía,
      Y confiadamente, sobre su grandeza,
      Un sueño tranquilo, profundo, dormía.
30. Cuando fuertemente conmovió la tierra
      Los sacudimientos de sordo temblor,
      Y el pueblo confiado, despierta, se aterra,
      Sintiéndose lleno de angustia y pavor.
31. Las calles se llenan de la muchedumbre
      Que el frío del miedo comienza a sentir,
      Cuando se desploma la recia techumbre
      Y se oyen los muros y puertas crujir.
32. Con furia creciente sacúdese el suelo;
      Durante tres días tan fuerte tembló,
      Que entonces la gente se acuerda del cielo,
      E implora la ayuda del Hijo de Dios.
33. Jurando de hinojos hacer penitencia,
      Se visten de tosco, de pobre sayal,
      Humilde llevando con santa paciencia
      Ceniza en la frente y al cuello un dogal.
34. Descalzos y hambrientos de ayuno expiatorio,
      De Cristo quisieran la vida imitar,
      Hay tantos Pilatos y tantos Pretorios,
      ¡Tantos Barrabases a quien perdonar!
34. Mas, sólo los ruegos encuentran el eco
      Que aquellos clamores parecen doblar.
      ¿Acaso le espera la suerte de Esteco?
      ¿Cuál otra Pompeya se habrá de arruinar?
35. La voz inspirada de un padre jesuita,
      Que tiene los tonos de la de Isaías,
      Del pueblo aterrado comparte la cuita
      Clamando los salmos de las profecías.
36. —La Imagen de Cristo que habéis olvidado
      Sacad a las calles, con fe y devoción.
      Que mire a su pueblo postrarse humillado,
      ¡Rendido a su planta, pidiendo perdón!
37. Y el pueblo versátil, el pueblo inconstante
      Que aclama e injuria con igual ardor,
      Que aclama e injuria con igual ardor,
      Y sale llevando la cruz del Señor
[7].
38. Mas, ¿quién del Monarca los justos enojos
      Tal vez con sus ruegos templarlos podría?
      Un ser sólo tiene poder a sus ojos:
      ¡Su Madre Divina, la Virgen María!
39. La Virgen intacta, la pura, la hermosa,
      La Madre sin mancha del dulce Jesús,
      La Madre sin mancha del dulce Jesús,
      Que tiene en el cielo su trono de luz.
40. Ella, por los hombres, por los pecadores,
      Con tanta ternura y empeño rogó,
      Que vieron su rostro cambiar de colores
      Y hasta su corona de reina dejó...
41. Y su Hijo la escucha. La escucha y perdona
      Al pueblo contrito por su intercesión.
      El pueblo le llama su dulce Patrona,
      ¡Virgen del Milagro! con admiración.
42. La tierra convulsa recobra la calma,
      Se aquieta la furia del ronco temblor,
      De la muchedumbre conmuévese el alma
      Ardiendo en la hoguera de un cálido amor.
43. Era un día glorioso. El inolvidable
      15 de septiembre del noventa y dos,
      La hora de la gracia, la fecha imborrable
      Que Dios en la esfera del tiempo marcó...


* Fragmento del "POEMA DEL SEÑOR DEL MILAGRO", tomado de su libro "FLORILEGIO DEL MILAGRO Y SANTORAL", Salta 1973. Este poema obtuvo medalla de oro en los Juegos Florales de Salta en 1935.
[1] En la mañana del 20 de junio de 1592, arribaron a la playa del Callao dos cajones con las Imágenes remitidas desde España por el Obispo Victoria, suponiéndose el naufragio de la nave que las conducía, en la costa del Pacífico. 
[2] Dracke, Capitán corsario al servicio de Inglaterra, recorría los mares apresando los galeones españoles, que conducían a la Península las riquezas de las Indias. Desembarcó en el Callao y saqueó la ciudad de Lima, llevándose un inmenso botín.
[3] Fray Francisco Victoria tomó posesión del Obispado del Tucumán, en 1581. Encontrándose el 16 de abril de 1582 en la ciudad de Salta, en su viaje hacia el Perú, para asistir al Tercer Concilio Límense, convocado por el Arzobispo Santo Toribio. De allí se transladó a España, falleciendo en el Convento de Nuestra Señora de Atocha.  
[4] Salieron de Lima el 13 de agosto.
[5] Llegaron a Salta el 15 de setiembre de 1592.
[6] El día 13 de agosto de 1692 se sintieron los temblores cuyo recuerdo conserva la historia y la tradición.
[7] El día 15 se sacó en procesión la Imagen del Señor del Milagro, cesando al siguiente día los temblores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

INTRODUCCIÓN

Acerca de la Santa Misa