15/I/+2019 SAN MAURO, Abad

15 de enero
SAN MAURO, Abad

   Nació en Roma de una familia ilustre el año 511. Se educa desde su adolescencia bajo la dirección de San Benito, e ingresa en su orden, haciéndolo San Benito su asistente en el gobierno de Subiaco. Un niño llamado Plácido fue un día a buscar agua y se cayó en el lago, donde fue arrastrado a la distancia de un tiro de flecha. San Benito, que se hallaba en su celda, tuvo una visión del hecho, y envió a Mauro a rescatar al niño. Mauro obedeció, caminó sobre las aguas y sacó al niño tirándole por los cabellos. Mauro atribuyó el milagro a las oraciones de San Benito, pero el santo declaró que había sido un premio de Dios a la obediencia de su discípulo. Poco después, el santo patriarca se retiró a MonteCasino, y parece que San Mauro le sucedió como superior de Subiaco. San Mauro tenía fama de Taumaturgo por el episodio del estanque con el niño Plácido, la curación de los menesterosos y sus relaciones con el conde Gaidulfo, enemigo funesto de los monjes franceses. Su gran espíritu de penitencia le impulsa a retirarse a bien morir. Entrega su alma a Dios el 15 de enero del 583.

   Sus reliquias se veneran en Extremadura, pero no se sabe cuándo llegaron allí, sólo se puede afirmar ser muy antigua su veneración. El Sínodo diocesano de 1501 se expresa en estos términos: "Y así mismo, mandamos que en el lugar de Almendral se denuncie por fiesta de guardar el día de santo Mauro, por cuanto allí está el cuerpo". El Arcipreste de Santa Justa en Toledo, Julián Pérez llega a firmar que en 1130 ya se celebraba su memoria en Almendral según costumbres de muchos años antes, que en opinión de Solano de Figueroa sería a final de la monarquía goda, opinión no compartida hoy.

   Cuando él es visitador general del Obispado en 1658 indaga sobre el asunto y recoge la tradición de que los benedictinos fueron sus portadores, aunque no hay papeles de bulas pontificias que lo acrediten debido a la desaparición de documentos por un incendio.

   Fueron trasladadas dichas reliquias a la Catedral por el Obispo benedictino de Badajoz D. Fray José de la Zerda el 1643, continuando parte en Almendral, como lo fuera en Fosano, Montecasino y Marsella. La guerra con Portugal, que comenzó el 1640, obligó a dicho traslado por los motivos de seguridad. El 8 de Abril de 1668 ordena al cabildo entregar el cuerpo de San Mauro a la villa de Almendral. La entrega la hacen el 29 del mismo mes, los capitulares Juan Rebolero y Pedro Lepe. Quedó una reliquia en la Seo de la catedral, encargándosele a Solano de Figueroa la depositara en el relicario.

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