Salvaréis vuestras almas por la paciencia. (Lucas, 21, 19). Tan santamente educó esta reina a sus hijos, que varios abrazaron el estado religioso. No se sentaba a la mesa sin antes haber dado de comer a nueve huérfanos y a veinticuatro pobres; durante el Adviento y la Cuaresma, alimentaba hasta a trescientos necesitados. Después de haber pasado el día en la práctica de la caridad, pasaba la noche en oración. Estando moribunda, se le quiso ocultar la muerte del rey su esposo y de su hijo, acaecida en la guerra. Exclamó: "Sé lo ocurrido. Os agradezco, omnipotente Dios, que enviándome un dolor tan grande en la última hora de mi vida, me purifiquéis de mis pecados, como es pero, por vuestra misericordia". Murió cuatro días después de su esposo, el 16 de noviembre de 1093. MEDITACIÓN: CUAL DEBE SER NUESTRO CONSUELO EN LAS AFLICCIONES I. No se podría vivir mucho tiempo en la tierra sin ser visitado por las aflicciones; nadie está exento de ellas. Es más feliz quien las sabe soportar con más paciencia. Mira, pues, todos los accidentes que te su ceden como ocasiones que Dios te ofrece de practicar la paciencia. No consideres la malicia de las personas que te apenan, sino sólo la bondad de Dios que quiere o que permite que te persigan, a fin de tener ocasión de coronarte. Poco importa que se me traicione o maltrate, pues Dios permite que se traicione a los que Él se dispone a coronar. II. Consuélate de la pérdida de tus bienes, de tus padres y de tus amigos; las lágrimas y la tristeza no reparan las pérdidas que has sufrido, al contrario, no hacen sino aumentar las. Porque, si el mal que te aflige no tiene remedio, ¿para qué sirven tus lágrimas? y si lo tiene, trabaja en ello y no consumas inútilmente el tiempo en vanos lamentos y en lágrimas estériles. Reserva tus lágrimas para llorar tus pecados y para apagar el fuego del infierno. No se debe llorar sino por las faltas que se han cometido o por el paraíso que se ha perdido. III. La gran razón que debe consolarte en todas tus aflicciones, es que Dios te las envía o permite para su mayor gloria y la salvación de tu alma. Alégrate, pues, de tener ocasión de contribuir a la gloria del Señor y de trabajar en la salvación de tu alma. Te suceda lo que te suceda, di siempre con el santo varón Job: "¡El Señor me dio todo, el Señor me ha quitado todo, bendito sea su santo Nombre!" La paciencia Orad por Inglaterra, Escocia e Irlanda. ORACIÓN Oh Dios, que hicisteis admirable a la bienaventurada reina Margarita por su gran caridad para con los pobres, haced que su intercesión y su ejemplo acrecienten de día en día la caridad en nuestras almas. Por J. C. N. S. Amén. |
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