02/IV/+2020 SAN FRANCISCO DE PAULA, Confesor

2 de abril
SAN FRANCISCO DE PAULA, Confesor
El mayor de entre vosotros, pórtese como el menor.
(Lucas, 22, 26).

   San Francisco de Paula, fundador de la Orden de los Mínimos, abandonó el mundo a la edad de quince años para vivir en la soledad. Su fama de santidad muy pronto le atrajo gran número de compañeros. Los soberanos pontífices lo tuvieron en gran estima. El rey Luis XI, al fin de su vida, lo hizo ir a la corte, con la esperanza de recobrar la salud por su intercesión. Sanó a gran número de enfermos, y obró una multitud de otros milagros. Murió en 1508 a la edad de 91 años.         

MEDITACIÓN
SOBRE LAS TRES PRINCIPALES
VIRTUDES DE SAN FRANCISCO DE PAULA
   
I. Tanta fue la caridad de San Francisco de Paula, que quiso que la divisa de su orden fuese: "Caridad". Dio prueba de su amor a Dios dejando todo para agradar le, despreciando todos los placeres, y buscando sólo su gloria en todo. Mostró su amor: por el prójimo curando a los enfermos y trabajando con ardor en la salvación de las almas. ¿Cómo Imi tas tú la caridad de este santo?
   
II. El aborrecimiento que tenía a su cuerpo lo hizo abrazar un género de vida severísimo: se alimentaba sólo con aquello que se permite en la cuaresma, rigurosísima en su tiempo. Quiso que sus hijos se obligasen por un cuarto voto a practicar la misma austeridad. Un día este santo condenará tus refinamientos y tus excesos. ¡Su vida fue una continua cuaresma, y tú no la puedes observar una vez al año! Si pensases en la hiel y el vinagre que ofrecieron a Nuestro Señor en la cruz, y en el amargo brebaje que se destina en el infierno para los hombres sensuales, pronto te corregirías de tu glotonería.
   
III. Durante toda su vida manifestóse su humildad, quiso pasar desconocido ante los hombres; fue menester una orden expresa del Papa para obligarlo a ir a la corte de Luis XI. El nombre de mí nimos, que dio a sus hijos, deja ver a las claras el particular amor que profesaba a esta virtud. Imitan do el ejemplo de este santo, huye de la vanidad en la medida en que vayas siendo mejor: los otros vi cios se desarrollan a fuerza de vicio, la vanidad hace su pedestal con la virtud misma. (San Euquerio).

La caridad
Orad por el Papa.

ORACIÓN
   Oh Dios, grandeza de los humildes, que habéis ensalzado al bienaventurado Francisco, vuestro confesor, a la gloria de la santidad, haced, os lo suplicamos, que por sus méritos y mediante la imitación de sus virtudes alcancemos felizmente las recompensas prometidas a los humildes. Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

01/IV/+2020 BEATO NUNO ALVARES PEREIRA, Monje

1 de abril
BEATO NUNO ALVARES PEREIRAMonje
(1431 d. C.)

   Nació en Sernache de Bomjardim (Portugal) el 24 de junio de 1360. Su padre fue un ilustre militar y gran caballero, Don Alvaro Gonçalves Pereira, Gran Prior del priorato de Crato de la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén.
La niñez de Nuño fue normal y la pasó entre los soldados que estaban a las órdenes de su padre y también, como correspondía en aquel entonces, entregado a la lectura de las gestas caballerescas.
   A los trece años fue admitido en la corte del rey Fernando para que se adiestrase en la milicia y en ella dio muestras de gran valentía y exquisita destreza y por ello fue armado caballero, a pesar de su juventud, como escudero de la reina. Siendo muy joven - dieciséis años - su padre lo entregó en matrimonio a la noble Doña Leonor de Alvím, de la que tuvo tres hijos. Dos de ellos murieron pronto y Beatriz, la tercera, casó con D. Alfonso, el 1401, hijo del rey Juan I, que después fue cabeza de no pocas dinastías principescas europeas.
Portugal y Castilla en aquella época de nuestro Beato estaban en continuos litigios bélicos y durante ellos Nuño demostró su gran valentía y destreza militar. El luchó con todas sus fuerzas por la independencia de su patria y por ello defendió la candidatura al trono de quien podía conseguirla. Famosas fueron las batallas de Aljubarrota y Valverde en las que salió victorioso.
   A pesar de sus contiendas militares, no le estorbaban para su profunda vida cristiana que para él siempre fue lo primero. Era devotísimo del Santísimo Sacramento y de la Virgen María. Oía todos los días dos misas y los sábados y domingos, tres. Ayunaba en obsequio de la Virgen María todos los miércoles, viernes y sábados, así como todas las vigilias de Nuestra Señora. Comulgaba según la costumbre de la época en las fiestas más solemnes y se confesaba con mucha frecuencia. En su estandarte bélico llevaba las imágenes de Cristo crucificado, de la Virgen María y de los Patronos de las guerras: Santiago y San Jorge.
   Antes de cada batalla exhortaba a sus soldados a confiar mucho en la ayuda del cielo y atribuía a la protección de la Virgen María cuantas victorias conseguía. En la famosa batalla de Valverde encontraron a Nuño de rodillas orando entre las rocas para alcanzar la victoria, como así fue.
   Como gratitud a esta ayuda poderosa de la Virgen María, visitaba en peregrinación los más famosos Santuarios, igual que las más humildes ermitas dedicadas a la Virgen María y en su honor le levantó varios templos. Famoso fue el magnífico templo del Carmen en Lisboa que fue destruido por un incendio el 1755.
   Después de la muerte de su esposa, acaecida el 1387, ya no quiso contraer nuevas nupcias y siempre fue exigente con la moralidad de sus soldados y más aún con la suya propia. Era un modelo para cuantos le contemplaban en todas las virtudes.
El 1423, mandó construir un grandioso templo que confió a los carmelitas.
   Ante la admiración y estupor de todo Portugal el 15 de agosto de 1423 abandonaba todas sus posesiones y honores y vestía el hábito carmelita como hermano donado en el convento de Lisboa con el nombre de fray Nuno de Santa María. Ingresó en la Orden del Carmen, atraído especialmente por el culto que los carmelitas daban a la Virgen María y por lo bien que realizaban la liturgia. Fue para todos los religiosos un perfecto modelo de observancia y de todas las virtudes.
   Pasaba largas horas ante el Santísimo Sacramento, rezaba todos los días el oficio divino y asistía a cuantas misas podía.
En el convento fue la admiración de todos por su gran humildad, servicio, caridad y piedad. Para más alejarse del mundo quiso irse a un convento lejos de donde le conocieran, pero no se lo permitieron.
   Su última enfermedad fue breve y se vio rodeado del rey y de todos los magnates del reino, a quienes dirigió muy sentidas y edificantes palabras.
   Murió tan santamente como había vivido el 1 de abril de 1431. En cuanto murió ya corrió la fama de santo en boca de todos los portugueses y aun fuera de Portugal. Fueron muchas las solicitudes de parte de los reyes y pueblo de Portugal hechas a la Santa Sede para que fuera declarado santo este gran Condestable . Por fin el Papa Benedicto XV, el 23 de enero de 1918, apoyaba el culto ya inmemorial que se le venía tributando en algunas partes de la Orden y en Portugal. Las gestas del Bto. Nuño han sido cantadas por el ilustre poeta portugués Camoens en Os Lusiadas (canto IV y Vlll).


ORACIÓN
   Señor Dios nuestro, que inspiraste al Beato Nuno abandonar la violencia de las armas para abrazar la vida religiosa, en la Orden de María, concédenos por su interseción, la gracia de la abnegación evangélica para dedicarnos de todo corazón a tu servicio. Amen.

01/IV/+2020 BEATO LUIS PAVONI, Fundador

1 de abril
BEATO LUIS PAVONI, Fundador
(1849 d.C.)
   Luis Pavoni fue uno de los predecesores de San Juan Bosco en la educación y de los niños huérfanos y desamparados. Nació en Brescia de Lombardía en 1784. Sus padres eran Alejandro Pavoni y Lelia Pontecarli, descendientes de familias nobles y con suficientes riquezas para mantener su posición. Luis era de carácter serio desde niño; su hermana Paulina declaró; "Luis fue desde niño muy devoto, en tanto que yo era muy traviesa." El joven empezó a descubrir su vocación durante las vacaciones que pasaba en Alfinello, donde jugaba con los hijos de los campesinos y les enseñaba el catecismo. En cierta ocasión arrojó desde la ventana su camisa a un mendigo que tiritaba de frío en la calle. Luis tenía aptitudes para las bellas artes y probablemente habría sido un buen pintor o arquitecto, pero a nadie sorprendió que decidiese estudiar para sacerdote. Como la revolución había acabado con todos los seminarios, oven tuvo que estudiar bajo la dirección de los dominicos, hasta que fue ordenado sacerdote en 1807.
   El P. Pavoni no tenía cargo fijo, sino que ayudaba en diversas parroquias de Brescia, particularmente en los "oratorios" fundados por el P. Manelli y algunos otros. En este género de trabajo demostró extraordinaria habilidad. En 1818, cuando sólo tenía treinta y cuatro años, fue nombrado canónigo de la catedral de Brescia y párroco de San Bernabé. Junto a la iglesia había un antiguo convento de agustinos, en una de cuyas secciones se alojaba el párroco, en en tanto que el resto servía de almacén militar. El nuevo párroco concibió el proyecto de transformar el edificio en "oratorio permanente", es decir en un instituto que albergase en un ambiente de familia y preparase para la vida a los niños abandonados. Viendo todas las dificultades que se oponían a su proyecto el P. Pavoni lo consultó con el crucifijo y tuvo la impresión de que Cristo le animaba a lanzarse a la empresa.


   El obispo, Monseñor Nava, le prometió su apoyo, y el P. Pavoni inauguró su oratorio en un rincón del antiguo monasterio, llamado "el nido de ratas". El primer oficio que eligió para sus chicos fue el de impresor. Los veinte años siguientes de la vida del beato son un tejido de notables éxitos y enojosas negociaciones con las autoridades para conseguir el permiso de imprimir y de utilizar todo el monasterio para el orfanatorio. En aquella época, Lombardía dependía aún de Austria; la Revolución Francesa y Napoleón seguían ejerciendo su influencia y la voz del difunto José II de Austria ("nuestro hermano el sacristán"), todavía se dejaba oír. Como el deseo de independencia agitaba ya al pueblo, las autoridades veían con gran desconfianza la fundación de una imprenta italiana. En cuanto a la cuestión del monasterio, aunque el gobernador austríaco admiraba al P. Pavoni, era demasiado josefinista para devolver a la Iglesia una propiedad que el Estado le había arrebatado. Además, las dificultades inherentes a toda burocracia eran aún más grandes en Lombardía.   En 1823, se concedió al P. Pavoni la licencia de imprimir (aunque la imprenta ya estaba funcionando desde antes), pero el permiso de ocupar el monasterio entero no se le concedió sino hasta 1841. Con la ayuda de sus generosos bienhechores, entre los que se contaban Mons. Nava y la hermana del beato, Paulina Trivellini, pudo éste instalar por fin una escuela de oficios, de dibujo y de música. Naturalmente, no le faltaron las dificultades pecuniarias.

   En 1832, el trabajo de la imprenta del oratorio se distinguió en la exposición de Brescia y el año siguiente, el Papa Gregorio XVI alabó la fundación como "Cosa buona" (una buena cosa) . Pero en 1836, la fundación tuvo que hacer frente a los efectos del cólera, que dejó en Brescia a centenares de niños huérfanos. Entre las enfermeras que más se distinguieron durante la epidemia, se hallaba Paula di Rosa, fundadora de las Siervas de la Caridad (15 de diciembre), quien sugirió a Mons. Pinzoni que organizara una escuela para niños sordomudos. Dicha escuela se confió al P. Pavoni. Por otra parte, el gobernador civil le pidió que se encargase también del Orfanatorio de la Misericordia, La generosa conducta del beato logró por fin que el Concejo Municipal le regalase el edificio de San Bernabé.
   Luis Pavoni era un hombre de mediana estatura, robusto y de cabello sedoso. Era de temperamento ardiente e impulsivo y hablaba con soltura y autoridad. La paciencia y serenidad que había adquirido a fuerza de dominarse, producían una impresión de energía reprimida. Era un hombre bastante culto, de intereses variados y equilibrados. No era superficial, pero tampoco puede decirse que fuese un sabio. Su ideal de la educación, muy abierto, consistía en formar a todo hombre para que pudiese ser realmente bueno. Hay que notar que, cincuenta años antes de la publicación de la "Rerum novarurn", el beato comprendió la trascendencia religiosa de la justicia social y la puso en práctica con sus empleados. Aunque muchos de sus chicos eran literalmente el desecho de la sociedad, el P. Pavoni estaba decidido a hacer de ellos hombres bue nos, buenos trabajadores, buenos ciudadanos y buenos cristianos. Sus métodos pedagógicos, como los de San Juan Bosco, consistían más bien en prevenir y alentar, que en reprimir. El beato prefería la bondad a la severidad. "El rigorisrno decía no lleva a nadie al cielo." Sin embargo, no faltarán sin duda quienes encuentren todavía demasiado severos los métodos del P. Pavoni, olvidando que el material humano que tenía que educar no era precisamente fácil. El P. Pavoni deseaba que en el oratorio hubiese una atmósfera de familia y no de institución. Basta con leer un poco sobre su manera de tratar a los chicos para convencerse de que se trataba de un santo "que amaba a los niños de todo corazón, y al que éstos pagaban con la misma moneda." El P. Pavoni expulsaba sin piedad a los malos elementos para evitar que corrompieran a los buenos; pero, en vez de abandonarles a su suerte, seguía velando por ellos fuera del oratorio.
   Cierto que la elección del "Tratado de Perfección" del P. Rodríguez como libro de lectura espiritual para los niños, no era de lo más acertado. Pero había en cambio, cosas magníficas. Por ejemplo; el beato consideraba tan importante la cocina, que el cocinero y sus ayudantes estaban bajo la vigilancia inmediata del director, quien les exigía buena comida, puntualidad y buenas maneras con los niños; el vino no estaba prohibido, simplemente había que beberlo "con discreción"; una de las formas de recreo que más recomendaba el beato a sus católicos era la representación de comedias. Esto último significaba atraerse las críticas de la sociedad bienpensante de la época, y ni siquiera la presencia del obispo, de los seminaristas y de los alumnos del colegio de los jesuitas, en la primera representación teatral del oratorio, consiguieron acallarlas del todo.
   Durante largos años el beato había acariciado el proyecto de fundar una congregación religiosa que se encargase de continuar su obra. Poco a poco había elaborado las reglas y constituciones de una congregación de sacerdotes y hermanos legos que debían trabajar en sus oficios respectivos. Después de pensarlo y orar mucho, consultó el asunto con Mons. Nava y con el cardenal Angelo Mai, quienes le alentaron a realizar sus planes. Esto decidió al P. Pavoni a poner manos a la obra, a pesar de las críticas de quienes consideraban indigno de un religioso enseñar artes y oficios, aunque encontraban muy normal que enseñase ciencias y literatura. No faltaba razón a Santa Teresa cuando pedía a Dios que la protegiese de los tontos piadosos ...
   El beato compró una propiedad para el noviciado, en Saiano, cerca de Brescia; restauró los antiguos edificios; estableció una colonia agrícola y trasladó ahí la escuela de sordomudos. En 1844, obtuvo de la Santa Sede el permiso de recibir novicios. Pero para ello necesitaba también la licencia de las autoridades civiles austríacas, de suerte que pasaron todavía tres años antes que la congregación de los Hijos de María Inmaculada quedase formalmente fundada[1]. El 8 de diciembre de 1847, Luis Pavoni, que había sido nombrado previamente superior general, hizo la profesión religiosa. El día anterior había renunciando a la canojía y transferido a la nueva congregación los títulos su casa de Brescia, de sus propiedades personales y de los edificios de San Bernabé y de Saiano. Sin duda que, junto con la cruz de canónigo, renunció también a la condecoración de caballero de la corona de bronce que le había conferido en 1844 el emperador Fernando I. En esa ocasión, el beato había comentado en privado: "¿Por qué no me mandó el emperador un saco de harina para la comida de mis chicos en vez de esta medalla?"
   Poco después de fundada la congragación, estalló la rebelión de los lombardos contra Austria. La situación fue haciéndose más angustiosa de día en día. En enero de 1849, el gobierno impuso una gravosa multa a la ciudad de Brescia; los ánimos se enardecieron tanto, que el beato juzgó prudente clausurar su querida imprenta. La tormenta se desató el 26 de marzo, con lo que se llamó "la decena de Brescia". Al día siguiente, el beato partió con todos sus chicos a Saiano, bajo una lluvia tempestuosa. Cuando pasó por Torricelle, su hermana Paulina quiso prestarle un carruaje, pero el anciano se rehusó, diciendo: "No, yo puedo ir a pie como mis chicos." Finalmente la caravana llegó a su destino, exhausta y empapada. El beato subió todavía a la cumbre de la colina para ver arder Brescia y el oratorio en el que había pasado treinta años de su vida. En ese momento tuvo el primer espasmo cardíaco, que había de llevarle a la tumba en unos cuantos días.
   El párroco de Santa María le mandó inmediatamente a la cama, y el P. Pavoni obedeció. Era la primera vez que se acostaba en sábanas de lino, desde que había salido de la casa de su padre. Poco a poco se fue debilitando; murió una semana más tarde, a los sesenta y seis años de edad, entre las lágrimas de sus hermanos y de sus chicos. Era el Domingo de Ramos, 1º de abril de 1849. La víspera, el beato había oído todo el día y toda la noche el rugido de los cañones que bombardeaban la ciudad de Brescia.
   El P. Pavoni fue sepultado en Saiano. Su cuerpo fue más tarde trasladado a Brescia, donde reposa actualmente en la iglesia de la Inmaculada. La causa de beatificación se introdujo en 1919; veintiocho años más tarde, en 1947, Luis Pavoni fue solemnemente beatificado.
   Según parece, todas las biografías del beato están escritas en italiano. El canónigo Luigi Traverso publicó en Monza, en 1928, Un Apostolo della Gioventu, Derelitta; se trata de una biografía muy completa, resumida por Giovanni della Cioppa en Lodovico Pavoni (1946), con algunas correcciones. Vale la pena leer la selección de cartas del beato Letterc del Servo di Dio P. Lodovico Pavoni, que revelan a ese hombre tan simpático y tan poco conocido fuera de Italia.




*Vidas de los Santos, de Butler. Vol. II, ed. 1964

[1] No hay que confundir esta congregación con la de los Hijos de la Inmaculada Virgen María, fundada en Luçon por el Venerble Luis Baudouin en 1928.

01/IV/+2020 SAN GILBERTO, Obispo de Caithness

1 de abril 
SAN GILBERTO, Obispo de Caithness
(1245 d. C.)
   Los escoceses honraron desde antiguo a San Gilberto como a un gran patriota, porque defendió la libertad de la Iglesia escocesa contra las amenazas de Inglaterra, según cuenta la tradición. Nacido en Moray, San Gilberto recibió las órdenes sagradas y fue nombrado archidiácono de Moray. Según la tradición, siendo todavía muy joven, fue convocado con los obispos de la Iglesia de Escocia a un concilio que tuvo lugar en Northampton, en 1176. Como portavoz de los obispos escoceses, se opuso con fervor y elocuencia a la idea de covertir a los prelados del norte de Gran Bretaña en sufragáneos del Arzobispo de York. Sostuvo firmemente que la Iglesia de Escocia había sido libre desde el principio y que sólo estaba sujeta a la autoridad del Papa; por lo tanto habría sido injusto someterla a la autoridad de un metropolitano inglés, tatno más cuanto que loa ingleses y los escoceses, vivían perpetuamente en guerra. Según parece, ésta fue la idea que se impuso en el concilio. Es cierto que en el sínodo de Northampton un clérigo llamado Gilberto pronunció un discurso en este sentido, pero es muy difícil probar que se trataba de Gilberto que fue nombrado obispo de Caithness, en 1223.

   Según el Breviario de Aberdeen, San Gilberto sirvió a varios monarcas, La leyenda cuenta que sus amigos quemaron los libros en que guardaba las cuentas, con la esperanza de desacreditarle; pero las oraciones del santo lograron que los libros aparecieran íntegros. Después del asesinato del obispo Adam, Alejandro nombró a Gilberto obispo de Caithness. El santo gobernó su diócesis sabiamente durante veinte años, construyó varios albergues para los pobres, erigió la catedral de Dornoch y, con su predicación y ejemplo, contribuyó a la civilización de su pueblo.
   En su lecho de muerte dijo a los que le rodeaban: "Os recomiendo tres máximas que yo he tratado de observar toda mi vida: No hagáis daño a nadie ni tratéis de vengaros si os lo hacen. Soportad con paciencia los sufrimientos que Dios os envíe, teniendo presente que Él purifica así a sus hijos para el cielo. Por último, obedeced a la autoridad para no escandalizar a nadie."
   Ver Forbes, KSS., pp. 355-356; Aberdeen Breviary (854), y DNB. (vol. XXI, p. 317) y las citas ahí indicadas.

01/IV/+2020 SAN HUGO DE BONNEVAUX, Abad

1 de abril 
SAN HUGO DE BONNEVAUX, Abad
(1194 d. C.)
  En una de sus cartas San Bernardo prodiga grandes alabanzas a un novicio llamado Hugo, que había renunciado a una fortuna considerable y entrado en la abadía de Méziéres siendo muy joven, contra los deseos de sus parientes. Se trataba de un sobrino de San Hugo de Grenoble. Un día en que le asaltaban terribles tentaciones de volver al mundo, entró a una iglesia a pedir el auxilio divino. La Virgen de la Merced se le apareció, le miró con gran cariño, y le dijo: "Muestra que eres hombre y abre tu corazón a la fortaleza de Dios. Piuedes estar seguro de que jamás te asaltará de nuevo esta tentación." Hugo se entregó a penitencias tan severas, que acabó con su salud y empezó a perder la memoria; pero logró restablecerse gracias al sentido común de San Bernardo, quien le envió a la enfermería con instrucciones de que le atendiesen bien y le dejasen hablar con quien quisiera.
   Poco después, Hugo fue nombrado abad de Bonnevaux, y la abadía floreció mucho bajo su gobierno. Se cuenta que podía leer el pensamiento y que tenía un sentido especial para descubrir las tentaciones de sus hermanos. Los relatos que han llegado hasta nosotros confirman sus dones de adivinación y exorcismo. Como el de tantas otras lumbreras de la vida monástica, el celo de Hugo no se confinaba a su monasterio ni a su orden. Movido por divina inspiración, fue a Venecia en 1177 para actuar como mediador entre el Papa Alejandro III y el emperador Federico Barbarroja. Gracias a él, se hizo la paz entre los dos. San Hugo murió en 1194, y su antiquísimo culto fue aprobado en 1907.

   En Acta Sanctorum, abril, vol. I, se hallarán algunos detalles tomados de las crónicas de Helinando, Vicente de Beauvais, etc. G. Müller, en Cistercienser-Chronik, vol. XI, (1899), publicó en varios números una biografía completa, basada en gran parte en los cartularios de Bonnevaux y Léoncel, publicados por el canónigo Ulises Chevalier. Ver la vita en Collectanea O. C. R., vol. VI (1939), pp. 214-218, editada por A. Dimier, así como el  St. Hugues de Bonnevaux (1941) del mismo autor.




*Vidas de los Santos, de Butler. Vol. II, ed. 1964

01/IV/+2020 SAN MACARIO EL TAUMATURGO, Monje

1 de abril 
SAN MACARIO EL TAUMATURGO, Monje
(830 d. C.)
   Macario El Taumaturgo nació en Constantinopla. Recibió una excelente educación y mostró particular aptitud para la Sagrada Escritura, "que aprendió entera en breve tiempo", según leemos. Después, se trasladó de Constantinopla al monasterio de Pelekete, donde cambió su nombre de bautismo, que era Cristóbal, por el de Macario. Como era un monje modelo, fue elegido abad, y pronto se hizo famoso por las curaciones milagrosas que obró. Las multitudes acudían a Pelekete para obtener la curación de enfermedades de cuerpo y alma. San Tarasio, Patriarca de Constantinopla, quien había oído hablar mucho de su santidad y milagros, quiso entrevistarse con él; para escoltarle, envió al patricio Pablo, pues tanto a éste como a su esposa, ya desahuciada por los médicos, San Macario había devuelto la salud. Cuando se encontraron los dos santos, Tarasio bendijo a Macario y no le dejó volver a su monasterio, sino después de haberle conferido la ordenación sacerdotal. El santo abad no estaba destinado a vivir mucho tiempo en la paz del monasterio; el emperador Leo el Armenio se dedicó a perseguir a todos los que defendían el culto de las imágenes, y Macario fue torturado y estuvo prisionero hasta la muerte de Leo. El sucesor de éste, Miguel el Tartamudo, devolvió la libertad al santo y trató de ganarle con amenazas y promesas; pero, como San Macario permaneciese inflexible, el emperador lo desterró finalmente a Afusia, en la costa de Bitinia, donde murió el santo el 18 de agosto, pero es imposible precisar el año.
   En Analecta Bollandiana se encontrará una biografía griega de San Macario, escrita por el monje Sabas (vol. XVI (1897), pp. 140-163). Algunas cartas de Teodoro el Estudita confirman el carácter histórico de esa obra. Ver Analecta Bollandiana, vol. XXXII (1913), pp. 270-273: y cf. Echos d'Orient, I (1898), pp. 274-280. Parece que la fecha de la traslación de las reliquias es el 1º de abril.



*Vidas de los Santos, de Butler. Vol. II, ed. 1964

01/IV/+2020 SAN WALERICO o VALERIO, Abad

1 de abril
SAN WALERICO o VALERIO, Abad
(620)
   Hoy 01 de Abril la Iglesia Católica recuerda a San Valerio quien nació en Auvernia, en el seno de un familia humilde. Guillermo el Conquistador mandó exponer solemnemente sus reliquias para obtener del cielo un viento favorable a fin de que zarpara su expedición a Inglaterra. El santo, que era su pastor, se las arregló para aprender a leer mientras cuidaba el ganado y llegó a conocer de memoria el salterio. Un día, su tío le llevó a visitar el monasterio de Autumo, Valerio insistió en quedarse y su tío le permitió continuar ahí su educación, aunque no es del todo, cierto que el santo haya tomado el hábito en ese convento. Algunos años después. Pasó a la abadía de San Germán de Auxerre, pero no parece que haya vivido ahí mucho tiempo. En aquella época de los monjes podían pasar libremente de un convento a otro, algunos eran simplemente espíritus inquietos, incapaces de establecerse en un sitio pero otros cambiaban de monasterio por verdadero espíritu de perfección, en busca de directores espirituales capaces de ayudarlos a santificarse. San Valerio se contaba entre sitios últimos. La fama de San Columbano y sus discípulos le movió a ir a Luxueil para ponerse bajo la dirección del gran santo irlandés. Con él fue su amigo Bobo, un noble a quien Valerio había convertido y que abandonó todas sus posesiones para seguirle. Ambos se establecieron en Luxueil, donde encontraron el director espiritual y la forma de vida que necesitaban. San Valerio estaba encargado de cultivar un aparte del huerto. Los otros monjes consideraron como un milagro que los insectos no atacasen la parte del huerto confiada a Valerio, en tanto que devastaban todo el resto, también parece que esto fue lo que movió a San Columbano, quien tenía ya una idea muy elevada de la santidad de Valerio, a admitirle a la profesión después de un noviciado excepcionalmente breve.
   El rey Teodorico expulsó al abad del monasterio y sólo permitió que partiesen con él lo monjes irlandeses y bretones. San Valerio, que no quería quedarse en e monasterio sin su maestro, obtuvo permiso de acompañar a un monje llamado Waldolano, quien iba a partir a una misión de evangelización. Se establecieron en Neustria, donde predicaron con gran libertad, la elocuencia y los milagros de Valerio lograron numerosos conversiones. Sin embargo el santo se sintió pronto llamado de nuevo retirarse del mundo, esta vez a la vida eremítica. Siguiendo el consejo del obispo Bercundo, escogió un sitio solitario cerca de mar, en la desembocadura del río Somme. Pero, a pesar de todos sus esfuerzos por ocultarse, no consiguió permanecer ignorado, pronto se le reunieron algunos discípulos y las celdas empezaron a multiplicarse en lo que más tarde se convertiría en la célebre abadía de Leuconaus.
   San Valerio partía, de vez en cuando, a predicar misiones en la región, obtuvo un éxito tan grande, que se cuenta que evangelizó no sólo lo que ahora se llama Pas-de-Calais, sino toda la costa oriental del estrecho.
   San Valerio era alto y de figura ascética, su singular bondad suavizó la rigidez de la regla de San Columbano con excelentes resultados. Los animales acudían a él sin temor, los pájaros iban a posarse sobre sus hombros y a comer en sus manos, en más de una ocasión, el buen abad dijo a os que iban a visitarle. "Dejad comer en paz a estas inocentes criaturas de Dios". San Valerio gobernó el monasterio durante seis años por lo menos y murió hacia el año propagar rápidamente su culto. Dos poblaciones francesas le deben su nombre: Saint-Valéry-sur-Somme y Saint-Valéry-en-Caux. RicardoCorazón de León trasladó las reliquias del santo a esta última ciudad, que se halla en Normandía, pero más tarde fueron nuevamente llevadas a Saint-Valéry-sur-Somme, a la abadía de Leuconaus.



*Vidas de los Santos de Butler, Méjico, 1964

01/IV/+2020 SAN MELITÓN, Obispo de Sardes

1 de abril
SAN MELITÓN, Obispo de Sardes



   San Melitón, fue obispo de Sardes, en Lidia, y contemporáneo de los emperadores Antonino Pro (138-161 ) y Marco Aurelio (161-180). Poco conocemos de su vida, que debió ser muy densa. Polícrates de Efeso, en una carta enviada al Papa Victor (190), lo considera como uno de los grandes luminares de la Iglesia en Asia Menor. Melitón vivió santamente en virginidad y lleno del Espíritu Santo. 
   Viajó a Jerusalén para informarse de la tradición eclesiástica y escribió con profusión sobre una gran variedad de temas. Eusebio de Cesarea enumera veinte obras llenas de sabiduría, a las que Anastasio el Sinaíta añade dos más. Tales escritos se habían dado por perdidos, y no se conocía de ellos más que los títulos que habían conservado los historiógrafos antiguos, y algunas breves citas. Pero recientemente se han descubierto dos códices papiráceos procedentes de las arenas de Egipto que contienen un discurso sobre la Pascua que ha sido atribuido casi con general consentimiento a Melitón.
    El discurso está escrito en un estilo rico con ritmo poético y entonación lírica, que parece confirmar el juicio de Tertuliano cuando decía, según Jerónimo, que el estilo de Melitón era un tanto sutil, elegante y declamatorio. Esta peculiaridad de estilo ha hecho pensar que el discurso de Melitón, más que una homilía pascual es una especie de canto lírico que formaba parte de la celebración litúrgica de la Pascua. El interés dogmático del discurso está, sobre todo, en la elaboración de su doctrina cristológica y soteriológica: se subraya a la vez la divinidad y preexistencia de Cristo y la realidad de su encarnación, el carácter sacrificial de su muerte y el sentido figurativo de todo el Antiguo Testamento, particularmente del cordero pascual.
   Se subraya igualmente la postración del hombre sujeto al pecado y dominado por la muerte, y, sobre todo, la grandeza del triunfo y de la gloria de Cristo, quien con su resurrección y ascensión ha llevado a los hombres hasta las alturas de los cielos. Asimismo queda bien señalado el carácter de la Iglesia como conjunto de los que viven de la nueva vida que Cristo ha venido a dar a los hombres.
   Melitón es considerado como uno de los Padres apologistas. Murió en su sede episcopal.

01/IV/+2020 SAN CELSO, Arzobispo de Armagh

1 de abril
SAN CELSO, Arzobispo de Armagh


   Como sus ocho predecesores, Celso era laico, al asumir la sede en 1105, a los veintiséis años de edad. Consagrado obispo, fue un excelente pastor. Fue muy asiduo en las visitas pastorales, administró sabiamente las posesiones de su diócesis y restauró la disciplina eclesiástica. Con este último punto se relaciona su presencia en el gran sínodo de Rath Breasail, al que asistieron no menos de cincuenta obispos, bajo la presidencia del legado pontificio Gilberto de Limerick.
   El pueblo no recibió de buen grado ni las reformas que llevó al cabo el sínodo, ni la nueva división de las diócesis. Los anales de Four Masters cuentan que San Celso recontruyó la catedral de Armagh. La época en que vivió fue muy agitada; tuvo que ejercer el oficio de mediador en las discordias de los príncipes irlandeses y sufrió las invasiones de los O'Rourke y los O'Brien. En todas sus dificultades le asistió San Malaquías, quien fue primero archidiácono suyo y después obispo de Connor. Poco antes de su muerte, ocurrida en Ardpatrick de Munster, en 1129, el santo acabó con la costumbre de la sucesión hereditaria, nombrando por sucesor a Malaquías. Según su deseo, fue enterrado en Lismore.

01/IV/+2020 SAN HUGO de GRENOBLE, Obispo y Confesor

1 de abril
SAN HUGO de GRENOBLE, Obispo y Confesor
¡Ay de vosotros los que ahora reís! porque
os lamentaréis y lloraréis.

(Lucas, 6, 25)

   Los júbilos eternos son la recompensa del llanto que San Hugo vertía oyendo las confesiones de sus penitentes. Fue obispo de Grenoble durante 52 años, y cumplió sus deberes con celo cada vez mayor. Por espacio de treinta años soportó con paciencia una dolorosa enfermedad; durante cuarenta años resistió al demonio que le sugería blasfemias contra Dios. Tuvo la dicha de recibir en su diócesis a San Bruno y a sus compañeros, y de visitarlos con frecuencia en el yermo de la Cartuja. Murió el 1º de abril de 1132, próximo a los 80 años de edad.           
  
MEDITACIÓN
ACERCA DEL MODO
DE GOBERNAR LOS OJOS
   
I. Pon los ojos en las miserias de esta vida: mira cuántos pobres, cuántos enfermos, cuántas personas afligidas; a la vista de tantos sufrimientos, te conmoverás y exclamarás: ¿Qué hice yo, oh Dios amabilísimo, para ser preservado de estas aflicciones? Agradece a Dios esta merced; humíllate viendo que no puedes o que no quieres soportar nada, mientras tantas otras personas sufren tan crueles dolores.
   
II. Mira a los que el mundo llama dichosos, a los que, reuniendo en sí los bienes de la naturaleza y de la fortuna, parece estuvieran a cubierto de toda miseria común al resto de los mortales. Cuando hayas considerado a estos favoritos del mundo, pregúntate a ti mismo: ¿Cuánto durará esta aparente felicidad? ¿Cuántas penas, deseos, remordimientos de conciencia, aprensiones terribles, acompañan a estas riquezas y a estos placeres? ¡Ah! ¡cuántas miserias y tristezas se esconden bajo el oro y la púrpura! Brillan por afuera, por adentro no son sino miseria.(Séneca).
   
III. Cuando te tiente el espíritu de orgullo, mira la tierra, y di en ti mismo: ¿De qué te enorgulleces tú, que pronto estarás encerrado en una tumba y serás pisado por los transeúntes? Si estás afligido, mira el cielo, anímate y di: ¡Ah! esta vida no durará siempre, iré al cielo, donde Dios enjugará mis lágrimas y calmará mis penas. Busquemos, amemos ardientemente los bienes que permanecen para los que los hallaron, que no pueden ser arrebatados a los que los adquirieron. (San Gregorio).

La modestia
Orad por los que se 
hallan en pecado mortal.


ORACIÓN
   Oh Dios omnipotente, haced que la augusta solemnidad del bienaventurado Hugo, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. CN. S. Amén.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

INTRODUCCIÓN

Acerca de la Santa Misa