·EL SANTO DEL DÍA ES:

04 de Septiembre

SANTA ROSALÍA DE PALERMO, Virgen

n. hacia el año 1130 en Palermo, Sicilia;
† alrededor del año 1160.


Cuando en una ciudad os persigan, huid a otra.
(Mateo, 10,23)

   Santa Rosalía, de Palermo, se retiró a una cueva abierta solamente por lo alto, y escribió en la piedra esta inscripción que hoy se lee todavía: "Yo, Rosalía, hija de Sinibaldo, señor de Quisquina y de Rosae, he resuelto habitar en esta cueva por amor a mi Señor Jesucristo". Vivió en este retiro como una paloma gemebunda, los ojos sin cesar elevados hacia la patria celestial. Rompió la muerte sus cadenas alrededor del año 1160 y Rosalía se presentó a su divino Esposo coronada de rosas de castidad y de lirios de virginidad.

MEDITACIÓN: SOBRE LA PRESUNCIÓN DE LA SALVACIÓN

I. La mayoría de los hombres viven en una vana esperanza del paraíso. Nadie quiere ser condenado, nadie cree serlo un día, pero muchos no hacen lo que hay que hacer para evitar el infierno. Siempre se piensa en la bondad de Dios y raramente en su justicia. La gente se ilusiona con el ejemplo del buen ladrón, y no se da cuenta de que este ilustre penitente se convirtió en un momento en que todo el mundo abandonaba a Jesús, y que obedeció a la primera inspiración de la gracia.

II. Pero, ¿en qué fincas esa confianza de que te has de salvar? ¿Será en tus buenas obras? ¿Qué haces tú para ganar el cielo? ¿Será por los méritos de Jesucristo? Él te ha redimido sin cooperación alguna de tu parte; pero no te salvará, si no cooperas en tu salvación. Ya se ve, fundas tu esperanza en la bondad de Dios: pero, porque Dios es bueno, ¿habrás tú de ser malvado, y habrás de pecar tantas veces cuantas Él te perdona? (Tertuliano).

III. Trabaja, pues, en tu salvación con temor. San Pedro y Magdalena lloraron sus faltas todo el resto de su vida, aunque ya estaban seguros de haber obtenido el perdón de ellas. Se ha visto a santos, después de haber vivido en el yermo, temblar de espanto al acercarse su muerte; ¡y tú, nada temes! ¿De dónde procede esta seguridad? ¿No es acaso una señal de tu poca fe, más bien que una prueba de valentía? Temo dejar este mundo tiemblo a la entrada del puerto, porque ignoro quién debe recogerme al salir de esta vida. (San Bernardo).

La desconfianza de sí mismo
Orad por vuestros conciudadanos.

ORACIÓN
   Escuchadnos, oh Dios, salvación nuestra; haced que, regocijándonos con la solemnidad de la bienaventurada Rosalía, vuestra virgen, sintamos crecer en nosotros el espíritu de piedad, y encontremos en su intercesión un abrigo contra los golpes de vuestra cólera. Por J. C. N. S. Amén.

HOY FESTEJAMOS TAMBIÉN EL TRIUNFO DE:

•EL SANTO DEL DÍA ES:

 03 de Septiembre

SAN PÍO XPapa y Confesor





 San Pío X está muy reciente en el amor de la Iglesia. Aún perdura el grato recuerdo de su memoria -no hace cincuenta años que nos dejó- como el perfume que llena las naves del templo después de una solemne ceremonia religiosa. San Pío X es algo muy reciente en la Iglesia. Reciente su elevación a los altares por Pío XII, y más reciente la visita de su cuerpo a la bella Venecia en cumplimiento de una vieja promesa hecha a sus amados diocesanos:
-Vivo o muerto volveré a Venecia.
   En la basílica de San Pedro de Roma un sencillo y hermoso sepulcro guarda sus restos. Este sepulcro es hoy día uno de los lugares vivos de la oración. Nunca faltan allí el recuerdo de las flores secas y la plegaria de los romanos y cuantos católicos visitan el templo de los santos apóstoles Pedro y Pablo.
   Hay otra presencia más viva y fecunda de San Pío X. Presencia de alma a alma, que es como la gracia de su intercesión ante Dios. Cuántos sacerdotes de nuestros días se miran en el rostro de San Pío X y sacan de su ejemplo el impulso de un sacerdocio verdaderamente santo. Me parece que este hecho no se podía escapar de mis líneas al trazar su semblanza, y que debía hacer constancia de él para las nuevas generaciones de hijos de Dios que nos sucedan.
   San Pío X ha dado jornadas de inmensa gloria de Dios a su Iglesia del siglo XX. 
   Su figura noble y bondadosa es algo muy cercano que cuelga de la pared de nuestro despacho o se esconde en las páginas de nuestro breviario.
   En muy pocas palabras nos resume su vida la lápida de su sepulcro: 
   "Pío Papa X, pobre y rico, suave y humilde, de corazón fuerte, luchador en pro de los derechos de la Iglesia, esforzado en el empeño de restaurar en Cristo todas las cosas."
   San Pío X nació en Riese, humilde pueblo del norte de Italia, el 2 de junio de 1835. El nombre de bautismo era José Melchor Sarto. Sus padres se llamaban Juan Bautista Sarto y Margarita Sansón. Tuvieron diez hijos, de los cuales vivieron ocho. 
   Juan Bautista era alguacil del ayuntamiento de Riese. En su oficio entraba hacer la limpieza de la casa-ayuntamiento y los recados del alcalde. Por todo ello recibía cincuenta céntimos diarios.
   Los padres de San Pío X eran pobres, pero muy piadosos. Sobre todo, su madre.
   "Siendo Beppi Sarto -dice René Bazin-, hijo de padres tan cristianos, no podía dejar de amar a la Iglesia, a los oficios, al cura, al cielo, del que se aparta a tantos niños.
   Vistió muy pronto la sotana de acólito y empezó a decir que deseaba ser sacerdote.
   A los once años hizo la primera comunión. Uno necesariamente tiene que pensar aquí en el amor con que recibiría a Jesús Eucaristía aquel niño que un día Papa iba a abrir de par en par las puertas del sagrario a los pequeños.
   El cura de Riese, que se llamaba don Tito Fusarini, conocía muy bien a Beppi y decía de él:
   -Es el alma noble de este país.
   Todos los niños saben que para ser sacerdote hay que saber latín. También lo sabía el pequeño Beppi. Para ello tuvo que ir a Castelfranco, a siete kilómetros de Riese. Y después, al seminario de Padua. Antes hay que conseguir una beca. De esto se encarga el cura de Riese, quien un día llama con bastante misterio al muchacho y le dice:
   -"De rodillas, Beppi, y da gracias a Dios, que, seguramente, tiene algún designio para ti: pronto entrarás en el seminario, y, como yo, tú también serás sacerdote."
   -José Sarto fue siempre un estudiante aventajado. Junto a las notas de los archivos del seminario de Padua se ha conservado este juicio: "Discípulo irreprochable; inteligencia superior; memoria excelente; ofrece toda esperanza".
   Fue ordenado sacerdote el 18 de septiembre de 1858 en la catedral de Castelfranco. Al día siguiente canta su primera misa en Riese, ante las lágrimas y gozo de su madre y sus hermanas.
   Don José era un sacerdote de buena estatura, muy delgado, pero de fuerte osamenta y estaba dotado de un rostro encantador, La frente, alta; los cabellos, abundantes y echados hacia atrás; los labios, finos; las mejillas y el mentón sólidamente modelados. Pero, sobre todo, un alma que iluminaba todos sus rasgos del cuerpo con una mirada de pureza, de suavidad, que se transparentaba en sus ojos. Alguien dirá más tarde de Pío X: 
   "Todo corazón recto vuela hacia él."
   Y después de la primera audiencia que como Papa concedió al cuerpo diplomático, preguntaban éstos al cardenal Merry del Val:
   -Monseñor, ¿qué tiene este hombre que atrae tanto?
   La vida sacerdotal de don José Sarto empieza como coadjutor de Tómbolo y termina en la cátedra de Pedro. Se puede decir que pasó por la mayoría de los cargos por que puede pasar un eclesiástico. Un estupendo aprendizaje brindado por la Providencia al hijo del humilde alguacil de Riese.
   Hay una hermosa anécdota de sus tiempos de cardenal de Venecia. Nos la cuenta don José María Javierre en su estupenda vida de San Pío X.
   Al patriarca de Venecia, la ciudad más bella del mundo, le gustaba jugar alguna que otra vez una partidita a los naipes. Esta tarde son cinco amigos en torno a la mesa. Una niebla espesa cubre los canales y apenas se divisan las luces movedizas de las góndolas. Dentro se está bien al calorcillo de la estufa. Se acaba la partida y Rosa, la hermana del cardenal ha traído unas tacitas de café. Brota la charla festiva.
   -De todos modos -bromea el cardenal-, me dará mucha pena dejar Venecia. Sí, porque pronto se cumplirá mi fecha. Cada nueve años cae una hoja de mi calendario. Fui nueve años coadjutor de Tómbolo. Nueve años párroco de Salzano, y otros nueve, canónigo de Treviso. Nueve años goberné Mantua como obispo. ¿Qué me harán al terminar mis nueve años de patriarca en Venecia? ¿Papa? Porque otra solución no veo.
   Ríen todos. El patriarca está firmemente convencido de que sus días terminarán en Venecia.
   Pero Dios ha dispuesto otra cosa. A los nueve años es elegido Papa y tiene que dejar su amada Venecia.
   El Papa ha muerto. León XIII, el anciano y sabio pontífice acaba de morir. Los cardenales de todo el mundo se han reunido en Roma para elegir al nuevo Papa. Al lado del cardenal Sarto está el cardenal Lecot, arzobispo de Burdeos, quien le pregunta en francés:
   -Vuestra eminencia es, sin duda, arzobispo en Italia. ¿De qué diócesis?
   -No hablo francés -responde Sarto en italiano.
   -¿De qué diócesis sois arzobispo? -pregunta ahora en latín, el cardenal francés.
   -Soy patriarca de Venecia.
   -¿Y no habláis francés? Por tanto no sois papable, pues el Papa debe hablar francés.
   -Cierto, eminencia, no soy papable. Gracias a Dios.
   A pesar de no saber francés fue elegido Papa. Se resistió cuanto pudo, pero finalmente tuvo que rendirse a lo que claramente era la voluntad de Dios.
   El cardenal Oreglia, decano del Sacro Colegio y camarlengo de la Santa Romana iglesia, se acerca al trono del patriarca de Venecia para recibir su aceptación del Sumo Pontificado:
   -¿Aceptas la elección que acaba de hacerse de tu persona, en calidad de Papa?
   Un momento de silencio, y el elegido contesta:
   -Que ese cáliz se aparte de mí. Sin embargo, que se haga la voluntad de Dios.
   La contestación no fue considerada válida y el cardenal decano insiste:
   -¿Aceptas la elección que acaba de ser hecha de tu persona, en calidad de Papa?
   -El cardenal Sarto contesta:
   -Acepto, como una cruz.
   -¿Cómo quieres ser llamado?
   -Puesto que debo sufrir, tomo el nombre de los que han sufrido: me llamaré Pío.
   -El 4 de octubre de 1903 publica Pío X su primera encíclica que empieza por las palabras E supremi apostolatus cathedra. En ella va el programa de todo su pontificado:Restaurar todas las cosas en Cristo.
   "Puesto que plugo a Dios  -dice- elevar nuestra bajeza hasta esta plenitud de poder, Nos sacamos ánimo de Quien nos conforta, y poniendo manos a la obra, sostenido por la fuerza divina, Nos declaramos que nuestro fin único, en el ejercicio del Sumo Pontificado, es restaurar todo en Cristo, a fin de que Cristo sea todo y esté en todo..."
   Pío X, intrépido y manso, va a dar a la Iglesia de Cristo uno de los pontificados más fecundos de toda la historia. Pío X es el papa de la Eucaristía, de la codificación del Derecho canónico, de la condenación del modernismo y restaurador de la música sacra. Cada una de estas empresas es suficiente para hacer glorioso a un pontificado.
   San Pío X abrió las puertas del sagrario a los niños. El jansenismo había propagado un concepto de Dios demasiado severo. Exigía una pureza extraordinaria para acercarse a comulgar. A los niños no se les permitía hacerlo hasta los doce años o más. Y una vez hecha la primera comunión, las restantes se distanciaban mucho.
   Pío X señaló los siete años como edad normativa para la primera comunión. Basta —decía— que los niños conozcan las verdades fundamentales de la fe y sepan distinguir este pan divino del otro pan.
   Una dama inglesa presentó su chiquitín a Pío X pidiéndole la bendición.
   -¿Cuántos años tiene?
   -Cuatro, Santidad, y espero que dentro de poco pueda él recibir la comunión.
   -¿A quién recibirás en la comunión?
   -A Jesucristo.
   -¿Y Jesucristo, quién es?
   Es Dios -contestó el pequeño sin titubeos.
   -Tráigamelo mañana -dijo a la madre, y yo mismo le daré la comunión.
   Uno de los problemas más difíciles de su pontificado fue la condenación del modernismo. Este le costó la encíclica Pascendi, probablemente la más importante de San Pío X. En ella califica a estas doctrinas como "el punto de cita de todas las herejías". Era un ataque sutil a la revelación y sentido sobrenatural del catolicismo. Algo muy peligroso por salir del mismo seno de la Iglesia y minar los fundamentos de nuestra santa religión. Influenciados por las corrientes filosóficas en boga daban una interpretación enteramente natural y racionalista de las verdades religiosas, Hizo falta el instinto sobrenatural de un santo y toda la fortaleza del espíritu de Dios para desenmascarar y afrontar al modernismo.
   Fueron días de tormenta para la barca de Pedro. No era fácil ver claro entonces. Hoy, en cambio, todos vemos claro la certeza con que obró el Papa.
   Otra gran empresa de San Pío X fue la codificación del Derecho canónico.
   En una audiencia con monseñor Gasparri, uno de los canonistas más eminentes del momento, le dice el Papa:
   -Seguramente, es posible la codificación del Derecho canónico.
   -Sí, Santo Padre.
   -Pues bien, hágala usted.
   No pudo ver esta obra terminada. El día de Pentecostés de 1917 promulgaba Benedicto XV esta gran obra legislativa.
   Escogió el nombre de Pío porque así se habían llamado los papas que habían sufrido mucho. No se equivocó; tuvo que sufrir mucho. El mayor sufrimiento le vino de Francia, la hija mayor de la Iglesia.
   El 6 de diciembre de 1905 el Parlamento francés votó la ley de separación entre la Iglesia y el Estado. Era el laicismo para el pueblo francés y la pobreza para la Iglesia de Francia.
   El 11 de febrero de 1906 se dirigía el Papa a los cardenales, obispos, clero y pueblo de Francia:
   "Tenemos la esperanza, mil veces cumplida, de que jamás Jesucristo abandonará a su Iglesia, y jamás la privará de su apoyo indefectible. No podemos temblar por el futuro de la Iglesia. Su fuerza es divina... y contamos con experiencia de siglos."
   El catolicismo francés cuenta en nuestros días con un magnífico florecimiento. Sin duda que Pío X no tiene en ello la menor parte.
   Don José María Javierre tiene en su vida de Pío X un capítulo extraño y simpático. Se titula "Los defectos de Pío X". Acaso sea la única vida de santos que tiene ese capítulo, aunque lo deberían de tener todas. Así nos daríamos perfectamente cuenta de lo que les costó llegar a la santidad y nos animaríamos a imitarlos.
   Allí se nos cuenta que José Sarto era de un temperamento fuerte y que en un momento de intenso dolor de muelas dio un tortazo a su hermana Rosa.
   A cargo de su ironía se cuentan bastantes anécdotas. De no ser santo, hubiese sido mordaz e insoportable. Pero la santidad despejó totalmente este peligro.
   La gente empezó a equivocarse cariñosamente y a llamarle Papa Santo. El corregía inmediatamente:
   -No Papa Santo, sino Papa Sarto.
   Esa santidad suya se reflejaba en su rostro, en sus palabras, en su espíritu de oración y en su incansable sentido apostólico. Cuantos le trataron de cerca aseguraban que acababan de ver a un santo. En vida se le atribuían milagros.
   Su blanca figura de Papa era la encarnación de la mansedumbre y el sentido sobrenatural.
   La Iglesia ha reconocido oficialmente su santidad. El 29 de mayo de 1954 es elevado al honor de los altares por Su Santidad Pío XII.

 MARCOS MARTÍNEZ DE VADILLO

HOY FESTEJAMOS TAMBIÉN EL TRIUNFO DE:

EL SANTO DEL DÍA ES:

02 de Septiembre

SAN ESTEBAN, Rey de Hungría

Quien es justo justifíquese más,
y quien es santo santifíquese más.
(Apocalipsis. 22, 11)

   San Esteban, duque de Hungría en el año 997, combatió victoriosamente, aun a mano armada, contra la rebeldía, la idolatría y la esclavitud en sus Estados, y dio ejemplo a sus súbditos de todas las virtudes. Una gran parte de las noches pasábala orando y meditando, y, para con los pobres, mostraba una gran generosidad verdaderamente real hasta llegar a vender su vajilla para socorrerlos. Recibió la corona real del Papa Silvestre II, y dividió su reino en once diócesis, después de haber llamado a él a una cantidad de clérigos y monjes. Este rey apóstol, para favorecer las relaciones entre los pueblos, fundó hospitales con monasterios en Jerusalén, Constantinopla, Roma y Ravena. Una madre cristiana, Gisela de Baviera, lo había formado. De noche, iba de incógnito a los hospitales y prestaba a los enfermos los más humildes servicios. Consagró su reino a la Madre de Dios, y la Virgen, en retorno, lo llamó al cielo el día de su gloriosa Asunción, en 1038.

MEDITACIÓN: SOBRE LA JUSTICIA

I. Temed la justicia de Dios; será terrible en el otro mundo. Ahora la misericordia le ata las manos, pero entonces habrá pasado el tiempo de la misericordia, y Dios nos juzgará en todo el rigor de su justicia. ¿Qué será de mí, Señor, si de tal modo me juzgáis? ¡Ah! es preciso que sea yo mismo mi juez, y que me condene a hacer penitencia de mis pecados en este mundo; porque Vos me indultaréis, si yo me castigo a mí mismo. Cuanto menos te perdones a ti mismo, tanto más te perdonará Dios. (Tertuliano).

II. Cuando hables de los demás, sé justo con ellos; habla de lo que les concierne como de lo que te toca a ti mismo. Al oírte, diríase que todo lo que tú haces es excelente, y que todo lo que hacen los demás deja mucho que desear. Mucha injusticia hay y poquísima caridad en la comparación que haces de tus acciones con las de tu prójimo.
   
III. Trabaja por hacerte cada día más justo y más santo; olvídate del poco bien que hiciste, para no pensar sino en los pecados que cometiste. Considera cuán alejado estás todavía de la santidad de Jesucristo y de los elegidos; compara también tu vida con la de tantas santas almas que conoces, y te humillarás viendo el camino que te queda por recorrer para llegar a la santidad. Pon manos a la obra con valentía. No avanzar es retroceder; porque nada queda estacionario en esta vida. (San Bernardo).

La justicia
Orad por la Iglesia en Hungría.

ORACIÓN
   Conceded a vuestra Iglesia, oh Dios omnipotente, que después de haber tenido al bienaventurado Esteban, vuestro confesor, como su propagador durante su reinado terrenal, merezca ella encontrar en él un glorioso defensor en el cielo. Por J. C. N. S. Amén.

HOY FESTEJAMOS TAMBIÉN EL TRIUNFO DE:

·EL SANTO DEL DÍA ES:

01 de Septiembre

SAN GIL, Abad


Quien se ensalza será humillado
y quien 
se humilla será ensalzado.
(Lucas, 14, 11)

   San Gil abandonó Grecia, su patria, para sustraerse a los honores que le atraían sus virtudes y sus milagros, y fue a la Provenza a pedir un asilo a su humildad. Perseguido, allí también, por la veneración de los pueblos, resolvió retirarse a un desierto. "Puesto que los hombres se obstinan, dijo, en rodearme de respeto, iré a vivir entre las fieras". Encontró en una roca una cierva que le proporcionó leche. Habiéndolo herido los cazadores del rey por tirar sus flechas sobre ella, no dejó el santo le pusieran nada sobre su llaga a fin de sufrir y merecer más. El rey le hizo edificar un monasterio donde murió santamente en el año 712.

MEDITACIÓN: SOBRE EL CONOCIMIENTO DE LA PROPIA NADA
   
I. Considera que por ti mismo nada eres, y que todavía estarías sepultado en la nada, si Dios, por un puro efecto de bondad, no te hubiera llamado a la existencia. Considera, en segundo lugar, que tus pecados han merecido el infierno, y ya estarías en él, si Dios no hubiera tenido misericordia de ti. ¿Por que, pues, te quejas, si se te niegan los honores que ambicionas? Se te hace justicia tratándote de este modo. ¡Oh hombre! conoce tu nada y tu malicia. El más hermosos y el más útil de todos los conocimientos es el de sí mismo; por él se llega al conocimiento de Dios. (San Clemente de Alejandría).
   
II. De estos dos principios, que son la base de la verdadera humildad, hay que extraer dos conclusiones: la primera, que debes recibir con alegría todas las humillaciones que te acaezcan, porque no se te podría estimar menos, ni tú colocarte más bajo de lo que mereces; la segunda. que debes tener horror por los honores que se te tributen, porque sabes que no eres digno de ellos. Este pensamiento debe llevarte a evitar todas las ocasiones en las que preveas que se te honrará: debe moverte a cerrar los ojos sobre tus virtudes y tus méritos, para no considerar sino tu nada y tus pecados. Los santos ignoran las virtudes de que dan ejemplo. (San Gregorio)
   
III. En fin, cuando así te humillares no te imagines que has hecho gran cosa. Digas lo que digas para humillarte, nunca dirás más que la verdad; y todavía no la dirás enteramente. Hagas lo que hagas no harás más que tu deber y siempre serás un servidor inútil.

La humildad
Orad por vuestros superiores.

ORACIÓN
   Haced, os lo suplicamos, Señor. que la intercesión del santo abad Gil nos torne agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus ruegos lo que  no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.

HOY FESTEJAMOS TAMBIÉN EL TRIUNFO DE:

INTRODUCCIÓN

Acerca de la Santa Misa