EL SANTO DEL DÍA ES:

 30 de Abril

SANTA CATALINA DE SIENAVirgen
Donde está vuestro tesoro,
allí también estará vuestro corazón.

(Lucas, 12, 34).

   Santa Catalina de Siena tomó el hábito de Santo Domingo a la edad de 18 años. Sus austeridades, ya extraordinarias cuando vivía en la casa paterna, fueron desde entonces ilimitadas. Acaecióle, una vez, ayunar desde el Miércoles de Cenizas hasta la fiesta de la Ascensión, sin tomar alimento alguno fuera del espiritual de la Santa Eucaristía. Para recompensarla, Jesucristo imprimió en su cuerpo virginal los sagrados estigmas de su Pasión, le comunicó una inteligencia maravillosa de las Sagradas Escrituras, y se sirvió de ella para volver de Aviñón a Roma al Papa Gregorio XI, con lo que puso término a los males que desolaban a la Iglesia. Murió en 1380.  
  
MEDITACIÓN: SOBRE LA VIDA DE SANTA CATALINA
   
l. El corazón de Santa Catalina ardía del fuego del amor de Jesucristo. Abrasaban las llamas de este amor en su celo por la salvación de las almas, en su compasión por los pecadores, los pobres y los enfermos y tu corazón ¿a quién pertenece? ¿A las riquezas y a los placeres? Entonces es insensible al lamento de los pobres y a las inspiraciones del amor divino. ¡Señor! haced que os ame a Vos solo, y si amo algo más que lo haga por Vos. Dadme un corazón que Os ame. (San Agustín).
   
II. Presentóle el Señor dos coronas, una de oro y otra de espinas, y la Santa eligió la de espinas, diciéndole que quería reproducir en ella la Pasión de su divino Maestro y gozarse en las penas y sufrimientos. Tú, en cambio, quieres en esta vida rosas y placeres; pronto se marchitarán las rosas y te quedarán espinas para toda la eternidad; porque es difícil gozar los bienes de este mundo y los del cielo. (San Jerónimo).
   
III. El pensamiento continuo de la presencia de Dios la hizo salir victoriosa de todas sus tentaciones. Recogíase interiormente pensando en la Pasión de Jesucristo, en los castigos de los condenados y en su propia nada; estas consideraciones tornábanla insensible a las persecuciones de los hombres y hacíanla invencible a los asaltos del demonio. Piensa en Dios y en las verdades eternas, y nada temas ni desees en este mundo. Ahora no piensas sino en la tierra, por que tu tesoro y todas tus esperanzas están en la tierra y no en el cielo. Tu corazón y tu espíritu estarían en el cielo si allí estuviese tu tesoro. (San Euquerio).

Meditar sobre la Pasión
Orad por vuestro obispo. 

ORACIÓN
   Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y haced que la fiesta de la bienaventurada Catalina, vuestra virgen, al mismo tiempo que regocija nuestra alma, la enriquezca con sentimientos de una tierna devoción. Por J. C. N. S.
  

*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

HOY FESTEJAMOS TAMBIÉN EL TRIUNFO DE:
  • San Eutropio de Saintes, Mártir
  • San Mariano, Mártir (Con Santiago)
  • Santiago, Mártir
  • San Máximo, Mártir
  • Beato Benito de Urbino
  • Beato Francisco Dickenson, Mártir (Con Miles Gerard)
  • Beato Miles Gerard, Mártir
  • Beata Hildegarda

29/IV SAN PEDRO DE VERONA, Mártir

29 de Abril

SAN PEDRO DE VERONA, Mártir

Estad vosotros apercibidos, porque a la hora que
menos penséis ha de venir el Hijo del hombre.

(Mateo, 24, 44).

   San Pedro de Verona renunció desde su infancia a los errores de los cátaros. Las promesas y amenazas de sus padres fueron impotentes para hacerlo vacilar en la constancia de su fe. Entró en la orden de Santo Domingo, y vivió en ella con tanta inocencia que se asegura que jamás cometió ningún pecado mortal. Ardientemente pedía a Dios la corona del martirio. Sus deseos fueron escuchados. Nombrado inquisidor de la fe, se atrajo el odio de los herejes, y uno de ellos, que lo acechó en el camino de Como a Milán, le hendió la cabeza con un mandoble de espada, en 1252.   

MEDITACIÓN: SOBRE LA VIDA Y MUERTE DEL PECADOR
   
I. El pecador vive en tinieblas y en ceguera. Las pasiones oscurecen en él las luces de la razón y de la fe. No consulta como a regla de su conducta, sino su placer, su interés y los deseos de su corazón desordenado. Si siguiese las luces de la razón, ¿se expondría acaso a suplicios eternos por placeres tan breves y tan vanos? ¿Si se comportase según las luces de la fe, buscaría por ventura con tanto afán las riquezas, que son tan grande obstáculo para la salvación de muchos?
   
II. El pecador recobra en el momento de la muerte estas hermosas luces de la razón y de la fe que durante su vida se habían oscurecido. Entonces la razón le hace ver cuán insensato fue en trabajar toda la vida para amontonar riquezas perecederas, para hacerse de amigos que no quieren o no pueden socorrerlo. La fe le representa, en todo su horror, los suplicios del infierno en los cuales no quiso pensar cuando gozaba de perfecta salud. Despabílase entonces del profundo adormecimiento en el que vivió; abre los ojos a esta horrible realidad que no quiso prever.
   
III. En esta diferencia que existe entre la muerte y la vida del pecador, hay sin embargo un punto en que concuerdan: ha vivido como impío, muere como impío. Los santos mueren santamente, porque han vivido santamente; los malvados perseveran en el crimen en el momento de la muerte porque en él perseveraron durante la vida. ¿Quieres saber cómo morirás? Mira cómo vives.


La constancia
Orad por las órdenes religiosas.

ORACIÓN
   Dios omnipotente, haced benignamente que imitemos con un celo digno de Vos la fe del bienaventurado Pedro, vuestro mártir, quien, por la propagación de esta misma fe, mereció recibir la palma del mar tirio.  Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)


HOY FESTEJAMOS TAMBIÉN EL TRIUNFO DE:

28/IV SAN LUIS MARIA GRIGNION DE MONTFORT, Confesor

28 de Abril

SAN LUIS Mª GRIGNON DE MONTFORT, Confesor

Para que llegue el Reino de Jesús, 
debe llegar primero el Reino de Maria
 Si no arriesgamos nada por Dios,
nunca haremos por Él, algo que valga la pena.
 Una de las razones principales por las que
 el Espíritu Santo no realiza obras maravillosas
en las almas es que no encuentra en ellas
unión suficientemente estrecha con su fiel e
indisoluble esposa, la Virgen Maria...
 
   
Nació de padres cristianos en Montfort (Bretaña francesa) el año 1673. Fue el segundo de dieciocho hermanos. Su padre era muy autoritario y de un temperamento un tanto brusco. Quizá de él heredó nuestro Santo este mismo temperamento contra el que luchó durante toda su vida.
   Al no poderle educar su madre, le confió para que lo alimentara y formara en los principios de la fe a una señora muy buena cristiana que,  dejó huellas también muy hondas en el espíritu del santo.
   Fue enviado al colegio de los padres jesuitas de Rennes donde pasó ocho años entregado a los estudios de humanidades. Aquí trabó gran amistad con los padres carmelitas de esta ciudad que gozaban en aquel entonces de una bien merecida fama de santidad y de profunda y filial devoción a la Virgen María. Entre aquellos religiosos carmelitas que pertenecían a la célebre reforma Turonense, aprendió sin duda la doctrina que después extendería y haría famosa en la Iglesia de hacerlo todo En María, Con María, Por María y Para María.
   Recibe la ordenación sacerdotal, el 5 de junio de 1700  y desde entonces se entregó de lleno a su misión evangelizadora. Pidió ser enviado a las misiones para allí gastarse por Cristo enseñando su doctrina, pero los superiores le hicieron ver que su puesto estaba en su misma patria para que trabajara en defensa de la fe cristiana, que aquellos días estaba tan duramente atacada por la herejía de los jansenistas y calvinistas, que amenazaban inficionarlo todo con sus corrosivas doctrinas. Y a ello se entregó en cuerpo y alma nuestro Santo.
   Al bautizarle le fue impuesto el nombre de Luis y cuando recibió la Confirmación, él mismo por su gran afecto hacia la Santísima Virgen añadió el de MARIA a su nombre de bautismo.
   Fue capellán de grandes hospitales y a todos atendía, consolaba y ayudaba con medios materiales y espirituales.
   Es el santo de tribulaciones muy amargas, a menudo en pugna con prelados, sacerdotes y autoridades que se decían cristianísimas, en una Francia que entendía las luces como un sucedáneo de Dios. Con su crucifijo y una estatuilla de la Virgen, "Reina de los corazones", acorazado en su paciencia, volvió a encender la fe en miles de almas como una lamparilla que no se apaga en la tormenta.
   Como le acompañaban un grupo de amigos en sus apostolados misioneros y marianos con ellos, y a petición de los mismos, fundó la Congregación de Sacerdotes de la Compañía de María o Montfortianos, hoy extendidos en todas partes.
   Entre sus fundaciones de vida de perfección se cuentan también los Hermanos de San Gabriel y las Hijas de la Sabiduría, que han difundido su entrañable espiritualidad mariana, vivida en consagración personal a la Virgen.
   Aquel hombre que había recorrido toda Francia y otras naciones llevando el mensaje de Jesucristo y de María a los cuarenta y tres años estaba extenuado y partió al cielo el 27 DE ABRIL de 1716. A su entierro acudieron más de cien mil personas.
   Se difundieron sus escritos en numerosas ediciones e idiomas. especialmente su Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen.

28/IV SAN PABLO DE LA CRUZ, Confesor

28 de Abril

SAN PABLO DE LA CRUZConfesor
No me he preciado de saber otra cosa entre vosotros,
sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

(1 Corintios, 2, 2).

   San Pablo de la Cruz mostró, desde su tierna infancia, un amor ardiente por Jesús crucificado. Ya sacerdote, obtuvo de Benedicto XIII permiso para constituir una comunidad destinada a honrar muy especialmente la Pasión del Salvador, y se retiró al Monte Argentaro, en la Toscana. Allí puso los cimientos de la congregación de los Pasionistas. La Santísima Virgen en persona indicóle el hábito que quería tomasen los nuevos religiosos; un manto negro, adornado con las insignias de la Pasi6n. Tuvo el con suelo de ver a su orden muy floreciente, y murió en Roma en el año 1775. Fue beatificado y en seguida canonizado por Pío IX.  

MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE
SAN PABLO DE LA CRUZ
   
I. No podía San Pablo de la Cruz oír hablar de los sufrimientos del Salvador sin deshacerse en un mar de lágrimas. ¡Y a nosotros, esos sufrimientos nos dejan con los ojos secos y el corazón frío! ¿De dónde procede esta diferencia? ¡Ah! es que San Pablo de la Cruz meditaba largamente sobre el misterio de la Pasión, mientras nosotros no nos dedicamos a esta meditación sino por contados y breves instantes. Que aquel a quien se clavó por ti en la cruz permanezca para siempre clavado en tu corazón. (San Agustin).
    
II. Aun antes de ser ordenado sacerdote, San Pablo de la Cruz disciplinábase a menudo, ayunaba todos los viernes no tomando ese día otra bebida que vinagre mezclado con hiel. ¿Y qué hacemos nosotros para honrar los sufrimientos de Jesucristo? ¿Qué sacrificios nos imponemos para imitarlo? ¿Tan si quiera soportamos con paciencia los males que no podemos evitar? ¡Qué vergüenza para nosotros bus car las comodidades de la vida, mientras vemos a nuestra Cabeza coronada de espinas!
   
III. San Pablo de la Cruz murió escuchando la lectura de la Pasión según San Juan. ¡Qué consuelo será para nosotros, en nuestro lecho de muerte, si podemos recordar entonces que hemos honrado con nuestra meditación y nuestros sufrimientos la Pasión de nuestro amabilísimo Salvador! ¡Con qué confianza miraremos la señal de nuestra redención! ¡Con qué amor apretaremos a nuestros labios moribundos a Dios crucificado por nuestra salvación! ¡Con qué gozo uniremos nuestra muerte a la suya! Que estos pensamientos reanimen nuestro fervor. En la cruz está la salvación, en ella la protección contra nuestros enemigos, la fuerza del alma, el gozo del espíritu, la consumación de la virtud, la perfección de la santidad. (Imitación de Cristo).

El recuerdo frecuente de la Pasión
Orad por los agonizantes.

ORACIÓN
   Oh Señor Jesucristo, que, para honrar el misterio de la Cruz, habéis enriquecido a San Pablo de la Cruz con una caridad incomparable, y habéis querido por su ministerio hacer florecer en la Iglesia una nueva familia religiosa, concedednos, por su intercesión, que meditemos sin cesar en vuestra Pasión aquí en la tierra, a fin de hacernos dignos de cosechar sus frutos en el cielo.   Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

27/IV SAN PEDRO CANISIO, Confesor y Doctor

27 de Abril

SAN PEDRO CANISIO, Confesor y Doctor

Su contribución a liberar parte de la Europa 
germánica del yugo de la mentira religiosa 
y filosófica y de la tiranía política que le es intrínseca
 es ejemplo de la fuerza que puede tener el 
trabajo intelectual al servicio la Verdad.

   Pedro Kanijs, cuyo nombre al latinizarse se convirtió en Canisio nació en Nimega, Holanda (provincia de Güeldres, en los Países Bajos), el 8 de mayo de 1521. Su padre fue el maestre Jacobo, alcalde de esta opulenta ciudad bañada por el Rin y el Waal.

  A San Pedro Canisio se lo considera  el segundo evangelizador de Alemania y el valeroso apóstol de Suiza, sus dos patrias de adopción. Es venerado como uno de los creadores de la prensa católica y fue el primero del numeroso ejército de escritores jesuitas.

   Conocido por el sobrenombre de "martillo de los herejes", Pedro el jesuita defiende las posiciones romanas ortodoxas. Sin este centinela, tan enérgico como conciliador, la expansión luterana se habría convertido en una catástrofe para la Iglesia. Oponiéndose a las posiciones del reformador de Eisleben, el "gentleman de la Compañía" suscita y lleva adelante una reforma católica en profundidad, por medio de una densa actividad: enseñanza, controversia, predicación, catequesis. Veámoslo a través de los diversos frentes en los que trabaja.

   A ejemplo de San Agustín -en el año 397-, Pedro escribe -en 1570- sus memorias. Siguiendo este texto latino revisado y anotado por el P. Braunsberger, presentaremos algunos detalles. Desde que tenía diez años, el niño, rodeado por sus amigos atentos y en actitud de recogimiento, "juega a decir misa". Poco después, meditando en la iglesia de San Esteban, ora con esta súplica : "¡Señor Dios: instruidme, guiadme¡". En esta misma época, agitado por los escándalos que le rodean, Pedro Kanijis lleva un cilicio (faja de cuerdas ceñidas al cuerpo) para preservarse del mal mediante una activa penitencia.

   En 1539, a la edad de dieciocho años, estudia derecho canónico en la universidad de Lovaina, capital de Brabante ¿Qué orientación va a seguir este joven de veinte años y de voluntad firme, que ha quedado tan asqueado de los borrachos de carnaval que ha decidido abstenerse de probar el vino?

   En 1540, su excelente compañero de promoción, Lorenzo Sirio, se hace cartujo. ¿Le va a seguir Pedro? No, pues su padre empieza a mover sus influencias con intención de poder ofrecerle a su heredero una canonjía en Colonia. ¿Va a aprovechar estas circunstancias para construirse una existencia tranquila y confortable? Nada de eso; las cosas no serán así.

   En 1543, con veintidós años, Pedro oye hablar con elogios de Pierre Fávre, miembro de un grupúsculo que comienza a abrirse camino: los " compañeros de la amistad de Cristo". Estos se confiesan y proclaman "caballeros del Papa". ¿Por qué no integrarse en esta joven sociedad de "sacerdotes reformados"? Canisio consulta a Favre. Escuchemos al neófito jesuita confesar su entusiasmo:

   "Bajo la dirección de Pierre Favre, acabo de hacer los "ejercicios" (retiro espiritual prolongado según el método de Ignacio de Loyola). Estos han cambiado mi espíritu y mis sentimientos, han iluminado mi alma con nuevos rayos de la gracia celeste, han conferido a mi voluntad un nuevo vigor. La abundancia de los dones divinos repercute incluso en mi cuerpo: me siento fortalecido y como transformado. Mi deseo es trabajar con Jesucristo en el servicio de las almas".

El 8 de Mayo de 1543, día de su cumpleaños, el novicio jesuita se compromete por medio de la profesión : "Yo, Pedro Canisio de Nimega, hago hoy a Dios, a la Virgen María, ante San Miguel Arcángel y todos los Santos, voto de ponerme bajo la obediencia (obediencia sumisa) de la Compañía llamada de Jesucristo".

   Diácono en 1544, ordenado sacerdote en 1546, este joven maestro es ya conocido por dos publicaciones que revelan la posesión de un sólido conocimiento en los terrenos de la mística y la escritura; una de ellas acerca de los Sermones de Juan Tauler, primera obra impresa de la Compañía de Jesús; la otra, una edición crítica de las obras de San Cirilo de Alejandría y de San León Magno. Después de haber asistido al concilio de Trento como teólogo consultor del cardenal de Augsburgo, Otto van Trusches, residirá un tiempo en Roma y luego en Mesina. A finales de 1549 lo encontramos ya en su puesto, dispuesto para trabajar, en la universidad bávara de Ingoldstat. Es el comienzo de un largo apostolado al servicio de Alemania.

   A su llegada a las orillas del hermoso Danubio, el maestro Canisio escucha el balance de la situación que le presentan dos de sus hermanos de religión que se encuentran ya allí: Le Jay y Salmerón. La situación resumida en una estadística reveladora, parece catastrófica: "Nueve de cada diez alemanes han sido ganados para la reforma luterana o están en vías de serlo". Por tanto la reacción es urgente: hay que hacer algo; si, ¿pero qué y cómo?.

   El trío de jesuitas pasa revista a las fuerzas en conflicto mediante el siguiente examen: Del lado protestante la confusión es extrema. Desde la muerte de Lucero (1546), no ha surgido ningún sucesor que se ponga a la cabeza del movimiento. Melanchton aparecía a los ojos de muchos de sus correligionarios como un vacilante, un criptocatólico. Flavio Ilírico es un revolucionario declarado. Entre muchos pastores protestantes hay que lamentar desenfrenos, saqueos, y crímenes de todo tipo. En el sector católico igualmente se combinan muchos males: ignorancia de la gente y del clero, relajamiento monástico generalizado, iglesias devastradas, fieles vacilantes, tibios o amedrentados.

   Primera reacción jesuítica: enseñanza y predicación. El 26 de noviembre de 1549, Canisio imparte su primer curso universitario sobre los sacramentos. Los sermones al pueblo se multiplican con éxito. El año siguiente se inaugura el colegio de Viena. El infatigable Canisio predica a las gentes del campo. Su reputación es tal que se libra por poco de ser promovido como arzobispo de la capital austríaca. ¿Desempeñó las funciones de administrador diocesano? Es muy probable. Pero de modo inmediato será otro el trabajo que va a acaparar todas sus energías: Escribir un Catecismo.

   La idea proviene de una simple constatación: la urgente necesidad de una catequesis (instrucción religiosa) estructurada. Recuerdese el De catequizandis rudibus de San Agustín, redactado en el año 400. En 1555 aparece un librito con un título interminable: Suma de la doctrina cristiana presentada en forma de preguntas y respuestas y publicada por primera vez, para uso de la infancia cristiana, por orden y autoridad de su Majestad el rey de los Rumanos, de Hungría y de Bohemia, archiduque de Austria.

   Primitivamente redactado en latín y traducido en seguida al alemán, el manual original alcanza rápidamente un gran éxito y se multiplica en libritos especializados, según la siguiente distribución:

  • -1555: Suma de la doctrina cristiana (222 preguntas), para los colegiales mayores y los estudiantes.

  • -1556: Catecismo menor (59 preguntas), a menudo junto a la cartilla, para uso de los principiantes.

  • -1557: Catecismo mediano (122 preeguntas), el de mayor difusión entre la gente.

   Naturalmente, los protestantes reaccionaron en seguida y con gran energía. El tímido Melanchton califica al autor de "cínico" (perro). El luterano Wigand se hace eco de este insulto y ataca al adversario : "Canisio es un perro que desgarra a dentelladas las sagradas escrituras y las coge por los pelos. Su catecismo es un sable que atraviesa las almas, las mata y se las presenta al diablo".

   Diecisiete años después de la muerte de su autor, el jesuita Mateo Arder pone las cosas en su sitio: "El bien realizado por el catecismo de Canisio, es inmenso. Se les explica a los jóvenes, se comenta en las iglesias, en las escuelas, en los colegios, en las universidades. Su autor sigue hoy hablando en múltiples lenguas: alemán, eslavo, italiano, francés, español, polaco, griego, húngaro, danés, inglés, escocés, e incluso en hindú y japonés. Su redactor ya puede ser llamado con toda justicia Doctor de las Naciones".

   De hecho, las estadísticas hablan por sí solas al mostrar el récord de reediciones de que hay constancia: doscientas en vida del autor, más de cuatrocientas cincuenta en total.

   Detengámonos ahora en una de las más conocidas dietas en las que Canisio participará, la dieta de Worms de 1557. Los diálogos se inauguran el 11 de septiembre de 1557. Melanchton (60 años), jefe de filas protestante, se muestra ofensivo hasta el insulto: "Nosotros rechazamos todas las herejías y principalmente las decisiones impías del pretendido concilio de Trento".

   Líder católico, Canisio subraya las divisiones luteranas y hace una pregunta con trampa que va a sembrar el desconcierto en el campo protestante: "¿Condenáis los errores de Calvino, Zwinglio, Ilírico?". En vista de las respuestas evasivas de sus correligionarios, Melanchton monta en cólera, y finalmente provoca la disolución de la asamblea. En estas circunstancias, Canisio no tiene dificultades para establecer el siguiente balance: " 1) Ante sus interlocutores desunidos, los católicos aparecen unidos; 2) Debido a sus variaciones, las diversas iglesias protestantes caen en el descrédito; 3) Los católicos recuperan y consolidan sus posiciones en toda Alemania."

   Nombrado provincial de la Alta-Germania (Alemania, Austria y Bohemia) en 1556, el responsable multiplica sus predicaciones que conocen un éxito esplendoroso. Un sermón de 1559 expresa sin ambages la lúcida visión del predicador acerca de la decadencia alemana. Los fieles de la diócesis de Augsburgo tienen que escuchar esas duras verdades. Ante este apostolado resplandeciente, se intensifican los ataques luteranos. Entre sus oleadas tumultuosas, destacamos el panfleto publicado en 1562 por el predicador Jerónimo Rauscher. El título mismo del folleto nos habla del tono que presenta: "Cien mentiras papistas groseras, desvergonzadas, sebosas, cebonas y pestilentes, por medio de las cuales, los llamados papistas defienden los artículos principales de su doctrina".

   Con calma y con mesura, Canisio responde por medio de preguntas vivas, acuciantes, actuales. El maestro interpela con educación al adversario, sin descender nunca al nivel de los insultos recibidos de éste.

   En 1565, Francisco de Borja, tercer general de los jesuitas, nombra a su compañero Pedro "visitador general de la Alta y Baja Alemania y de las Provincias renanas". Cada vez más, el titular de dicho cargo se va convirtiendo en el alma de la Acción católica del centro de Europa.

   En 1581, a la edad de sesenta años, Canisio recibe felicitaciones, pero también el traslado a un nuevo destino. De modo lacónico, la "obediencia" (orden de misión) que recibe, le asigna esta nueva tarea: "viajar a Friburgo para fundar allí el colegio de Saint-Michel". Sin rechiastar lo más mínimo, con una obediencia perfecta, parte hacia esta capital del cantón helvético, situada a mitad de camino entre Lausana y Berna (que distan cien kilómetros entre sí). Allí se va a integrar hasta el punto de convertirse, durante los dieciséis años que le restan por vivir, en el más célebre ciudadano de honor.

   Desde su residencia en Friburgo, el anciano jesuita escribe a muchos de sus amigos: Claudio Aquaviva, general de los jesuitas; Francisco Bonomio, nuncio apostólico; Carlos Borromeo, nombrado visitador en Suiza; Francisco de Sales, misionero en Chablais. Tras cuatro meses de cruel enfermedad -hidropesía complicada con un fuerte catarro-, el santo religioso muere el 21 de Diciembre de 1597. A propósito de este enfermo modelo, su enfermero anota en el cuaderno médico: "Nunca pide un alivio, abandonándose totalmente a sus superiores".

   Alemania y Suiza se muestran sumamente agradecidos a su intrépido evangelizador que supo evitarles el caer totalmente en el luteranismo. Todavía hoy, el estudio teológico de Innsbruck, capital del tirol austríaco, lleva el nombre de "Canisium". La sociedad de ayuda al clero funciona bajo la protección de este segundo apóstol de Alemania. Friburgo no le va a la zaga en esta gratitud activa. Visitadores y peregrinos pueden acceder al colegio Saint-Michel,que domina toda la ciudad, por las "escaleras de Pedro Canisio

   ¿Con qué quedarnos de esta maravillosa herencia, casi cuatro siglos después de la muerte del apóstol? Sin dudarlo un instante, propongo esta oración:

   "Señor, tú sabes en qué medida y cuántas veces me has confiado Alemania, de la que sigo preocupándome y por la que deseo morir. Tú eres quien -al igual que en Suiza- me ordena beber enn la fuente de tu corazón abierto. ¡Oh Salvador mío¡"

   Estando en Friburgo el 21 de diciembre de 1597, después de haber rezado el santo Rosario, exclamó lleno de alegría y emoción: "Mírenla, ahí esta. Ahí está". Y murió. La Virgen Santísima había venido para llevárselo al cielo.

   El Sumo Pontífice Pío XI, después de canonizarlo, lo declaró Doctor de la Iglesia, en 1925.

ORACIÓN

Oh Dios,  que confirmaste con tu virtud y doctrina al Santo Confesor Pedro Canisio, para defender la fe católica: concede bondadoso que sus ejemplos y consejos, tornen a la salud a los que vagan lejos de ella, y los espíritus de los fieles perseveren en la confesión de la verdad. Por J. C. N. S.

27/IV NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN

 FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN

(Patrona de Argentina, Uruguay y Paraguay)

27/IV SAN ANTIMIO, Obispo y Mártir

27 de Abril

SAN ANTIMIO, Obispo y Mártir
El demonio, cuando profiere una mentira,
habla como quien es, por ser de suyo
mentiroso y padre de la mentira.

(Juan, 8, 44).

 San Antimio era obispo de Nicomedia, cuando el emperador Diocleciano envió unos soldados para que se apoderaran de su persona. Lo encontraron los soldados y le preguntaron si conocía a Antimio; él los condujo a su casa, dióles un espléndido festín y, después, declaróles que era el hombre a quien buscaban. Los soldados quisieron salvarle valiéndose de una mentira, pero el santo obispo rehusó este favor; tanto los instó que, por fin, lo condujeron ante el emperador. Éste lo hizo decapitar. Corría el año 303 de nuestra era.    
  
MEDITACIÓN
SOBRE LA MENTIRA

I. Nunca se debe mentir, bajo ningún pretexto; pues siempre la mentira es pecado que nos asemeja al demonio, padre de la mentira, y borra de nuestra alma la cualidad de hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, que es la Verdad misma. Hemos de sufrir la muerte, como San Antimio, antes que consentir en una mentira, por leve que parezca. Una mentira no es cosa de poca importancia, pues ofende a Dios infinito y omnipotente. No mires como leve nada que ofenda a Dios. (Salviano) .
   
II. Perjudicas a tu prójimo cuando le hablas contra tu pensamiento; lo engañas, introduces, en cuanto de ti depende, la discordia en la sociedad. Si todos los hombres fuesen mentirosos, ¿a qué extremos no llegaríamos? Injurias a Jesucristo, que es testigo de tu mentira, pues los cristianos, al decir de San Agustín, no sólo son los miembros de Jesucristo, sino que deben ser también los órganos de su voz. ¿Dices tú muchas mentiras? Examínate sobre este punto.
  
III. Hay personas cuya vida es una mentira continua; engañan a todo el mundo mediante su hipocresía. ¡Oh! ¡cuán raros son aquellos que quieren parecer lo que son! Dios te ve tal cual eres; en vano te ocultas a los ojos de los hombres, Dios es tu juez. Al final todo se descubrirá, se conocerán tus imposturas, a luz plena se verá la verdad. Se puede ocultar la verdad por un poco de tiempo, no se la puede hacer desaparecer, la iniquidad puede triunfar por un instante, pero no reinar siempre. (San Agustín).   


Huir de la mentira
Orad por la conversión
de los pecadores.

ORACIÓN
   Dios todopoderoso, mirad nuestra flaqueza, ved cómo nos agobia el peso de nuestros pecados y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Antimio, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

26/IV SANTOS CLETO Y MARCELlNO, Papas y Mártires

26 de Abril

SANTOS CLETO Y MARCELlNOPapas y Mártires
Haced, pues, penitencia y convertíos,
a fin de que se borren vuestros pecados.

(Hechos de los Apóstoles, 3,19).

   San Cleto, discípulo de San Pedro, murió mártir después de un pontificado de doce años. Fue el primer Papa que utilizó en sus cartas la fórmula: Salud y bendición apostólica.
   San Marcelino, 
sucesor de San Cayo, gobernó a la Iglesia con tanto celo como sabiduría. "Junto con otros tres cristianos, Claudio, Cirino y Antonino, fue decapitado", por confesar la fe de Cristo, después de haber sufrido calumnias e innúmeras angustias, bajo la persecución de Diocleciano(1).   
  
MEDITACIÓN
SOBRE LA DESCONFIANZA
EN UNO MISMO
   
I. Nada hay más frágil que el hombre; abandonado a su debilidad, es capaz de cometer los mayores crímenes. San Pedro prometió al Salvador que habría de morir antes que abandonarlo y, por unas  palabras de una sirvienta, por tres veces renegó de su divino Maestro. ¿Qué más apto para hacernos temblar y para inspirarnos una saludable desconfianza en nosotros mismos? ¿Si han caído las columnas de la Iglesia, qué no nos sucederá a nosotros, que somos débiles como cañas? Señor, he caído por mi propia flaqueza; sólo por vuestra bondad me he levantado. (San Agustín).
   
II. Si has caído en alguna falta, aunque fuese el más horrible de todos los crímenes, no te desanimes por ello; la bondad de Dios sobrepuja infinita mente a tu malicia. Vuelve a tu Padre; Él te espera, te llama y está preparado para recibirte; antes te cansarías de ofenderle que Él de perdonarte.
   
III. ¿Quieres corregirte de tus faltas? Prevé y huye de las ocasiones en las cuales has sucumbido; si no lo haces, las mismas causas producirán los mismos efectos. Examina tu vida y verás que las ocasiones y las compañías peligrosas son las que, todos los días, te hacen recaer en los mismos pecados. Un piloto no se acerca sino temblando al escollo donde antes naufragó; un convaleciente no se atreve siquiera a tocar el fruto que lo enfermó; solamente el pecador busca las ocasiones en las que se perdió. ¿Qué necesidad hay de ir a tal parte, donde cada día es preciso vencer o perecer? (San Jerónimo).

La desconfianza en uno mismo
Orad por el Papa.

ORACIÓN
   Pastor eterno, considerad con benevolencia a nuestro rebaño y guardadlo con protección constante por vuestros bienaventurados mártires y soberanos pontífices Cleto y Marcelino, a quienes constituisteis pastores de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.



*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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    (1) Para la última parte de la noticia biográfica de San Marcelino, hemos traducido directamente de la Lección V (II Nocturno), 26 de abril del Breviario Romano (N. del T.)

    25/IV SAN MARCOS, Evangelista

    25 de Abril

    SAN MARCOS, Evangelista

    Tú, entre tanto, vigila en todas las cosas, soporta las
    aflicciones, desempeña el oficio de evangelista,
    cumple tu ministerio.
    (2 Timoteo, 4, 5).

      San Marcos, discípulo e intérprete de San Pedro, escribió el evangelio a ruego de los fieles de Roma y según las enseñanzas que poseía de San Pedro en persona. Lo aprobó éste y ordenó su lectura en las iglesias. Llevando, pues, su evangelio, partió San Marcos para Egipto, y fue el primero que anunció a Jesucristo en la ciudad de Alejandría, donde fundó una de las iglesias que más florecieron. Fue martirizado el día de Pascua, mientras celebraba el Santo Sacrificio de la misa. Algunos días antes un ángel le había mostrado su nombre escrito en el libro de la vida. Acaeció su muerte alrededor del año 74 de la era cristiana.   

     MEDITACIÓN SOBRE  LAS
    LAS MÁXIMAS DEL EVANGELIO
    Y LAS MÁXIMAS DEL MUNDO

    I. El Evangelio es el testamento de Jesucristo, el documento auténtico en el que nos manifiesta su voluntad. Nos instituye sus herederos, a condición de que cumplamos fielmente sus mandamientos. Leamos, pues, el Evangelio, no sea que los olvidemos. Meditemos las verdades eternas que contiene; una sola, bien comprendida, bastaría para nuestra santificación.

    II. El mundo también tiene su evangelio, completamente opuesto al de Jesucristo. El Señor nos ordena despreciar las riquezas y llevar nuestra cruz, y perdonar a nuestros enemigos; el mundo aconseja buscar las riquezas, huir de la cruz, y vengarse de los enemigos. Cristo recomienda la humildad y la mortificación; el mundo, buscar los honores y los placeres. Examina qué espíritu te guía: ¿es el de Jesucristo o el del mundo?

    III. No trates de convencerte de que los preceptos del Evangelio son para religiosos y no para laicos. No hay dos Evangelios como no hay dos paraísos, uno de los cuales estaría destinado para los religiosos que hacen penitencia, y el otro para los seglares que no hacen nada para salvarse. Dios en su Evangelio habla para todos los cristianos; cuando manda algo, todos están obligados a obedecerle. Aun debieras observar todos sus consejos, en la medida en que te sea posible, porque sería despreciar a Dios no seguir sus advertencias. Mas, ¡ay! los cristianos de nuestro tiempo se contentan con creer en el Evangelio, sin tomarse el trabajo de practicarlo. Siempre tienen el Evangelio en los labios, y su vida está en completo desacuerdo con el Evangelio. (San Cipriano). 

    La fe
    Orad por la conversión de África.

    ORACIÓN

       Oh Dios, que habéis honrado a San Marcos con el ministerio de la predicación del Evangelio, haced que siempre saquemos fruto de sus enseñanzas y que nos proteja con sus oraciones. Por J. C. N. S.



    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    24/IV SAN FIDEL DE SIGMARINGA, Mártir

    24 de Abril

    SAN FIDEL DE SIGMARINGA, Mártir

    Os intimamos, hermanos, en nombre de Nuestro 
    Señor Jesucristo, a que os apartéis de cualquiera de 
    vuestros hermanos que proceda desordenadamente.
    (2 Tesalonicenses, 3, 6).

       Desde su infancia, este santo estuvo adornado de todos los dones de la naturaleza y de la gracia. En cargado por una familia noble de acompañar a tres jóvenes en un viaje a través de varios estados de Europa, trató de inspirarles el amor a la religión y el gusto a la piedad, más con sus ejemplos que con sus palabras. Algunas injusticias que no pudo impedir en el ejercicio de su profesión de abogado lo impulsaron a huir de los peligros del mundo. Se hizo capuchino y obró tantas conversiones que los calvinistas resolvieron deshacerse de él. Cayó bajo sus puñales asesinos invocando los nombres de Jesús y de María, el 24 de abril de 1622.    

    MEDITACIÓN
    SOBRE LAS BUENAS
    Y MALAS COMPAÑÍAS

    I. Huye de las malas compañías; insensiblemente se insinúa el vicio e insensiblemente desaparece el amor a la virtud. Acaso resistas en un principio, pero terminarás siendo arrastrado. Te familia rizarás con el vicio y no te avergonzarás ni de decir, ni di hacer lo que dicen o hacen los demás. ¡Desdichado! ¿Acaso tu misma experiencia no te ha demostrado ya cuán peligrosas son las malas compañías? Mira las faltas ajenas como una vergüenza, nunca como un ejemplo. (San Euquerio). 

    II. El demonio no tiene instrumento más poderoso para perder un alma que un mal compañero; es el intérprete de su voluntad y el ejecutor de sus órdenes. Inficiona el entendimiento con sus máximas dañinas; arrastra la voluntad con sus ejemplos perniciosos. Es como un pájaro, a quien el demonio mantiene en su trampa, que busca atraer otros a ella. Opón tú a sus máximas y a sus ejemplos las máximas del Evangelio y los ejemplos de los santos. 

    III. Abandona lo antes posible esa mala compañía; huye de los habitantes de Sodoma, o, de lo contrario, prepárate a perecer con ellos. Rompe con esa amistad peligrosa; por más santo que te creas, te asemejarás a quien frecuentas. Conversa con las almas santas: insensiblemente te inspirarán el amor a la virtud y el horror al vicio.   

    Huir de las malas compañías
    Orad por la Iglesia.

    ORACIÓN

       Oh Dios, que habéis abrasado al bienaventurado Fidel con seráficos ardores de caridad, y que lo habéis coronado con la palma del martirio y con el don de milagros por su celo en la propagación de la fe, os suplicamos en nombre de sus méritos e intercesión, que de tal modo nos confirméis en la fe y en la caridad por vuestra divina gracia que podamos permanecer fieles hasta la muerte en vuestro servicio.  Por J. C. N. S.



    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    23/IV SAN JORGE, Mártir

     23 de Abril

    SAN JORGE, Mártir

    Combate valerosamente por la fe,
    conquista la vida eterna
    para la cual fuiste llamado.
    (1 Timoteo, 6, 12)

       Es un Santo oriental, cuya devoción se extendió del oriente hacia el occidente como los rayos del sol, debido a su noble origen, su atractiva juventud, su brillante inteligencia, su firme devoción, y el gran entusiasmo que irradiaba de sus ojos mientras montaba su caballo presidiendo la guardia real. Finalmente, muchos fueron los suplicios que soportó, con gran valentía, en defensa de su fe cristiana.
       Nació en Capadocia, en el año 280, en una familia noble y cristiana. Su padre, Caratos, murió mártir por su fe cristiana -después de esto su madre lo llevó a su pueblo natal: Ledd, en Palestina. Acudía San Jorge a las reuniones de los primeros cristianos; allí recibió las enseñanzas de los Evangelios y una sólida educación, formándose su carácter- Dotado de una gran bizarría, notables condiciones físicas y de excepcional gallardía, sintió inclinación por la carrera de las armas; se incorporó al ejército del Emperador, llegando en poco tiempo, a ser nombrado capitán de una división.
     ¡Qué hermosa victoria la que este generoso soldado de Jesucristo obtuvo contra los tiranos! Diocleciano, que le había conferido el cargo de tribuno en recompensa de su valor, se lo quitó para castigar su fidelidad a Dios. Fue desgarrado con una rueda erizada de espadas, se le hizo rodar sobre el cuerpo una enorme piedra, se le sumergió en cal viva: salió vencedor en todos estos combates. Pidió entrar en el templo de los ídolos; fue allí conducido y, con una sola palabra, derribó todas las estatuas. Fue, finalmente, degollado, hacia el año 303.


    MEDITACIÓN SOBRE
    EL PERFECTO SOLDADO

    DE JESUCRISTO

    I. San Jorge fue fiel a Jesucristo. El emperador no escatimó promesas, ni amenazas, ni tormentos para relajar su fidelidad; con todo, nada fue capaz de hacerla vacilar. ¿Cómo soportas tú los sufrimientos? ¿Si se pusiese a prueba tu fidelidad, preferirías antes perder bienes, honores y vida, que la fe? ¡Ay! una palabra te espanta, la prosperidad de un día te hace olvidar a Dios. ¿Cómo resistirías la cólera de los tiranos, tú que no puedes resistir las burlas de un amigo? (San Jerónimo) .
       
    II. El santo fue tan valiente como fiel, pues no retrocedió ante los más crueles suplicios cuando se trató de defender la causa de Jesucristo. A ti la menor dificultad te espanta, quieres ser santo, pero a condición de sustraerte a las dificultades que se encuentran en el camino de la santidad. Mucho ardor pones en hacer triunfar tus proyectos y empresas; ¿acaso hay un proyecto, una empresa más importante que la de tu salvación?
       
    III. La perseverancia es la virtud que debe asegurar tu salvación. Olvídate, pues, de las obras pasadas; considera lo que te falta para hacer; piensa en la corona que te espera, en Dios que es testigo de tus trabajos, en la eternidad que es la recompensa de éstos, y no te costará tanto sufrir. ¿Cuál es el santo que ha sido coronado sin pasar por la tribulación? Indaga, y verás que todos han sufrido adversidad. (San Ambrosio).

    La fidelidad a Dios
    Orad por los que son tentados.

    ORACIÓN
       Oh Dios, que para regocijar nuestras almas nos ofrecéis los méritos y la intercesión del bienaventurado mártir Jorge, concedednos, por vuestra gracia, las mercedes que os pedimos por su intermedio. Por J. C. N. S. Amén


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    22/IV SANTOS SOTERO y CAYO, Papas y Mártires

    22 de Abril

    SANTOS SOTERO y CAYO, Papas y Mártires

    Las aflicciones tan breves y tan ligeras  
    de la vida presente nos producen
    el eterno peso de una sublime
    e incomparable gloria.
    (2 Corintios, 4, 17).

       San Sotero, Papa, gobernó la Iglesia durante tres años y algunos meses, bajo el reinado del emperador Marco Aurelio. Después de haber dictado sabias leyes y dado grandes ejemplos de virtud, magnánima mente padeció el martirio.
       San Cayo, pariente próximo del emperador Dio c1eciano, fue también Sumo Pontífice. Se vio obliga do, para evitar la persecución, a ocultarse en las cata cumbas. Después de doce años de pontificado, recibió la corona del martirio, junto con su hermano Gabino, en el año de Jesucristo, 296.    

    MEDITACIÓN
    SOBRE LA RECOMPENSA DE
    NUESTROS TRABAJOS

    I. Lo que al presente sufrimos es poca cosa en comparación con la recompensa que nos espera. Por tanto, no debemos inquietarnos por los males que nos acaecen. Si comparamos nuestra vida de un momento con la eternidad que la sigue, y que será su premio, nuestras pruebas nos parecerán poca cosa. Todo lo que acaba es corto. (San Agustín).

    II. La recompensa que nos ha sido preparada en el cielo es eterna en duración e infinita en grandeza. ¿Por qué amamos tan ardientemente esta vida, que nos mantiene alejados de una tan completa felicidad? ¿Por qué no buscamos aquello por lo cual adquirimos una felicidad eterna? ¡Que Dios sea el único objeto de nuestros deseos. Él a quien veremos sin fin, a quien amaremos sin disgusto, a quien alabaremos sin fatiga! (San Agustín).

    III. La sola esperanza de poseer a Dios debe ya hacernos dichosos y ponernos contentos desde esta vida. Esta esperanza es la que da a los mártires la fuerza para soportar terribles tormentos, a los penitentes endulza sus lágrimas y austeridades. Contempla, pues, a menudo el cielo, y en viéndolo, di: ¡He ahí el trono que me prepara Dios! Todo pasa, sólo la eternidad perdura. Pasaron nuestros hermanos, pasamos también nosotros y nuestros descendientes nos seguirán. (San Euquerio).

    La paciencia
    Orad por los que sufren.

    ORACIÓN

       Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestros bienaventurados mártires y Soberanos Pontífices Sotero y Cayo, a quienes constituisteis pastores de toda la Iglesia.  Por J. C. N. S.



    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    20/IV SAN TEÓTIMO, Obispo y Confesor

    20 de Abril

    SAN TEÓTIMOObispo y Confesor

    ¿Tan necios sois, que habiendo comenzado
    por el Espíritu, termináis ahora en la carne
    ?
    (Gálatas, 3, 3).

       San Teótimo honró a Dios entre los pueblos bárbaros de la Escitia, a los cuales instruía en la fe, tanto por medio de conversaciones piadosas cuanto por sus predicaciones. Un bárbaro alzó la mano para apoderarse de él y quedó inmóvil en el aire hasta que el Santo hubo hecho oración por él. Esos pueblos, asombrados por su extraordinaria abstinencia, por su dulzura, por su caridad y milagros, llamábanle dios de los romanos. Murió hacia el año 403.    

    MEDITACIÓN
    SOBRE LAS CAUSAS DE NUESTRO
    RELAJAMIENTO EN LA VIRTUD
       
    I. Tengamos cuidado de no relajar nuestro fervor en el servicio de Dios. Dios, a quien servimos, es constante e inmutable; es siempre el mismo, no amengua su amor por nosotros; imitemos esta constancia. Repasemos en nuestro espíritu los años transcurridos: ¿no hemos sido antes más fervientes que ahora? Acuérdate de dónde has caído. Haz tus primeras obras, no sea que otro reciba tu corona. (Apocalipsis).
       
    II. Nuestra relajación tiene, de ordinario, dos causas: la primera, es una excesiva confianza en nuestras buenas obras pasadas. Una vez que hemos confesado los pecados que nos hacían temer el infierno, ya pensamos que podemos vivir seguros. Mas, ¡cuán infundada es nuestra confianza! Aun en el caso de que estuvieras seguro de estar en gracia de Dios, ¿quién te asegura que perseverarás en ella hasta la muerte? Tiembla, y trabaja seriamente en tu salvación. El demonio inspira la tranquilidad a fin de que las almas se pierdan más fácilmente. (San Euquerio).
       
    III. La otra causa de relajamiento en el servicio de Dios es que nos cansamos en el camino de la virtud: las austeridades, las mortificaciones, y esta vida que contraría enteramente a la naturaleza, disgustan al cuerpo. Sublévase el espíritu al pensamiento de una penitencia de acaso cuarenta y cincuenta años. Mas, ¿quién te ha prometido ni siquiera un día de vida? No pienses sino en el día en que vives, en la acción que ejecutas al presente. Hazla bien, y no te atormentes de gusto por un porvenir incierto. Pasemos santamente el tiempo de nuestra vida, ya que tan rápidamente se desliza. Nuestros días pasan veloces; plegue a Dios que pasen bien. (San Cesáreo).

    El fervor
    Orad por el aumento de la virtud

    ORACIÓN
       Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Teótimo, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación.  Por J. C. N. S.


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

    INTRODUCCIÓN

    Acerca de la Santa Misa