ACTO DE DESAGRAVIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 ACTO DE DESAGRAVIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

(Febrero y días de carnaval)


¡Corazón amantísimo y afligidísimo de mi amado Jesús! Vos andáis buscando quien os consuele en estos días dignadoos estar expuesto en la Sagrada Eucaristía para mostrarnos que, aun en estos días, profanados con desórdenes y crímenes tan enormes, conserváis para con nosotros afectos, no de ira y venganza, como merecíamos, sino de paz y misericordia. Correspondiendo a vuestra imitación amorosa, vengo yo también a unirme con tantos siervos fieles, deseosos de mitigar con ellos la vehemencia de vuestras angustias y congojas, y resuelto a vivir todo este mes refugiado dentro de vos. Permitidme, humille ante vuestro acatamiento divino, en compañía de los Serafines que os están haciendo aquí la corte, y llore con ellos los muchos agravios que os he hecho y que tantos otros cometen contra Vos. ¡Ojalá pudiera yo impedirlos, aunque fuese a costa de mi sangre! ¡Pero cuán bien empleada la daría, con tal que Vos, oh Bien mío, no fueseis ofendido! Por lo menos, aceptad en reparación de tantas blasfemias y pecados como tienen lugar en estos días, aceptad todas cuantas alabanzas os tributan los Bienaventurados y el Corazón de María, que os ama y glorifica más que todos ellos juntos. Aceptad vuestros mismos merecimientos infinitos, y todos cuantos sacrificios se ofrecen en toda la Santa Iglesia. A todos quisiera asistir personalmente, para alcanzar de Vos, oh Fuente de amor, de piedad y de misericordia, la conversión de los pecadores y la perseverancia de los justos; dadnos a mí y a todos una vehemente contrición de nuestros pecados, para que, comenzando una nueva vida, os honremos y alabemos en el tiempo y en la eternidad. Amen.




28/II SAN ROMÁN Y SAN LUPICINO, Abades

28 de Febrero
SAN ROMÁN Y SAN LUPICINO, Abades

Haced penitencia, porque está cerca
el reino de los cielos. 

(Mateo, 3,2)

   San Román se había retirado, con su hermano Lupicino, al monte Jura, para hacer penitencia. Fue allí tan cruelmente tentado y atormentado por el demonio, que abandonó el yermo para volver al mundo; mientras lo hacía dio en el camino con una dama venerable que lo exhortó a la perseverancia. Volvió sobre sus pasos, y permaneció en esa soledad durante el resto de su vida, atrayendo a ella a muchos santos varones. Murió hacia el año 460. Sobrevivióle su hermano unos 20 años.

MEDITACIÓN
SOBRE LA PENITENCIA

I. Haz penitencia; ¿acaso no eres un pecador? y ¿qué más necesario para un pecador que la penitencia? ¿Por qué diferirla de hoy a mañana? El reino de los cielos está cerca; acaso mueras pronto, y si no pagaste tus deudas, ¿qué harás? ¿Qué mortificaciones hiciste? Te quieres convencer de que se ha de dejar la penitencia para los que se metieron en un convento; y yo te digo que las personas de mundo la necesitan más que los religiosos, porque más caen en pecado.
   
II. Pero, ¿cómo hacer Penitencia? Has abandonado a Dios para amar a las creaturas; desásete de las creaturas para amar sólo a Dios. Castiga tu cuerpo con austeridades, pues ofendió a Dios con el pecado. No te engañes en esto, la penitencia debe afligirte; debe arrancarte, si es posible, suspiros del corazón y lágrimas de tus ojos, por no decir sangre, de tus venas.
   
III. Persevera en este áspero ejercicio hasta el fin de tu vida. Estuvo San Román a punto de perder el fruto de sus trabajos por no haber tenido coraje para atacar desde un principio, y vencer, las dificultades que encontraba en la penitencia. ¡Cuán agradables te resultarán esos esfuerzos y sufrimientos si de tiempo en tiempo consideras las espantosas austeridades de tantos insignes ermitaños, si piensas en lo que Jesucristo sufrió por ti! Busquemos hasta el fin de nuestra vida aquello que nos procurará felicidad sin fin. (San Euquerio).

La esperanza
 Orad por los peregrinos.

ORACIÓN
   Haced, Señor, que la intercesión de los santos Román y Lupicino, abades, nos haga agradables a Vuestra Majestad, y que obtengamos por sus oraciones las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.
   
*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

    28/II SAN ROMÁN Y SAN LUPICINO, Abades

    28 de Febrero

    SAN ROMÁN Y SAN LUPICINO, Abades

    Haced penitencia, porque está cerca
    el reino de los cielos. 

    (Mateo, 3,2)

       San Román se había retirado, con su hermano Lupicino, al monte Jura, para hacer penitencia. Fue allí tan cruelmente tentado y atormentado por el demonio, que abandonó el yermo para volver al mundo; mientras lo hacía dio en el camino con una dama venerable que lo exhortó a la perseverancia. Volvió sobre sus pasos, y permaneció en esa soledad durante el resto de su vida, atrayendo a ella a muchos santos varones. Murió hacia el año 460. Sobrevivióle su hermano unos 20 años.

    MEDITACIÓN
    SOBRE LA PENITENCIA

    I. Haz penitencia; ¿acaso no eres un pecador? y ¿qué más necesario para un pecador que la penitencia? ¿Por qué diferirla de hoy a mañana? El reino de los cielos está cerca; acaso mueras pronto, y si no pagaste tus deudas, ¿qué harás? ¿Qué mortificaciones hiciste? Te quieres convencer de que se ha de dejar la penitencia para los que se metieron en un convento; y yo te digo que las personas de mundo la necesitan más que los religiosos, porque más caen en pecado.
       
    II. Pero, ¿cómo hacer Penitencia? Has abandonado a Dios para amar a las creaturas; desásete de las creaturas para amar sólo a Dios. Castiga tu cuerpo con austeridades, pues ofendió a Dios con el pecado. No te engañes en esto, la penitencia debe afligirte; debe arrancarte, si es posible, suspiros del corazón y lágrimas de tus ojos, por no decir sangre, de tus venas.
       
    III. Persevera en este áspero ejercicio hasta el fin de tu vida. Estuvo San Román a punto de perder el fruto de sus trabajos por no haber tenido coraje para atacar desde un principio, y vencer, las dificultades que encontraba en la penitencia. ¡Cuán agradables te resultarán esos esfuerzos y sufrimientos si de tiempo en tiempo consideras las espantosas austeridades de tantos insignes ermitaños, si piensas en lo que Jesucristo sufrió por ti! Busquemos hasta el fin de nuestra vida aquello que nos procurará felicidad sin fin. (San Euquerio).

    La esperanza
     Orad por los peregrinos.

    ORACIÓN
       Haced, Señor, que la intercesión de los santos Román y Lupicino, abades, nos haga agradables a Vuestra Majestad, y que obtengamos por sus oraciones las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.
       
    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

    MISA DEL DOMINGO DE QUINCUAGÉSIMA

    DOMINGO DE QUINCUAGÉSIMA

    Estación en San Pedro
    (Semidoble de 2ª clase  - Ornamentos morados)
    INTROITUS Ps. 30, 3-4 - Esto mihi in Deum protectórem, et in locum refúgii, ut salvum me fácias: quóniam firmaméntum meum, et refúgium meum es tu: et propter nomen tuum dux mihi eris, et enútries me. Ps. ibid., 2. In te, Dómine, sperávi, non confúndar in ætérnum: in justítia tua líbera me, et éripe me. V. Glória Patri.
       Introito -  Sé para mí un Dios protector y un lugar de re fugio, para salvarme; porque Tú eres mi fortaleza y mi asilo; y por Tu Nombre me guiarás y me sustentaré. Ps.: Oh Señor, en Ti tengo puesta mi esperanza: no que de yo para siempre confundido: sálvame, pues eres jus to, y líbrame. Gloria al Padre... Sé para mí...
      Oración-Colecta
    ORATIO - Preces nostras, quæsumus, Dómine, cleménter exáudi: atque a peccatórum vínculis absolútos, ab omni nos adversitáte custódi. Per Dóminum.
         Escucha, te rogamos, Señor, nuestras súplicas según tu misericordia, y, libres de los lazos de nuestros pecados, presérvanos de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo. ..
    Léctio Epístolæ besti Pauli Apóstoli ad Corínthios. 1 Cor. 13, 1-13 - Fratres: Si linguis hóminum loquar, et Angelórum, caritátem autem non hábeam, factus sum velut æs sonans, aut cymbalum tínniens. Et si habúero prophetíam, et nóverim mysteria ómnia, et omnem sciéntiam: et si habúero omnem fidem, ita ut montes tránsferam, caritátem autem non habúero, nihil sum. Et si distribúero in cibos páuperum omnes facultátes meas, et si tradidero corpus meum, ita ut árdeam, caritátem autem non habúero, nihil mihi prodest. Cáritas pátiens est, benigna est: Cáritas non æmulátur, non agit pérperam, non inflátur, non est ambitiósa, non quærit quæ sua sunt, non irritátur, non cógitat malum, non gaudet super iniquitáte, congáudet autem veritáti: ómnia suffert, ómnia credit, ómnia sperat, ómnia sústinet. Cáritas numquam éxcidit: sive prophetíæ evacuabúntur, sive linguæ cessábunt, sive sciéntia destruétur. Ex parte enim cognóscimus, et ex parte prophetámus. Cum autem vénerit quod perféctum est, evacuábitur quod ex parte est. Cum essem párvulus, loquébar ut párvulus, sapiébam ut párvulus, cogitábam ut párvulus. Quando autem factus sum vir, evacuávi quæ erant párvuli. Vidémus nunc per spéculum in ænígmate: tunc autem fácie ad fáciem. Nunc cognósco ex parte: tunc autem cognóscam sicut et cógnitus sum. Nunc autem manent fides, spes, cáritas, tria hæc: major autem horum est cáritas.
       Epístola. (Tomada de la I" Carta de San Pablo a los Corintios(XllI, 1-13) Hermanos: Si yo hablara todas las len guas de los hombres y de los ángeles, y no tuviere caridad, sería como bronce que suena o campana que retañe. Y si tuviera el don de profecía, y conociese todos los misterios, y todas las ciencias, y tuviese toda la fe que trasladase los montes de una parte a otra, con todo, no tuviese caridad, nada sería. Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a los pobres, y entregase mi cuerpo a las llamas, mas no tuviese caridad, nada me aprovecharía. La caridad es paciente es benigna: la caridad no es envidiosa, no obra inconsideradamente, no se ensoberbese, no es ambiciosa, no busca sus provechos, no se irita, no piensa mal no se goza en la iniquidad, sino que se complace en la ver dad; todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, to do lo soporta. La caridad nunca fenece: aunque termine el don de profecías, y cese el don de lenguas, y se acabe el don de ciencia. Porque ahora sólo conocemos parcialmente, sólo profetizamos parcialmente. Mas cuando llegue lo que es perfecto, desaparecerá lo imperfecto. Cuando yo era niño, hablaba como niño, jugaba como niño, discurría como niño. Mas cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño. Ahora vemos a Dios como a través de un espejo y en el misterio; mas luego le veremos cara a cara. Ahora le conozco imperfectamente: mas luego le conoceré como soy yo conocido por Él. Ahora existen la fe, la esperanza y la caridad, pero de las tres la mayor es la caridad.
    Salmodia
      GRADUALE Ps. 76,15 et 16 - Tu es Deus qui facis mirabília solus: notam fecísti in géntibus virtútem tuam. V. Liberásti in bráchio tuo pópulum tuum, fílios Israël, et Joseph.TRACTUS Ps. 99, 1-2 - Jubiláte Deo, omnis terra: servíte Dómino in lætítia. V. Intráte in conspéctu ejus in exsultatióne: scitóte, quod Dóminus ipse est Deus. V. Ipse fecit nos, et non ipsi nos: nos autem pópulus ejus, et oves páscuæ ejus.Gradual - Tú eres el Dios que obra prodigios; hiciste co nocer a los pueblos tu poder. Con tu brazo libraste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y José.   Tracto. Moradores todos de la tierra, canten con júbilo las alabanzas de Dios: sirvan al Señor con alegría. Ven gan llenos de alborozo a presentarse ante su acatamiento. Tengan entendido que el Señor es el único Dios. Él es el que nos hizo, y no nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su aprisco.     
    Evangelio
     USequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam. Luc. 18, 31-43 - In illo témpore: Assúmpsit Jesus duódecim, et ait illis: Ecce ascéndimus Jerosólymam, et consummabúntur ómnia, quæ scripta sunt per prophétas de Filio hóminis. Tradétur enim Géntibus, et illudétur, et flagellábitur, et conspuétur: et postquam flagelláverint, occídent eum, et tértia die resúrget. Et ipsi nihil horum intellexérunt, et erat verbum istud abscónditum ab eis, et non intelligébant quæ dicebántur. Factum est autem, cum appropinquáret Jéricho, cæcus quidam sedébat secus viam, mendícans. Et cum audíret turbam prætereúntem, interrogábat quid hoc esset. Dixérunt autem ei, quod Jesus Nazarénus transíret. Et clamávit, dicens: Jesu, fili David, miserére mei. Et qui præíbant, increpábant eum ut tacéret. Ipse vero multo magis clamábat: Fili David, miserére mei. Stans autem Jesus, jussit illum addúci ad se. Et cum appropinquásset, interrogávit illum, dicens: Quid tibi vis fáciam? At ille dixit: Dómine, ut vídeam. Et Jesus dixit illi: Réspice, fides tua te salvum fecit. Et conféstim vidit, et sequebátur illum, magníficans Deum. Et omnis plebs ut vidit, dedit laudem Deo. Credo.  (Continuación del Santo Evangelio según San Lucas (XVllI, 31-43])    En aquel tiempo: Tomando Jesús consigo a los Doce, les dijo: "He aquí que subimos a Jerusalén, y todo lo que ha sido escrito por los profetas sobre el Hijo del hombre se va a cumplir. Porque  será entregado a los gentiles, se burlarán de Él, lo ultrajarán, escupirán sobre Él, y después de haberlo azotado, lo matarán, y al tercer día resucitará. Pero ellos no entendieron ninguna de estas cosas; este asunto estaba escondido para ellos, y no comprendieron de qué hablaba. Cuando iba aproximándose a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del cami no, y mendigaba. Oyendo que pasaba mucha gente, pre guntó qué era eso. Le dijeron: "Jesús, el Nazareno pasa". y clamó diciendo: "¡Jesús, Hijo de David, apiádate de mí!" Los que iban delante, la reprendían para que se callase, pero él gritaba todavía mucho más: "¡Hijo de David, apiádate de mí!" Jesús se detuvo y ordenó que se lo trajesen; y cuando él se hubo acercado, le preguntó: "¿Qué deseas que te haga?" Dijo: "¡Señor, que vea!" y Jesús le dijo: "Vé; tu fe te ha salvado". Y al instante  vio, y le seguía glorificando a Dios. y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
    Credo.
     OFFERTORIUM Ps. 118, 12-13 - Benedíctus es, Dómine, doce me justificatiónes tuas: in lábiis meis pronuntiávi ómnia judícia oris tui.  Ofertorio - Bendito eres Tú, Señor; enséñame tus preceptos. Con mis labios he pronunciado todos los oráculos que  han salido de tu boca.
    Oración-Secreta
     SECRETA - Hæc hóstia, Dómine, quæsumus, emúndet nostra delícta: et ad sacrifícium celebrándum, subditórum tibi córpora, mentésque sanctíficet. Per Dóminum.     Haz, Señor, que esta Hostia borre nuestros pecados, y santifique los cuerpos y espíritus de tus servidores para celebrar dignamente este sacrificio. Por Nues tro Señor Jesucristo   
       Prefacio de la Santísima Trinidad
        Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:   Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro:
    COMMUNIO Ps. 77, 29-30 Manducavérunt, et saturáti sunt nimis, et desidérium eórum áttulit eis Dóminus: non sunt fraudáti a desidério suo.   Comunión. - Comieron y se hartaron; les concedió el Se ñor su deseo; no quedaron frustrados sus anhelos.
    Oración-Postcomunión

       POSTCOMMUNIO - Quæsumus, omnípotens Deus: ut, qui cæléstia aliménta percépimus, per hæc contra ómnia advérsa muniámur. Per Dóminum.      Te rogamos, Dios Todopoderoso, hagas que, habiendo recibido el alimento celestial, éste nos for tifique contra toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo...

    27/II SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, Confesor

    27 de Febrero

    SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, Confesor



       San Gabriel de la Dolorosa, en el siglo Francesco Possenti, nació en Asís el 1 Marzo 1838 en una aristocrática y numerosa familia. Su padre, que era el gobernador del Estado Pontificio le dio una educación cultural y social muy completa. Las crónicas describen al Santo como un joven de buen aspecto, brillante en sociedad y muy culto.
       A los dieciocho años, a consecuencia de una visión donde la Virgen lo invitó a hacerse religioso, entró como novicio en el convento de los Pasionistas de Morrovalle (MC), y después de haber cumplido los estudio filosóficos en Pievetorina (MC) en el 1859 llegó a la Isla de el Gran Sasso, para completar, en aquel retiro, su preparación teológica antes de ser ordenado sacerdote. En el convento se distinguió por su devoción y bondad de animo. Hacía oración horas enteras delante al crucifijo y tenía una especial devoción por la Virgen de los siete dolores a quien había dedicado su vida religiosa. Se enfermó de tuberculosis y murió el 27 de Febrero del 1862. Fue sepultado en la fosa común de los religiosos, en la capilla del Convento.
       La fama de su santidad se difundió en los pueblos circundantes y su tumba pronto se convirtió en lugar de peregrinaje. Se le atribuyen numerosos milagros y curaciones prodigiosas. En el año 1892 se introdujo la causa de su beatificación, siendo canonizado en el año 1920.

    ORACIÓN
       Oh Dios, que enseñaste a San Gabriel la asidua meditación de los dolores de tu dulcísima Madre, y que por Ella le sublimaste con la gloria de la santidad y de los milagros: danos por su intercesión y su ejemplo, asociarnos de tal modo al llanto de la Madre de Dios que nos salvemos por su maternal protección. Por J. C. N. S.  Amén

    27/II SAN LEANDRO, Obispo y Confesor

    27 de Febrero

    SAN LEANDRO, Obispo y Confesor

    Amarás al Señor Dios tuyo con todo tu corazón,
    y con toda tu alma, y con toda tu mente.
    (Mateo, 22, 37).
      

       De ordinario se representa a San Leandro teniendo en la mano un corazón envuelto en llamas, símbolo de su amor por Dios. Nombrado obispo de Sevilla, comunicó a su rebaño los ardores celestiales que consumían su alma, e ilustró a los arrianos con sus sabios escritos. Sus elocuentes predicaciones convirtieron a la fe a Recaredo, que fue el primer rey católico de España. Murió en el año 596.

    MEDITACIÓN
    SOBRE EL AMOR DE DIOS

    I. Debes amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente; es decir, tus pensamientos, tus palabras, tus acciones deben ser para Él; has de pensar sólo en Él, vivir sólo por Él, desear lo sólo a Él. Si lo posees, posees todo; si lo pierdes, pierdes todo. ¿Qué has amado hasta este momento? No lo podrías pensar sin avergonzarte. ¡Oh Jesús! hazte conocer de los hombres y te amarán. Porque te conozco poco es que te amo poco. (San Agustín).
       
    II. Ama a Dios más que a todas las cosas del mundo, pues Él excede infinitamente a todo lo que existe en el universo. Entra un poco en ti mismo; ¿tienes más amor por Dios que el que tienes por tus parientes, tus amigos, tus placeres, tus riquezas, tu felicidad? ¿Estás presto a perder todos esos bienes, y la vida misma antes que perder su amistad? Si note hallas en esta disposición, no amas a Dios; y aun que digas cien veces al día que lo amas de todo tu corazón, tus acciones desmentirían tus palabras. Ama al que es para ti todo la que existe de amable y de deseable. (San Bernardo).
       
    III. ¿Quieres saber si amas a Dios? Mira si observas sus mandamientos. Jesucristo mismo nos dice: Aquél que conoce mis mandamientos y los observa, ése me ama. Quien obre de otro modo, injustamente se lisonjea de amar a Dios; ¡Jesucristo promete y da tan grandes recompensas a los que lo aman y obedecen, y uno ni siquiera se inquieta por ello!

    El amor de Dios 
    Orad por la paz
    entre las naciones cristianas.

    ORACIÓN
       Oh Dios todopoderoso, haced que esta augusta solemnidad del bienaventurado Leandro, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.  Amén


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

    26/II SAN NÉSTOR, Obispo y Mártir

     26 de Febrero

    SAN NÉSTOR, Obispo y Mártir

    Resultado de imagen para san nestor obispo y martir
    Si es preciso gloriarme de alguna cosa, me gloriaré
    de aquéllas que son propias de mi flaqueza. 

    (2 Cor., 11, 30)

       Como supiese San Néstor que se le buscaba para ser martirizado, dijo adiós a todos sus servidores y se presentó a los soldados que iban a prenderlo. Le prometieron hacerle sumo sacerdote de los ídolos, si quería renunciar a la fe. Mas prefirió el oprobio de la cruz a todos los honores de la gentilidad. Se le extendió en el potro y se le puso en una cruz; en todas partes alababa a Dios, e invitaba a los demás a que lo reconocieran y lo adoraran con él.

    MEDITACIÓN
    SOBRE LA VERDADERA GLORIA

    I. Cristiano, ¿en qué haces consistir la verdadera gloria? Si tienes el espíritu del mundo, me responderás: "La verdadera gloria consiste en las riquezas, en las dignidades, en los honores, en el saber". Para adquirir esta falsa reputación, expónense los bienes, la salud, la vida, el alma. ¿Para qué te servirá esta gloria después de la muerte? ¿Qué importa a los condenados que los alaben donde ya no están, si son torturados donde están? (San Agustín).
       
    II. La verdadera gloria procede de Dios; servir a un tan grande Señor, es ya ser rey. ¡Qué dicha contar con la aprobación de Dios y de la corte celestial y esto por toda una eternidad! Además, ¿qué gloria humana puede compararse con la que los san tos reciben aquí abajo durante su vida y después de su muerte, y con la que gozan en el cielo? Ambicioso, he aquí algo con que contentarte: el mundo no tiene sino un falso esplendor, Jesucristo tiene para ti honores y recompensas sólidas y eternas; búscalos, si amas la gloria. Si nos seducen las riquezas y los honores, que sean las verdaderas riquezas y los verdaderos honores. (San Euquerio).
      
    III. Para adquirir esta gloria, es preciso des preciar la del mundo, es menester hacer grandes cosas, y soportar grandes sufrimientos por Jesucristo. He ahí los tres grados por donde se ha de subir a la gloria. ¿Has despreciado tú la gloria del mundo? ¿Qué cosa grande has emprendido por Jesucristo? ¿Qué has sufrido? Comienza por las cosas pequeñas: no te faltarán ocasiones, no faltes tú mismo en las ocasiones.

    La humildad
    Ruega por el acrecentamiento
    de esta virtud.


    ORACIÓN
       Dios todopoderoso, mirad nuestra flaqueza; ved cuán agobiados estamos bajo el peso de nuestros pecados, y fortificadnos por la intercesión del bienaventurado Néstor, vuestro mártir y pontífice. Os lo rogamos por J. C. N. S. Amén.


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

    25/II SAN TARASIO, Obispo y Confesor

    25 de Febrero

    SAN TARASIO, Obispo y Confesor

    Así como hemos llevado grabada la imagen
    del hombre terreno, llevemos también
    la imagen del hombre celestial.
    (1 Cor. 15, 49).

     San Tarasio fue cónsul, secretario de Estado y, en seguida, arzobispo de Constantinopla. En este último cargo dio los más hermosos ejemplos de caridad y humildad. Con sus propias manos servía a los pobres, diciendo que quería imitar a Jesucristo, que había venido a la tierra para servir y no para ser servido. Fue el alma del Concilio segundo de Nicea que, en el año 786, anatematizó a los iconoclastas o destructores de imágenes. De inmediato hizo reponer las imágenes de los santos en toda la extensión de su patriarcado.

    MEDITACIÓN
    SOBRE LA IMAGEN DE DIOS
       
    I. El hombre ha sido creado a imagen de Dios: su memoria, su inteligencia y su voluntad son imagen de un Dios en tres Personas. Debes, pues, hacer de suerte que estas tres facultades de tu alma se asemejen lo más posible a su modelo. Para esto, es preciso que la memoria continuamente se acuerde de la omnipotencia del Padre, que la inteligencia considere la sabiduría de Jesucristo, que se hizo hombre para salvar a los hombres, y que la voluntad se abrase toda con el fuego del Espíritu Santo. ¡Que Os ame, oh Dios, que sois la vida de mi alma! (San Agustín).
       
    II. El pecado desfiguró enteramente esta imagen de Dios impresa en tu alma, y la recubrió con la vergonzosa imagen del demonio, pues el pecador es semejante al demonio y no tiene rasgo alguno de semejanza con Dios. ¿A quién te asemejas tú? ¿Tus acciones no llevan impreso el sello de algún vicio?
     
       
    III. Has de devolver a tu alma su antigua belleza, Jesucristo es el modelo que debes tener continua mente ante tus ojos, a fin de hacerte semejante a Él. Para esto, es preciso tener la corona de espinas en la cabeza, la hiel y el vinagre en la boca, es preciso estar cargado de oprobios, sufrir todo, emprender todo por la gloria de Dios. Cada uno es el pintor de su propia vida: la voluntad dirige al pincel, las virtudes son los colores, y el modelo es Jesucristo. (San Gregorio Niceno).

    La devoción a las santas imágenes 
    por la conversión de los protestantes.

    ORACIÓN
       Oh Dios todopoderoso, haced que esta solemnidad del bienaventurado Tarasio, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de nuestra salvación. Por J. C. N. S. Amén.


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

    24/II SAN MATÍAS, Apóstol

    24 de Febrero
    SAN MATÍAS, Apóstol

    Cayó la suerte a Matías, con lo que fue agregado
    a los once Apóstoles.

    (Hechos de los Apóstoles, 1, 26)

       San Matías fue elegido por los apóstoles después de la Ascensión del Salvador para reemplazar al pérfido Judas. Congregados, los fieles oraron al Espíritu Santo para que les diese a conocer la persona que Él había destinado para este ministerio; en seguida, echaron suertes, y cayó la suerte a Matías. El nuevo Apóstol predicó el Evangelio a los pueblos de la Judea y de la Etiopía; su celo le atrajo el odio de los judíos, que lo lapidaron y le cortaron la cabeza.

    MEDITACIÓN
    SOBRE LA VOCACIÓN
       
    I. Dios nos destina a cada uno un género de vida en el que quiere que nos salvemos. Es un gran Rey que quiere servidores de toda suerte de estados, condiciones y empleos. ¿Es Dios quien te ha hecho abrazar el estado de vida en que te encuentras alistado? ¿No es acaso la vanidad, el deseo de amontonar riquezas o de gozar de placeres? Si por desgracia es así, corrige la mala intención que has tenido, y promete a Dios buscar en adelante sólo su gloria y su voluntad. En cuanto a ti, que aun estás libre a este respecto, sigue el camino que el Señor te indique.
      
    II. Pídele a Dios te haga conocer su santa voluntad a fin de escoger un género de vida en el que puedas trabajar para su gloria y tu salvación. No consultes ni la carne, ni el mundo, ni tus placeres, ni tus intereses; es a Dios a quien se debe pedir consejo. Las oraciones, las mortificaciones, las comuniones, los retiros te facilitarán esta importante elección. Observa la misma regla en tus acciones particulares de cierta importancia: pide consejo a Dios, Él te ilustrará con sus divinas luces.
     
    III. Sigue las inspiraciones del Cielo, una vez que las hayas conocido bien. Si San Matías no hubiera querido someterse a su elección para el apostolado, hoy no se celebraría su fiesta. Si durante la vida menosprecias a Dios que te llama, Él se burlará de ti en la hora de tu muerte; es lo que declara en el libro de los Proverbios: Te llamé, y no has querido escucharme, me reiré de ti en tu último día, y te haré objeto de irrisión.

    La obediencia a las inspiraciones de Dios
    Orad por los justos perseguidos.

    ORACIÓN
       Oh Dios, que habéis puesto a San Matías en el número de vuestros Apóstoles, haced, por su intercesión, que sin cesar experimentemos los efectos de vuestra inagotable misericordia. Por J. C. N. S. Amén.


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

    23/II SAN PEDRO DAMIÁN, Obispo y Confesor

    23 de Febrero

    SAN PEDRO DAMIÁN, Obispo y Confesor

    Asegúrote de cierto que de allí no saldrás
    hasta que pagues el último maravedí.
    (Mat., 5, 26).

       Pedro quedó huérfano desde muy joven y fue enviado a casa de uno de sus hermanos, ya casado, quien lo trató duramente y lo mandó a cuidar cerdos. Un día encontró una moneda de plata y la empleó en hacer celebrar una misa por el alma de su padre. Dios recompensó su piedad filial. Otro de sus hermanos, llamado Damián, lo recibió en su casa y lo hizo estudiar. Más tarde, Pedro se unió a los Ermitaños de la Santa Cruz, entre los cuales se distinguió por la austeridad de su vida. Esteban IX  lo nombró cardenal obispo de Ostia. Después de haber ilustrado su sede con sus eminentes virtudes, volvió a la soledad de Fuente Avellana. Murió en Faenza, en 1072, volviendo de Ravena, adonde el Papa lo había enviado a restablecer el orden y la obediencia a la autoridad pontificia.

    MEDITACIÓN
    SOBRE COMO ALIVIAR
    A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

    I. Debes socorrer a las almas del purgatorio con tus oraciones y tus buenas obras. La caridad te obliga a ello con relación a todos los cristianos, que son hermanos tuyos. Lo exige la justicia con relación a tus amigos ya tus parientes: te dejaron sus bienes con la condición que socorrieras a su alma. Acaso esté ella en el purgatorio por amarte demasiado; en cambio no tienes compasión por ellos, te diviertes mientras ellos arden en las llamas. Ten piedad de mí, ten piedad de mí, tú por lo menos, que eres mi amigo, pues me ha tocado la mano de Dios. (Job).
        
    II. Tú puedes aliviar a estas almas santas haciendo celebrar misas, comulgando, ganando indulgencias, ayunando, orando a Dios por ellas. Ellas no pueden sacarse a sí mismas de ese lugar de dolor; pero pueden obtenerte gracias del Cielo aun estando todavía en el purgatorio. Socórrelas e invócalas en tus necesidades, y experimentarás los efectos de su poder y de su agradecimiento.

    III. Si haces esta caridad a los demás, Dios permitirá que los demás rueguen por ti después de tu muerte. No te fíes, sin embargo, en esto; haz tú mismo, durante esta vida, todo el bien que puedas hacer para expiar las penas que debes por tus pecados. Las limosnas, las penitencias, las buenas obras que hagas, mucho abreviarán tu purgatorio. No cuentes con tus herederos, acaso se olvidarán de ti una vez que ya gocen de tus bienes. Evita, cuanto puedas, los pecados veniales, puesto que son castigados tan rigurosamente en la otra vida. ¡Ay! ¡cuántos cometes cada día!

    La devoción a las almas del purgatorio
    Orad por vuestros parientes difuntos.

    ORACIÓN

       Oh Dios todopoderoso, dignaos concedernos la gracia de seguir los consejos y ejemplos del bienaventurado Pedro, tu confesor pontífice, a fin de que por el desprecio de las cosas terrenales obtengamos los gozos eternos. Por I. C. N. S. Amén.


    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

    22/II LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA

    22 de Febrero

    LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA

    Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia;
    y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella;
    y a ti te daré las llaves del reino de los cielos.
    (Mat., 16, 18-19)

       La Iglesia celebra en este día la toma de posesión, por San Pedro, del obispado de Antioquía. Bien merecido tenía esta ciudad de que su primer obispo fuese el Príncipe de los apóstoles y Vicario de Jesucristo, pues en ella los fieles hacíanse cada vez más numerosos, y allí, por vez primera, tomaron el bello nombre de cristianos que han conservado después. San Pedro trasladóse posteriormente a Roma y estableció en ella su sede episcopal definitiva.

    MEDITACIÓN
    SOBRE LA SANTA IGLESIA
       
    I. Hay una sola Iglesia, porque hay un solo Dios, y tú tienes la dicha de estar en esta Iglesia. ¿Has agradecido a Dios esta merced ? Puesto que hay una sola Iglesia, es menester que los hijos de esta Iglesia tengan un solo corazón y una sola alma, a imitación de los primeros cristianos. ¿Qué haces tú para mantener la paz y la caridad con tu prójimo? En el amor al prójimo es donde se conocerá si eres discípulo de Jesucristo.
      
    II. La Iglesia es santa, porque Jesucristo su cabeza es santo, porque sus primeros fundadores son santos, porque un gran número de sus miembros son santos, en fin, porque su doctrina, sus ceremonias, sus sacramentos son santos. He aquí una buena cantidad de medios y de motivos para que te hagas santo. ¿Eres digno hijo de esta Iglesia? Compara tu vida con la de los primeros cristianos que, perseveraban noche y día en oración, y entregaban sus bienes a los apóstoles para que los distribuyesen a los pobres.
      
    III. Se la llama católica, es decir, universal, por que está esparcida por toda la tierra y porque admite en su seno a toda clase de personas. Se la llama apostólica, porque viene de los apóstoles que la establecieron en el mundo mediante su santidad, su doc trina y la efusión de su propia sangre. Si quieres ser digno hijo de la Iglesia católica, abre tu corazón, ama a todos en Jesucristo. Jamás hagas algo que deshonre el título que llevas. Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. (San León).

    El celo por la salvación de las almas
    Orad por toda la Iglesia.

    ORACIÓN
       Oh Dios, que al confiar a San Pedro, vuestro Apóstol, las llaves del reino de los cielos, le disteis el poder de atar y desatar, concedednos por su intercesión la gracia de ser librados de las cadenas que nos sujetan al pecado. Vos, que siendo Dios, vivís y reináis por todos los siglos de los siglos. Por J. C. N. S. Amén.
      



    *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

      21/II BEATO PIPINO DE LANDEN, Confesor

      21 de Febrero
      BEATO PIPINO DE LANDEN, Confesor

      Atendemos a hacer el bien, no sólo delante de Dios,
      sino también delante de los hombres.
      (2 Cor. 8, 21).

         Pipino, duque de Brabante, halló el medio para unir la piedad con las riquezas, la santidad y la humildad con las grandezas del mundo. Supo conciliar el favor del rey sin perder la amistad de Dios. Acercábase a menudo al tribunal de la penitencia, siempre con los pies desnudos y los ojos llenos de lágrimas. Sus principales consejeros fueron dos santos obispos. Gracias a sus consejos, vivió en el mundo sin dejarse seducir por sus falsas máximas ni corromperse con sus malos ejemplos. Murió en el año 646.

      MANERA DE VIVIR
      COMO HOMBRE DE MUNDO
      y COMO BUEN CRISTIANO
         
      I. No debemos tener miedo de disgustar a los hombres, de atraernos su desprecio y de llegar a ser objeto de sus burlas, si ello es necesario para hacer que Dios nos ame y estime. Hemos de salvarnos, cueste lo que cueste. De lo dicho, sacamos dos conclusiones: nada debemos hacer contra Dios por temor a los hombres, y nada debemos omitir de lo que pueda contribuir a su gloria, con la mira puesta en atraernos su estima y su amistad. No trabajamos para los hombres: ellos no nos recompensarán ni nos castigarán después de esta vida; Dios sólo nos puede hacer felices durante la eternidad.
         
      II. Se puede, sin embargo, vivir como hombre de mundo y como buen cristiano, pues las máximas del Evangelio están de acuerdo con la razón. Sé bueno y afable, haz bien a todo el mundo, aun a tus enemigos; ponte por debajo de todos los demás mediante una sincera humildad, nunca hables mal de nadie; de esta manera cumplirás con todos los deberes de un hombre de mundo y de un buen cristiano.
        
      III. Ten cuidado, empero, de no dejarte llevar de la vanidad. No cumplas estos deberes de cortesía, no ejerzas esta caridad, no practiques esta humildad, con el fin de conquistar una alta reputación; ten sólo la intención de agradar a Dios, cuyos mandamientos cumples, cuya imagen consideras en tu prójimo. Si así te comportas, serás doblemente recompensado: los hombres te admirarán, y Dios te estimará. Por lo contrario, si trabajas para los hombres, te pagarán sólo con ingratitud y Dios no te recompensará; para facilitarte la práctica de esta virtud, ve siempre a Dios en la persona de tu prójimo. ¿Viste a tu prójimo? Has visto a Dios. Clemente de Alejandría).

      La piedad
      Orad por vuestros parientes.

      ORACIÓN
         Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un nuevo motivo de júbilo en la solemnidad del bienaventurado Pepino, vuestro confesor, haced que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, imitemos la que vivió en la tierra. Por J. C. N. S. Amén.

      *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

      19/II SAN GABINO, Mártir

      19 de Febrero

      SAN GABINO, Mártir

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      No me avergüenzo del Evangelio.
      (Romanos, 1, 16)
       
         San Gabino, después de la muerte de su esposa, fue ordenado sacerdote. Fue de gran ayuda para el gobierno de la Iglesia, al lado de San Cayo, su hermano, que Sucedió al Papa Eutiquio. Recorría los bosques, penetraba en las cavernas, donde la persecución obligaba a refugiarse a los cristianos; con frecuencia pasaba las noches en el hueco de las rocas, y, para fortificar a esos generosos atletas, allí ofrecía el Sacrificio divino. Su celo le mereció la palma del martirio.

      MEDITACIÓN
      SOBRE EL EVANGELIO
         
      I. Un cristiano debe creer todo lo que se dice en el Evangelio; debe escuchar cada una de sus palabras como si Jesucristo mismo le hablase, dice San Agustín. ¿Crees verdaderamente en todas las Verdades del Evangelio? ¿Crees que Jesucristo ha muerto por ti, que existe un infierno para los pecadores y un paraíso para los justos? ¡Ah! si tuvieses fe viva, si creyeses firmemente en estas verdades, ¿qué no harías para ganar ese paraíso y para evitar ese infierno?
         
      II. No basta creer lo que nos enseña el Evangelio, es preciso que nuestra fe vaya acompañada de buenas obras, que mostremos con nuestros actos que creemos en el Evangelio. Crees por el testimonio del Evangelio que los pobres y los afligidos son bienaventurados, y rehúyes la pobreza y las aflicciones. ¡Veneras la cruz en los altares, y sientes horror por ella en tu corazón! ¿Hasta cuándo tus acciones desmentirán tu creencia? Toma el Evangelio, examina sus principales máximas: verás en este espejo el miserable estado de tu alma, y confesarás, con San Jerónimo, que nada es más fácil que parecer cristiano y nada más difícil que serlo en realidad. Lo que es grande, es ser cristiano, no el parecerlo. (San Jerónimo).
         
      III. No hay que avergonzarse de tomar la defensa del Evangelio contra los infieles, los herejes, los impíos y los malos cristianos. Debes estar pronto para derramar toda tu sangre por el Evangelio, y temes a menudo decir una palabra, exponerte a una burla por defenderlo contra un libertino. No me avergüenzo del Evangelio. (San Pablo).

      La fe
      Orad por los que sufren persecución.

      ORACIÓN
         Dios todopoderoso, haced, os suplicamos, que celebrando el nacimiento al cielo del bienaventurado Gabino, vuestro mártir, seamos fortificados por sus oraciones en el amor de vuestro Nombre. Por J. C. N. S. Amén.




      *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

      18/II SAN SIMEÓN, Obispo y Mártir

      18 de Febrero

      SAN SIMEÓN, Obispo y Mártir
      La cruz de Jesucristo es la puerta del paraíso.
      (San Juan Crisóstomo).
         
         Este santo, que era pariente de Jesucristo según la carne, y que tuvo el honor de morir en una cruz como Él, nos enseña que las cruces son favores conque Jesús honra a los que ama. Sucedió el santo a Santiago como obispo de Jerusalén, y después de haber dado admirables pruebas de su celo por la salvación de las almas, rubricó su paciencia padeciendo el suplicio de la cruz.

      MEDITACIÓN
      SOBRE LAS TRES
      CLASES DE CRUCES

      I. Nos atraemos cruces y aflicciones por nuestra imprudencia o por nuestros pecados; debemos soportar con paciencia esas aflicciones, puesto que nosotros somos su causa. Entra en ti mismo cuando estés afligido: pregúntale a tu alma por qué está triste, y a menudo encontrarás que tus cruces no son sino castigo de tu orgullo y de tu avaricia, o de algún otro pecado. Acúsate entonces a ti mismo por tus sufrimientos; cesa de ser pecador, y cesarás de ser desgraciado. En todas tus penas pregúntale a tu alma; interrógala: ¿No te sucede esto sino porque has abandonado al Señor tu Dios? (San Jerónimo).
         
      II. A veces soportamos cruces que no hemos merecido; nos asemejamos entonces al santo varón Job. Si tus enemigos te calumnian, si tus amigos te, traicionan, si la pobreza, la enfermedad o la deshonra te hacen gemir y pasar la vida en la tristeza, agradece a Dios de que te haya hecho partícipe de sus sufrimientos y de su cruz. ¿De qué te quejas, si te trata como trató a sus mejores amigos, como su Padre Eterno lo trató a El mismo? Sufre con Jesús y como Jesús.
         
      III. Los santos no esperan los sufrimientos; los piden y los buscan, corren a ellos como el avaro a su tesoro; ¡Y tú, por lo contrario, los huyes! No te engañes, nunca entrarás en el cielo sin la cruz; porque la cruz de Jesucristo es la puerta del paraíso. (San Juan Crisóstomo).

      El amor a la cruz
      Orad por los afligidos.

      ORACIÓN
         Dios todopoderoso, mirad nuestra debilidad, ved cuán agobiados estamos bajo el peso de nuestros pe cados, y fortificadnos por la intercesión de San Simeón, vuestro pontífice mártir. Por J. C. N. S. Amén.

      17/II SAN SILVINO, Obispo y Confesor

      17 de Febrero

      SAN SILVINOObispo y Confesor
      ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo,
      si es a costa suya, y perdiéndose a sí mismo
      ?
      (Lucas, 9, 25).
        
         San Silvino, apóstol de Flandes, había trabajado en su propia santificación antes de trabajar en la de los demás. Sólo de hierbas se alimentaba y de raíces; y se acostaba en la tierra desnuda y ataba sus miembros con una cadena de hierro. He aquí las armas de que se sirvió para atacar al demonio en un país en el que era adorado; ¿Podemos asombrarnos de que, predicando así con sus ejemplos más aun que con sus palabras, haya ganado tantas almas para Jesucristo?

      MEDITACIÓN
      SOBRE LA SALVACIÓN


      I. Las palabras del santo Evangelio, que hemos citado al comienzo, bastan por sí solas, según San Francisco Javier, para hacer que mejore su vida el alma que las medite. Piensa, pues, en ello: es preciso que te salves, he aquí tu única preocupación; para ello estás en este mundo, y no para adquirir riquezas, honores, o procurarte los gozos de la vida. Sin embargo, no pensamos en eso y, día y noche, pensamos en amontonar bienes perecederos.
       
      II. Es menester trabajar en nuestra salvación .de manera seria y eficaz. ¿Qué haces para esto? ¡Desdichado! sacrificas tu salud para adquirir ciencia, honores, riquezas, y apenas si piensas en santificar te! Dime, por favor: ¿para qué servirán, en la hora de la muerte, esas riquezas, esa alta reputación, esa ciencia? Has perdido todo si pierdes tu alma. Allí donde se pierde el alma, no hay ganancia posible. (San Cipriano).
       
      III. Es menester que sin tardar trabajes en tu salvación, pues el que difiere su conversión para el día de mañana corre gran riesgo de perderse. Distribuye tu tiempo de modo que el mundo no absorba toda tu vida. Comienza desde ahora a determinar lo que debes dar a Dios, llora el tiempo que sacrificaste a tus placeres, prepárate a dar cuenta de él. Demos a Dios algunos instantes de nuestra vida, no sea que la vanidad y las inquietudes miserables la consuman enteramente. (San Pedro Crisólogo).

      El cuidado de nuestra salvación 
      Orad por los que tienen cura de almas.

      ORACIÓN
      Haced, oh Dios omnipotente, que la piadosa solemnidad de San Silvino, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.





      *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

      16/II SANTA JULIANA, Virgen y Mártir

      16 de Febrero

      SANTA JULIANA, Virgen y Mártir


      El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
      (Lucas 21, 33)

         Santa Juliana, considerando el orden admirable c del universo, reconoció que era la obra de un Dios único y soberanamente poderoso, y abrazó la religión cristiana. Evilacio, prefecto de Nicomedia, pidió su mano, pero Juliana le respondió que no quería por esposo a un adorador de los falsos dioses. Evilacio, pasando entonces del amor al odio, la hizo azotar, cargar de cadenas y encerrar en una prisión. Mientras estaba en oración en su calabozo, el espíritu de las tinieblas se le apareció transformado en ángel de luz para persuadirla a renegar de su fe. Juliana deshizo el artificio haciendo la señal de la cruz, y para burlarse del demonio, lo cargó con sus propias cadenas.
         La condenaron a ser quemada viva, pero como las llamas no obraban con suficiente actividad, le cortaron la cabeza.

      MEDITACIÓN
      EL MUNDO
      ES UN GRAN LIBRO

      I. El mundo es un gran libro en el cual San Antonio aprendió a amar a Dios y Santa Juliana a conocerlo. En este libro hay creaturas que nos representan la bondad de Dios. El sol y la luna nos alumbran, la tierra nos da frutos y flores para nuestro alimento y nuestro recreo. Consideremos estas creaturas, y demos gracias a Dios que nos las dio como otras tantas prendas de su amor. ¡Ah! si la tierra nos ofrece a la vista tantas cosas admirables, ¿qué delicias no nos reservará el cielo? Si el destierro es tan hermoso, ¿cuánto no la será la patria? (SanAgustín),
        
      II. Al lado de esas creaturas tan admirables, hay otras, en el mundo, que nos molestan y nos incomodan. Si en ocasiones ponen a prueba tu paciencia, agradece a Dios que te recuerda, por este medio, que estás en un lugar de destierro y no en tu patria. Sufre con paciencia, diciéndote a ti mismo: Si tanto hay que sufrir en este mundo, ¡cuáles no serán los tormentos de los condenados en el infierno!
         
      III. Considera que en la tierra todo es pasajero, que en el cielo todo es eterno. Los hombres mueren, cambian las estaciones, sucédense los imperios, el mundo pasa, y tú también como él: tu vida y tus placeres huyen, lo que ves no es sino belleza fugitiva omejor dicho, un ligero rayo de la belleza permanente y eterna de Dios. (Tertuliano).

      La consideración de las obras de Dios
      Orad por la conversión de los infieles.

      ORACIÓN
         Que la bienaventurada Juliana, virgen y mártir, implore por nosotros vuestra misericordia, Señor, ella que siempre os fue agradable por el mérito de su castidad y por su valor en confesar vuestro Santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.

      15/II BEATO CLAUDIO DE LA COLOMBIÈRE, Confesor

      15 de Febrero

      BEATO CLAUDIO DE LA COLOMBIÈRE, Confesor


      Amaos recíprocamente con ternura
      y caridad fraternal. 
      (Rom., 12, 10)

         Nacido cerca de Lyon en 1641, Claudio de la Collombière entró en la Compañía de Jesús. Después de algunos años consagrados a la enseñanza, fue nombrado, a la edad de 33 años, superior en Paray-le-Monial. Encontró allí a Santa Margarita María de Alacoque, a la que estaba destinado por Dios para asistir en la propagación de la devoción al Sagrado Corazón y para dirigirla en las angustias espirituales que por entonces atravesaba. En seguida fue enviado a Londres, como predicador de la duquesa de York, que era católica. Fue puesto en prisión por los protestantes y condenado a muerte. Pena ésta que le fue conmutada por la de destierro. Murió en 1682.


      MEDITACIÓN 
      SOBRE EL AMOR AL PRÓJIMO


      I. Debes amar a tu prójimo como a ti mismo, porque has sido creado a imagen de Dios, y Jesucristo, que ha muerto por él, así te lo ha mandado. ¿Cómo observas este precepto? ¿Dónde está tu compasión por los pobres y miserables? ¡Ah! muy lejos de amar a tus hermanos, tu corazón está lleno de envidia, de cólera, de odio contra ellos. Jesucristo te tratará como hayas tratado a los demás.
        
      II. Debes amar a todos los hombres, porque Jesucristo ha muerto por todos y todos son tus hermanos en Jesucristo. Pero, hay infieles, herejes, pecadores... ¿Qué importa? ¿Te ha revelado Él acaso que no dejarán su infidelidad o el camino del vicio? Tal vez un día sean más grandes que tú en el cielo. Dios te amó cuando eras pecador, a fin de hacerte pasar del estado de pecado al de gracia. ( San Agustín).
       
      III. ¿Quieres saber si tu amor para con el prójimo es puro, sincero y según Dios? Mira si haces a los demás lo que quisieras que te hagan a ti. Si eres pobre, si estás afligido o enfermo. ¿no te gustaría ser socorrido y aliviado? ¿Te resultaría agradable ser maltratado, ser objeto de burla, calumniado, en una palabra, tratado como tratas a los demás? Aplícate esta regla. y descubrirás las faltas que cometes contra el prójimo. Según la medida con que midieres, serás medido, ha dicho Nuestro Señor Jesucristo.

      La caridad para con el prójimo
      Orad por el acrecentamiento
      de la caridad fraternal.

      ORACIÓN
        Señor Jesucristo, que os habéis dignado hacer del bienaventurado Claudio el servidor fiel y el amigo de vuestro Sagrado Corazón, acordadnos por su intercesión, que seamos revestidos con las virtudes e inflamados con los sentimientos de vuestro Corazón. Amén.


      *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

      14/II SAN VALENTÍN, Mártir

      14 de Febrero

      SAN VALENTÍN, Mártir
      Yo soy la luz del mundo: quien me sigue,
      no anda en tinieblas sino que tendrá
      la luz de la vida.
      (Juan, 8, 12)

         San Valentín, en su prisión, rogaba a Jesús que iluminase a los gentiles con los rayos de su divina luz. Asterio, lugarteniente del prefecto de Roma, oyó su plegaria, y le prometió creer que Jesús es la luz del mundo, si devolvía la vista a su hija. Púsose el santo en oración, y restituyó la vista a la ciega con lo que, Asterio, con toda su familia, se convirtió. Algunos días después, Valentín fue azotado y, finalmente, se le cortó la cabeza.

      MEDITACIÓN
      SOBRE LA GRACIA

      I. La gracia de Dios se parece a la luz, en que, aquélla como ésta, se da a todos. A nadie la rehúsa Dios, y es suficiente para salvarnos si la queremos aprovechar. ¡Cuánto reconocimiento debemos a Dios, especialmente nosotros los cristianos, que hemos sido colmados de gracias! ¿Cuántas has recibido? ¿No han sido inútiles? Aprovecha las que Dios te acuerda; trabaja mientras te alumbra la luz. Agradece a Dios por sus mercedes, no sea que ciegues la fuente con tu ingratitud.
        
      II. Tu inteligencia a menudo es iluminada por medio de estas gracias, que San Agustín llama rayos de la luz eterna. ¡Qué de veces Dios te ha hecho conocer claramente la vanidad del mundo y la solidez de los bienes del cielo! Alimenta esta luz celestial meditando con frecuencia las grandes verdades que la fe nos enseña. 
        
      III. Sería inútil esta luz si, después de haber iluminado la inteligencia, no excitase la voluntad a la práctica de las virtudes difíciles. Lo propio de la gracia es hacer obrar, enfervorizar el corazón del que la recibe, y disminuir las dificultades que suscita la virtud. ¿No es verdad que a veces te sientes atraído por Dios tan dulcemente que el sacrificio de ti mismo te parece fácil? Aprovecha los preciosos momentos de la gracia; son semejantes a una semillita que encierra un gran árbol: la eternidad depende de ese momento. (San Bernardo).

      El deseo de los sufrimientos 
      Orad por la conversión de los pecadores.

      ORACIÓN
         Haced, os suplicamos, Dios omnipotente, que celebrando el nacimiento al cielo de vuestro bienaventurado mártir Valentín, obtengamos por sus oraciones ser librados de todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S. Amén.
        


      *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

      INTRODUCCIÓN

      Acerca de la Santa Misa