14 de Octubre
SAN CALIXTO, Papa y Mártir
Dad gracias en todo tiempo
y por todo a Dios Padre,
en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
y por todo a Dios Padre,
en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
(Efesios, 5, 20)
San
Calixto gobernó la Iglesia bajo el reinado del emperador Heliogábalo.
Edificó una basílica al otro lado del Tiber, y agrandó las catacumbas
situadas sobre la vía Apia que desde entonces llevan su nombre. Opuso el
ayuno y las lágrimas a los goces insensatos de los paganos y todo
emprendía para extender el reino de Jesucristo. Su celo apostólico fue
coronado por el martirio, hacia el año 222, después de cuatro años de
pontificado. MEDITACIÓN: SOBRE LA INGRATITUD I.
Estás obligado a agradecer a Dios por todas las gracias que te ha
concedido. ¿Cuántas has recibido? Muchas conoces pero más aun ignoras.
¿Le has agradecido alguna vez que te haya creado, que te haya conservado
la vida? Te ha redimido, te ha hecho nacer de padres cristianos, te ha
dado riquezas, salud e ingenio. Agradécele todos estos favores. Señor,
soy todo vuestro, me ofrezco todo a Vos. II.
La ingratitud ciega la fuente de las gracias. Dios es celoso de su
gloria, no permite que le sea sustraída; no agradecerle, es privarlo del
honor que se le debe, es obligarlo a que no te conceda lo que después
le pidas. Dios mío, os daré gracias no sólo de la prosperidad sino
también de la adversidad, pues todo lo que me sucede, excepto el pecado,
es efecto de vuestra bondad para conmigo. Somos extrañamente ingratos:
no agradecemos a Dios sino cuando nos colma de bienes terrenos, que, sin
embargo, a menudo son perjudiciales para nuestra salvación. Aprendamos a agradecer a Dios no sólo en la prosperidad, sino también en la adversidad. (San Gregorio). III.
Hay tres grados en la ingratitud. El primero es olvidar los beneficios;
el segundo, devolver mal por bien; el tercero, servirse de los
beneficios recibidos para ofender al bienhechor. ¿Cuántas veces no te
has servido tú del ingenio, de la salud, de las riquezas o de los
talentos que Dios te ha dado, para ofenderle? Si olvidas a Dios cuando
te beneficia, Él te enviará aflicciones para volverte al cumplimiento de
tu deber. Aprende el orden de la divina Providencia: si no se reconoce a Dios en sus beneficios, se lo reconocerá en sus castigos. (San Cipriano). La humildad Orad por vuestros benefactores. ORACIÓN Oh
Dios, que veis nuestra impotencia para hacer el bien, dignaos
fortificarnos en vuestro amor mediante los ejemplos de vuestros santos.
Por J. C. N. S. Amén. |
*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)
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